ARGERICH Y BAREMBOIM, A CUATRO MANOS EN EL COLÓN

Tuvieron el primer ensayo antes de la serie de conciertos que comenzará pasado mañana
Daniel Baremboim y Martha Argerich

La imagen del reencuentro: Martha Argerich y Daniel Barenboim, ayer por la tarde, en el primer ensayo que tuvieron juntos, en la Sala Bicentenario del Teatro Colón. Era la primera vez que los pianistas se veían en Buenos Aires antes de la serie de conciertos que comenzará pasado mañana y que tiene varias fechas agendadas. Una serie realmente maratónica que incluirá recitales de piano, conciertos con orquesta en el teatro y al aire libre (en Puente Alsina), y hasta una actuación de los pianistas con el grupo Les Luthiers.
En la vida, como en las películas, no todo es lo que parece. Cerca de las cinco de la tarde el hombre que salía del teatro por la calle Cerrito vestido informalmente con camisa a cuadros, gorra visera con la leyenda "Orlando" y un bolso colgado al hombro no era un turista que terminaba la visita guiada al Colón sino Marcos Mundstock. Minutos antes, por la misma puerta, había salido el resto de sus socios de Les Luthiers, Jorge Maronna, Daniel Rabinovich, Carlos López Puccio y Carlos Núñez Cortés. Habían estado ensayando en una sala contigua a la del Bicentenario. Lo que ofrecerá el grupo dentro de este ciclo denominado Festival Barenboim será "La historia del soldado", de Igor Stravinski, y "El carnaval de los animales", de Camille Saint-Saëns.
Por estos días hay mucha actividad en el tercer subsuelo del teatro. Barenboim llegó el jueves de la semana pasada junto con todos los músicos de la orquesta West-Eastern Divan. Tuvieron ensayos durante toda esta semana y ayer se encontraron con la pianista. Trabajaron sin intervalos ni el recreo previsto de quince minutos. Después de dos horas pudieron descansar. Sentado al piano sólo quedó uno de los pequeños nietos de Martha. Y la pianista, que nunca puede con su genio, se fue hasta el fondo de la sala y destapó un Yamaha que estaba cubierto por su funda y por una montaña de partituras orquestales. Lo probó, le gustó cómo sonaba y pidió que lo movieran hasta el centro de la sala. Llamó a Barenboim y se sentaron a tocar.
Por ahora están allí, en ese búnker donde se trabaja casi sin pausa. Ya tendrán tiempo de darse una vuelta por la sala principal donde debutaron como pianistas hace tantos años; para caminar por su escenario, como esos jugadores de fútbol que salen a hacer un reconocimiento del terreno antes de los partidos, o como esos pilotos de Fórmula 1 que dan esos primeros giros de prueba en un circuito por el que ya transitaron varias veces. La carrera es larga, especialmente para Barenboim. Tiene programados, en menos de dos semanas, alrededor de una docena de conciertos.
Por estos días los ensayos tienen que ver con lo inmediato. El concierto de pasado mañana, donde la orquesta, con dirección de Barenboim y la participación de Argerich, ofrecerá un programa que incluirá a Beethoven y Ravel. Al día siguiente la orquesta y su director se embarcarán en la primera de cuatro funciones de repertorio wagneriano.
La del martes será una de las funciones más esperadas, ya que se trata del recital de piano en el que Martha y Daniel, estos dos hijos pródigos que siempre están volviendo a casa, interpretarán Mozart, Schubert y Stravinsky.
"Martha es la persona en el mundo que conozco hace más tiempo. Desde que yo tenía 7 años", dijo Barenboim semanas atrás, durante una entrevistas con LA NACION. Cada tanto se reencuentran en Europa. Pero esta vez tiene otro sabor.


Fuente: lanacion.com

AGUSTÍN PÉREZ RUBIO:
"UN MUSEO NO ES UN PARQUE DE ATRACCIONES"

Estuvo al frente del museo de Castilla y León hasta 2013 y hoy asume como nuevo director artístico del Malba; lejos del arte masivo, dice que las muestras no deben estar al servicio del número de visitantes

Pérez Rubio, nuevo director artístico del MALBA.  Foto: LA NACION
Pérez Rubio, nuevo director artístico del MALBA.. Foto: LA NACIÓN



Por Violeta Gorodischer

El recuerdo es preciso: siete años, la tibieza del sol valenciano, la mano paterna, los pasos ansiosos hasta el quiosco de revistas. Allí, en ese terreno donde las historietas son el tesoro infantil más preciado, el pequeño Agustín observa en silencio. "Ésa", dice finalmente, y señala un ejemplar cuyo dibujo de tapa, tan extraño como cautivante, le interesa más que cualquier otro. El padre, perito mercantil, lo mira sin comprender nada: ni la elección del hijo ni esas figuras indescifrables que tanto le fascinan. Duda, pero accede. "Resulta que era un fascículo de Miró", detalla hoy el español Agustín Pérez Rubio, 42 años, recién llegado a la Argentina para asumir como el nuevo director artístico del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
Al Miró siguió un Tàpies, y al Tàpies varios artistas más que, con el paso de los años, fueron construyendo una base sólida desde la cual Pérez Rubio se licenció en historia del arte, descolló como curador joven y pudo lucirse como director del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac) hasta febrero de 2013. A partir de hoy, podrá agregar una línea más a su CV: esta vez, estará a cargo de la colección y las nuevas adquisiciones, el programa de exposiciones y la supervisión general de publicaciones, educación y extensión cultural, cine y literatura del Malba.
La anécdota con la cual se presenta es una suerte de parábola: la curiosidad como uno de los baluartes más preciados del arte, ahí donde entra todo menos las certezas. "Si crees que sabes todo, eres pedante y te puedes morir mañana, pues ya tienes tus problemas resueltos y tus preguntas contempladas".
-¿Con qué muestra inaugurás tu cargo?
-Desde hace unos meses ya estoy trabajando en futuros proyectos. Me incorporo con la exposición Le Parc Lumière, que estará hasta el 6 de octubre, con una selección extraordinaria de sus piezas lumínicas de los años sesenta, y donde el montaje en las salas de la primera y segunda planta es extraordinario.
-¿Cuáles son los planes para este nuevo rol?
-Mi nombramiento viene junto con el de un director ejecutivo. Y se refuerza con el de un comité científico-artístico para las cuestiones dentro de la programación y la curaduría. Es decir, habrá una serie de curadores nacionales e internacionales que formarán parte de este comité, que se apoyará a su vez en alianzas y proyectos de otras instituciones. El Malba, así, queda mucho más reforzado a ese nivel. Para nosotros es muy importante la Asociación de Amigos de Malba, que ya existe, pero vamos a intentar, junto con el director ejecutivo, que se forme un board de patronos que realmente aporten, no sólo económicamente, sino en cuanto a relaciones institucionales. Que puedan donar piezas a la colección, que estén en relación con otros coleccionistas y otras instituciones. Lo artístico y lo ejecutivo-administrativo va a estar reforzado con estas alianzas.
-¿Es una práctica común en los museos de Europa?
-Sí, los latinoamericanos tienen una estructura más parecida a los museos americanos, es decir, la financiación es privada, de fundaciones o de dinero privado. En Europa, ese dinero es público. De todas formas, es más manejable a nivel administrativo un dinero que viene de manos privadas. Son métodos diferentes, pero los fines son muy parecidos.
-Al menos en Buenos Aires, cambió el concepto de museo de un tiempo a esta parte: tiendas, propuestas pluralistas, el museo como una salida? ¿Qué opinión tenés al respecto?
-Yo creo que es importante atraer al público, siempre y cuando se le den los resortes críticos a nivel de la muestra y de los contenidos. Por supuesto que el museo contiene una serie de conocimientos que se pueden transmitir a través de la experiencia: es muy importante que cada persona que venga se lleve algo. Pero cuidado, no se trata de una experiencia de entretenimiento: puede ser una visita placentera, hasta divertida, pero un museo no es un parque de atracciones. Si alguien quiere eso, o un balde de pochoclo, sabe adónde ir. Al contrario, el museo debe ser consumido desde un lugar reflexivo. Tú tienes que estar abierto, registrar los diferentes públicos, y darle a cada uno la atención que necesita, la manera de entendimiento que demanda. Que esto sea un intercambio intelectual y estético.
-¿Cómo se le dan esas herramientas al público con muestras masivas, de hasta tres cuadras de fila?
-Bueno, apuntando a eso. Yo estoy seguro de que la gente se ha llevado algo de la experiencia de Kusama: esa pérdida del ser en los espejos, esa cuestión casi física de ese tipo de experiencia. Y luego, es importante hacer un display formativo y pedagógico a través de los textos, las guías y las visitas guiadas. El público va a apropiarse de una serie de cosas. El museo debe ser abierto, pero también debe profundizar en los contenidos, que no sea una batida rápida de información cultural. Cada uno se va a llevar lo que quiera. Por mucho que le pongas, si alguien tiene tres minutos, se va a llevar lo que quepa en ese tiempo; pero si alguien quiere profundizar, hay que ofrecerle esas capas de conocimiento.
-¿Cuál es el perfil que querés darle al museo de aquí en más?
-A ver, yo no hago una muestra para traer público. Nunca sabes por qué ni cuándo una muestra va a tener éxito; uno no hace una muestra pensando en cuánta gente va a venir. Un museo tiene un discurso. Todo esto de la masividad pertenece a una etapa anterior, yo daré un giro. Una muestra no es mejor que otra por tener más público. Hay muestras que no han tenido grandes cantidades de público, pero que, en 50 años, habrán pasado a la historia como parte de un museo. Tienes que estar para la mayoría y para la inmensa minoría. Para eso hay que balancear las programaciones, no estar al servicio de los números de visitantes, sino del discurso de aquello que el museo quiere narrar. En este sentido, mi papel como director artístico no es hacer una buena exposición o traer gente, sino hacer que todo el museo se unifique en un mismo discurso. Incluso abarcar dudas curatoriales: ¿hacia dónde va lo latinoamericano?; ¿qué sentido tiene hacer esto?
-O sea que la idea no es focalizar únicamente en las obras?
-Es que la obra no es autónoma, responde a inquietudes de un momento y de un proceso histórico. Hay que situar al museo en el discurso que quiere dar, cuál es la imagen de contemporaneidad que quiere dar.
-¿Y cómo se mide el éxito de una muestra?
-Es imposible de medir. A corto plazo, puedes decir que algo ha sido popular, que ha sido bien tomado por la crítica, pero en realidad no sabes, porque eso se tiene que ver en perspectiva histórica. Y nosotros no la tenemos ahora, para medir nada. Por eso trabajar en arte contemporáneo es arriesgarse. Cuando seleccionas un joven artista, no sabes qué va a ser mañana de él. Para ti representa esa contemporaneidad y ese paso adelante, pero en verdad no lo sabes. El éxito puede ser que vengan 100.000 personas o que a partir de una exposición surja una nueva cátedra que haga repensar determinado tipo de arte en la Argentina.
-Para terminar, ¿podrías nombrar tres artistas contemporáneos que te desvelen?
-Voy a responder teniendo en cuenta mi día a día ya que estos artistas ocupan actualmente mi energía por proyectos específicos, como por ejemplo: Rosangela Rennó, con quien estoy finalizando la edición de un libro de un proyecto conjunto que hicimos. Carlos Garaicoa y Sophie Calle, con quienes estoy trabajando en dos proyectos diferentes, el primero para noviembre en el CA2M en Madrid, y el segundo en febrero para el Centre de L'Imatge La Virreina de Barcelona. Pero también sigo investigando sobre Anne Marie Heinrich, fotógrafa que me parece interesante por su temprana visión feminista de algunas de sus imágenes, o Mirtha Dermisache, a quien le profeso un interés extraordinario y de quien el público en general desconoce gran parte de su obra.

Agenda de exposiciones

Las actividades previstas hasta fin de año
Le Parc Lumière
Hasta el 6 de octubre en las salas 5 (nivel 2) y 3 (nivel 1). Selección de obras históricas de Julio Le Parc (Mendoza, 1928).
C-32 Sucursal. La Ene en Malba
Del 8 de agosto al 13 de octubre en el nivel 1. Nueva edición del programa dedicado al arte actual. Esta vez, dedicada a La Ene, Nuevo Museo Energía de Arte Contemporáneo.
Berni. Juanito y Ramona
Del 31 de octubre al 22 de febrero en las salas 5 (nivel 2), 3 (nivel 1) y 1 (nivel -1). Exposición centrada en sus célebres series de Juanito Laguna y Ramona Montiel..


Fuente: lanacion.com


MONUMENTO A COLÓN: LLEVA UN AÑO TIRADO
Y PREPARAN EL PEDESTAL PARA AZURDUY

Traslado polémico.

La escultura de la heroína boliviana está casi terminada. Y ya trabajan en la base para instalarla detrás de la Rosada. Mientras la restauran, la figura de Colón espera el traslado a Costanera Norte.
































Silvia Gómez

A un año de ser removida de su pedestal y aún recostada, la figura de Cristóbal Colón es testigo directo de las obras que arrancaron en el parque homónimo. En el mismo y exacto lugar que ocupó el navegante genovés durante 93 años, comenzó la construcción de un nuevo pedestal, el que acogerá a Juana Azurduy, la heroína boliviana que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner pidió ver desde los despachos de la Casa Rosada. En rigor, habría sido una sugerencia de Hugo Chávez, quien en el último encuentro en Buenos Aires (en 2011), al observar la estatua a través de la ventana del despacho presidencial, preguntó: “¿Qué hace ahí ese genocida?”.
Las obras para montar la base de la nueva escultura comenzaron unos días atrás. Sucede que después de que todo el grupo escultórico del Monumento a Cristóbal Colón fuera desmontado, quedó a la vista una estructura de ladrillos que fue el corazón del pedestal que sostenía al navegante y a una decena de figuras alegóricas; debajo, además, se ubicaba la cripta y una cápsula del tiempo que fue revelada en abril, en donde su encontraron monedas, diarios y filmaciones de la época. Ahora ese lugar quedó rodeado por una estructura de madera, que comenzó a construirse la semana pasada. Se trata del encofrado –en este caso de madera– que se utiliza para luego colocar hormigón y realizar una nueva base para la figura de la heroína boliviana.
En tanto Andrés Zerneri, el artista plástico que trabaja en la figura de Azurduy, confirmó a Clarín que su obra está lista en un 90%: “Podría estar terminada en un mes más”, aseguró el artista plástico, quien trabaja en un galpón ubicado en la ex ESMA.
Paralelamente, el escultor y taxidermista Domingo Tellechea –junto a la Universidad de La Plata– trabaja en la restauración de la figura de Colón, que ahora se encuentra debajo de una gran carpa.
Pero quienes se oponen a su mudanza, aún continúan batallando en la Justicia. “Rechazamos el traslado. Está vigente la medida cautelar que prohíbe sacar el grupo escultórico. La ubicación del monumento fue dispuesta por la ley nacional 5.105, del año 1907. Hasta que la Justicia no decida sobre la cuestión de fondo, y mientras no se derogue esa ley, cualquier acuerdo entre los dos gobiernos carece de validez”, explicó Horacio Savoia, abogado del Círculo Italiano. Junto a otras organizaciones crearon el comité italoargentino “Colón no se mueve”, con el que difunden su postura en torno a este tema; ya juntaron 40.000 firmas de apoyo.

Recostada. La estatua de Colón. Ahora la limpian para su traslado.
Recostada. La estatua de Colón. Ahora la limpian para su traslado.

Pese a que los gobiernos de Nación y Ciudad comenzaron esta historia en veredas enfrentadas, las cosas cambiaron. Tanto en la Legislatura porteña, como en el Senado se votó favorablemente el traslado de Colón a una plazoleta ubicada frente al Aeroparque porteño. Se trata de una plazoleta, cuyo nombre oficial en el catastro de la Ciudad es Hidroavión Buenos Aires (también se la conoce con el nombre de Puerto Argentino). Es tierra ganada al Río de la Plata y se mete más de 150 metros sobre las aguas. Hoy es un lugar muy degradado, en el que viven personas en situación de calle, hay venta ambulante y estacionan autos al cuidado de trapitos. Incluso hay un homenaje a ex combatientes de Malvinas: se colocaron, sobre una pared en semicírculo, un conjunto de placas que miran hacia el río. Son unas 115, están casi ilegibles y fueron vandalizadas.
Pese a que se trata de un lugar casi escondido de la vista de los porteños, parece que ese será el destino final de Cristóbal Colón. La decisión de Nación ya está tomada y en marzo la Ciudad la apoyó cuando firmó el acuerdo que luego se transformó en ley, votado por senadores y legisladores.
“En este momento se están firmando diferentes convenios de colaboración que tienen que ver con la puesta en valor, el traslado y el montaje de Colón. Además se trabaja en los últimos detalles en relación al estudio del suelo. Más allá de que aún falta que la Cámara de Diputados ratifique el convenio firmado por ambos gobiernos”, explicó Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural porteño.
La figura de Azurduy tendrá 9,5 metros y pesará unas 8 toneladas. En tanto el pedestal medirá 5,5 metros. Estará acompañada por otras 12 figuras, entre ellas sus cincos hijos y un gaucho, en representación de Martín Miguel de Güemes. El proceso de elaboración arrancó en 2013, con una técnica que se conoce como fundición a la cera perdida: se hicieron 400 moldes de cera que cuando son llevadas a un horno se derriten y dejan espacio para que entre bronce por orificios creados a tal efecto. Una vez finalizado este proceso, las 400 piezas son soldadas.


Fuente: clarin.com

LANZAN EL CENTRO CULTURAL DE PUENTE ALSINA CON UN CONCIERTO DE BAREMBOIM

El puente Alsina hoy, notoriamente desmejorado, con grafitis en las paredes; harán numerosas reformas  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk
El puente Alsina hoy, notoriamente desmejorado, con grafitis en las paredes; harán numerosas reformas. Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk


Por Pablo Tomino


Las calles Del Barco Centenera y 27 de Febrero, en Nueva Pompeya, parecen envueltas de situaciones típicas de barrio: la gente conversa fuera de los negocios, las calles comerciales huelen a maní frito y algunos perros sin dueño deambulan sin destino aparente. Allí, entre vecinos que hace años asentaron sus bases, el tradicional puente Alsina, que une Nueva Pompeya con Villa Fiorito, está cambiando su cara. Pronto, debajo de sus viejas arcadas, nacerá Polo Bandoneón, un centro cultural que la Ciudad levanta para darles cabiba a las inquietudes de casi 150.000 vecinos y que el domingo 10 de agosto tendrá una particular fiesta. Ese día, Daniel Barenboim ofrecerá allí, a partir de las 11, un concierto con entrada libre y gratuita.
En realidad, ya se trabaja en la segunda etapa de mejoras en las oficinas internas y dentro de dos meses comenzará con la obra mayor. Se restaurará integralmente el edificio y la cabecera norte del puente, su rampa de acceso desde la avenida Sáenz y el entorno de calles y veredas del distrito porteño.
El centro cultural Polo Bandoneón, tal su nombre oficial, fue diseñado para la preservación del tango, pero además, allí funcionarán escuelas de acrobacias circenses, entre otras actividades, que se desarrollarán en los 770 metros cuadrados que tiene el puente.
El concierto de Barenboim, en realidad, será la antesala de la fiesta inaugural oficial que, según fuentes del gobierno de la ciudad, se hará algunos días después.
"Se le estaba debiendo al tango un Polo Bandoneón, como centro cultural de un instrumento que es símbolo de ese género musical. Dispuestos a saldar esa deuda, pensamos que ningún lugar es más indicado que el puente Alsina, un lugar emblemático de la ciudad y esencialmente del sur porteño, que con la puesta en marcha del polo va a tener un nuevo impulso revitalizador", dijo el ministro de Cultura, Hernán Lombardi.
Las obras que ya realiza el Ministerio de Cultura se dividieron en dos etapas.
En la primera se intervinieron 620 m2 de los espacios que tiene el puente Alsina: hicieron tareas de limpieza, demolición y diferentes trabajos, como la consolidación de paredes, la adecuación de las instalaciones eléctricas y sanitarias, y la modernización del ascensor.
La segunda etapa, en pleno proceso, comprende la revalorización de los sectores donde funcionarán el taller de bandoneón, la pista de baile, las oficinas y las áreas de seguridad.

La inversión total

La inversión total de la obra estructural -que comenzará en septiembre y estaría finalizada en abril venidero- será de $ 12,5 millones. Según informó la Ciudad, $ 7,5 millones se destinarán a las mejoras estructurales del edificio; $ 3 millones, para las nuevas luminarias exteriores; $ 500.000, para las luces del interior, y $ 1,5 millones, para las obras en las oficinas internas que ya está por culminar el Ministerio de Cultura porteño.
"Queremos dar otra cara al puente Alsina y también al entorno del barrio de Nueva Pompeya. Esta iniciativa va en consonancia con todas las mejoras que la Ciudad lleva adelante para que disfruten los vecinos", dijo a LA NACION Eduardo Macchiavelli, secretario de Atención Ciudadana de la Ciudad.
Durante los seis meses que dure la obra civil en el puente Alsina no se interrumpirá el tránsito, aunque sí habrá restricciones para el paso vehicular. "Se trabajará en un carril por vez. Esto generará algunas molestias temporarias, pero el puente requiere una restauración integral", dijo Macchiavelli.
"Muchas veces prometieron que iban a mejorar el puente Alsina, pero la verdad es que sólo se ocuparon de hacer parches. Acá lo importante no es darle una lavada de cara, sino reasfaltar todo. Y también mejorar las luces, porque durante la noche es una boca de lobo", dijo Agustín Fiore, vecino y propietario de una local comercial a 200 metros del puente Alsina.
La obra, que se extenderá por 180 días, contempla la reparación o reposición integral de las mamposterías, revoques, carpinterías y herrerías; el arreglo de las molduras y cornisas, y la pintura general.
También se van a reponer los copones faltantes (los moldes están en el municipio de Lanús) y se restaurarán las fuentes y las piezas ornamentales.
Además, se ampliarán las aceras del lado de Capital, se incorporarán nuevos árboles y se recuperará la jardinería original.
Como cambio en la infraestructura también se construirá un cantero central de hormigón, divisor de circulación entre ambas manos, y una nueva isleta de ordenamiento vehicular en el sector bajo puente. Y toda la traza tendrá nuevas luminarias.
"Estamos recuperando un monumento histórico y emblemático como el puente Alsina. Con esta obra, seguiremos poniéndoles color y embelleciendo los barrios del Sur. Beneficiará a miles de personas, que ganarán tiempo valioso al entrar y salir de la ciudad", señaló el jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

Un paso sobre el Riachuelo que se creó en 1859

El puente Alsina guarda su historia: en 1859 se construyó un paso sobre el Riachuelo conocido con el nombre de Valentín Alsina. Pero recién en 1910 se reemplazó el puente por uno de hierro, con carácter de temporario. El actual puente Alsina, de estilo neocolonial, fue inaugurado el 26 de noviembre de 1938 y fue bautizado con el nombre del teniente general José Félix Uriburu. Luego, se lo renombraría con el nombre actual. El edificio, que está protegido, se transformó en la imagen emblemática de Nueva Pompeya.

Cuánto cuestan las mejoras

7,5 millones de pesos
Esa suma se destinará para las mejoras estructurales del puente, que incluye la reestructuración de la fachada.
3 millones de pesos
Eso costará, según la Ciudad, las nuevas luminarias exteriores que colocarán.
1,5 millones de pesos
Es la inversión que harán para las mejoras del interior de las oficinas, que se estrenarán el mes próximo.



Fuente: lanacion.com

MONUMENTOS QUE SON UNA PELÍCULA

En otra época servían para difundir ideologías. De eso hoy se ocupa la radio, el cine y la TV.
Por Miguel Jurado*

Desde que se crearon el cine y la televisión, los monumentos conmemorativos dejaron de tener sentido. Bueno, no es que “dejaron de tener sentido”, se empezaron a usar menos. Fijate la poca cantidad que se hicieron en las últimas décadas. En Buenos Aires, que es un verdadero museo de esculturas a cielo abierto, la mayoría de los monumentos se levantaron entre 1890 y 1940. Después, poco y nada.
No es casualidad. Me explica el profesor Juan Lázara, experto en el tema. “Hasta la llegada de las telecomunicaciones, las clases dirigentes se limitaban a las artes plásticas para difundir su ideología”, dice y empieza a contarme que antes, los monumentos eran tan populares como el estreno de una película. En 1911, 150 mil personas asistieron a la inauguración del monumento a Sarmiento, una escultura del francés Auguste Rodin –el Spielberg del momento–. “La Generación del 80 hacía su relato a través de los monumentos; después, el poder empezó a usar la radio, el cine y la televisión, formatos más efímeros pero más eficientes”, simplifica Lázara.
Vistos así, los monumentos eran una mezcla de manual escolar con película 3D congelada. El mismo Lázara explica la alegoría fílmica con un clásico romano: La Columna Trajana. “Ese enorme cilindro de 30 metros de alto fue levantado en el siglo II y tiene enrollada una suerte de película que describe la conquista de Dacia a manera de fotogramas en piedra”, grafica, para agregar que lo que antes hacía la escultura ahora lo hace un noticiero oficial.
Ahí nomás, el profesor pasa a describirme la película de San Martín en el monumento que tiene en Retiro, en la plaza que lleva su nombre. Fue el primero figurativo del país (1862), pero tardó casi medio siglo en terminarse, para lo que intervinieron dos escultores distintos. “El retrato de San Martín es del francés Louis-Joseph Daumás, en 1862”, explica Lázara. Alrededor de la estatua ecuestre, para 1910, el alemán Gustavo Eberlein colocó esculturas y relieves que cuentan momentos clave de la vida del Libertador, era como un Martin Scorsese de su época que contaba toda una historia de vida con imágenes más que elocuentes. “Ese monumento es un verdadero medio gráfico tridimensional que ilustra once episodios destacados de la Independencia”, me dice el profesor. Entiendo perfectamente, es como una de esas películas llenas de simbolismos en las que se mezclan los tiempos y los lugares pero al final se entiende todo. Arriba, San Martín a punto de lanzarse al ataque con su caballo, señalando con el dedo la dirección el objetivo. Más abajo, la alegoría de la guerra representada por el dios romano Marte, como siempre, medio desprovisto de ropa, con un cóndor entre sus piernas (¿?) y en alto una corona de laureles (la victoria).
En los vértices del monumento, cuatro alegorías de la vida de un soldado: “La partida” muestra los pertrechos cuando sale a pelear; “La batalla”, un soldado caído junto a otro que triunfante porta la bandera; “El regreso”, un soldado recibido por una mujer, alegoría del hogar y, por último, “La victoria”, una mujer alada, una especie de Victoria de Samotracia (pero con cabeza y brazos), que recibe al soldado con otra corona de laureles. Allí, el guerrero recién termina la lucha, su espada aún está desenvainada y entre sus pies hay una canasta que derrama unos frutos ¿Los de la victoria?
La película sigue, en la base hay relieves que describen el combate de San Lorenzo, las batallas de Chacabuco y Maipú, el Cruce de los Andes, la Independencia del Perú, la batalla de Salta y la toma de Montevideo. Un peliculón lleno de acción, escenas emotivas, suspenso y un final feliz… hasta casi tiene un desnudo: una lástima, es el de Marte, no el de Victoria.

* Editor Adjunto ARQ

Fuente: ARQ Clarín

LA NUEVA RICHMOND ESTÁ LISTA
PERO AÚN FALTA LA HABILITACIÓN

El bar notable de Florida al 400 cerró en 2011 y es inminente su reapertura
Será tienda deportiva con servicio de café. La Agencia de Control debe inspeccionarla
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Marquesina. Intacta, como la fachada. También debe preservar su valores patrimoniales. / JUANO TESONE
Marquesina. Intacta, como la fachada. También debe preservar su valores patrimoniales. / JUANO TESONE

Con todo ya preparado dentro del local, es inminente la reapertura de la Richmond de Florida 438, un clásico con la marquesina intacta pero que tendrá como rubro la venta de artículos de deportes multimarca, además de servicio de cafetería en el establecimiento. La inauguración debe pasar previamente por una inspección del Gobierno porteño para obtener la habilitación correspondiente.
Comenzará de este modo otro capítulo de la polémica despertada hace tres años por el cierre y venta de la tradicional confitería que supieron frecuentar los escritores del grupo Florida (Borges, Güiraldes, Girondo, Marechal y el inefable Macedonio Fernández, entre otros), pero también hacendados de la Sociedad Rural, cuya sede es lindera a la Richmond.
Y así la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad (AGC), que inspecciona entre otras cosas la regulaciones y habilitaciones de los comercios porteños, deberá corroborar que la nueva firma cumpla a rajatabla con la normativa vigente, sobre todo en lo respectivo al r ubro gastronómico, que está en el foco de la disputa por parte de las miradas más tradicionalistas.
La discusión por el cambio de rubro es de criterio patrimonial. Pese a que los antiguos dueños decidieron en su momento deshacerse del inmueble porque ya no les resultaba redituable y lo vendieron a una firma multimarca de artículos deportivos (Just For Sport), vecinos, defensores del patrimonio y políticos reclamaron contra el cierre y pidieron protección judicial para la fachada, el uso y el interior del lugar. De hecho, la Richmond, inaugurada en 1917, era Bar Notable y formaba parte de un listado de 600 edificios con guarda cultural. Pero desde 2011, cuando bajó la persiana, el local estaba en estado de abandono, sin ser un café pero tampoco otra cosa. Por cierto, el cambio de uso no está restringido por ninguna normativa para el comercio privado.
En estos días, los comerciantes de la peatonal, que han seguido de cerca los últimos trabajos de limpieza y colocación de estanterías que se hicieron, anticiparon que la apertura es inminente.
Las siglas de la empresa multideportiva ya conviven con la marquesina histórica. Además, el Ministerio de Cultura porteño hace tiempo impuso exigencias para que, quien se hiciera cargo del local, tenga presente el objetivo de que conserve sus joyas patrimoniales, como la boiserie y las arañas. La firma responsable del local, además, abrirá un bar en un sector.
Un caso con cierta similitud en cuanto al buen resultado del resguardo del valor patrimonial frente a un cambio de rubro comercial es el ex cine Grand Splendid, hoy librería El Ateneo, en Santa Fe casi Callao. El notable edificio de estilo Art Nouveau conserva para su nuevo uso no sólo el escenario, sino las molduras, herrajes y características “orgánicas” propias de esa corriente arquitectónica celebrada en todo el mundo.


Fuente: clarin.com

LA REDONDA. ÏCONO DE BELGRANO

La iglesia de la Inmaculada Concepción, en Juramento y Obligado, es la única circular en la Ciudad.
Por su forma, es la única iglesia con planta circular que hay en Buenos Aires. Y eso hizo que popularmente se la conozca como “la Redonda de Belgrano”. Pero la Iglesia Inmaculada Concepción que está en ese barrio tiene mucho más que esa curiosa singularidad: fue y es el símbolo de esa zona de Buenos Aires desde los tiempos en que aquellos parajes formaban parte de un pueblo vecino a la Ciudad, que hasta supo ser lugar de veraneo para algunas familias porteñas.
Su antecedente histórico fue la capilla que estaba en las actuales La Pampa y 11 de Septiembre, junto a la barranca. Pero hacia 1864, por el crecimiento demográfico de la zona, se pensó en construir una nueva iglesia. La piedra fundamental se colocó el domingo 23 de enero de 1865 y el pueblo lo festejó: aquel día, en el terreno de las actuales calles Vuelta de Obligado, Juramento, Cabildo y Echeverría, y en medio de las pilas de ladrillos que ya se habían acumulado para encarar la construcción, hubo “carne con cuero” como calificaron los cronistas a ese asado popular.
El proyecto era del arquitecto genovés Nicolás Canale (1807-1874) quien desde hacía una década vivía en Buenos Aires. La dirección de la obra quedaba a cargo de su hijo, José Canale (1833-1883), también arquitecto. Con ellos colaboraba un joven arquitecto que trabajaba en el estudio de los Canale. Se llamaba Juan Antonio Buschiazzo (1845-1917), también italiano. Era hijo de un “maestro mayor albañil” y había llegado a la Argentina a los 4 años. La familia se había radicado en el pueblo de Belgrano. Buschiazzo iba a ser el segundo arquitecto en recibirse en Buenos Aires y uno de los más importantes profesionales de esa especialidad. A la muerte de Nicolás Canale, ocurrida en 1874, Buschiazzo y José Canale se encargaron de continuar el proyecto de osado diseño, considerando la época en que se desarrollaba.
¿Cuál era aquel diseño audaz? Con marcada influencia renacentista, la iglesia llama la atención por su sentido simétrico y la fuerza visual, rematada por una gran bóveda (tiene 21 metros de diámetro) que enmarca el anillo central. La cúpula incluye una linterna superior para atrapar la luz del exterior. Tanto afuera como adentro, “la Redonda” cuenta con fuertes columnas para enaltecer la entrada principal y las dos laterales. El altar mayor se sostiene en una doble columna de ónix cuyo frente es un tablero de mármol blanco con un relieve que representa una réplica de La última cena , la famosa pintura de Leonardo Da Vinci. Por las vibraciones y ruidos, en 2007 hubo que hacer una profunda restauración.
Según los especialistas, la monumental obra denota la influencia que en el diseño de Canale tuvieron la Iglesia de la Gran Madre de Dios (está en Turín) y el Panteón de Roma, hecho entre los años 118 y 125 DC, sobre las ruinas del Panteón de Agripa. Para terminar la construcción en Belgrano fue clave la venta de los terrenos y la vieja capilla cercana a las barrancas. En el remate (se realizó en abril de 1875) se recaudaron 290.000 pesos y ese importe fue el empujón final para la obra, que estaba demorada por falta de fondos. Se inauguró el 8 de diciembre de 1878.
En antiguas fotos se puede ver lo desolado de la zona en aquellos tiempos. Sin embargo, en esas imágenes y junto a la iglesia, ya aparece el edificio del Watson’s Hotel con su vieja recova. Hoy es un centro comercial. Pero el lugar también tiene lo suyo: ese sitio es un escenario importante del Informe sobre ciegos , en el tercer capítulo de Sobre héroes y tumbas , la novela que Ernesto Sábato publicó en 1961. Allí, Fernando Vidal Olmos, uno de los personajes centrales, se adentra en los intrincados vericuetos de la secta siniestra a la que perseguía. Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com