MUDANZA DE UNA CASA HISTÓRICA EN CHICAGO

MUDANZA DE UNA CASA HISTORICA EN CHICAGO. Un equipo pesado traslada la Casa Harriet Rees, de tres pisos y 762 toneladas en Chicago, EE.UU. Construida en 1888, la llevan lentamente a una nueva ubicación en la histórica avenida de la ciudad de Prairie para hacer espacio para una reurbanización el martes 11 de noviembre de 2014. La casa fue encerrada en un marco de acero y se traslada en 32 plataformas rodantes motorizadas masivas de 600 pies.  Se calcula que tomará dos días a alrededor de 1 y medio km. por hora. (AP / Teresa Crawford)


Un equipo pesado traslada la Casa Harriet Rees, de tres pisos y 762 toneladas en Chicago, EE.UU. Construida en 1888, la llevan lentamente a una nueva ubicación en la histórica avenida de la ciudad de Prairie para hacer espacio para una reurbanización el martes 11 de noviembre de 2014. La casa fue encerrada en un marco de acero y se traslada en 32 plataformas rodantes motorizadas masivas de 600 pies. Se calcula que tomará dos días a alrededor de 1 y medio km. por hora.


Foto: AP / Teresa Crawford

UN BICORNIO DE NAPOLEÓN FUE SUBASTADO
POR 2.360 MILLONES DE DÓLARES

Un bicornio de Napoleón Bonaparte fue subastado en Fontainebleau, cerca de París, por 1.884 millones de euros (2.360 millones de dólares), según informó la casa Osenat.El sombrero superó con creces su valor estimado, que se situaba entre 300.000 y 400.000 euros. Fue adquirido por un postor surcoreano. Al parecer, el bicornio es uno de los 19 sombreros de Napoleón (1769-1821) que aún se conservan. (AP)

Un bicornio de Napoleón Bonaparte fue subastado en Fontainebleau, cerca de París, por 1.884 millones de euros (2.360 millones de dólares), según informó la casa Osenat.
El sombrero superó con creces su valor estimado, que se situaba entre 300.000 y 400.000 euros. Fue adquirido por un postor surcoreano.
Al parecer, el bicornio es uno de los 19 sombreros de Napoleón (1769-1821) que aún se conservan.


Foto: AP

GEORGIA O'KEEFFE
CONSIGUE EL RÉCORD DE MUJERES CON 44.405.000 DE DÓLARES

ARTE  Subasta

'Flor blanca', de 1932, triplicó la cifra de precio prevista
El lienzo adornó el comedor privado de George W. Bush en la Casa Blanca.

Una jequesa catarí y una americana marcan los récords de obras de hombres.
Georgia O’Keeffe, Jimson Weed/White Flower No. 1 (1932). Estimate $10/15 million, Sold for $44,405,000 at Sotheby's American Art sale on November 20, 2014. (Sotheby’s New York)
Georgia O’Keeffe, Jimson Weed/White Flower No. 1 (1932). Estimado de 10 a 15 millones de dólares.  Vendido en 44.405.000 de dólares en la subasta Arte de los EEUU de Sotheby’s del 20 de noviembre de 2014. (Sotheby’s New York)

Conxa Rodríguez - Londres


'Jimson Weed/White Flower, no 1', de 1932, es un óleo sobre lienzo de la artista americana Georgia O'Keeffe (1887-1986) que, a partir de ahora, acarrea el incentivo de ser también la obra de arte más cara pintada por una mujer. La cifra que le otorga ese mérito alcanza los 44,4 millones de dólares (31 millones de euros). El salto que ha dado Georgia respecto al récord anterior es considerable. Otra americana, Joan Mitchell (1925-1992) ostentaba con 11,9 millones de dólares (8,3 millones de euros), el precio más alto pagado hasta ahora.

La venta de la flor blanca tuvo lugar en Sotheby's el jueves pasado en una subasta en la que pronto se detectó gran fervor por la flor puesto que siete compradores se enzarzaron aumentando el precio, tasado en unos 10 o 15 millones de dólares (de 7 a 10 millones de euros). El litigio entre dos engrescados comprados acabó con la adjudicación de la imagen por el triple de lo previsto a Lisa Dennison, de Sotheby's, que cogida al teléfono pujaba de parte de un desconocido comprador y nuevo propietario de la obra.

La revalorización de la flor ha provocado regocijo en el museo que lleva el nombre de la artista en Santa Fe, Nuevo México (EEUU), quienes sacaron a la venta el lienzo para alimentar el fondo de adquisiciones. Durante seis años de la Presidencia de George W. Bush la flor adornó el comedor privado del presidente en la Casa Blanca. Perteneció durante años a Anita, hermana de la artista, y fue adquirido por el museo en 1994 por 1 millón de dólares (700.000 euros). El preciado óleo mide 122 cm de alto por 102 de ancho y es una de las muchas flores que pintó la artista.
El museo que lleva el nombre de Georgia O'Keeffe dispone de un fondo de 1.149 obras de ella. El equipo directivo de la institución aduce que la colección permanente contiene vacíos y huecos en la historia de la artista. En cambio, dispone de abundancia de flores como la vendida. ¿Qué diría Georgia de su propia hazaña? En cierta ocasión dijo: "Si puedo pintar una flor a gran escala, no se podrá ignorar su belleza". Lo que no se ignorará tampoco a partir de ahora es el precio de esa flor blanca.

Aunque el precio del arte de mujeres acaba de dar un brinco, la cifra de 31 millones de euros es modesta comparada con las que han dado otras mujeres por obras de hombres; desde los 192 millones de euros que pagó una princesa catarí por 'Los jugadores de cartas', de Paul Cezánne, la obra más cara de la historia; hasta los 99.5 millones de euros que otorgó Elaine Pascal Wynn, ex esposa del magnate de los casinos Steve Wynn, por 'Tríptico para estudio de Lucian Freud', de Francis Bacon, la obra más cara vendida en subasta.


Fuente. elmundo.es

UNA CELEBRACIÓN DEL TALENTO ARGENTINO
QUE SE AFINCÓ EN PARÍS

La vida de 27 artistas argentinos que cruzaron el Atlántico.
Personalidades como Sara Facio, Gino Bogani y Marcos Zimmermann estuvieron presentes en el Palacio Ortiz Basualdo.



Los magníficos salones del Palacio Ortiz Basualdo desbordaron anoche de elegantes invitados: artistas, empresarios, editores, funcionarios y periodistas se dieron cita en la Embajada de Francia en Buenos Airs para asistir a la presentación del libro Talentos argentinos en París, de la periodista Danielle Raymond y el fotógrafo Eric Sander.La obra presenta la experiencia de 27 argentinos provenientes de distintas profesiones que se instalaron en París. Entre esos “talentos” de exportación están el actor y director Alfredo Arias, la investigadora científica Norma Sánchez, el artista plástico Julio Le Parc, el compositor Eduardo Makaroff, el director de teatro Jorge Lavelli, el coreógrafo Coco Días, el pintor Antonio Seguí, y el psicoanalista Juan David Nasio. También el pintor Rubén Alterio, el arquitecto Pablo Katz, la escritora Alicia Dujovne Ortiz, el cardiocirujano Juan Carlos Chachques, el músico Juan José Mosalini, la poeta Silvia Barón Supervielle, la actriz Marilú Marini, el empresario Carlos Abboud, el plástico Martín Reyna, la diseñadora Mercedes Robirosa y el fallecido artista Luis Tomasello.
“Me alegra que Francia siga siendo un lugar de elección para muchos argentinos” que “son hijos adoptivos de nuestro país y no dejan de ser argentinos”, señaló el embajador francés Jean Michel Casa. “Hay una importante densidad de intercambio cultural entre Francia y Argentina”, agregó.
Entre los asistentes a la presentación estaban Sara Facio, Carlos Corach, María Casado de Santamarina, Cristina Carliste, Cecilia Zuberbuhler, Jorge Tarditti, Jean Louis Larivière, Gino Bogani, Fabio Grementieri, Marcos Zimmermann, Fini Travers de Braun, Patricia Giovampaola, Inés de Lafuente y Claudio Estenato.
Danielle Raymond, francesa y ex corresponsal de Editorial Atlántida en París, y el fotógrafo francés Eric Sander son los autores que trabajaron durante dos años para seleccionar, interrogar, describir y retratar a estos 27 de los numerosos argentinos que viven y desarrollan su talento en Francia.


Los presidentes Charles De Gaulle y Arturo Illia firmaron acuerdos bilaterales en 1964. / ARCHIVO CLARIN
Los presidentes Charles De Gaulle y Arturo Illia firmaron acuerdos bilaterales en 1964.
/ ARCHIVO CLARIN

No sólo los entrevistaron sino que también los mostraron en sus casas, en sus trabajos o talleres, en su mundo privado. La obra, de 176 páginas, fue editada en Buenos Aires por Ediciones Larivière. En marzo, el libro había sido presentado en la Maison de la Amerique Latine, en París.
Raymmond asegura que “el calor humano, la solidaridad y la creatividad de los argentinos” la motivaron para llevar a cabo esta obra.
En el prólogo, el ex embajador en Francia, Juan Archibaldo Lanús, explica la solidez de los lazos franco-argentinos. “Francia es parte del mapa imaginario de los argentinos. Para los argentinos, París fue la Meca de la cultura y Francia el estadío superior de la civilización. Este libro cuenta y muestra la experiencia de muchos argentinos provenientes de distintos horizontes profesionales que han decidido instalarse en Francia, atraídos por la calidad humana de sus habitantes y por los múltiples logros” de este país”.


Fuente: clarin.com

STEPHAN ERZIA Y EL TESORO ARGENTINO

Stephan Erzia
Marta Armero

Esta es una historia que comienza en 1927. A pesar de que en ese año no había relaciones diplomáticas entre Rusia y la Argentina, el escultor Stephan Erzia llegó al país por una invitación especial del presidente Marcelo T. De Alvear, a quien había conocido cuando éste era embajador en París.

Erzia arribó a Buenos Aires con el reconocimiento y la fama ganada en Europa, donde había sido calificado como “el Rodin ruso”, pero aquí se despojó de todo ese prestigio para abrirse al movimiento artístico que bullía en la ciudad y descubrir nuevos materiales, que le permitieron llevar su obra más allá. Rápidamente se integró a la vida cultural y artística de Buenos Aires formando parte de la peña Pacha Camac, donde conoció al pintor Benito Quinquela Martín.

Victor Fernández, curador del museo que lleva el nombre del célebre autor de las imágenes del puerto de La Boca, afirma que a los cinco años de su llegada Erzia ya empezó a formar parte muy activa de la peña de Boedo, promoviendo actividades de todo tipo.

 “Aunque a Erzia lo definen como un solitario rodeado de 50 gatos, también se dice que tenía una vida social muy interesante formando parte de las peñas”, sostiene el curador.


Biografía

Stephan Erzia nació en 1876 en la localidad de Báyevo, que actualmente se encuentra en la República de Mordovia (Rusia).

En 1926 organizó una exposición personal en París que tuvo mucho éxito. Recibió la invitación de organizar una muestra en Montevideo. A partir de 1927 se instaló en la Argentina, donde vivió y trabajó hasta 1950.

En 1951 volvió a la URSS. Murió en 1959 con la convicción de sentirse también argentino: “Yo soy bien ruso y bien argentino. Y quiero a este país que me ha dado su hospitalidad y me ha brindado el material más hermoso que pude obtener para mi trabajo”, reconoció el artista.

Sus vínculos artísticos se expandieron más allá de la Capital Federal, como cuenta la directora del Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil (Mumbat) en el libro “El escultor ruso Erzia y la Argentina”.

El artista se vinculó con muchas personalidades, entre otras, con quien fuera luego su mecenas por un año, el tandilense Antonio Santamarina. Es a partir de ahí que tres piezas del escultor llegan a este museo. La donación de Erzia consistió en tres cabezas, tituladas “Mi hermana”, “Hombre” y “Tristeza”, cuya fundición en bronce fue realizada en el taller de Hugo Canpagnola, de la Capital Federal y costeada por la Sociedad Estímulo de Bellas Artes de Tandil.

Las cabezas reproducen obras modeladas durante el periodo europeo del escultor. Que Erzia se integrara tan bien en un mundo tan distinto al suyo tiene mucho sentido para Víctor Fernández. “La Argentina en ese momento era una plaza interesante, un mercado a descubrir con coleccionistas bastante fuertes, sin olvidar que era el período de entreguerras y éste era un lugar apacible para el desarrollo de su obra”, afirma.


Bella y fuerte como el hierro



Pero además de las relaciones personales y artísticas que generó en la Argentina, Stephan Erzia descubrió un nuevo material con el que desarrollaría buena parte de su intervención escultórica: el quebracho, utilizado como combustible para las calderas y que sólo se encuentra en la selva del Chaco.

Una madera que ofrece unas características especiales por su forma y dureza y sobre la que Erzia llegó a decir: “Es bella como un metal, es fuerte y dulce como el hierro”. “Con este material se encontró casualmente a través de unos carros madereros que andaban por la ribera”, relata Víctor Fernández. “Él andaba paseando y se cayó una de esas maderas.

Al tomarla advirtió un peso muy particular y termina ofreciendo un montón de plata por el carro completo”. Lo que descubrió al tocarla por primera vez es que “ese era el material que andaba buscando para su obra. Además de la resistencia, el peso, la dureza, está el tema de la forma. El era capaz de entregarse y advertir en esas formas caprichosas una escultura”.

En 1936 Erzia programó un viaje a la provincia de Chaco a donde llegó con una carta para Carlos Schenone, capataz de la forestal, en la que un directivo de la empresa maderera le solicitaba que facilitara al escultor las piezas de quebracho según la forma que él quería.

Entre ellos se estableció una buena amistad y Erzia animó a Schenone a que desarrollara sus dotes escultóricas. Según Fernández, en su recorrido por la selva chaqueña buscaba sobre todo las formas y las raíces. “Estaba muy vinculado con la naturaleza y eso le hacía tener una empatía con los ritmos y las formas naturales.

En muchas de sus esculturas apenas están intervenidos los accidentes y las formas caprichosas de las raíces del quebracho”, señala. Del Chaco no sólo se llevó cuatro vagones de tren de madera de quebracho con los que se movía cada vez que se mudaba de casa. Allí también se contactó con otro grupo artístico, “El Fogón de los Arrieros”, donde quedó la obra "Cabeza de mujer" realizada en 1940.

La urna de Horacio Quiroga


Otro de sus trabajos más destacados es la escultura que sirve como urna para las cenizas del escritor Horacio Quiroga. Para Hugo Libardi, encargado del Museo Horacio Quiroga, en Salto (Uruguay), “uno de los deseos de Quiroga era que cuando muriera su cuerpo fuera cremado y sus cenizas esparcidas en la selva misionera.

Como sus familiares y amigos añoraban su regreso a Salto, resolvieron buscar algo que fuera simbólico y por eso decidieron hacer la urna en algarrobo y así se lo pidieron a Erzia”.

Además de la carga simbólica de la pieza, su proceso de creación denota la forma casi obsesiva con la que trabajaba el escultor. “Erzia estuvo 24 horas trabajando en esta pieza. Arrancó a las 9 del 19 de febrero del 37, el día que apareció muerto Quiroga, y con el cuerpo presente la esculpió.

Al día siguiente retiraron el cuerpo para la cremación y continuó trabajando hasta el mediodía”, cuenta Libardi. La leyenda dice que no sólo las cenizas quedaron en el viejo caserón que alberga el museo, y que el fantasma de Quiroga se pasea por sus salones. Por desacuerdos con el gobierno uruguayo de turno, que tenía que hacerse cargo de los costos, la escultura de Erzia nunca se pagó y, según Libardi, “parece que Erzia tampoco se esforzó por cobrar el trabajo”.Pero esta era otra de las características del escultor, su desapego al dinero.

Cuando en 1946 se restablecieron las relaciones entre Rusia y la Argentina, Erzia le hizo saber al nuevo embajador su deseo de volver a casa. Según Fernández, el retorno a Rusia de Erzia en 1950 hizo que el mundo artístico argentino “sintiera que se perdía algo muy importante y todos los diarios se hicieron eco de la noticia, con narraciones muy sentidas”.


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En las páginas del diario Independiente se decía: “¡Los bosques de quebracho del Chaco se quedarán huérfanos sin su héroe!” Y es que el escultor ruso “logró afianzar vínculos entre lo propio y lo foráneo, en un diálogo entre tradición e innovación.”


Acá dejó un proyecto truncado: tallar una montaña en la Cordillera. “En el 44 le aprobaron un proyecto de tallar a San Martín y O’Higgins, los héroes de la Independencia, pero nunca se realizó” , cuenta Fernández.


Stephan Erzia murió Rusia diez años después con la convicción que sentirse también argentino: “yo soy buen ruso y buen argentino. Y quiero a este país que me ha dado su hospitalidad y me ha brindado el material más hermoso que pude obtener para mi trabajo.”


Fuente: lanacion.com

VILLA OCAMPO, EN EL REGISTRO DE LA MEMORIA

Patrimonio
Su archivo formará parte de la red de documentación mundial de la Unesco



Por María Elena Polack / LA NACIÓN


El centro de documentación de Villa Ocampo fue incorporado ayer oficialmente al Registro Memoria del Mundo de la Unesco para América Latina y el Caribe y formará parte de la red de documentación cultural e histórica que puede ser consultada por investigadores y público.
Ese reconocimiento al valor de la memoria colectiva de la sociedad de la región forma parte de la nueva etapa de la vida cultural de la casona de Victoria Ocampo, en Beccar, que prevé una mayor actividad cultural para el próximo año. Ayer por la tarde, la Fundación Sur, a cargo de esa porción del patrimonio de la escritora argentina, recibió un reconocimiento especial por la tarea que lleva adelante.
La responsable de la Unesco para América Latina y el Caribe, Lidia Brito, anunció ayer la programación del año próximo y confirmó que Villa Ocampo seguirá a cargo de Fréderic Vacheron, especialista de Programa Cultura para el Cono Sur de ese organismo internacional.
Aunque no ocupará despacho de manera permanente en Villa Ocampo, desde lo formal Vacheron será el sucesor de Nicolás Helft, que dirigió el centro cultural durante 11 años decisivos para su restauración y puesta en valor. Helft se retiró en mayo último cuando la Unesco sufrió un severo recorte presupuestario, que implicó una redefinición de más de 300 puestos clave.
Brito y Vacheron brindaron ayer en Buenos Aires una conferencia en la que esbozaron una multiplicidad de proyectos para concretar durante el año próximo. La intención es que Villa Ocampo sea un faro de promoción cultural, de desarrollo y de igualdad de género.
Por ese motivo es que por estas horas se realiza allí un seminario sobre género y cultura, y habrá un homenaje a Mercedes Sosa, cuya gráfica de su último disco se realizó en Villa Ocampo.
Tras confirmar que se mantendrán los lazos actuales con la Asociación Amigos de la casa y con la Fundación Sur, custodia del legado de Victoria Ocampo, y el papel como coordinadora de Silvana Mazalán, Brito impulsó varios proyectos, entre los que se destacaron los bautizados Ombú, Colmenar y Pilares.
Todos requerirán financiamiento extra, ya que en la actualidad para el funcionamiento anual de Villa Ocampo se destinan 250.000 dólares. Brito y Vacheron estimaron que se necesitará un presupuesto extra de casi el mismo monto que el oficial.
Por eso no brindó detalles puntuales del proyecto Pilares, por el que se buscará becar y apoyar el acceso a la producción cultural de grupos en situación de vulnerabilidad. El programa Colmenar procurará convertirse en un laboratorio de ideas para intentar anticipar tendencias culturales emergentes y con capacidad de formular diagnósticos y recomendaciones en ese rubro.
El programa Ombú se enfocará en cursos de capacitación para elaborar nuevos enfoques de los desafíos regionales sobre gestión, conservación y promoción del patrimonio.


Fuente: lanacion.com

ARTE IBEROAMERICANO:
GRAN COLECCIÓN DE MAESTROS ARTESANOS

En los Museos José Hernández e Isaac Fernández Blanco.
Una muestra con dos sedes reúne 1.600 piezas de más de 400 artistas.
El árbol de la vida. Obra del mexicano Oscar Soteno, en barro modelado policromado. Edgar Espinoza Ulloa.

Bárbara Álvarez Plá

 
“Un gran maestro se diferencia del resto de los artesanos porque plasma sobre sus piezas una chispa de genialidad, creatividad y maestría en el manejo de las técnicas. Su trabajo sobresale por encima del de los demás miembros de su comunidad”, afirma Cándida Fernández, la curadora de la muestra Grandes Maestros del Arte Popular Iberoamericano. Colección Fondo Cultural Banamex, que hasta enero se puede ver en dos sedes: El Museo José Hernández y en el Museo Issac Fernández Blanco.
Se trata del resultado de un proyecto que, tras tener gran éxito en México, donde se gestó, llevó a Fernández Calderón a viajar por toda latinoamérica, entre 2007 y 2010, en busca de eso: maestros artesanos. “Visité personalmente a casi el 80% de los artistas”, asegura la curadora. Y así nació esta muestra itinerante que reúne unas 1600 piezas, de 300 especialidades (barro, metales, madera, fibras vegetales, piedra, papel, textiles), de un universo de 450 grandes maestros: están representadas más de 50 etnias y más de 260 poblaciones. Las piezas, además, cubren tres funciones claramente definidas: el uso cotidiano, el ritual ceremonial y el decorativo. “Se trata de una expresión de cada país y al mismo tiempo de cada uno de los pueblos que representan”, aclara la curadora, que se muestra además sorprendida de que con tan sencillos materiales puedan crearse obras de tamaña plasticidad.
Así, a medida que uno recorre la muestra, se encuentra tinajas y floreros policromados de Perú, Honduras o Nicaragua; árboles de la vida mexicanos; esculturas de barro venidas de Paraguay; candelabros de plata fundida de Argentina; anillos y aros de oro llegados de España; canastas de fibra de palma chunga de Panamá; sobreros de tiras de caña de Colombia; mantas bolivianas tejidas con hilo; ponchos mapuche tejidos en Argentina, las fajas de Chile o el tejido jipijapa procedente de Ecuador, entre muchísimas otras piezas, todas originales y únicas: “el artesano nunca más repite”, explicó Fernández. El criterio para elegir las piezas, según explicó Andrea Acevedo, coordinadora de prensa de Fomento Cultural Banamex fue “fundamentalmente estético, pero también fue importante la técnica en la selección. Sólo hay que recorrer los talleres de los artesanos para darte cuenta de quién sobresale”.
“La idea de este proyecto es fue recuperar las técnicas ancestrales que se han ido perdiendo, rescatar las tradiciones, porque es lo que le da identidad a los pueblos, por eso no debemos dejar que desaparezca”, explicó Acevedo sobre esta muestra, que antes de llegar a Buenos Aires estuvo ya en España, Colombia, Brasil y que después de acá viajará a los Estados Unidos.
Y no sólo en viajes y muestras se quedó el proyecto, las responsables explicaron que además, apoyan a estos maestros artesanos con infraestructura, “y les damos capacitación en lo que se refiere a la administración, para que por desconocimiento no malvendan su arte”.
Recorrer bien esta muestra lleva tiempo, pero será tiempo ganado al olvido. Un acto por la recuperación de las técnicas propias de la región.


Fuente: clarin.com