INTERESANTE EXPOSICIÓN EN ALEMANIA

Una mujer observa un libro expuesto durante la exhibición “Mapas y Espacios. Redes de conocimiento de pintura de paisajes del siglo XVII” en el Centro de Arte y Tecnología de Karlsruhe, Alemania. (EFE)

Una mujer observa un libro expuesto durante la exhibición “Mapas y Espacios. Redes de conocimiento de pintura de paisajes del siglo XVII” en el Centro de Arte y Tecnología de Karlsruhe, Alemania.


Foto: EFE

CHRISTIe'S VENDE UN WARHOL

Una empleada de la casa de subastas Christie’s mira la obra de Andy Warhol “John Lennon - Red” (1985-86)  La obra saldrá a subasta el próximo 12 de mayo en Nueva York. EFE/Andy Rain
Una empleada de la casa de subastas Christie’s mira la obra de Andy Warhol “John Lennon - Red” (1985-86) La obra saldrá a subasta el próximo 12 de mayo en Nueva York.



Foto: EFE/Andy Rain

DE PRESIDENTE A ARTISTA,
EL CURIOSO CAMBIO DE VIDA DE BUSH

Renovación

Inspirado por Churchill, empezó a pintar en 2012 y hoy inaugura su exposición de retratos de otros mandatarios.


DALLAS (AP).- El ex presidente George W. Bush dice tener un lado artista, un "Rembrandt adentro". Y ahora lo sacó a la luz. El polémico ex mandatario hizo, en los últimos años, retratos de líderes del mundo y ahora organizó la primera exhibición de sus trabajos.
Los retratos, que incluyen desde una imagen hosca del presidente ruso, Vladimir Putin, hasta una sonriente del fallecido dramaturgo y presidente checo Václav Havel, son parte de una exhibición que se inaugura hoy en la Biblioteca y Museo Presidencial George W. Bush en Dallas.
La muestra, llamada "El arte del liderazgo: diplomacia personal de un presidente", se mantendrá hasta el 3 de junio.
"Dediqué mucho tiempo a la diplomacia personal e hice amistad con líderes y conocí sobre sus familias y sus gustos y disgustos, a tal punto que me siento cómodo pintándolos", explica en un video introductorio a la exhibición.
"Pintar retratos de mis amigos y algunas personas que no fueron necesariamente mis amigos me proporcionó una sensación de transmitir un sentimiento que tengo por ellos porque pude conocerlos bien en la presidencia", dice en el video. Bush, quien comenzó a pintar en 2012, tres años después de dejar el cargo, dijo que leer un ensayo del ex primer ministro británico Winston Churchill -que también pintaba- sobre arte lo inspiró a tomar lecciones.
"Nunca había levantado un pincel antes. Así que hice el intento", agrega. Al igual que Bush y Churchill, otros líderes tuvieron como pasatiempo la pintura, entre ellos, Dwight Eisenhower y James Carter, e incluso el alemán Adolf Hitler.
                                                                                                               
Putin. Foto: The New York Times
 
Sarkozy. Foto: The New York Times

Fuente: lanacion.com

ARTE: BEUYS, POÉTICO Y POLÍTICO

Profeta sin tierra
En Fundación Proa, la retrospectiva del alemán que cambió la historia del arte del siglo XX, militó en las juventudes nazis y al final de su vida defendió con actitudes extremas la protección del planeta reúne cien obras y recuerda la genial acción de Uriburu al colorear el Gran Canal


Joseph Beuys (1921-1986) y Andy Warhol (1928-1987) vivieron en la misma época vidas muy diferentes. Ambos pueden ser vistos como los cimientos fundacionales sobre los que se desarrolló todo el edificio del arte contemporáneo. Tanto Warhol como Beuys tomaron de Marcel Duchamp el espíritu punk del movimiento dadaísta; la potencia dramática, que los llevó a convertir sus vidas en obra de arte, y la creencia romántica que sostiene que todo hombre es un artista, es decir, un productor del sentido del mundo. Pero mientras que Warhol celebra en forma irónica y juguetona el modo de vida norteamericano (es decir, del capitalismo liberal llevado a su límite), Beuys -como se puede comprobar en la retrospectiva que se exhibe en Fundación Proa- es siempre crítico con esa misma sociedad de consumo que surgió tras la Segunda Guerra Mundial.
Beuys es, a la vez, crítico y críptico. Absolutamente elocuente y nunca suficientemente explícito. Es poético y político. Su obra es una poética de la intervención política radical y una radicalización política de la poesía. Un canto a la transformación del mundo gracias a la intervención humana y una apuesta radical para que esa intervención sea lo más respetuosa posible con lo no humano. Beuys es el gran poeta de la contradicción extrema.
Nació en la Alemania devastada por la Primera Guerra Mundial. Fue un niño que dibujaba en la escuela de una pequeña ciudad de provincia mientras la hiperinflación arrasaba con la democracia de la República de Weimar y vivió la apoteosis de Hitler. En 1936, antes de cumplir los 15 años, se afilió a las Juventudes Hitlerianas. En 1941 ingresó como voluntario en las fuerzas armadas y fue destinado al frente ruso. El avión con el que bombardeaba la península de Crimea fue derribado y rescatado por un grupo de nómades tártaros, que lo salvaron. Al final de la guerra lo internaron en un campo de prisioneros manejado por los ingleses; tras su liberación recibió la Cruz de Oro al mérito por haber sido herido cinco veces en el frente de combate. Años más tarde presentó un proyecto para el monumento conmemorativo del campo de concentración de Auschwitz, pero no ganó el concurso.
Abandonó sus estudios de ciencias y se dedicó de lleno a su carrera artística. A poco de recibir su acreditación como profesor de arte sufrió una profunda depresión que lo alejó unos años de la vida social. Gran dibujante desde niño, su carrera artística sin embargo se lanzó plenamente recién en 1955, cuando ya contaba con 34 años. De esa primera época se rescatan sus dibujos para ilustrar el Ulises, de James Joyce.
El relato curatorial de Silke Thomas y Rafael Raddi guía la retrospectiva de Proa. Comienza en el momento en que Beuys abandona el arte moderno tradicional y se constituye en uno de los fundadores del arte contemporáneo. Lo que caracteriza esa ruptura radical (que sucede en ambas márgenes del Atlántico hacia fines de los años 50 y comienzo de los 60) es el abandono de la idea de arte que se arrastraba desde el Renacimiento: como la más bella y perfecta de las artesanías.
El arte moderno, heredero del Renacimiento, valoraba el trabajo manual, el proceso artesanal de producción, la calidad técnica del trabajo y privilegiaba algunos materiales que consideraba soportes esenciales del arte: el óleo para la pintura y el mármol y los metales para la escultura. El arte contemporáneo arrasó con todo esto. Para Beuys lo esencial de una obra es su energía, su concepto, la experiencia que posibilita. Por eso no le interesan los soportes y tampoco importa, por lo tanto, la capacidad artesanal para trabajar los materiales.
Beuys apostó muy tempranamente a hacer de su vida el principal objeto de su trabajo. Casi todos sus videos, instalaciones e intervenciones lo tienen como protagonista, autor, escenógrafo, montajista y hasta crítico de la misma producción que realiza. Encontró un origen mítico en el accidente de avión que vivió en Crimea. Allí, cuenta, los nómades que lo salvaron lo envolvieron en grasa animal y fieltro, y durante un largo tiempo sólo se alimentó de agua y miel. La grasa, el fieltro y la miel son los materiales que usó en muchas de sus obras.
A Beuys le importaba el valor conceptual de los materiales. La capacidad energética que pueden transmitir. Su universo simbólico, por lo demás, es relativamente acotado: sus intervenciones se centran en una militancia por liberar la existencia de las ataduras institucionales que transforman nuestra sociedad en un correccional, limitando la espontaneidad, la exploración de nuevas posibilidades y castigando la aparición de lo "inadecuado" o "no previsto".
Por eso, la mayoría de las intervenciones de Beuys son políticas y pedagógicas. Siempre se pensó como un maestro. Luchó contra las regulaciones absurdas de la universidad alemana de su época. Fundó instituciones antiinstitucionales que ayudaron a transformar la educación superior. Radicalizando esa experiencia fundó el Partido de los Estudiantes en 1967, un año antes del Mayo Francés.
Como esa experiencia política le pareció demasiado acotada, creó el Partido para la Democracia Directa por Referéndum. Fue ecologista cuando casi nadie sabía qué significaba eso, y a comienzo de los años 70 fundó el Partido Verde alemán, que introdujo en la política occidental el debate por cuestiones que hoy son aceptadas -como los derechos de las minorías, el rescate de la naturaleza, el cuidado del planeta, etc.-, pero que eran impensables hace cuatro décadas. Su obra de 1982, que realizó junto con Nicolás García Uriburu, apuesta a intervenir fuertemente en la transformación de la ciudad: juntos plantaron 7000 árboles en la Documenta de Kassel.
En la retrospectiva de Proa se pueden ver varios videos de las intervenciones y acciones más famosas de Beuys. Dos de ellos son esenciales: Cómo explicar obras de arte a una liebre muerta y Coyote: amo a los Estados Unidos y los Estados Unidos me aman.
En Cómo explicar obras de arte a una liebre muerta, Beuys cimenta su idea del arte: es inexplicable y no debe ser explicado. Una liebre muerta puede entenderlo mejor que muchas personas porque "el arte no se entiende". El arte es del orden de lo que se experimenta. El arte no es un saber racional sino una energía poética: es imaginación y construcción del futuro.
Coyote fue una acción política radical, que lo hizo conocido en Estados Unidos, hacia el fin de la Guerra de Vietnam. Beuys no quería ir a los Estados Unidos porque repudiaba el papel que ese país jugaba en la política internacional, al invadir países y masacrar poblaciones. Aceptó ir a la galería René Block de Nueva York con algunas condiciones que hicieron que su visita fuera una puesta en escena espectacular. ¡No iba a pisar suelo estadounidense! Llegó en avión y al bajar en el aeropuerto fue llevado en andas a una ambulancia que lo trasladó a la galería. Allí se encerró tres días en una jaula con el piso de fieltro en la que había un coyote, que para Beuys era el animal totémico local. Del otro lado de la jaula estaba el público. Al principio, el coyote le mostraba los dientes. Pero al tercer día, el artista alemán se había ganado la confianza del animal, le daba de comer en su mano y lo abrazó. Luego de eso, salió de la galería en ambulancia, fue cargado hasta el avión y regresó a Alemania.
El mundo del arte de Nueva York quedó profundamente conmovido con esa intervención. Warhol hizo una serie de retratos de Beuys y en 1979, el museo Guggenheim presentó la mayor retrospectiva de su obra que se haya realizado jamás. Desde entonces y hasta su muerte, Beuys fue uno de los artistas más famosos del mundo.
Esa fama tuvo su lado negativo. Fue más cuestionado que nunca: se lo llamó farsante, mentiroso, fabulador. Se dijo que su arte era pura propaganda personal.
A casi tres décadas de su muerte, la obra de Beuys constituye uno de los legados más radicales y poéticos del arte contemporáneo. Es difícil acceder a ella sin información previa. Pero el desafío de animarse a enfrentarla es premiado con la energía de una producción poética que puede enamorar a los que vayan a Proa con la mente abierta.

Fuente: adn Cultura La Nación

EL SUELO ES FRÁGIL, LA HISTORIA SÓLIDA

A la plaza Rubén Darío quisieron llevar el monumento a Colón; por su peso, no se puede.
Bellas Artes. Está en uno de los laterales de la plaza; fue construido en 1870 y hasta 1928 funcionó una planta purificadora de agua.









Por Eduardo Parise

La polémica por la ubicación del monumento a Cristóbal Colón sigue dando que hablar. Después de la decisión del Gobierno nacional de sacarlo de la plaza que está junto a la Casa Rosada, donde está desde 1921, aparecieron opciones. Uno de los lugares que se barajó fue la Plaza Rubén Darío, en Recoleta. Al parecer, la fragilidad del suelo hizo que no se aceptara para colocar esa obra que, con sus 26 metros de alto, orilla un peso total de 120 toneladas. Claro que de haberse aceptado, la polémica habría sumado otra porque la Plaza Rubén Darío también es un lugar con mucha historia.
Comprendida en el área que limitan las avenidas Figueroa Alcorta, Pueyrredón, Del Libertador y la calle Austria, la plaza tuvo su origen con otro nombre: se llamaba Justo José de Urquiza. Se habilitó en la década de 1920 cuando la antigua Casa de Bombas empezó a resultar insuficiente para las necesidades de la Ciudad. Por supuesto que la Casa de Bombas no era una fábrica de explosivos para proveer al Ejército. Era la primera planta destinada a abastecer de agua potable a Buenos Aires. Todo había empezado unos 40 años antes, después de las grandes y mortales epidemias de cólera y fiebre amarilla. Fue cuando el gobierno le encargó al ingeniero irlandés John Coghlan que desarrollara un sistema de agua, cloaca y desagües pluviales que mejoraran las condiciones higiénicas.
En la zona del bajo Recoleta, Coghlan instaló dos caños de hierro fundido que se internaban 600 metros en el río. Aquella primera instalación se convirtió después en la Planta Recoleta, que tomaba agua del río, la filtraba y luego se bombeaba hacia un gran tanque instalado en 1869 en la Plaza Lorea, en la zona de Congreso. Por entonces, Buenos Aires era la primera ciudad de América en contar con instalaciones de agua purificada. En Estados Unidos recién se realizaron en 1872. El edificio central había sido construido en 1870. Ese edificio, que fue remodelado por el famoso arquitecto Alejandro Bustillo, es la actual sede del Museo Nacional de Bellas Artes. La transformación se terminó en 1932.
La decisión de desactivar aquella planta de agua se tomó hacia 1928, cuando ya se habían inaugurado las nuevas instalaciones que Obras Sanitarias (creada en 1912) tenía en Palermo. El edificio no fue lo único que se aprovechó. El entonces intendente Mariano de Vedia y Mitre dejó uno de los piletones que había en la plaza para convertirlo en un estanque público. Esa construcción (mide 70 metros de largo, 20 de ancho y tiene casi un metro de profundidad) es el actual piletón Urquiza, un sitio clave para los fanáticos de la navegación con veleros, barcos y hasta hidroaviones en escala. Allí se suelen realizar competencias. Remodelado, se reinauguró en 2005.
La Plaza Rubén Darío es un área importante en la zona de Recoleta. Además de las obras artísticas que la embellecen (se destaca el monumento que José Fioravanti le dedicó al poeta nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento –1867-1916–, que se inauguró en el centenario de su nacimiento), desde 2009 allí también está el Paseo de las Esculturas, con exposiciones temporales. Y también, en la plaza, está una de las cabeceras de un puente peatonal que cruza sobre Figueroa Alcorta. El original había sido construido en 1960 para la Exposición del Sesquicentenario de la Revolución de Mayo, que se hizo en esa zona. Aquel puente fue demolido en la década siguiente cuando apareció el proyecto faraónico de levantar allí el denominado Altar de la Patria, un sitio dedicado a homenajear a los próceres argentinos. La avenida iba a pasar por debajo de la construcción. Aquello nunca se concretó, se hizo una réplica del puente peatonal y el proyecto del Altar de la Patria se archivó para siempre. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

LA CASA DE ERNESTO SABATO EN SANTOS LUGARES
VUELVE A BRILLAR

La reconstruyeron para que luciera como en los 70. Muchos muebles son originales. Pronto, abrirá al público.



Por Mauro Libertella


La casa de Ernesto Sabato en Santos Lugares tiene una historia particular. Fue construida en 1927 por Fernando Valle, uno de los pioneros del cine local, un personaje rarísimo que la erigió sin grandes conocimientos arquitectónicos pero con pericia y creatividad. La familia Sabato llegó ahí en 1945, y vivieron con el mismo Valle durante algunos años; el cineasta tomó el sótano, que era el único lugar lo suficientemente oscuro como para que sus ojos, destruidos por los focos de luz de la época, no sufrieran de fotofobia. En esa casa nacieron los hijos de la familia y ahí Ernesto escribió todos sus libros y vivió hasta el último día.
Cuando Matilde, la mujer del escritor, se enfermó, hacia 1990, la casa se enfermó con ella. Eso es lo que dice Mario, hijo de la pareja. Dice que su madre era el alma de la casa y que ambos declives fueron simultáneos. En los últimos largos años, los muebles se fueron deteriorando, el jardín se convirtió en un juntadero de suciedad y la casa perdió la alegría y el movimiento que tuvo durante décadas. Hasta que Mario dijo basta. Empezó a gestionar un subsidio de la provincia de Buenos Aires para reconstruir el lugar y recibió una partida de 500.000 mil pesos. Pero la burocracia es inmensa y el dinero tardó dos años, así que con esa suma ya no podía hacer tantas cosas como antes. Recurrió entonces a la gente, amparándose en el único legado intransferible: la popularidad de su padre. Abrió una sociedad civil para recoger donaciones y, así, siguió reconstruyendo la biblioteca, el estudio, el atelier, el hermoso patio. Una primera etapa de ese largo periplo llega a su culminación hoy, cuando a las 16 abran las puertas para que un grupo de invitados vea ese trabajo. Después vendrá lo importante: la construcción de un museo vivo.
El concepto de “museo vivo” es de Mario, que reconoce no saber nada de museología, pero que intuye que en ese desconocimiento está la posibilidad de pensar cosas raras y delirantes. La idea es que la casa no sea un panteón o un templo de la solemnidad, sino un lugar festivo como lo era durante los cumpleaños de Ernesto y otras fechas alegres del año. Entre las particularidades del proyecto, Mario quiere que sea su propio padre quien nos guíe a través de la casa. ¿Cómo lo va a hacer? Colocando pantallas en todos los ambientes transitables y proyectando en ellas la imagen de Ernesto Sabato, filmado por su hijo durante casi treinta años, contando anécdotas, historias del lugar, chistes. Quiere, en ese sentido, mostrar a un Sabato humano e incluso juguetón, distinto al Sabato compenetrado y torturado al que nos han acostumbrado las fotos y algunas declaraciones del propio escritor. Cuando ve pasar niños por la puerta de la casa, acompañados por una maestra que les señala el lugar, Mario, dice, aprieta el puño y muere por que llegue el día en que pueda abrir las puertas y decirles que pasen a conocer, que no hace falta quedarse con la imagen de la fachada. El museo vivo, además, va a ser gratis. Después verán cómo lo sostienen económicamente.
Hoy, la casa tiene una reconstrucción de época asombrosa.
Todos los muebles son originales, y si uno entrecierra un poco los ojos siente estar en el living de una casa en algún momento de la década del setenta. La biblioteca mantiene el orden exacto en que la tenía el escritor. Para eso, la familia sacó fotos de cada estante; retiraron los libros, reconstruyeron el mueble y pusieron uno por uno los libros, manteniendo un criterio de orden personal y difícil de sistematizar. La casa tiene unos siete mil libros. Un mueble tiene, por ejemplo, decenas de títulos de la mítica Biblioteca Ayacucho de Venezuela. Otro, la colección completa de la revista Sur. En algún rincón de la casa están todos los libros de Sabato traducidos a innumerables idiomas. Al escritor le gustaba mostrarles a sus visitas una buena cantidad de ediciones piratas y truchas que circulaban de sus libros. Era otra época de la literatura. Cual rock star, en una pared de la casa hay un cuadro pequeño pero significativo: Antes del fin, sus memorias, se convirtieron en “libro de oro” por superar los 100.000 ejemplares vendidos en poco tiempo. Desde la ventana de su estudio se ve algo increíble: la estatuta de Ceres de Parque Lezama que aparece en Sobre héroes y tumbas y que la ciudad le regaló al escritor.
“La casa y el barrio han tenido siempre una relación estrecha. Mi padre quiso ser reconocido como un vecino cascarrabias pero buen tipo, y cuando se muriese quería ser velado en el Club de Defensores de Santos Lugares. Cumplí con ese deseo, aunque había presiones para que hiciese en lugares más ceremoniosos. Y dije: los que quieran la foto, que viajen hasta Santos Lugares”.
Hoy se abre la posibilidad de tener otra foto, una foto de época, bien conservada, del escritorio y el lugar de trabajo del último escritor realmente famoso de la Argentina.


Fuente texto: clarin.com

HAY UNA MUJER...


CARLOS ALONSO - Escuela Argentina, contemporáneo.
Maternidad. Óleo sobre tela. Mide 50 x 36 cm
Firmado y fechado "56" abajo, a la izquierda.

    
Hay una mujer

Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su
amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus
cuidados;
una mujer que siendo joven tiene la reflexión de una anciana,
y
en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud;
una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida
con más acierto que un sabio, y si es instruida, se acomoda a la
simplicidad de los niños;
una mujer que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los
que ama, y siendo rica, daría con gusto su tesoro por no sufrir
en su corazón la herida de la ingratitud;
una mujer que siendo vigorosa se estremece con el vagido de
un niño, y siendo débil, se reviste a veces con la bravura del
león;
una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, por que a
su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta,
daríamos  todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla
de nuevo un  sólo instante, por recibir de ella un sólo abrazo, por
escuchar un sólo acento de sus labios...

De esa mujer no me exijáis el nombre si no queréis que empape
con lágrimas vuestro álbum, porque ya la vi pasar en mi camino.

Cuando crezcan vuestros hijos leedles esta página, y ellos,
cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde
viajero en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado
aquí, para vos y para ellos, un boceto del Retrato de su madre.


                                                                     Ramón Angel Jara,
                                                                        Obispo Chileno