MURIÓ HERMENEGILDO Menchi SÁBAT, UN VERDADERO MAESTRO DEL ARTE
El gran dibujante tenía 85 años. Fue reconocido en todo el mundo por sus caricaturas y por su obra artística.
La denominada "fachada de Velázquez" en el Museo Nacional del Prado. (Foto: DPA)
Fue el 19 de noviembre de 1819 cuando, con un catálogo de 311 piezas de artistas españoles, abrió el Real Museo de Pintura y Escultura de Madrid, en un edificio que había sido diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva. Aunque antes había funcionado allí un gabinete de Ciencias Naturales y hasta un cuartel militar, el rey Fernando VII dio el impulso definitivo para que se transformara en un espacio dedicado a la difusión del arte.
Ahora, el Museo Nacional del Prado es uno de los más importantes de Europa y por año recibe a casi tres millones de personas. En noviembre próximo empiezan las celebraciones por los dos siglos de puertas abiertas, que se cumplen en 2019.
A diferencia de otros grandes salones europeos como el Louvre (París) o la National Gallery (Londres), donde se exhiben obras -prácticamente- de todas las escuelas y épocas, su colección ha sido formada, inicialmente, por unos pocos reyes aficionados al arte y, posteriormente, se ha completado con otros aportes. Así, en El Prado se encuentran, singularmente, obras de maestros europeos, muchos de ellos españoles, de los siglos XVI al XIX. Preserva, especialmente, trabajos de Velázquez, el Greco, Goya (artista con fuerte presencia en su patrimonio), Tiziano, Rubens y el Bosco. En algunos casos, más de un centenar de piezas por autor. A ellos se agregan pinceles tan importantes como los de Murillo, Ribera, Zurbarán y Rafael, entre otros.
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La primera versión de la novela fue tachada de “inmoral”. / Retrato tomado por Napoleon Sarony. Donna Ferguson - The Guardian
Una nueva edición de El retrato de Dorian Gray, con notas manuscritas de Oscar Wilde, revela hasta qué punto el escritor se debatía acerca de cuánto contenido homoerótico debía poner en su novela.
Es la primera vez que se publica -por ahora sólo en el mundo anglosajón- el manuscrito original de Wilde, que muestra cómo el autor censuró algunos de los párrafos románticos. Atenuó las referencias más abiertas a la naturaleza homosexual de la relación de Basil Hallward con Dorian y tachó la confesión de que “el mundo se vuelve joven para mí cuando sostengo su mano”.
El manuscrito también tiene pasajes -después quitados de la novela que conocemos hoy- que dejan en evidencia que Wilde quería conmocionar a sus lectores victorianos escribiendo sobre sentimientos homosexuales. Por ejemplo, esta declaración de amor de Basil a Dorian en la página 147: “Es totalmente cierto que te he idolatrado con mucho más romance del que un hombre debiera jamás consagrar a un amigo. De una manera en que nunca he amado a una mujer… Admito por completo que te he adorado locamente, extravagantemente, absurdamente”.
“El manuscrito muestra cómo trabajaba la mente de Wilde”, dijo Merlin Holland, nieto de 72 años del autor, que escribió un prefacio a la nueva edición. “Wilde había llegado a un punto en el que corría riesgo de hacerse respetable y convencional: en 1889 estaba casado, tenía dos hijos y vivía en el ligeramente bohemio barrio de Chelsea.
En su ensayo La decadencia de la mentira - publicado apenas unos meses antes de que empezara a escribir Dorian Gray -, Wilde se pronuncia en favor de una mayor imaginación en la literatura. “Creo que todo su propósito era escapar a lo que en La importancia de llamarse Ernesto su personaje Lady Bracknell llamaba la ‘novela en tres tomos de sensiblería repugnante por encima de lo común’”, dijo Holland. “No quiere, en esta circunstancia de su vida, acatar las normas y respetar las convenciones sociales. Su propósito es conmocionar y retorcerle la nariz al establishment, pero es lo suficientemente inteligente para saber que si va demasiado lejos, habrá problemas.”
El manuscrito fue publicado originalmente en 1890 por una revista mensual, Lippincott’s, y los críticos de la época lo describieron como “un libro ponzoñoso, cuya atmósfera está cargada de los olores fétidos de la putrefacción moral y espiritual” y escrito “para proscriptos de la nobleza y pervertidos del telégrafo”, en alusión a un burdel masculino donde empleados jóvenes de la Oficina General del Correo prestaban “servicios” fuera de hora a integrantes de la aristocracia.
Basándose en esas críticas, el librero WH Smith (“eternamente autodenominado guardián de la moral británica”, según escribe Holland en su prólogo) se negó a tener en sus estantes el número de Lippincott’s de ese mes. Bajo presión para lograr que la novela se publicara en formato de libro, Wilde atenuó entonces los pasajes que habían objetado los críticos ysacó del todo la declaración de amor de Basil a Dorian. La novela se publicó en 1891 y es la versión autocensurada de Wilde en la cual se basan todas las ediciones populares de Dorian Gray hoy.
Ahora, la editorial SP Books ha impreso sólo 1.000 ejemplares del manuscrito, numerados a mano, a un precio de 200 libras esterlinas cada uno (unos 250 dólares). “Es un objeto hermoso: lo segundo mejor que tener en las manos después del manuscrito original”, dijo Holland, cuyo padre Vyvyan era hijo de Wilde.
La familia perdió todas las obras publicadas de Wilde cuando sus originales fueron secuestrados por agentes judiciales en 1895, año en que Wilde fue encarcelado por ultraje a la moral pública. En los tribunales, los abogados del marqués de Queensberry interrogaron severamente a Wilde acerca de los pasajes que el escritor había eliminado de la novela en Lippincott’s, calificando a su historia de “obra obscena e inmoral”.
“Puede decirse que el párrafo de la página 147 le hizo un daño terrible a su familia, que él lamentó enormemente”, dijo Holland. “Arruinó la niñez de mi padre.” Vyvyan tenía ocho años cuando Wilde fue enviado a prisión. Al autor no se le permitió volver a ver a ninguno de sus dos hijos y la madre les cambió el apellido. “Pero la gente sabía”, agregó Holland.
Ahora, el original manuscrito es propiedad de The Morgan Library and Museum de Nueva York. Leer un ejemplar facsimilar, dice Holland, es casi como mirar por sobre el hombro de Wilde mientras escribe. “Ver cómo construye su prosa es algo maravilloso. Te da una conexión directa con Wilde como escritor.”
Traducción: Román García Azcárate Fuente: clarin.com |
El museo de Orsay, antigua estación de trenes, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de Bellas Artes
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La sala de lectura Labrouste de la Biblioteca Nacional, Site Richelieu, en París. (Francois Guillot/Agence France-Presse - Getty Images) |
ElPalacio Biron, sede del Musée Rodin, en París. |