NOTA SOBRE ILUMINACIÓN DE OBRAS DE ARTE
EN REVISTA D&D ARTE - Nro. 2



El cuadro que tengo atrás en la foto, está atribuido a Melchior d'Hondecoeter, pintor barroco holandés del siglo XVII. d'Hondeckoeter nació en 1636 y murió en 1695. A este cuadro, se le veían sólo cinco pájaros. Con la nueva iluminación halógena, se le pudieron ver veintidos más, amén de detalles y sutilezas. (Colección privada)

Cuando muy habitualmente me presentan como el “curador” en alguna exposición de obras de arte, yo contesto que no lo soy y que los curadores son mis parientes. Es que, viniendo como vengo, de dos familias de grandes médicos, cuando oigo barajar el término tan en boga de los “curadores”, tengo inevitables asociaciones con lo hipocrático. Mis parientes se dedicaron al arte de curar al prójimo. En cuerpo y alma. Yo, quizás de manera más egoísta, me dediqué al arte a secas. Y, si mi alma siempre tuvo una marcada compulsión hacia el arte, fue porque inconscientemente sabía que de otra manera hubiera terminado con chaleco de fuerza. Aunque me considero la oveja negra entre los guardapolvos blancos, termino las más de las veces usando términos o figuras muy relacionados con la medicina. Hecha ésta, toda una confesión, intentaré hilvanar algunos conceptos sobre la fascinante ciencia y arte de iluminar el arte. Todavía hay gente que no ha descubierto lo que puede llegar a resultar del encuentro entre su colección con sólo algunas de las infinitas posibilidades que nos ofrece la tecnología actual a través de la iluminación. Después de años y años de no pasar nada demasiado trascendente en el rubro, en los tardíos ‘70 y tempranos ‘80, con la irrupción de las lámparas halógenas, cambió el idioma de la iluminación mundial: ya nada volvería a verse como hasta entonces. (Es bueno aclarar que, como en muchos de sus grandes descubrimientos, el Hombre dio con las halógenas a partir de una casualidad: ¡las lámparas para proyectores de diapositivas!) Su menor tamaño posibilitó artefactos más sintéticos y disimulados, que desataron una verdadera revolución en el diseño. El rendimiento lumínico aumentó y bajó el consumo de electricidad, cosa vital para un planeta en permanente estado de crisis energética. La vida útil de las lámparas aumentó sensiblemente en comparación con todo lo preexistente. Y así podríamos seguir enumerando más y más ventajas. Que en términos generales la luz -como los colores- tiene una influencia enorme sobre el estado anímico de las personas, está descripto por especialistas del mundo desarrollado. Hoy no se concibe la vida cotidiana sin luz de muy buena calidad e intensidad, porque se sabe que ésta hace a la tan mentada calidad de vida. Pero yendo específicamente a la iluminación del arte, como aquellas frases de que “una imagen puede más que mil palabras” o “ver para creer” tienen absoluta vigencia, suelo hacerle al cliente una demostración práctica de lo que aconsejo. Todos se sorprenden y algunos hasta me confiesan que llegan a preguntarse cómo pudieron vivir tanto tiempo sin tener contacto con ella. Así como cada persona tiene sus propias necesidades lumínicas, donde siente su propio confort visual, cada vivienda, galería o museo y cada obra u objeto de arte, cada textil de todas las épocas, manufacturas y tamaños, cada pieza arqueológica, cada material, tiene requerimientos específicos en lo que a la iluminación respecta. Hay un tipo de luz, una intensidad, una temperatura de color, una incidencia de los haces, con los cuales lograremos que esa obra nos entregue lo mejor de sí. Creo que un buen iluminador de obras de arte debe conjugar lo artístico y lo técnico. Deberá tener, antes que nada, un agudo sentido de la observación, una buena dosis de sensibilidad artística, el feeling de la obra de arte, y además los conocimientos técnicos adecuados. A través de este manejo idóneo de los materiales y del conocimiento de algunos secretos y determinadas leyes básicas de lo plástico y de la Psicología de la Forma, podrá darle a cada obra lo que pide para brillar. Deberá conocer los mecanismos de la visión humana, cómo “trabaja” y reacciona el ojo ante los estímulos externos y cómo decodifica el cerebro lo que le llega a través de él. La luz apropiada revelará ante el observador -coleccionista, decorador o arquitecto, galerista, museólogo o anticuario- cuadros, esculturas, tapicerías y textiles, que ni siquiera sospechaba que existían –tan diferentes se verán-. Un antes y un después. La luz como fenómeno físico –igual que lo esencial para Saint-Exupéry- es invisible a los ojos. Sólo la veremos si rebota contra algún sólido o si atraviesa algo. De ahí que muchos directores de cine utilicen el recurso del humo para hacernos tomar conciencia de ella y crear determinados climas. Observemos las fotografías de las caminatas de astronautas en el espacio exterior: éste es absolutamente negro, a pesar de estar atravesado por la luz solar y a ésta sólo se la percibe cuando da contra la nave, en los trajes de los astronautas, en los reflejos de sus escafandras y en las caprichosas curvas de esos tecnológicos cordones umbilicales que los mantienen unidos a sus naves (de vuelta lo médico). Pero si sólo existieran el espacio y la luz, no nos sería posible verla. En una casa de familia, en una galería de arte, un museo o anticuario, universos muchísimo más chicos que el espacio sideral, cuando la luz pega en su justa medida y calidad en obras y objetos, se crea una de las maneras más atractivas, sensuales y sorprendentes de tomar cabal conciencia de ella y del sinfín de posibilidades que nos da hoy en día. Es que la definición de imagen, las calidades, las profundidades, el claroscuro, el volumen, los valores, las texturas, las veladuras y transparencias, las sutilezas, se perciben y se pueden apreciar en tanto y en cuanto exista la luz. La luz puede poner en valor una obra de arte, exaltarla o bien hundirla, según cómo esté usada -cualitativa y cuantitativamente-. En un país como el nuestro, donde la improvisación es moneda corriente, hay gente que se larga a iluminar arte de puro audaz o inconsciente, y otra que lo hace creyendo que así se ahorrará unos pesos. Salen de gira por los negocios del ramo, preguntan un poco aquí y otro allá, extraen de cada uno lo que creen conveniente, lo mezclan y firman ellos mismos sus “proyectos”. Sin embargo, minimizar estos temas y reducirlos a recetas fijas, suele traer dolores de cabeza. Cada obra y objeto de arte tienen necesidades lumínicas diversas. Y como los materiales son más bien caros y suelen no tener cambio, convendrá contratar los servicios de un profesional. Algunas personas toman conciencia cuando ya han pagado sumas ingentes por algo que dista mucho de ser lo apropiado. Y me estoy refiriendo a lo básico y elemental, a lo de batalla; ni hablar de sutilezas. La gente que está en el tema suele decir que “Alumbrar, alumbra cualquiera. Iluminar sólo quien puede”. El secreto de todo buen proyecto de iluminación de obras de arte está en el diagnóstico inicial que se haga in situ. Notará el lector que volví a caer en lo médico. El profesional serio evaluará concienzudamente el ámbito y su contenido, los diferentes tipos de obras, su ubicación en relación a los paños de pared y cielorrasos, sus técnicas y medios, las gamas predominantes, las calidades y texturas de la materia, los tipos de soporte, formato y disposición, los marcos, brillos y reflejos, la circulación de personas, la incidencia de los futuros haces de luz, las lámparas, artefactos y accesorios que se utilizarán para dar los efectos buscados, la seguridad del sistema lumínico diseñado y una cantidad de pequeños detalles que, al concretarse el proyecto, hagan que absolutamente nada desentone. Un dato fundamental a considerar es el envejecimiento y deterioro que la luz opera en el arte, sobre todo en las obras sobre papel -aunque hoy en día buena parte de las lámparas tienen filtro para los rayos UV, los ultravioletas, que son los que estropean y envejecen a los cuadros. Otro punto: es muy raro que una casa o un departamento nuevos estén preparados para una buena iluminación de obras de arte. Mucho menos los antiguos. A unos y a otros, hay que adaptarlos al idioma de la iluminación actual. Y esto es algo que debe hacerse con electricistas profesionales idóneos y conscientes, que presten la importancia que merece al tema de la seguridad eléctrica. Hay materiales que “toman” la luz de una forma muy especial. Es el caso del mármol blanco. En mis años de experiencia, recuerdo muy especialmente dos casos que me gratificaron mucho. Uno de ellos es el de un espectacular torso griego del año 450 a. C., que estuvo en el fondo del Mar Mediterráneo por siglos y que, una vez rescatado, fue traído desde Europa por un refinado personaje que dejó su huella en el arte, la arquitectura y la decoración argentinos. Una vez iluminado, ese torso parecía emitir él mismo la luz en vez de recibirla o reflejarla: rápidamente se convirtió en el centro de un living muy personal. El otro, es el de una escultura de Pablo Curatella Manes, una interesante versión de su obra La mujer del Tapado grueso, también en mármol de Carrara, perteneciente a una excelente colección privada nacional. Puse esa escultura sobre el lado izquierdo de una chimenea francesa, contrapesada por tres pequeños bronces con pátinas muy oscuras. Cerraba el conjunto un cuadro muy negro con marco Luis XIV de una gama media. Pedí a mis electricistas que pusieran el efecto destinado a la escultura de Curatella en un punto aparte, exclusivo para ella. Y se produjo lo que yo quería: el facetamiento de sus planos, trabajados por Curatella al modo de los cubistas, no sólo daba un efecto sorprendente, sino que en ese enorme living servía de “faro” para que a los hijos de los dueños de casa no les hiciera falta prender otra luz cuando volvían tarde. En los años que llevo haciendo ésto, tengo innumerables anécdotas. Pero por hoy me parece suficiente, quizás exista ocasión de otro capítulo.

CONSIDERACIONES AL MOMENTO DE ILUMINAR OBRAS DE ARTE 

Hoy en día, con la luz se pueden crear climas, resaltar lo que interesa y disimular lo que no. Esa es la tendencia más difundida: acentos en lo que importa y el resto ligado con semi-penumbra. Se trabaja con los contrastes y tratando de no dar una luz pareja, monocorde, como de oficina. Siempre conviene mezclar iluminación incandescente y halógena al hacer casas privadas. Utilizando únicamente halógena, el efecto general será frío y vulgar. Una casa es mucho más interesante y atractiva iluminada a partir de sus planos verticales. Y si dichos planos contienen obras de arte bien dispuestas y adecuadamente iluminadas, tanto mejor - incluso los ambientes parecerán más grandes-. Las dicroicas son las integrantes más populares de la gran familia de las lámparas halógenas. Como tienen la particularidad de mandar las nueve décimas partes del calor que emiten para atrás a través del proyector, son buenas para iluminar cosas tan disímiles como alhajas dispuestas en exhibidores (ya que no despegan los engarces) y cosas tan perecederas como flores o pescados sin aportarles calor. Las arañas antiguas suelen ser muy lindos artefactos y dan muchísimo ambiente, pero aportan pésima luz a la mayoría de las obras. Por lo general producen espejamiento en las pinturas al óleo o en las obras sobre papel, que llevan vidrio obligatoriamente, debido a que los haces de luz inciden perpendicularmente sobre ellas en vez de hacerlo en forma oblicua. Quedan muy bien reguladas bien bajas, cuando parecen velitas de torta de cumpleaños y los acentos a las obras de alrededor se dan con lámparas halógenas. A las tapicerías antiguas no conviene iluminarlas desde muy cerca para que no parezcan relieves como resultado de la luz rasante. Los wall-washers (bañadores de pared) son lo mejor que ha salido: con ellos se logra un nivel parejo de luz desde arriba hasta abajo. Quedan realmente espectaculares. Regular lámparas halógenas más allá del 10 % del recorrido de un reóstato o dimmer, les acorta la vida útil porque se inhibe el proceso por el cual se regeneran sus filamentos. Cuando uno gira la perilla del dimmer el 10 % de su recorrido total, el efecto lumínico baja un 33 %. Si hay que bajar tanto un efecto determinado, puede que convenga poner una lámpara más débil o de ángulo de apertura de haz más abierto. Como regla general, podemos decir que reguladas demasiado bajo, a las lámparas halógenas se les reduce la vida útil mientras que a las incandescentes se les aumenta. El buen iluminador de obras de arte hace un buen papel cuando su proyecto realmente hace lucir a la obra iluminada, cuando no se destacan los efectos lumínicos en sí mismos y los artefactos o accesorios utilizados, y todo dentro de un contexto general de armonía.


FOTO LUCILA BLUMENCWEIG

* EL AUTOR ES PROFESOR NACIONAL EGRESADO DE BELLAS ARTES, DECORADOR E ILUMINADOR.

SE DEDICA A LA ILUMINACIÓN Y PUESTA EN VALOR DE OBRAS DE ARTE.
http://www.puesta-en-valor.com/

PABLO CURATELLA MANES

Nacionalidad Argentina
(Argentina, La Plata, 1891 – Argentina, Buenos Aires, 1962)
La femme au gros manteau
(La mujer del tapado grueso)
FECHA: ca. 1921/1923
TÉCNICA: Yeso
OBJETO: Escultura
Mide 40 X 27 X 17 cm
ORIGEN: Donación del autor, 1956
GÉNERO: retrato, figura, retorno al orden
ESCUELA: Argentina S.XX
ESTILO: Cubismo
UBICACIÓN: Sala 26 - Arte latinoamericano, 1910 - 1945 - Las vanguardias regionales
Inventario7241
Colección Museo Nacional de Bellas Artes
Buenos Aires, República Argentina

¿A QUÉ SE LLAMA
PUESTA EN VALOR DE OBRAS DE ARTE?

PEDRO ROCA Y MARSAL, Escuela Argentina, 1888, Actividad en el Puerto de Buenos Aires.

Se llama PUESTA EN VALOR DE OBRAS DE ARTE al total de las acciones que conducen al máximo lucimiento visual de un conjunto de obras de arte: su colocación, ambientación, enmarcado, bases, conservación, restauración e iluminación. Colocar "así nomás" una colección o exposición temporaria de obras de arte, por supuesto lo hace cualquiera. Pero disponerla correctamente PUESTA EN VALOR, sólo lo hace quien puede.Para PONER EN VALOR OBRAS DE ARTE con eficiencia, hace falta, aparte de los conocimientos técnicos indispensables, tener un ojo sensible, atento, curioso, que esté muy interesado en ver y, además, muy entrenado. Ese ojo, por lo general verá bastante más que el ojo del común de la gente. Ésto, es de vital importancia a la hora de disponer cada obra de arte adecuadamente PUESTA EN VALOR. Y si el profesional en sí es un tipo creativo, tanto mejor. Es muy común que el cliente, sea un coleccionista privado, un galerista, un rematador o el curador de un museo, se sorprenda. "A mí, jamás se me hubiera ocurrido", dicen ante la originalidad de muchas de las propuestas que les hace el profesional avezado en PUESTA EN VALOR DE OBRAS DE ARTE.

CONCURSO PREMIO MUSEO NACIONAL DE ARTE DECORATIVO AL COLECCIONISMO 2008




COLECCIÓN DE CALIENTAPIÉS DE CERÁMICA

RESULTADOS DEL CONCURSO PREMIO MNAD AL COLECCIONISMO - Edición 2008:

Categoría A (hasta 39 años al 15 de agosto de 2008):
Primer premio:
Pablo Eduardo Massolo, 32 años, Colección de Cascos de guerra.
Categoría B (a partir de los 40 años):
Primer premio:Raúl Horacio Álvarez: Colección de tapas de discos LP de vinilo, de 33 rpm.
En esta categoría, y en atención a la calidad de las colecciones presentadas, el Jurado decide otorgar Menciones Honoríficas a:
Pedro L. Baliña, Colección de calientapiés de cerámica.
Darío Isaac Roitman, Colección de sellos para lacre.
Agradecemos la participación de los coleccionistas que con gran entusiasmo acompañaron esta propuesta y compartieron su historia y sus tesoros con nosotros. ¡Hasta la próxima edición!

Fuente: Sitio Oficial del MNAD

LA NATURALEZA SIEMPRE NOS SORPRENDE
LAS PIEDRAS QUE SE MUEVEN SOLAS




Piedras de decenas de kilos se mueven sin explicación aparente.
En el conocido Valle de la Muerte, en los Estados Unidos, existe un fenómeno singular, se trata de piedras que parecen flotar sobre un desierto baldío que en algún momento fue fango.

Durante décadas, los científicos han teorizado explicaciones plausibles sobre esta anomalía, donde una piedra de varios kilos de peso es capaz de desplazarse varios cientos de metros "por sí sola". Muchos creen que este movimiento se debe al fuerte viento, pero eso no explica que piedras de diferente tamaño y peso se muevan a un ritmo paralelo y en diferentes direcciones. Además, los cálculos físicos tampoco apoyan esta teoría, ya que para que algunas piedras se movieran se necesitarían vientos de velocidades superiores a cientos de kilómetros por hora.
El viento puede mover piedras pequeñas, ¿pero cómo mueve algunas de varias decenas de kilos?

EL PARTENÓN DE ATENAS



EL PARTENÓN DE ATENAS

El más hermoso y representativo de los edificios de Atenas, y de toda Grecia. Se comenzó a construir en el 447 a.C. siguiendo el proyecto de los arquitectos Ictinos y Kalícrates bajo la supervisión del maestro Fidias, quien estuvo al cargo de la dirección de la construcción de todos los monumentos de la Acrópolis ateniense, durante el gobierno de Pericles. Las obras se terminaron hacia el año 438 a.C.
La naos está dividida en tres estancias para cobijar en su interior a la estatua de Atenea Crecrops y Erecteo. El mármol fue lo único utilizado en su construcción, incluso las tejas del techo de dos aguas.
Acontecimientos que hicieron que el Partenón tenga su aspecto actual:
-1208-1258: albergó en su interior una iglesia bizantina.
-1458: se convierte en una mezquita.
-1687: fue sede de un polvorín turco, que estalló y destruyó gran parte del edificio al volar por los aires los explosivos.
-1801-1803: los ingleses hablan con el gobierno griego, para expoliar los frisos y partes escultóricas más ricas (en detalles). Muchas de estas piezas se exhiben en museos como la National Gallery de Londres.
-1894: se produjo uno de lo terremotos más importantes de la historia del país.
-Actualmente se llevan acabo labores de conservación.
Se construyó para colocar en su interior la estatua de la diosa Atenea Parthenos, patrona de la ciudad, representada en estilo crisoelefantino.
El templo del Partenón es dórico, períptero y octástilo. Está regido por una fórmula matemática, que hace que las columnas de los laterales es igual al número de las columnas del frente por dos y más uno.
La impresión de elasticidad que producen sus líneas es el resultado de la curvatura de los elementos que aparentemente son rectilíneos. Se corrigen los posibles defectos ópticos con efectos como el éntasis de la columnas, etc.
Curiosamente presentaba un aspecto diametralmente opuesto al actual. En vez de completamente blanco, éste se encontraba policromado con colores muy vivos como el rojo, el azul, el verde y algunos tonos dorados.

CÓMO ERA EL PARTENÓN

ALGUNAS DE LAS COLECCIONES TRATADAS

COLECCIÓN CONDE VITTORIO ASINARI DE BERNEZZO,
Buenos Aires, Argentina.


"Escena de Cocina", pintura al óleo sobre tela.
Sin firma, d'apres Van Ostade. Reentelada.
Marco de madera tallada y carey.
Mide 44 X 34 cm.
Ex
colección Lorenzo Pellerano.
Ex colección Dr. Rafael A. Bullrich.
Colección Conde Vittorio Asinari di Bernezzo.
Precio estimado: U$S 1.500/2.500.
Vendido por J.C. Naón y Cía. S. A., de Buenos Aires, el 13 de agosto de 2004 en U$S 2.900.

GRANDES COLECCIONES DE ARTE
LA ROYAL COLLECTION, REINO UNIDO



LUDOVICO MAZZOLINO, Italia, c.1522-6 , Guerreros, fragmento, Royal Collection, Buckingham Palace, Londres.