¿A QUÉ SE LLAMA
PUESTA EN VALOR DE OBRAS DE ARTE?




Se llama PUESTA EN VALOR DE OBRAS DE ARTE al total de las acciones que conducen al máximo lucimiento visual de un conjunto de obras de arte: su colocación, ambientación, enmarcado, conservación, restauración e iluminación. Colocar "así nomás" una colección o exposición temporaria de obras de arte, por supuesto lo hace cualquiera. Pero disponerla correctamente PUESTA EN VALOR, sólo lo hace quien puede. Para PONER EN VALOR OBRAS DE ARTE con eficiencia, hace falta, aparte de los conocimientos técnicos indispensables, tener un ojo sensible, atento, curioso, que esté muy interesado en ver y, además, muy entrenado. Ese ojo, por lo general verá bastante más que el ojo del común de la gente. Ésto, es de vital importancia a la hora de disponer cada obra de arte adecuadamente PUESTA EN VALOR. Y si el profesional en sí es un tipo creativo, tanto mejor. Es muy común que el cliente, sea un coleccionista privado, un galerista, un rematador o el curador de un museo, se sorprenda. "A mí, jamás se me hubiera ocurrido", dicen ante la originalidad de muchas de las propuestas que les hace el profesional avezado en PUESTA EN VALOR DE OBRAS DE ARTE.

UN POCO DE HISTORIA



FOTO ALDO SESSA

UN POCO DE HISTORIA

Creo que mi primer contacto, del que tengo memoria, con la plástica, prestándole verdadera atención, fue con los dibujos de bastante buen nivel que hacía mi padre médico como aficionado. Y que ese primer encuentro fue determinante. Esos dibujos ejercían sobre mí una fascinación casi hipnótica. Percibía a los trazos que dejaba el lápiz sobre el papel como hilos que salían de su mina de grafito e iban tomando formas diferentes en cada nuevo dibujo. Ver cómo iban apareciendo los dibujos en el papel y corporizándose las distintas formas, me parecía absolutamente mágico. Y quise aprender ese ritual y poder oficiarlo. Tener ese poder creador que me parecía tan enorme y fantástico. Realmente lo deseaba. El hecho de dibujar y pintar desde chico, me sumó familiaridad con los rudimentos de la "cocina" del arte y me permitió tener una mirada más de un propio que de un extraño.
Muy seguido me valgo de un lápiz para expresar una idea. Desde joven tuve una fuerte sensación, casi la certeza de que mi vida estaría de un modo u otro ligada con el arte, hiciera lo que hiciera.
Ese verdadero amor a primera vista fue en aumento al transcurrir el tiempo. Y de forma totalmente natural, casi inadvertida, ese flechazo inicial se fue tornando en pasión.
La misma pasión que pongo siempre en todo lo que emprendo.
Esa misma pasión que, desde chico, me llevó a escudriñar en cuanto museo, galería de arte, anticuario, casa de remates, colección privada o rincón donde se pudiera ver arte o cosas lindas. O la que que pongo cuando se trata de hacer lucir a las obras y objetos de arte, a las tapicerías y textiles de todas las épocas y a las piezas arqueológicas al máximo de sus posibilidades visuales.
En todas las casas que hago, las obras de arte tienen siempre un papel fundamental, preponderante. Y son por lo general un inmejorable punto de partida para tratar plásticamente la iluminación de ámbitos con usos de lo más variados.
Hice la carrera de Bellas Artes, que me ayudó a ordenar mis ideas respecto de determinados temas visuales, a llamar a cada cosa por su nombre, y a descubrir a la Psicología de la Forma. Y pude entender el asombroso, complejo fenómeno de la percepción visual y cómo decodifica el cerebro los mensajes que le llegan a través del ojo.
Después vinieron años de docencia.
También investigué a fondo y experimenté el tema del marco, de las bases y de la PUESTA EN VALOR.
El marco, como decía José Ortega y Gasset en su 'Tratado sobre el Marco', es la boca del escenario, donde transcurre la acción.
Y también confirmé cómo un marco, si es el apropiado, puede exaltar a una obra y favorecerla, o cómo, si no lo es, puede también conspirar contra ella y hundirla sin más.
He hecho de ésta mi gran especialidad.
La que a diario ofrezco a decoradores, arquitectos, artistas plásticos, galerías de arte, coleccionistas, museos públicos y privados, empresas, clubes, consorcios e instituciones, etc.
Trabajamos cada tema en forma totalmente personal, cuidando los detalles al máximo. La suma de todos esos detalles da los buenos resultados. En lo nuestro, no se puede delegar.
Me siento un verdadero privilegiado por poder trabajar rodeado de tanta belleza y de hacer algo que me gusta y entusiasma tanto.

Pedro L. Baliña

UNA MULTITUD VIO LA VERSION AMPLIADA DE METRÓPOLIS, DE FRITZ LANG, EN BERLÍN



Un grupo de personas observa la versión restaurada de 'Metrópolis' de Frtiz Lang en la puerta Brandemburgo en Berlín.

Es la copia que se encontró en Buenos Aires.

BERLIN (De un enviado especial).- Una de las principales celebraciones de esta 60a. edición se concretó ayer con el estreno de la copia -digitalmente restaurada- de la versión ampliada de Metrópolis que se encontró en el Museo del Cine de Buenos Aires.
Luego de un ensayo matinal abierto al público, el clásico de Fritz Lang se exhibió anoche con acompañamiento de una orquesta de 100 músicos en el Friedrichstradtpalast de Berlín y, en simultáneo, en una multitudinaria exhibición al aire libre (con una nevada que no amilanó a los cinéfilos locales) en la plaza de Brandeburgo y en la ciudad de Fráncfort.
El film de Lang se estrenó en Berlín el 10 de enero de 1927, con una duración original de 153 minutos, pero al poco tiempo la productora alemana UFA y la Paramount acordaron lanzar en todo el mundo una versión muy recortada y bastante incoherente de 114. La copia encontrada en el museo porteño (de 145 minutos) es la que más se acerca a la que había concebido el genial director e incluye algunas escenas clave, como la que aclara el porqué del enfrentamiento entre el líder de Metrópolis y el inventor Rotwang, ambos enamorados de la misma mujer.
Antes de la exhibición (se vio la versión digital porque no se llegó a tiempo con la copia en fílmico), se presentaron algunas rarezas, como un testimonio del propio Lang sobre la película. La versión ampliada será editada este año en DVD por la Fundación Murnau, que encabezó el costoso y complejo proceso de restauración.
Fuente: LA NACIÓN

SE REMATÓ EN LONDRES EL 'AUTORRETRATO CON UN OJO MORADO' DE LUCIEN FREUD



Una empleada de la casa de subastas Sotheby's muestra el 'Autorretrato con un ojo morado' del artista británico Lucien Freud, el pasado 27 de enero, en Londres, antes de subastar la obra.

Foto Shaun Curry - AFP

COMIENZAN EN MAR DEL PLATA
LOS FESTEJOS POR EL BICENTENARIO.
1810 - REPÚBLICA ARGENTINA - 2010

Comienzan en Mar del Plata los festejos por el Bicentenario.

Mar del Plata con cien mil personas en la Rambla marcó el inicio de los festejos por el Bicentenario.

EL SECRETO DE SUS OJOS
OBTUVO EL PREMIO GOYA
AL MEJOR FILM HISPANOAMERICANO

Soledad Villamil, revelación.



RICARDO DARÍN Y SOLEDAD VILLAMIL

La película argentina El secreto de sus ojos, dirigida por Juan José Campanella y protagonizada por Ricardo Darín, obtuvo este domingo el premio Goya a la Mejor Película Hispanoamericana en la ceremonia de la XXIV de los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
El premio fue anunciado por el actor argentino Eduardo Blanco, quien había trabajado con Campanella en varias de sus películas anteriores, como El hijo de la novia y Luna de Avellaneda.
El film se impuso a La teta asustada, de la peruana Claudia Llosa, Dawson Isla 10 del chileno Miguel Littin, y Gigante del uruguayo Adrián Biniez.
Además, Soledad Villamil obtuvo el premio Goya del cine español a la mejor actriz revelación por su papel en El secreto de sus ojos.
La actriz, que no pudo estar presente en la gala, envió una carta que fue leída por su compañero de elenco, el español Javier Godino, en la que agradeció el premio "que me honra muchísimo" y destacó que "el trabajo de una actriz no está separado del entorno que la rodea", como una forma de compartirlo con sus compañeros.
En tanto, El actor argentino Alberto Ammánn consiguió el premio Goya del cine español al mejor actor revelación por su papel en Celda 211, de Daniel Monzón. Ammánn, nacido en Córdoba en Córdoba en 1978, recibió el Goya de manos de la actriz española Marisa Paredes, un premio conseguido por su papel de funcionario de prisiones en el drama carcelario dirigido por Monzón.
Por otra parte, la película española Celda 211, el drama carcelario dirigido por Daniel Monzón y protagonizado por Luis Tosar, se alzó como ganador indiscutible de la XXIV edición de los premios Goya, los galardones más importantes del cine español.
La película, que partía con 16 nominaciones, se llevó finalmente a casa ocho estatuillas, entre ellas tres de las cuatro principales: mejor film, mejor director y mejor actor principal.
Se enfrentaba directamente con Ágora, la producción más cara del cine español, dirigida por Alejandro Amenábar. El film sobre la Alejandría romana y la astrónoma Hypatia partía con 13 candidaturas y finalmente se alzó con siete galardones.
La gran perdedora de la noche fue El baile de la victoria, de Fernando Trueba, que aunque estaba nominada en nueve categorías no se llevó ningún premio.

RENACER EN "LA ESPERANZA CHICA", 1987.



LA ESPERANZA CHICA, CAPITÁN SARMIENTO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES.


Renacer en “La Esperanza Chica”

Misteriosa gama lejana
de azules montes que se divisan
bruma matinal que funde los contornos, desdibujándolos.
Sube el sol y meticuloso organiza la paleta
y mitiga el rocío
y con él pugna por multiplicar aún más los ya infinitos verdes.
La diafanidad se adueña del lugar:
lo quiere para sí para transformarlo y entregárnoslo.
Vastos mares de trigo agitan los vientos primaverales,
Provocando el vaivén de las olas
cuyas crestas maduran generosamente.
Un plátano acapara por un instante la luz
en su cambiante tronco casi de reptil.
El jazmín busca seducir y lo logra,
envolviendo al que se anima a pasar a su lado.
Imposible resistirse.
Como ocurre ante la frambuesa,
cuya carne nos ofrece voluptuosa.
¡Cómo negarnos!
Y con el hechizo de los reflejos
en el agua del estanque,
cuyas ondas impresionistas
no podría atrapar ningún pincel
por avezado que fuera.
O con el encanto de la glicina
que al viejo molino se aferra,
mostrando tímida y elegante
la frescura de su pálido medio luto.
O al inacabable juego de las calandrias
en el camino que va a la huerta.
Las copas de los Palustris
verdes también están
y sólo nuestra memoria
evoca la magnificencia de su colorida muerte otoñal.
Dos cedros como atlantes,
erguidos custodian el frente.
A veces se disputan
a la vieja palmera
que se mira y admira, narcisista,
en el espejo de agua contiguo.
Las calas estallan pertinaces y frescas
como queriendo contradecir
infundadas acusaciones de estar ligadas a los muertos.
El centenario ombú persevera.
Insiste en hacerse pasar por un accidente topográfico
de esa pampa en la que tiene plantadas sus raíces.
Y con aire de hermano mayor,
vigila a sus parientes exóticos.
Y ahí nomás, la avenida de paraísos
que amables invitan al verdor interior.
Roja vereda, roja pared
y rojo el ígneo zigzagueo del brasita
que nos confirma, una vez más,
en las ramas de los tilos,
o en los nítidos alambres,
que todo renace.
Volvamos a la casa,
roja vereda, roja pared,
almena, cenefa, reja,
techos de chapa de zinc…
¿Qué sería de todo esto si no existiera el jazmín?

Pedro L. Baliña
Capitán Sarmiento, 1987