EXPLOSIÓN EN COLORES:
EL ARTE DE DIBUJAR CON PÓLVORA

El famoso artista chino Cai Guo-Qiang expone en Buenos Aires sus sorprendentes creaciones con fuego.
El famoso artista chino Cai Guo-Qiang frente al lienzo cubierto de flores de cerámica y regado con pólvora  Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
    El famoso artista chino Cai Guo-Qiang frente al lienzo cubierto de flores de cerámica y regado con pólvora Foto: LA NACIÓN / Marcelo Gómez
Cai trabaja con asistentes que traducen del chino al inglés y al castellano  Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
   Cai trabaja con asistentes que traducen del chino al inglés y al castellano  Foto: LA NACIÓN / Marcelo Gómez
Será él quien ubique los objetos sobre el lienzo, para luego quemar pólvora sobre ellos y dejar su silueta marcada en la tela  Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
   Será él quien ubique los objetos sobre el lienzo, para luego quemar pólvora sobre ellos y dejar su silueta marcada en la tela  Foto: LA NACIÓN / Marcelo Gómez
Los voluntarios deberán alcanzarle ramos con flores en distintos grados de floración, con los que creará una enredadera.  Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
  Los voluntarios deberán alcanzarle ramos con flores en distintos grados de floración, con los que creará una enredadera.  Foto: LA NACIÓN / Marcelo Gómez
Cai arroja pólvora sobre las flores  Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
    Cai arroja pólvora sobre las flores  Foto: LA NACIÓN / Marcelo Gómez
"La muestra se llama Impromptu, que significa improvisación, estar conectado con el momento  Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
    "La muestra se llama Impromptu, que significa improvisación, estar conectado con el momento  Foto: LA NACIÓN / Marcelo Gómez
Decenas estudiantes argentinos participaron en el armado del lienzo y miran espectantes a Cai que lo prende fuego  Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
   Decenas estudiantes argentinos participaron en el armado del lienzo y miran espectantes a Cai que lo prende fuego  Foto: LA NACIÓN / Marcelo Gómez
Las flores y su "sombra" marcada a fuego, una de las obras que Cai presentará a partir del 13 de diciembre y durante todo el verano en la Fundación Proa  Foto: LA NACION / Marcelo Gómez
    Las flores y su "sombra" marcada a fuego, una de las obras que Cai presentará a partir del 13 de diciembre y durante todo el verano en la Fundación Proa  Foto: LA NACIÓN / Marcelo Gómez
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"¡Paren!", gritan las asistentes de Cai Guo-Qiang. El hombre alto, flaco y canoso, con corte estilo mohicano, se acerca con los brazos en alto y dice algo en chino a decenas de estudiantes argentinos que han comenzado a colocar quinientas flores y mil hojas de cerámica sobre un gran lienzo blanco, en este gigantesco galpón de La Boca.
Las asistentes traducen, en inglés y castellano: será él quien ubique los objetos sobre el lienzo, para luego quemar pólvora sobre ellos y dejar su silueta marcada en la tela. Los voluntarios deberán alcanzarle ramos con flores en distintos grados de floración, con los que creará una enredadera. Las flores y su "sombra" marcada a fuego integrarán una de las obras que, por primera vez en la Argentina, presentará este artista a partir del 13 de diciembre y durante todo el verano en la Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929).
La variedad es un valor central en el trabajo de Cai, nacido en China en 1957, que vivió en Japón y conquistó el mundo con el trabajo que realiza en Nueva York. Es reconocido, sobre todo, por haber logrado unir polaridades: la tradición con lo contemporáneo, Oriente con Occidente, la sutileza con el trabajo a gran escala, lo físico con lo metafísico, la ciencia con el arte, la destrucción con la creación, la belleza de una imagen con su significado profundo.
"La muestra se llama Impromptu, que significa improvisación, estar conectado con el momento. Es algo que relaciono con la cultura argentina; en el tango también hay mucha improvisación", dijo Cai ayer a LA NACIÓN, al dar inicio a una semana de producción in situ.
Desde hoy, ante las cámaras de televisión, realizará con pólvora paisajes inspirados en su reciente visita a Misiones y a Salta, así como retratos de bailarines de milonga. El ritmo del 2x4 inspirará a su vez la obra más esperada: el "proyecto de explosión" que iluminará la estructura del puente transbordador la noche del 24 de enero.
Habrá que ir dispuesto a experimentar algo nunca visto. Pese a su aspecto sereno y su tono dulce al hablar, Cai es un hombre que siempre busca cruzar los límites. No duda, por ejemplo, en romper el piso de un museo para crear una laguna artificial y llenarla con tinta.

Tomar riesgos, una filosofía

"Éste es el día más riesgoso", anuncia Mariluz, una de las asistentes del artista, junto a las mechas que esperan ser encendidas. Explica que su jefe está por hacer algo que jamás hizo antes. "No sabemos qué va a ocurrir, es totalmente impredecible", aporta su compañera, Chinyan, mientras sonríe y se encoge de hombros.
Los cincuenta voluntarios de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y los alumnos del Instituto de Avellaneda que crearon las flores de cerámica escuchan en silencio absoluto. Y observan con temor a un bombero que acerca varios matafuegos.
Los habitantes de los países donde realiza sus exposiciones siempre son convocados por Cai, quien considera al público una energía que completa sus obras. Heredero de la tradición confuciana, procura practicar la tolerancia y que nadie quede excluido.
Ésta es su tercera visita a la Argentina en un año: después de haber dialogado con bailarines de tango y músicos en viajes anteriores, se entusiasmó en Misiones con las figuras de animales que los guaraníes realizan con maderas quemadas y colaboró en Salta con un grupo de collas que pintaban una tumba.
El legado de sus antepasados, que creían en el poder de las cosas invisibles, está muy presente en sus obras. En ellas puede evocar tanto el Feng Shui y la medicina China como la cosmología taoísta o la filosofía budista. Para simbolizar la humanidad suele apelar a animales; los más salvajes y agresivos -tigres, leones, lobos y cocodrilos- ganaron protagonismo desde el 11 de septiembre de 2001.
En 2006 creó en Berlín una instalación en la cual una manada de lobos choca contra una pared de vidrio, de la misma altura del Muro de Berlín, para volver a intentar cruzarla una y otra vez sin sentido. Siete años más tarde hizo en Australia Herencia, una laguna de la que bebían depredadores y presas en armoniosa convivencia. Y hace unos meses presentó en Shanghai La novena ola, un Arca de Noé con animales enfermos de todas las especies y una bandera blanca ondeando en el mástil, en clara alusión a la crisis ecológica que enfrenta el planeta.

Sabiduría oriental

Cuando era chico, Cai solía mirar cómo su padre pintaba paisajes en pequeñas cajas de fósforos. Sentado sobre sus piernas, aprendió que "un espacio pequeño puede abarcar todos los rincones de la tierra". Esa mirada universal le valió el León de Oro en la 48» Bienal de Venecia (1999), entre otros importantes premios, y su nombramiento como director de los efectos visuales y especiales de las ceremonias de apertura y clausura de las Olimpíadas de Pekín en 2008.
Finalmente, en el galpón de La Boca, las mechas se encienden. El fuego comienza a arder hasta que se apaga, sin grandes estridencias. Los voluntarios separan del lienzo las flores quemadas. Entonces Cai descubre que algo falló: hay que volver a repetir la experiencia porque no se distinguen en la tela las campanitas de la enredadera. Una planta que ha visto en muchos lugares de Buenos Aires y que, según él, simboliza "el crecimiento natural, orgánico, sin forma fija y muy vital".
Sentado, impasible frente al resultado fallido, el artista demuestra su sabiduría oriental. Antes de volver a empezar, recuerda entusiasmado cómo fue el "viaje mágico" que realizó este fin de semana por el norte argentino.
"Pensé que ya sabía lo que iba a encontrar -cuenta-, que iba a ver las Cataratas desde una perspectiva humana, como en una postal. No esperaba verlas desde la perspectiva de un pájaro, que es la que llevaré a mis dibujos."
En Salta, en cambio, se identificó con los cactus. "Fue un fenómeno extraño ver cómo absorbían la humedad en un terreno tan árido, bajo un cielo en el que la luz del sol convivía con nubes espesas, como una bruma. La luz y la oscuridad en equilibrio. Como en mis obras."

Un perfil muy singular

  • Cai Guo-Qiang
  • Profesión: artista
  • Edad: 56 años
  • Origen: Quanzhou, China
  • Estudió escenografía en el Teatro de Shanghai
  • Entre 1986 y 1995 vivió en Japón, donde comenzó a trabajar con pólvora, una investigación que lo llevaría a experimentar con explosivos en gran escala
  • Su obra incluye dibujo, instalación y performance
  • Obtuvo el León de Oro en la Bienal de Venecia (1999), donde curó en 2005 el primer pabellón nacional de China. En 2008 dirigió los efectos especiales de las ceremonias de los Juegos Olímpicos en Pekín
  • Reside en Nueva York y exhibe en todo el mundo.

    Fuente: lanacion.com

OTRA MUTILACIÓN
AL PATRIMONIO ESCULTÓRICO DE BUENOS AIRES


                                AHORA LE TOCÓ AL CIERVO DE LA PLAZA INTENDENTE SEEBER, 
                              QUE ES UNA OBRA DE ARTHUR JACQUES LE DUC,1848-1918           
                              OTRA MUTILACIÓN MÁS
                              Y VAN...

                              ¿HASTA CUÁNDO?



Fotos Graciela Fernández.

SALVEMOS EL MONUMENTO A SARMIENTO, DE AUGUSTE RODIN,
ANTES DE QUE SEA TARDE



El Monumento a Sarmiento, obra del genial Auguste Rodin, que está considerado el padre de la Escultura moderna, es uno de los más grandes lujos escultóricos entre los muchos que tiene Buenos Aires.
Está en muy mal estado de conservación.
Hace ya varios años, le pedí a Carlos Grosso, cuando durante la presidencia de Carlos Menem era Intendente de Buenos Aires, que hiciera hacer una muy buena réplica con los materiales más tecnológicos de los que se disponía entonces, que hiciera restaurar y guardara el Monumento a Sarmiento en el Museo Nacional de Bellas Artes, como una manera de preservarlo para las futuras generaciones.
Ante mi sorpresa, Grosso me contestó que él era un intendente peronista y que, si hacía eso, lo colgarían de las orejas.
Yo, estupefacto por la respuesta de Grosso, volví a la carga y le pregunté qué tenía que ver el tema planteado con las banderías políticas y le señalé que su obligación como funcionario era proteger el patrimonio cultural de todos.
Grosso, adujo entonces que había un conflicto de jurisdicciones, puesto que el Monumento era municipal y el Museo, nacional.
A la distancia, pienso ahora que aquel fue un momento único para hacer la audaz jugada para hacer que le pedí a Grosso, puesto que él estaba nombrado por Carlos Menem, que era el presidente de la Nación, que lo había nombrado en su cargo, antes de que los jefes de Gobierno de la Ciudad fueran elegidos por los porteños.
Por las dudas dejo debidamente aclarado que en este caso, justifico hacer una muy buena réplica de la obra original de Rodin, para reemplazarla en el lugar donde está actualmente, porque se trata de salvar a la obra original de la destrucción total. Se lo debe hacer por fuerza mayor.
El caso de los dos juegos de réplicas de las dos obras de Lola Mora que se hicieron y que dos se colocaron en el frente del edificio del Congreso Nacional y otras dos quedaron en la Provincia de Jujuy, es muy diferente.
En ese caso se pretendió reivindicar a Lola Mora en el frente del Congreso Nacional, con dos reproducciones de obras pudiendo haber restituido las dos obras originales, lo que sí hubiera sido la verdadera reivindicación.
El Presidente Julio A. Roca inaugura el Monumento a Sarmiento, el 25 de mayo de 1900

MONUMENTAL EMERGENCIA MONUMENTAL
 
Por Pedro L. Baliña. - Buenos Aires, 2010

Los porteños podemos sentirnos orgullosos de la bien ganada fama de nuestra Ciudad por la cantidad y calidad de sus monumentos. De lo que no podemos jactarnos es de tratarlos como correspondería hacerlo ni de mostrarlos o ponerlos en valor adecuadamente.
Hace tiempo, me lo presentaron a Carlos Grosso cuando era Intendente de Buenos Aires. Enseguida le hice un pedido: que guardase el monumento a Sarmiento, hecho por el genial Auguste Rodin e inaugurado por el Presidente Julio A. Roca el 25 de mayo de 1900, en el Museo Nacional de Bellas Artes y que en su lugar emplazara una buena réplica hecha con los últimos materiales que se conseguían por aquel entonces para poder hacerla. La idea era preservar la obra original de Rodin - se encuentra en el cruce de las avenidas del Libertador y Sarmiento - de los permanentes ataques y agresiones de todo tipo que recibe por recordar a quien recuerda. Ante mi estupor, Grosso me contestó que él era un intendente peronista y que si él hacía eso, lo colgarían de las orejas. Yo le señalé a Grosso que, independientemente de las banderías políticas, como Intendente él tenía la obligación de proteger el patrimonio de todos los ciudadanos de Buenos Aires. Y volví a fundamentar el pedido que le hice más in extenso. Entonces Grosso me contestó que había un conflicto de jurisdicciones, puesto que el monumento en cuestión era municipal y el Museo Nacional de Bellas Artes, como su nombre lo indica, era patrimonio de la Nación. Lástima que no hubo esos conflictos entre jurisdicciones con otros muy sonados casos del período de gobierno de Grosso.
El monumento a Sarmiento, curiosa o irónicamente ubicado sobre el casco de la chacra “Palermo de San Benito”, desde la cual su más acérrimo enemigo, Juan Manuel de Rosas, decidía sobre la suerte de sus connacionales, es el único Rodin auténtico, “de puño y letra”, que hay en los espacios públicos de la capital de la República Argentina. Estaba compuesto por tres piezas: la figura de Sarmiento, fundida en bronce con la técnica de la cera perdida, el basamento o pedestal, íntegramente esculpido por Rodin en mármol blanco (tiene al frente a Apolo luchando contra la hidra y, en su parte posterior, un espectacular Escudo Nacional) y, en la base, una placa, también hecha por Rodin y de bronce fundido a la cera perdida, muy Art Nouveau (Rodin murió en 1917, pleno auge de ese estilo) que era en sí toda una obra de arte.
Y digo “era”, en pasado, porque al poco tiempo de mi pedido a Carlos Grosso, dicha placa fue robada para ser fundida y vendida por kilo de bronce. Ya era tarde para actuar preventivamente.
Reconozco que fui un iluso al creer que Grosso, por ser un Licenciado en Literatura, egresado de Filosofía y Letras, iba a ser algo más permeable que el común de la gente a la idea de preservar el patrimonio artístico y cultural de los porteños.
Hace muy poco me acerqué a mirar y fotografiar el citado monumento y comprobé que su basamento está muy fisurado como resultado de los evidentes movimientos que ha sufrido el terreno desde principios del siglo XX hasta ahora, muy probablemente por tener un cimiento insuficiente. Creo que urge actuar, ya no preventiva sino curativamente.
Además, al monumento se le ha hecho por delante un enorme cantero con plantas demasiado altas que desde el nivel de la vereda y de la calle, visualmente le amputan su mitad inferior.
Miles y miles de estudiantes festejan su día y la llegada de la Primavera en Palermo. Es muy probable que el pobre Sarmiento de Rodin haya ligado, una vez más, alguna bomba de pintura o alquitrán o hasta incluso comida o pintadas con aerosoles, que penetran en las porosidades del mármol blanco y son muy difíciles de remover.
¿No podrá tomar el toro por las astas el Gobierno de la Ciudad y, allanando los caminos, ponerse de acuerdo con la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación y dar en préstamo, comodato o lo que sea, a la Nación a esa obra absolutamente irrepetible de Rodin, a fin de que se la reciba en nuestro principal Museo para tenerla en custodia y poder así preservarla para las futuras generaciones? Tal como está en custodia el sable corvo del Libertador, en el bonito edificio Secesión Vienesa que sirve de sede a la Jefatura del Regimiento de Granaderos a Caballo por él creado, en su actual cuartel de Palermo.
La misma suerte debería sufrir el Heracles Arquero de Antoine Bourdelle, principal discípulo de Rodin, que está en el cruce de las avenidas Pueyrredón y Figueroa Alcorta. Ese bronce tiene un alto precio en el mercado negro internacional de obras de arte y es candidato a ser robado por encargo, como ya ha ocurrido con otros importantes bronces del acervo de la Ciudad que han faltado y han sido vendidos en el exterior sin que nadie se inmutase. Dichos bronces no serán recuperados jamás.
La lista es interminable: al Canning del escultor Alberto Lagos, que fuera tirado al Río de la Plata durante la Guerra de las Malvinas, le amputaron su mano izquierda. Los bustos de bronce de Gabriela Mistral y de Pablo Neruda fueron robados de la Plaza Chile ante impasibles paseantes.
Como ocurre con nuestra actual situación de inseguridad, hace falta tomar urgentes medidas para enfrentar la grave contingencia que embarga al patrimonio escultórico de Buenos Aires.
Hagamos algo antes de que sea tarde y de que nos quedemos sin nada.

El Monumento a Sarmiento en la actualidad.
En la base, el Monumento a Sarmiento tenía una placa, también hecha por Rodin y de bronce fundido a la cera perdida, muy Art Nouveau (Rodin murió en 1917, pleno auge de ese estilo) que era en sí
toda una obra de arte.
Y digo “era”, en pasado, poruqe al poco tiempo de mi pedido a Carlos Grosso, dicha placa fue robada para ser fundida y vendida por kilo de bronce. Ya era tarde para actuar preventivamente.
Reconozco que fui un iluso al creer que Grosso, por ser un Licenciado en Literatura, egresado de Filosofía y Letras, iba a ser algo más permeable que el común de la gente a la idea de preservar el patrimonio artístico y cultural de los porteños.


Miles y miles de estudiantes festejan su día y la llegada de la Primavera en Palermo. Es muy probable que el pobre Sarmiento de Rodin haya ligado, una vez más, alguna bomba de pintura o alquitrán o hasta incluso comida o pintadas con aerosoles, que penetran en las porosidades del mármol blanco y son muy difíciles de remover.
¿No podrá tomar el toro por las astas el Gobierno de la Ciudad y, allanando los caminos, ponerse de acuerdo con la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación y dar en préstamo, comodato o lo que sea, a la Nación a esa obra absolutamente irrepetible de Rodin, a fin de que se la reciba en nuestro principal Museo para tenerla en custodia y poder así preservarla para las futuras generaciones? Tal como está en custodia el sable corvo del Libertador, en el bonito edificio Secesión Vienesa que sirve de sede a la Jefatura del Regimiento de Granaderos a Caballo por él creado, en su actual cuartel de Palermo.
La misma suerte debería sufrir el Heracles Arquero de Antoine Bourdelle, principal discípulo de Rodin, que está en el cruce de las avenidas Pueyrredón y Figueroa Alcorta. Ese bronce tiene un alto precio en el mercado negro internacional de obras de arte y es candidato a ser robado por encargo, como ya ha ocurrido con otros importantes bronces del acervo de la Ciudad que han faltado y han sido vendidos en el exterior sin que nadie se inmutase. Dichos bronces no serán recuperados jamás.
La lista es interminable: al Canning del escultor Alberto Lagos, que fuera tirado al Río de la Plata durante la Guerra de las Malvinas, le amputaron su mano izquierda. Los bustos de bronce de Gabriela Mistral y de Pablo Neruda fueron robados de la Plaza Chile ante impasibles paseantes.
Como ocurre con nuestra actual situación de inseguridad, hace falta tomar urgentes medidas para enfrentar la grave contingencia que embarga al patrimonio escultórico de Buenos Aires.
Hagamos algo antes de que sea tarde y de que nos quedemos sin nada.

Los rastros de la barbarie y la falta de educación - en contra las cuales tanto luchó quien recuerda el Monumento - sobre la obra de Rodin.
  En este caso puntual, graffiti hechos con cola plástica
verde por esta chica que no sólo firmó con su nombre y apellido sino que puso el nombre de la localidad en la que nació y vive y hasta fechó su tropelía. Sobre el lado derecho se ve el mármol blanco impregnado con óxidos verdosos del bronce que arrastran las lluvias desde la figura de Sarmiento fundida en bronce.

El pedestal de mármol blanco y el basamento de granito rojizo, seguramente debido a los movimientos del terreno desde principios del siglo XX y por haber resultado insuficientemente calculado, se
han rajado por todas partes. También se han formado estas escallas seguramente por diferentes tensiones direccionales y presiones.
Donde está emplazado el Monumento, Juan Manuel de Rosas tenía un lago artificial con una colección de aves de laguna.

La firma de Auguste Rodin, rajada en la letra "D".

Arriba del sello de la famosa fundición parisina Leblanc - Barbedienne, se ven chorreaduras de pintura colorada que quieren imitar sangre. Las manchas de pintura son difíciles de remover sin afectar la pátina original de la figura de Domingo F. Sarmiento.

Una de las rajaduras que atraviesan el mármol blanco del pedestal esculpido por Rodin. Algunas han sido enduidas y coloreadas con pintura gris.

UNA GRAN FALTA DE RESPETO

A esta singular obra de Auguste Rodin, hace un tiempo, le han adosado, en su basamento de granito rojizo, una placa con un personaje, ornatos y leyendas, homenaje de la Escuela Naval a su fundador, Domingo Faustino Sarmiento, como las típicas placas de homenaje de bronce fundido que se ven en nuestros cementerios.
Lo más leve que consideramos a la colocación de esa placa es una gran falta de sensibilidad artística y de respeto por la obra de Rodin sobre la que ha sido colocada.
Nos llama la atención que el M.O.A. haya hecho y permitido semejante cosa: un homenaje a Sarmiento que es una gran falta de respeto por el monumento que lo recuerda.
Seguramente no han considerado al basamento de granito rojizo como parte integrante del Monumento a Sarmiento.
Señores, el basamento de granito rojizo es el sustento visual del pedestal de mármol blanco y de la figura de Sarmiento fundida en bronce con la técnica de la cera perdida por lo que es inconcebible que se cometa la falta de respeto que describo. Habla mal de quienes promovieron ese homenaje.

DETALLES


La placa ha sido hecha con un material similar a una resina seguramente para desalentar que sea robada y no tiene tornillos que la fijen al basamento de granito rojizo, por lo que se puede deducir que fue hecha por gente del M.O.A. y patinada simulando bronce. Su exposición a la intemperie ya la ha deteriorado y le ha lavado la pátina.

Dicha placa debería ser retirada y buscarse la forma de recolocarla al pie del monumento, en una base independiente, separada de su basamento. No puede de ninguna manera quedar como parte integrante de la obra de Rodin.



Al pobre Sarmiento, visto desde el nivel de Libertador, gracias al criterio visual y botánico con el que se plantó este cantero de flores altísimas, se lo ve como muestra la foto: parece más bien Jim de la Selva o Tarzán asomando de la selva. La plantación parece hecha por un enemigo de Sarmiento o de Auguste Rodin.

Al pobre Sarmiento, visto desde desde el nivel de Libertador, gracias al criterio visual y botánico con el que se plantó este cantero de flores altísimas, se lo ve como muestra la foto: parece más bien Jim de la Selva o Tarzán asomando de la selva.
La plantación parece hecha por alguien empeñado en conseguir que la gran obra de Auguste Rodin no pueda ser disfrutada debidamente.
Hasta un chico de tres años se daría cuenta de algo tan obvio como ésto.
No resiste el mínimo análisis.


Si nos hubieran hecho caso cuando advertimos sobre el Heracles Arquero de Antoine Bourdelle hace 7 años, esa obra no hubiera sido mutilada como lo fue este año.

El Heracles Arquero antes de la mutilación.

GERÓNIMO RAUCH:
"SUEÑO CON HACER ALGO EN MI TIERRA"

El argentino que conquistó la escena del musical en Londres y en Madrid hará cinco shows en Buenos Aires
 Foto: LA NACION
Foto La Nación

Por Carolina Amoroso / LA NACIÓN



En febrero, Gerónimo Rauch viajaba por pocos días a Buenos Aires, invitado por el elenco de Casi normales para participar de la obra y para ofrecer una clase magistral. Pero no se imaginó que la clase sería el éxito rotundo que fue y que, luego de años de cosechar elogios y reconocimientos en España e Inglaterra, ya era tiempo de que el púbico de su tierra supiera en quién se convirtió el ex Mambrú que cautivó al West End.
Por eso, con el apoyo de Lino Patalano, preparó un concierto especial que lleva por nombre Entre miserables y fantasmas, en honor a Los miserables, la obra que cambió su vida tres veces y a El fantasma de la ópera, la pieza que protagoniza hoy en Londres. En cada una de las cinco fechas que ofrecerá en el Maipo, el cantante hará un recorrido por un repertorio de musicales de todos los tiempos, junto a una orquesta de 14 músicos dirigida por Tomás Mayer Wolf. Habrá también invitados especiales, como Josefina Scaglione. Laura Conforte, Manuela del Campo y Matías Mayer.
Por si faltaba sumarle algo a su apretada agenda, en este paso por Buenos Aires, Gerónimo -que se casó en España y tuvo a su hijo en Londres- será nombrado ciudadano ilustre. "Me sigue sorprendiendo ver mi cara y mi nombre en la puerta del teatro -dice, en una charla telefónica-. Estoy viviendo una vida que ni siquiera me animaba a soñar."
-¿Cómo elegiste el repertorio de este concierto?
Entre miserables y fantasmas tiene como idea hacer un recorrido por la historia de los musicales que me han llevado a donde estoy ahora. Empezaremos con un recorrido desde lo más antiguo, Cole Porter, Gershwin, y pasaremos también por Los miserables, El fantasma de la Ópera, Jesucristo Superstar y muchos otros repertorios que yo nunca podría hacer, como algunas canciones escritas para mujeres. Va a ser un homenaje al género y va a tener mucho estilo.
-¿Cuándo creés que te enamoraste del musical?
-Creo que fue cuando era muy chico. Mis hermanas fueron fanáticas del género mucho antes que yo, en la época del décimo aniversario de Los miserables. Ellas empezaron a mostrarme musicales y descubrí un mundo mágico e increíble. Con el tiempo yo me dediqué a otra cosa: estudié publicidad y esto era como un hobby. Hasta que hice un clic y me di cuenta de que era lo que quería hacer por el resto de mi vida.
-¿Te sentís más cantante que actor?
-Siempre hago las dos cosas al mismo tiempo, pero evidentemente para mí la música fue siempre la motivación principal y mi voz ha sido una guía para elegir proyectos y para pensar a futuro. Amo actuar, pero si me preguntás qué es lo que me guía a mí como artista, yo te diría que es mi voz y la música.
-En los últimos años hubo una explosión del musical, sobre todo en el circuito independiente, que se liberó de ciertos prejuicios en relación al género. ¿Notaste esto en tu paso por la Argentina?
-Estuve muy poquito en Buenos Aires la última vez, pero sigo la escena musicalera de la Argentina. Estoy al tanto de todo lo que se genera. Hay proyectos y creadores muy interesantes e intento seguirles el paso. A mí me fascina que haya crecido tanto, que haya tanta gente estudiando y preparándose para este género que en la época nuestra era sólo para arriesgados.
-¿Sentís que el género ha sido muy vapuleado por la crítica?
-Creo que se defiende solo. Lo que pasa es que el espectador empezó a descubrirlo porque hay cada vez más cosas. Se empieza a crear un gusto, empieza a haber más demanda de cosas nuevas. Esto es un proceso orgánico que se está dando en la Argentina y que va a crecer cada día más. El musical cuenta una historia y enseñarle al público a escuchar un texto cantado llevó su tiempo. Pero ya estamos: ya está aceptado. A la gente le gusta y lo quiere ver, que es lo más importante.
-¿Soñás con volver?
-Aprendí con el tiempo que somos ciudadanos del mundo. Lo que busco es crecer y buscar desafíos nuevos. Siempre sueño con volver a la Argentina, lo que pasa es que por ahora no es el momento porque hay proyectos acá, en Londres. Nunca descarto la posibilidad y sí, sueño con hacer algo en mi tierra, por supuesto.
-¿Con qué proyectos estás?
-Estoy con El fantasma de la ópera hasta agosto del año que viene. Entre mis proyectos están hacer conciertos en España, con ganas de grabar un disco desde acá, cosa que es difícil, pero ojalá lo logremos. Después, hay algunas cositas que no las puedo confirmar, pero me estoy preparando para algunas audiciones.
-Tu website tiene un sello que dice "Reinventing myself" [Reiventándome a mí mismo]. ¿Tiene algo que ver con el momento en el que estás?
-Siempre uno se está reinventando. Yo no me quiero quedar estancado en ningún lugar. Es parte de la idea de no quedarse quieto. En este género no estás acostumbrado a tener un contrato tan largo. De repente, acá lo tengo, pero no me quiero quedar estancado pensando que puedo ser el fantasma toda mi vida.
-En cuanto a las formas de encarar el trabajo, ¿qué diferencias encontraste en España e Inglaterra con respecto a la Argentina?
-Las formas de encarar el trabajo en España y en la Argentina son muy parecidas y los resultados son excelentes. Lo que pasa es que acá [por Londres] es una industria. Todos mis compañeros tienen un título universitario, avalado por el sistema de educación de acá. Vos acá les decís a tus padres: "Me quiero dedicar al teatro musical" y no te miran raro, es una carrera digna como todas y está muy establecida. Entonces, mi principal envidia es esa: todos mis compañeros estudiaron cuatro años en un conservatorio de música. Las universidades acá son lo más lindo que te podés imaginar y salen preparadísimos a un nivel competitivo que quizás a nosotros nos lleva años de experiencia conseguir.
Los miserables marcó tu destino....
-Me cambió la vida tres veces: me dio mi primer trabajo profesional, porque yo antes jugaba a ser cantante o actor, pero esa obra me afianzó y me dio el empujón para dedicarme ciento por ciento al género. Después, me permitió afianzarme como figura del musical en España con Jean Valjean, con la segunda producción en el mundo de la nueva versión de Los miserables, y después me abrió las puertas a Londres, donde estoy hoy. Es un musical que llevo en el alma.
-Tenés 36 años y ya interpretaste a algunos de los personajes más codiciados por los actores del género, ¿hay algún sueño pendiente?
-Tengo algunas obras que me gustaría hacer, por ejemplo Jekyll y Hyde. Lo que pasa es que también quiero crear un personaje. Quiero que alguien confíe en mí para crear un rol nuevo. Aún no pasó y me gustaría hacerlo. También quiero grabar un disco y hacer cine, pero en el mundo musical siento que crear un rol nuevo me afianzaría como artista.
-¿Cómo sentís que maduró tu intérprete en todos estos años?
-Lo que me pasó tanto en España como estando acá [en Londres] es que, al tener que estar tan atento al idioma y al acento, empecé a priorizar muchísimo más al texto. La profundidad del texto es donde yo me arraigo, donde encuentro las respuestas, en la verdad del texto, cosa a la que antes, desde mi inocencia y mi inmadurez, no le daba tanta importancia. Quizá le daba más importancia a cantarlo bien y lindo y a hacer las cosas más virtuosas que se pueden hacer, en vez de profundizar en la palabra. Creo que ahí está la diferencia. La palabra siempre es más importante.

Entre miserables y fantasmas

Con Gerónimo Rauch
Lunes, miércoles y jueves, a las 21; y el sábado y domingo, a las 21.30 (cinco funciones).
Maipo, Esmeralda 443..


Música

Gerónimo Rauch: talento, sensibilidad y pasión

Por Pablo Gorlero / LA NACIÓN
 Foto: Pablo Agullo y Alejandro Orquiguil de Mostacho Foto
Foto: Pablo Agullo y Alejandro Orquiguil de Mostacho Foto

entre miserables y fantasmas - gerónimo rauch en concierto

Dirección musical: Tomás Mayer Wolf. Dirección general: Fernando Dente. Producción general: Palermo Films. con: Gerónimo Rauch. Músicos: Gonzalo Argüello, Pedro Carabajal, Jorge Caldelari, Fernando Lerman, Gaspar Scabuzzo, Gonzalo Fuertes, Gustavo Meiller, Laura Molina, Tomás Babjaczuk, Pablo Hopenhayn, Gerardo Bondi, Martcho Mavrov, Martín Della Nina y Mariano Cantarini. Sonido: Rodrigo Lavecchia. Luces: Gonzalo González. Asistente de dirección: Florencia Ravera. Teatro: Maipo. Próximas funciones: mañana, a las 21; sábado y domingo, a las 21.30.
Nuestra opinión: Excelente
Gracias es la mejor palabra que uno podría darle a Gerónimo Rauch como espectador. Luego de siete años de ausencia en los escenarios porteños, regresó con toda la emoción, las ganas y el amor por lo que hace, para ofrecerle al público algo de aquello que desarrolló durante todo este tiempo en Londres y en Madrid. Allí protagonizó grandes musicales como Jesucristo Superstar, Los miserables y El fantasma de la Ópera (obra que actualmente encabeza en el West End). Su crecimiento fue enorme y hoy es una figura celebrada en la capital británica. Pero Gerónimo siempre manifestó su deseo de poder hacer algo de lo suyo en su país. Lo del Maipo se vive así, como un regalo hermoso. Porque, sobre el escenario, este inmenso artista antepone su sensibilidad a su talento. Y eso no quita, sino que suma brillo, frescura y una sinceridad que se agradece. Por ejemplo, habló del sueño de cantar junto a su hermano Marcos Rauch, y no tuvo problema en demostrar su emoción y contagiar ese abrazo a quienes lo presenciaban.
Acompañado por una impecable orquesta dirigida por Tomás Mayer Wolf (los productores de musicales deberían reparar en él más seguido porque es brillante), Rauch no perdió tiempo y arrancó con un clásico suyo y del género: "The Music of The Night", de El fantasma de la Ópera. No es exagerado decir que es la mejor versión de este tema que ha visto quien esto escribe. Gerónimo entiende a la perfección la diferencia entre sólo cantar e interpretar. Además de tener una voz prodigiosa es un actor potente y nunca deja esa faceta de lado al momento de encarar una canción. Entonces, aunque alguno no conozca el origen dramático de tal o cual tema, siempre podrá estar aproximado al sentido, al propósito, a través de su composición.
Entre miserables y fantasmas es un concierto delicado y distinguido, pleno de emoción, pasión y entretenimiento. El fanático del musical saldrá eufórico no sólo por escuchar a Rauch, sino por darse una panzada de los mejores clásicos del género. Pero aquel espectador que no es seguidor del musical quedará deleitado por un artista único que entrega lo mejor de sí mismo, casi como una ofrenda. Este concierto no es sólo para ver y escuchar, es para sentirlo.

Estructura

En este show al estilo Broadway desfilan canciones adoradas por los fanáticos como "Bring Him Home" (Los miserables), "This is the Moment" (Jeckyll & Hyde), "Getsemaní" (Jesucristo Superstar) y hasta "Defying Gravity" (Wicked), canción concebida para una mujer. Rauch hace lo que quiere con su voz, posee una técnica admirable y saborea cada canción como si de un manjar se tratase.
Un condimento que volvió delicioso a este concierto fueron las figuras invitadas. Josefina Scaglione ayudó a concluir un exquisito popurrí de clásicos con un tema de Amor sin barreras, la obra que protagonizó en Broadway. Pero este dúo dejó a todos en un estado de levitación cuando compartieron "The Phantom of the Ópera", leitmotiv de la obra de Lloyd-Webber, Stilgoe y Hart. Ahí nomás a uno se le vino a la memoria que Scaglione iba a ser la protagonista de la versión porteña de esa obra, al tiempo que fue elegida para protagonizar en Nueva York, por lo que no pudo hacerlo. Ni un tropiezo técnico la amedrentó en ese final tan difícil como preciso. Rugió el Maipo.
Marcos Rauch acompañó a su hermano en una desgarradora versión de "Roxanne" al estilo Moulin Rouge, mientras que Laura Conforte (siempre brillante) hizo con él "Falling", esa maravilla simple, pasional y sensual del musical Once, y luego, junto con Matías Mayer y Manuela del Campo aprovecharon para promocionar un poco Casi normales, pero con esplendor en el hit "Luz". El grupo vocal Voxpop (del cual perteneció hace mucho tiempo Gerónimo) dejó a todos fascinados con un tema de Queen (permitido por formar parte del musical We Will Rock You). Se trata de un grupo al que ya hace tiempo hay que prestarle mayor atención.
Contar el final de este show sería adelantar un momento vibrante, de esos que erizan la piel. Sólo hay que prepararse para lo inolvidable.
Gonzalo González es ideal para iluminar este tipo de eventos, sabe de momentos, de sentidos. Exacto el sonido de Rodrigo Lavecchia. Por su parte, Fernando Dente vuelve a demostrar que entiende mucho de puesta en escena. Sabe de prioridades, de impacto, de sensibilidad, de despliegue y refinamiento.


Fuente: lanacion.com