Según el Nuevo Testamento, ese lugar fue escenario de varios milagros y también el punto de partida del peregrinar del Nazareno que allí reclutó a los pescadores Pedro y Andrés.
Excavaciones en el sitio Et-Tell, donde habría estado ubicada la ciudad bíblica de Betsaida |
El
arqueólogo de la Universidad de Nebraska, profesor Rami Arav, asegura que,
luego de más de 30 años de investigación en el área en busca de esa ciudad
bíblica, ha podido determinar su ubicación en el sitio arqueológico de
Et-Tell, a orillas del río Jordán.
En
sus excavaciones, el equipo de arqueólogos pudo
desenterrar fortificaciones monumentales, almacenes de alimentos y la
puerta de la ciudad; vestigios todos que datan de la Edad de Hierro.
En
opinión de Rami Arav, esas ruinas pertenecen a la capital del reino de Geshur,
más tarde Betsaida. El lugar ya aparece mencionado en el Libro de Josué
-Antiguo Testamento- como una de las ciudades que rodean el Mar de Galilea (o
Lago de Tiberíades), con el nombre de Zer o Tzed, que sería la denominación
original de la antigua ciudad y que significa cacería y
también pesca en hebreo, y de la cual derivó luego el nombre
Betsaida, ciudad de pescadores.
Ahora
bien, la hipótesis de Arav no tiene aceptación unánime. Existen otras teorías
sobre la ubicación de Betsaida, como la de los profesores Steven Notley del
Nyack College de Nueva York y Mordechai Aviam del Kinneret College (Israel),
que sostienen que los restos de Betsaida se encuentran en otro sitio
arqueológico, situado sobre la misma ribera del Jordán que Et-Tell, y cuyo
nombre es El-Araj.
Allí
también, siempre según el relato de la Biblia, Jesús curó a un ciego y
caminó sobre las aguas. Pero tal vez el milagro más popular es el
de la multiplicación de los panes y los peces, episodio relatado en
el Evangelio de Lucas.
Y
concluye Lucas: “Comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobró,
doce cestas de pedazos”. (Lucas 9:10-17, Biblia Reina-Valera, 1960).
Rami
Arav replica que en El-Araj no existen vestigios de construcciones de la Edad
de Hierro, y que es un asentamiento posterior, que atribuye a los romanos.
Para
el Nuevo Testamento, es decir la sección de la Biblia que relata el ministerio
de Jesús, Betsaida fue escenario de varios momentos clave de ese
peregrinar. Jesús, nacido en Belén y criado en Nazaret, al llegar a la
edad adulta se encuentra con su primo Juan El Bautista, que lo bautiza y lo
reconoce como el Mesías que anunciaban los profetas. Jesús inicia entonces
un periplo que justamente comienza en Betsaida donde recluta a sus dos primeros
discípulos, Pedro y su hermano Andrés, ambos pescadores. “Seguidme y os haré
pescadores de hombres”, les dice, y ellos dejan las redes y las barcas y ya no
habrá marcha atrás. También Felipe, otro discípulo, era originario de
Betsaida. “Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de
Pedro”, dice el Evangelio de Juan.
En
su peregrinación, Jesús era seguido por muchas personas, cautivadas por su
mensaje. Aquel día, dice Lucas, Jesús se había retirado con los
discípulos “a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida”. Pero,
“cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino
de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados”. Cuando empezó a
anochecer, los discípulos, inquietos, le dijeron a Jesús: “Despide a la gente,
para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren
alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto”. Pero Jesús replicó:
“Dadles vosotros de comer”, a lo que los discípulos respondieron: “No
tenemos más que cinco panes y dos pescados”.
Había
cerca de cinco mil personas aquel día en Betsaida. “Hacedlos sentar en grupos,
de cincuenta en cincuenta”, ordenó Jesús, y “tomando los cinco panes y los dos
pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a
sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente”.
Y
concluye Lucas: “Comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobró,
doce cestas de pedazos”. (Lucas 9:10-17, Biblia Reina-Valera, 1960).
En Betsaida, dice la Biblia, Jesús alimentó a miles con cinco panes y dos pescados |
Hasta ahí, el relato bíblico. Volviendo a la arqueología, en el otro sitio, El-Araj, se encontró una moneda de plata, un denario, de tiempos del emperador Nerón, año 65 ó 66 d.C. También una casa de baños de la época romana con un pavimento de mosaico.
El
equipo arqueológico del Proyecto de Excavaciones de El-Araj, dirigido
por los ya mencionados Mordechai Aviam y Steven Notley, afirma que esa es la
verdadera ubicación de Betsaida. La tesis de que la ciudad bíblica estaba
ubicada en realidad en El-Araj y no en Et-Tell tiene un respaldo en el
libro del historiador judío Flavio Josefo (siglo I d.C.), que afirma que
el hijo de Herodes el Grande transformó Betsaida, una aldea de pescadores;
en una ciudad romana a la que bautizó Julias, en honor a Julia, la hija de
Julio César.
En
realidad son tres los asentamientos junto al mar de Galilea que han sido
relacionados históricamente con la antigua Betsaida: Et-Tell, El-Araj y
El-Mesydiah. En torno a ellos hay disputas arqueológicas. A comienzos de
agosto, un comunicado del Proyecto de Excavaciones de El-Araj aseguró que, según
excavaciones recientes en el lugar ubicado en la orilla norte del mar de
Galilea, “a partir de ahora (ese) debería ser considerado el sitio
principal para albergar la ciudad perdida de los apóstoles de Jesús”.
Por
eso las declaraciones del profesor Rami Arav pueden ser leídas como una réplica
a esa teoría y el indicio de que el debate no ha finalizado, y que otros
arqueólogos seguirán defendiendo a Et-Tell como la verdadera Betsaida, tal como
se lo pensó en los últimos 30 años, porque allí se encontraron vestigios del
período helenístico (siglo II a.C.) y del período romano (siglos I y II d.C.).
La
región es siempre atractiva para los arqueólogos y con frecuencia los
hallazgos son confrontados con los relatos bíblicos, muy conocidos, y que ya
son parte del imaginario colectivo. Atribuirse descubrimientos que puedan
corroborarlos es sin dudas una aspiración de muchos investigadores en la zona.
Una
emoción singular se vivió por ejemplo cuando, en el año 2009, y de modo casual, fue descubierta Magdala,
la ciudad de donde provenía María Magdalena, tal vez el personaje bíblico
femenino más relevante después de la madre de Jesús. El lugar había quedado
sepultado por un movimiento telúrico hacia fines del siglo I de la era
cristiana. Esa misma circunstancia hizo que Magdala quedara preservada tal como
era en los tiempos de Jesús; al menos a nivel de los cimientos de las
construcciones.