Después de años de revolver los archivos abiertos con la caída del Muro de Berlín, el fotógrafo Simon Menner compiló en un libro un registro visual inédito de la vigilancia en Alemania Oriental, que es también una oportunidad para reflexionar sobre cómo el mundo entero, aún hoy, opera en secreto.
Por Marcela Mazzei
Cuando cayó el Muro de Berlín –hace ya casi 25 años–, quedaron al descubierto los archivos de la antigua República Democrática Alemana (RDA) y, entre ellos, los del Servicio de Seguridad del Estado, también conocido como la Stasi. Años de llenar solicitudes le permitieron a Simon Menner acceder y descubrió allí las increíbles fotografías que recopiló en Top Secret. Imágenes del archivo de la Stasi (Hatje Cantz), un libro que tiene el mérito de ser el primer registro fotográfico publicado de los archivos de la policía secreta de Alemania del Este.
Entre una enorme cantidad de imágenes –en la Stasi trabajaban casi 300.000 personas, muchas más en proporción que en la CIA o la KGB–, Menner hurgó durante más de dos años y armó varias series que hacen cortes transversales y apuntalan la reflexión. Porque además del registro visual de la historia alemana, emerge un estudio sobre la vigilancia incluso en la actualidad, y también es un porfolio muy peculiar y divertido de recorrer.
Ahí están los francotiradores ocultos entre los árboles, los funcionarios poniéndos trajes oficiales, pegándose bigotes postizos y haciéndose señas, las fiestas de disfraces, las polaroids de casas particulares para revisarlas en ausencia de sus ocupantes y dejar luego todo en su lugar, los agentes occidentales capturados por fotógrafos amateur y las cafeteras como prueba del vínculo con el otro lado del conflicto. Pero incluso las fotos de personas felices forman parte del corpus por razones de espionaje.
Puesto bajo la lupa, el caso de Alemania Oriental es también paradigmático en la apertura y difusión de sus archivos, aunque con permisos y burocracia. Porque aunque solicitó autorización, Simon Menner hasta ahora no pudo acceder a las fotos de la misma época de los servicios secretos británicos o alemanes federales. ¿Serían muy diferentes las imágenes del la CIA?
Entre una enorme cantidad de imágenes –en la Stasi trabajaban casi 300.000 personas, muchas más en proporción que en la CIA o la KGB–, Menner hurgó durante más de dos años y armó varias series que hacen cortes transversales y apuntalan la reflexión. Porque además del registro visual de la historia alemana, emerge un estudio sobre la vigilancia incluso en la actualidad, y también es un porfolio muy peculiar y divertido de recorrer.
Ahí están los francotiradores ocultos entre los árboles, los funcionarios poniéndos trajes oficiales, pegándose bigotes postizos y haciéndose señas, las fiestas de disfraces, las polaroids de casas particulares para revisarlas en ausencia de sus ocupantes y dejar luego todo en su lugar, los agentes occidentales capturados por fotógrafos amateur y las cafeteras como prueba del vínculo con el otro lado del conflicto. Pero incluso las fotos de personas felices forman parte del corpus por razones de espionaje.
Puesto bajo la lupa, el caso de Alemania Oriental es también paradigmático en la apertura y difusión de sus archivos, aunque con permisos y burocracia. Porque aunque solicitó autorización, Simon Menner hasta ahora no pudo acceder a las fotos de la misma época de los servicios secretos británicos o alemanes federales. ¿Serían muy diferentes las imágenes del la CIA?
El Ministerium für Staatssicherheit (Departamento de Seguridad del Estado) de la antigua República Democrática Alemana fue uno de los mayores aparatos de vigilancia de la historia y su registro de la vida íntima de los ciudadanos era minuciosa y siniestra. La historia y las prácticas de la Stasi han sido bastante bien documentadas, en los últimos 25 años. El libro de Menner viene a reponer un registro visual claro de los métodos, tácticas y accesorios utilizados por los agentes de espionaje.
Algunas de las fotos más interesantes son de seminarios destinados a enseñarle a los recién ingresados a la Stasi cómo disfrazarse solos.
El hombre de la foto muestra un sombrero de piel bien calzado, lentes de sol con montura dorada y un bigote falso. El mismo hombre, al lado, aparece en otra fotografía con una peluca y un conjunto de camisa y cardigan al estilo de 1970. ¿Casi irreconocible?
Esta foto fue tomada en la fiesta de cumpleaños de un oficial de alto rango, donde los invitados tenían que ir vestidos como miembros de grupos demográficos bajo vigilancia de la Stasi, como los atletas, bailarines, académicos, activistas por la paz y religiosos.
Aunque parecen absurdas, incluso divertidas, estas fotografías documentan las medidas represivas adoptadas por un Estado totalitario con el fin de crear el terror y el miedo entre la población. Dan testimonio de una invasión de privacidad. Al hacerse públicas en un libro y exhibiciones, se planteó la cuestión de si no había una doble invasión de la privacidad. Consciente de este problema, Simon Menner considera que es más importante mostrarlas para estimular el debate público. La discusión no incluye sólo a las actividades de la Stasi sino que debe tratar de responder a cuestiones más amplias sobre la vigilancia y la privacidad.
La foto de este joven que hace dedo y sostiene una botella de cerveza proviene de un manual de disfraces de la policía secreta de Alemania Oriental.
Quizás las fotos más desconcertantes que Menner encontró durante su investigación fueron aquellas que no siquiera tenía idea que existían: eran las fotografías de espías de la Stasi fotografiando otros espías. Entre las potencias aliadas había pequeñas unidades a las que se les permitió moverse libremente entre Alemania Oriental y Occidental: las Misiones Militares de Enlace (MLM). Ambas partes consideran estas "misiones" una oportunidad ideal para espiar a la otra. Cada vez que una unidad de soldados de MLM viajó a través de Alemania Oriental, la Stasi hizo todo lo posible para observarlos. Cada lado estaba muy consciente del hecho de que la otra parte sabía lo que estaban haciendo . Y eso es exactamente lo que vemos en estas fotos: un círculo interminable de conocimiento recíproco. Según Menner, esta es una imagen típica de la Guerra Fría. Y es por eso que el artista está investigando si las fotografías comparables se conservan en los archivos de los aliados occidentales.
Fuente: Revista Ñ Clarín
Lafoto de este joven que hace dedo y sostiene una botella de cervezaproviene de un manual de disfraces de la policía secreta de AlemaniaOriental.