El
curador Roberto Amigo guía al público por la sala dedicada a Berni en
la última edición de Bellos Jueves. Foto: Gentileza Ministerio de
Cultura de la Nación
Por Loreley Gaffoglio / La Nación
El replanteo curatorial en las salas del primer piso del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), esbozado por el historiador de arte Roberto Amigo e inaugurado el sábado 22 por la Presidenta, carga con un costo museológico invisible a los ojos del público. Para los expertos en conservación, el "precio" solapado de esa renovación es aún más que los 41 millones de pesos que insumió el reacondicionamiento de los 3000 m2 donde dialogan, sin complejos, el arte argentino con el internacional.
Según
denunciaron a LA NACIÓN fuentes del staff del MNBA, parte del
patrimonio nacional e internacional que hoy se exhibe es objeto de un
incomprensible maltrato que el personal de planta pide erradicar: "Las
obras sufrieron un manejo desaprensivo en términos de conservación,
reñido con los más elementales estándares museísticos. Distintos
departamentos lo reclamaron sucesivamente, pero nunca fueron oídos por
la dirección".
Durante esos cuatro años de indefiniciones, las
obras siguieron un derrotero kafkiano. Más acorde -graficaron- al de un
improvisado centro cultural que al de la más señera colección de América
latina. "Las obras subieron de la reserva a las salas cuatro veces;
permanecieron luego semanas fuera de su recinto de conservación, en otro
salón improvisado como depósito en el primer piso. Mientras volaba el
polvo y se hacían las refacciones, el grueso de las grandes esculturas
[tapadas con telas] se amontonaban en el hall central. Ya en el tramo
final, muchos de los cuadros fueron colocados en tránsito sobre el piso,
apilados en hileras, aunque protegidos con punteras de polietileno, más
tiempo del recomendable", se quejaron las fuentes.
La sala dedicada al impresionismo alberga expresiones musicales. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de la Nación |
No son pocos los disconformes con el trato que recibe el patrimonio. Pero, por temor a represalias, en un museo politizado y sin margen para el disenso, piden que sus identidades no sean reveladas. "Semanas atrás, por ejemplo, cerca de la entrada, un albañil rasqueteaba una pared para luego pintarla a un metro del óleo, sin protección, de Miguel Harte, Empanada criolla, una reciente adquisición que recién después de dos días de polvo fue cubierta y trasladada al segundo piso." Según dicen, el maltrato al patrimonio comenzó en el último tramo de la gestión del ex director Guillermo Alonso, cuando se movieron y colgaron obras en salas sin terminar para ser mostradas a la prensa, que luego regresaron a la reserva. Pero se acentuaron con la actual conducción de la interventora Marcela Cardillo. No sólo por el innecesario peregrinaje de la reserva al primer piso de un acervo sensible a la suciedad, los cambios de temperatura y humedad, sino también por el daño que estarían acumulando obras maestras en las puestas de los Bellos Jueves.
El ciclo
Bellos Jueves, que convoca unas 2500 personas una vez por mes, promueve
visitas guiadas rapeadas, cruces de repertorios musicales y performances. Nació hace dos años durante la gestión de Cardillo para aggiornar la
experiencia museística y atraer público joven. Un camino que siguen
también instituciones extranjeras, como la National Gallery, aunque con
otras previsiones.
Según
el curador Santiago Villanueva, "Bellos Jueves concreta el interés del
MNBA de pensar su acervo en constante metamorfosis: toda producción
contemporánea altera y modifica las obras del pasado". Así, el museo se
corre de la visión contemplativa para convertirse en una experiencia
sensorial y emotiva. Pero el Bellas Artes redobla la apuesta: Radio
Nacional Rock transmite desde el hall del primer piso, y hasta la
medianoche los ritmos electrónicos del DJ Villa Diamante animan las
terrazas. Los raperos Malajunta ofician de guía al ritmo del hip-hop y las salas son colonizadas por música en vivo.
Pero no está allí el problema, sino en que, en la planta baja, lienzos como Mujer de mar, de Gauguin, el retrato de Degas, Le Mouline de la Galette,
de Van Gogh, y otros tesoros quedan expuestos a los decibeles de los
amplificadores durante los números musicales en vivo que hasta la semana
pasada se ceñían a las salas impresionista y barroca. Desde el jueves
pasado, esas cajas de resonancia, con aplausos y ovaciones del público,
llegaron al primer piso.
El sonido y la furia
La sala barroca y manierista funciona también como auditorio. Con tal tumulto de gente el recinto se asemejaba a un sauna. "La carga humana altera las condiciones de temperatura, humedad e incrementa el anhídrido carbónico. Es un punto importante en la conservación preventiva y debería cuidarse", apuntó el conservador de Tarea Néstor Barrio, decano del Instituto de Investigaciones sobre Patrimonio Cultural de la Unsam. "Al mural de Siqueiros, por ejemplo, entran diez personas por vez. Pero estimo que todas las salas del Bellas Artes deben contar con estaciones climatológicas que regulan temperatura y humedad." Lo cierto es que no.
El
impacto que las vibraciones sonoras generan en lienzos de los siglos
XVII, XIX y XX y, en menor grado, la insuficiencia de guardias para tal
afluencia de público, son parte de las objeciones. "En las instituciones
foráneas, los conciertos son acústicos y se realizan en grandes
espacios acondicionados. No estamos en desacuerdo con la iniciativa si
se cuida y respeta el patrimonio. Pero lo que aquí sucede es inédito:
ahora pusieron música electrónica en la nueva sala del primer piso que
exhibe obras de Picasso, Léger, Klee, Rivera y Pettoruti. Es poco
probable que en el Louvre o el MoMA se amplifique el sonido con tal
estridencia en un espacio cerrado a 50 cm de los lienzos", señalan las
fuentes.
Otra edición de Bellos Jueves en octubre del año pasado. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de la Nación |
"El sonido actúa por acumulación", explica el conservador
Pino Monkes, de la Universidad Nacional de las Artes. "Son ondas
vibracionales que siempre tienen o tendrán un impacto sobre los soportes
de las telas, sensibles a ese movimiento. Como producen un daño
acumulativo, los amplificadores de sonido no están aconsejados en la
museología en general, aunque todo depende de los decibles y del tiempo
de exposición al sonido. Pero el ICOM [The International Council of
Museums], que rige la museología de los principales museos del mundo, no
lo aconseja para el patrimonio sensible." Sólo en los museos de arte
contemporáneo y en centros culturales se flexibilizan los protocolos
respecto a decibles y sonido, pero siempre en espacios alejados
prudentemente de obras sensibles, apuntan los especialistas.
El
responsable de prensa del MNBA, Martín Reydó, militante de La Cámpora y
uno de los 30 contratados que sumó la gestión de Cardillo, dijo: "No hay
percusión, ni batería, ni contrabajos conectados a amplificadores. Sólo
se usa para la voz de los cantantes que se quejaban por el esfuerzo
vocal". Reydó negó que para las salas del primer piso las obras hayan
sido trasladadas de forma innecesaria, y aseguró que jamás existieron
objeciones por el trato que recibe el patrimonio. "Ahora se quejan por
la cantidad de gente, pero nadie dice nada durante la Noche los Museos,
cuando se quintuplica la convocatoria." Reydó se comprometió, al igual
que el curador Villanueva, a enviar por escrito las consultas técnicas
que trasladó LA NACION, que al igual que la precisión sobre el costo de
Bellos Jueves, al cierre de esta edición todavía no llegaban.
En la última edición, la sala de las vanguardias del primer piso se animaron con música electrónica. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de la Nación |
La
propuesta genera adhesión entre un público joven. "Si no fuera por
Bellos Jueves, jamás hubiera venido al museo. Abre el espacio a la gente
con propuestas, que, si bien son desparejas, en líneas generales están
buenas", opinó Denise, una estudiante de la UNA que prefirió no dar su
apellido. "Lo que sí, en la entrada avisé que traía botellas de alcohol
en la mochila y que quería dejarlas en los lockers, pero me dijeron que
pasara igual porque ya no había lugar." Otros observadores entre el
público han manifestado un rechazo categórico. Como escribió en las
redes sociales Alejandro Aizar: "¿Se volvieron locos en la dirección del
museo? ¿O la idea es destruirlo? Esto es una locura. Demasiada gente en
una sala con obras maestras impresionistas". La respuesta de los
foristas pinta la situación actual: "¿Qué parte del Museo Nacional de
Bellas Artes no entendiste?", respondió Neko Cerati.
Condiciones imprescindibles para que una colección goce de buena salud
Sonido
Una
obra enfrentada a grandes valores de decibeles recibirá el impacto de
esa onda de vibración. Las ondas de sonido pueden mover la tela y
ejercer presión sobre ella en los intervalos relativos a las ondas. Son
daños acumulativos, que es la energía de activación de procesos de
deterioro. Un parlante con mucha potencia cerca de una tela puede
craquelar el óleo o ayudar al desprendimiento de capas pictóricas.
Clima
Los cuerpos generan calor y humedad. En los ambientes museísticos, con patrimonio sensible, no son aconsejables las grandes fluctuaciones termohigrométricas. Los materiales orgánicos como las telas y las maderas, ante cada cambio medioambiental se mueven. Con un aumento de la humedad relativa, las telas se aflojan y las maderas se hinchan. Pero lo más importante es que el óleo envejecido, ya endurecido, no puede acompañar esos movimientos. Los valores internacionales de temperatura son de 20°C (+/-2) y de humedad relativa de 50% (+/-5). Acá se regula con aire acondicionados y deshumidificadores.
Manipuleo
El mayor daño en museos se da por manipulación indebida. Debe ser planificado aun en los recorridos hasta establecer su punto de exhibición. No es aconsejable dejar obras en tránsito más de tres días. Tampoco en el piso por los agentes de polvo y suciedad. El transporte de obras puede generar movimientos vibratorios en los lienzos.
Conservación preventiva
Toda obra envejece y preservarla consiste en postergar el deterioro. La conservación es algo que para el público no existe y es una asignatura pendiente en el país, que sí atienden los países desarrollados.
Antes del montaje, las obras esperanban detrás de una escultura de Libero Badii. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de la Nación |
Música en vivo en las sala dedicada al barroco. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de la Nación |
El hip hop hilvana el recorrido por el museo. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de la Nación |
Visitas rapeadas para el óleo de Giudici La sopa de los pobres. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de la Nación |
El grupo Fémina Música presentó su repertorio en la sala Impresionista en una pasada edición. Foto: Gentileza Ministerio de Cultura de la Nación |
Fuente:: lanacion.com / Pino Monkes y Néstor Barrio