DALÍ:
UN MORBO Y UNA EXCENTRICIDAD QUE NUNCA PASARON DE MODA.

Durante 2013, en España y Francia varias muestras de obras del artista batieron todos los récords de visitas.

Excéntrico y narcisista. Dalí hizo de su imagen parte de su arte. /SYGMA







Por Bárbara Álvarez Plá

“Si muero”, solía afirmar Salvador Dalí, “no moriré del todo”. Y algo de razón tenía. Hoy, cuando se cumplen 25 años de la muerte del artista español (Figueras, Cataluña 1904-1989), considerado uno de los máximos representantes del surrealismo, sus obras aún hacen que los museos batan todos los récords en lo que al número de visitas se refiere: el año pasado, su retrospectiva en el Centre Pompidou de París atrajo a casi 800.000 personas. La misma muestra, con otra organización y bajo el título Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas, viajó al madrileño Museo Centro de Arte Reina Sofía, que contó con más de 700 mil visitantes en cuatro meses: nunca en su historia tanta gente había visto una exposición. Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, trató de explicarlo: “las pinturas de Dalí rebosan morbo, y el morbo vende ”.
En efecto, sus impactantes imágenes oníricas, sus relojes derretidos, las calaveras y las constantes referencias al sexo culpable, siempre presentes en su obra, siguen atrayendo a multitudes. Buenos Aires no se queda atrás: la muestra Dali y Goya: capricho surrealista, que durante noviembre se pudo ver en el Museo de Arte Español Enrique Larreta, convocó a más de 15.000 visitantes. Y no es sólo por la novedad: la Fundación Gala-Dalí, que atesora la mayor parte de su obra, es el museo privado más visitado de España, con 1,6 millones de visitas durante 2013.
El controvertido artista nació en un pueblo del noroeste español y creció mimado y consentido por unos padres que habían perdido a un hermano que no conoció y que llevaba su mismo nombre. Dicen los que lo conocían que su personalidad se podía definir haciendo uso de tres adjetivos: excéntrico, megalómano y narcisista. En su autobiografía Vida secreta, es él mismo quien señala: “Cuando tenía seis años quería ser cocinero y a los siete, Napoleón. Desde entonces mi ambición ha ido aumentando sin parar”. Eso sí, sería necesario agregar que supo conjugar esas “cualidades” con su inagotable creatividad. Esa que le llevó a forjar ese estilo tan personal y reconocible.
De naturaleza rebelde, el autor de La persistencia de la memoria (1931), uno de sus cuadros más famosos, fue expulsado de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid poco antes de los exámenes finales por asegurar que “nadie estaba capacitado” para examinarlo. Pero su paso por la capital española, donde se acercó al cubismo y al dadaísmo y donde entablaría amistad con el poeta Federico García Lorca y el cineasta Luis Buñuel, con el que después trabajaría en la escenografía de Un perro andaluz, lo marcaron de por vida. Como lo haría también su estancia en París, donde vivió hasta 1940 y donde conoció a André Breton, a Picasso y a Gala, que sería su mujer y su musa hasta la muerte de ella, en 1982.
El movimiento surrealista estaba en pleno apogeo y él, lo hizo suyo: “¡No pueden echarme porque el surrealismo soy yo!”, dijo el artista cuando Breton lo expulsó del movimiento, cuyos integrantes, en su mayoría, se adscribían a ideas políticas de izquierda. ¿El motivo?: Dalí se negó a condenar el avance de Hitler sobre Europa. Más tarde, en plena posguerra española, felicitaría al dictador Francisco Franco diciendo: “Gracias por limpiar España de fuerzas destructivas”.
A lo largo de su carrera, porque de arte se trata, Dalí produjo más de 1.500 pinturas, además de ilustraciones para libros, litografías, escenografías, vestuario, esculturas, dibujos y fotografías. Y manejó como un experto el marketing de su imagen y de su obra.
Como escribiera George Orwell en un ensayo dedicado al artista: “Dalí era un excelente dibujante y un irritante ser humano. Lo uno no invalida lo otro”.

 

Dalí, popular gracias a los medios



El 23 de enero de 1989 la televisión informaba la muerte del creador de los relojes blandos. Dalí dejaba de ser inmortal pero su popularidad no decayó. Publicó en la prensa, fue asiduo de la televisión, probó con el cine, encandiló en la publicidad y disfrutó con las performances.




Por JOSEP PLAYÀ

 

En esos tiempos en que se hacen encuestas de todo, sería interesante que se hiciese una por distintos países para indicar el primer recuerdo de Salvador Dalí que viene a la cabeza. En Francia se acordarían de aquel anuncio televisivo de 1968 con un primer plano del pintor diciendo: Je suis fou du chocolat Lanvin ("Estoy loco por el chocolate Lanvin"), mientras devoraba una tableta de cacao (en YouTube tiene cerca de un millón de reproducciones). En Estados Unidos, recordarían sus bigotes erectos o los relojes blandos del cuadro La persistencia de la memoria que se halla en el MoMA de Nueva York. En España, la escena del ojo rasgado por una navaja de Un chien andalou, rodado con Buñuel. En otros países, se acordarían del Cristo de San Juan de la Cruz... Son meras especulaciones que reflejan la popularidad de Dalí y de sus elementos iconográficos cuando se cumplen 25 años de su muerte, acaecida en Figueres el 23 de enero de 1989.
Con tal motivo las televisiones preparan programas especiales, donde conviven los documentales sobre los aspectos más polémicos de su vida (falsificaciones, escándalos, testamento, provocaciones...) con el repaso a sus colaboraciones con el cine y la televisión.
De Dalí conocemos su faceta como pintor y, aunque menos, su obra escrita. Pero lo que le da esa enorme popularidad es su relación privilegiada y pionera con la cultura de masas. Es la que explica, por ejemplo, que el año pasado sus exposiciones en el Pompidou de París y en el Reina Sofía de Madrid se convirtiesen en récords de asistencia con 700.000 visitantes cada una. Dalí dio sus primeros pasos en la prensa con unos artículos en la revista Studium de su instituto de Figueres con sólo 15 años. Más tarde publicó poesías, ensayos, tiras cómicas e incluso predicciones. También diseñó portadas, ilustró artículos suyos o de otros, redactó su propio periódico (Dali News) y diseñó diversos anuncios. Colaboró con Elsa Schiaparelli en el mundo de la moda, hizo publicidad para perfumes, camisas, joyas, coches. Se hicieron famosos sus anuncios para los chocolates Lanvin, el agua Perrier, el cognac Osborne y el digestivo Alka Seltzer. Para este último grabó en 1974 un spot en el que se abalanzaba sobre la modelo Nati Abascal para señalar el efecto antiácido sobre su cuerpo. "Sí, es cierto, amo la publicidad, por mil y una razones, todas respetables, pero es un hecho innegable que la publicidad me ama con una pasión aún más violenta que la mía propia", dijo.
Dalí llegó a Estados Unidos en 1934 y editó un folleto titulado New York salutes me. Tan sólo tres años después ya se había ganado la portada de Time. En ese gran país entendió que para triunfar tenía que estar permanentemente en los medios de comunicación. Se acercó a Hollywood y en 1937 prepara un guión para Harpo Marx, aunque el filme nunca se hizo. Se relacionó con Greta Garbo, Shirley Temple o Mae West y llegó a colaborar con tres directores de renombre, Luis Buñuel, Alfred Hitchcock y Walt Disney, en proyectos con muy distinta suerte.
En la pequeña pantalla se sintió más cómodo, capaz de controlar mejor sus acciones y performances. En 1950 arrasó en 'What's my line?', un concurso con unos participantes que iban vendados y tenían que adivinar quién era el famoso que tenían enfrente con preguntas que se podían responder con sí o un no. El juego consiste en ir acotando al personaje, descartando las áreas a las que no pertenece. El problema es que Dalí respondía siempre afirmativamente cuando le preguntaban si era artista, escritor, actor, o si aparecía en televisión, si era noticia... El conductor intervenía tratando de encasillar al personaje en un perfil, tarea imposible tratándose de Dalí. En España su presencia en el No-Do fue constante y entre las piezas memorables de TVE se incluye la entrevista de Joaquín Soler Serrano en A fondo. Oportunamente situó a la entrada de su Teatre-Museu de Figueres un Obelisco de la televisión, del artista Wolf Vostell.

 

Dalí sigue fascinando 25 años después de su muerte

Egocéntrico, excéntrico, rebelde y gran provocador, Salvador Dalí fue un artista complejo, polémico e incluso irritante que entró en mayúsculas en la historia universal del arte. Veinticinco años después de su muerte, que se cumplen el jueves 23 de enero, el pintor español sigue fascinando al mundo. Lo demuestran las cifras que arrojan las exposiciones con su nombre, que generan larguísimas filas ávidas de mundo daliniano


Al Pompidou de París, su retrospectiva atrajo a casi 800.000 visitantes entre noviembre de 2012 y marzo de 2013. Esa misma muestra con montaje diferente rompió todos los récords del Museo Reina Sofía, en Madrid: algo más de 730.000 visitantes entre finales de abril y principios de septiembre de 2013. La exposición del año.
Un año en el que la Fundación Gala-Salvador Dalí siguió siendo el museo privado con más visitantes de España, con cerca 1,6 millones. Atesora la mayor antología del pintor, unas 300 obras, y justo ahora acaba de comprar un nuevo cuadro, "Carreta fantasma", un óleo sobre madera de 1933 que asegura que es una de las dos obras más importantes que ha adquirido en los últimos años.
"Una de las mejores obras de Dalí probablemente sea su propia biografía, su propio personaje". Son palabras del director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, que considera que el DALÍ arista "ha estado oculto en parte por su desbordante personaje". "Yo soy el surrealismo", proclamaba él mismo, narcisista, sobre su trascendencia histórica.
La fascinación por Dalí es tal que no hubo un solo día de la exposición en el Reina Sofía en el que no se formaran colas junto al céntrico edificio, unas filas que crecieron incluso exponencialmente en las últimas semanas de una muestra que repasó todas las facetas de la obra de un artista que intentó y consiguió con gran éxito no pasar jamás inadvertido.
Tenía 84 años y formaba ya parte de la historia universal cuando la mañana del 23 de enero de 1989 murió en el hospital de Figueras, en el noreste de España, tras varios días de agonía. Una insuficiencia cardíaca aguda se le había agravado con una pulmonía que, a su vez, le provocó una inflamación pulmonar. 
Su legado se mantiene desde entonces en España en la Fundación Gala-Salvador Dalí, que él mismo impulsó y a la que pertenecen la Casa-Museo en Portlligat; el Teatro-Museo de Figueras, donde está enterrado, y el Castillo Gala Dalí, en Púbol, donde se encerró tras la muerte de su musa y compañera, en 1982.
Nació el 11 de mayo de 1904 en Figueras y nunca fue un niño normal. "Cuando tenía seis años quería ser cocinero y a los siete, Napoleón. Desde entonces mi ambición ha ido aumentando sin parar", escribió en el prólogo de "Vida secreta".  Mimado y consentido por unos padres que habían perdido antes a un hermano que no conoció y que llevaba su mismo nombre, llegó a la pintura por casualidad, en la finca de una familia amiga durante una convalecencia. Comenzó a pintar sin técnica óleos y acuarelas que sorprendieron a quienes los vieron.
Su rebeldía lo expulsó de todos los centros de enseñanza en los que se matriculó, entre ellos la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Pero su estancia en la capital marcó su vida. Allí experimentó con el cubismo y el dadaísmo y conoció en la Residencia de Estudiantes a Luis Buñuel y Federico García Lorca. Su primera exposición individual de pintura fue en 1925 en Barcelona e hizo que dos grandes, Pablo Ruiz Picasso y Joan Miró, se fijasen en él. Un año después, conoció a Picasso en París. "El arte somos Picasso y yo", manifestó.
De pelo largo y patillas, vestido con abrigo, medias y pantalones bombachos, la imagen estrambótica de DALÍ es mundialmente conocida. "Sabía venderse mejor a sí mismo que a su obra. Fue un icono de la cultura de masas", según Javier Pérez Andújar, uno de sus biógrafos. Tras su paso por París, donde entró en el círculo surrealista, y ya casado con Gala, con quien estuvo hasta su muerte pese a infidelidades por ambas partes y a estrambóticas manías de ambos, se estableció en Estados Unidos, impulsado a dejar Francia en 1940 por el avance de las tropas alemanas. Regresó a España ocho años después.
Anticomunista radical, algunos lo acusaron de derechismo y de coqueteos con el franquismo. Hay quien lo considera un oportunista que consiguió así que el dictador Francisco Franco le dejara trabajar en paz. Otra sombra que rodea su figura es su atracción desmesurada por el dinero. De hecho, sus últimos años estuvieron más marcados por la comercialización de su obra que por la novedad de la misma. Los objetos dalinianos se convirtieron en un negocio mundial. Y también las falsificaciones. A él no solo no le importaban, sino que en la imitación de su obra veía una prueba más de su grandeza.

Fuente: DPA / Sara Barderas.

Fuente: Revista Ñ Clarin.com

MÁS PROBLEMAS PARA CALATRAVA

Comenzaron a desprenderse los mosaicos de la fachada de la Ópera de Valencia, una obra del arquitecto español de 2007. Calatrava y las constructoras acordaron pagar la reparación, que se estima en 4 millones de dólares.
ÓPERA DE VALENCIA. La obra le trajo nuevos dolores de cabeza a Santiago Calatrava (crédito Wikipedia).

Por Raphael Minder - especial para the new york times y arq 

 

Como consecuencia del último traspié del arquitecto español Santiago Calatrava, trabajadores de la construcción comenzaron a retirar la deteriorada fachada de mosaicos de la ópera de Valencia.
Los problemas estructurales del Palacio de las Artes Reina Sofía, que permanece cerrado desde el mes pasado debido al peligro de que se caigan mosaicos, constituyen la última controversia en relación con el trabajo de Calatrava. La ópera, uno de sus proyectos emblemáticos, está ubicada en el centro del gran complejo Ciudad de las Artes y las Ciencias que Calatrava diseñó para contribuir a la transformación de Valencia, su ciudad natal.
Calatrava cubrió la ópera con miles de pequeños mosaicos, una técnica que hizo famosa hace más de un siglo Antoni Gaudí en Barcelona. Pero las autoridades de Valencia amenazaron el mes pasado con demandar a Calatrava luego de desprendimientos consecuencia de fuertes vientos que llevaron a cerrar la construcción antes de las representaciones de Navidad y a cancelar la puesta de “Manon Léscaut”, de Puccini, con dirección de Plácido Domingo.
Máximo Buch, un funcionario del gobierno regional de Valencia responsable de asuntos económicos, anunció que Calatrava y las empresas constructoras responsables de la ópera habían acordado retirar los mosaicos frágiles y hacerse cargo de los costos de los trabajos de reparación, que se estima son de unos 3 millones de euros (4 millones de dólares).
En lugar de reemplazar los mosaicos, se pintará el edificio de blanco, por lo menos como solución temporaria que permita la reapertura de la ópera y la reanudación de su temporada a fines del mes próximo.
Un vocero de Calatrava dijo el domingo que no se sabía cuál era la causa de los problemas. El vocero agregó que Calatrava y las compañías constructoras trabajaban en conjunto “para garantizar la seguridad de los visitantes, reducir al mínimo la alteración del programa de la ópera y llegar a una solución permanente respecto del revestimiento de mosaicos.”
Uno de los otros proyectos de Calatrava, la estación PATH del Lower Manhattan, está cerca de completarse. Pero Calatrava también ha sido noticia en los últimos tiempos debido a problemas relacionados con proyectos anteriores, ya sea por defectos de construcción o por excesos de presupuesto.
La ópera de Valencia se inauguró hace ocho años. Desde entonces, la Ciudad de las Artes y las Ciencias ha implicado un importante aumento de la ya abultada deuda valenciana en momentos en que España se debate en la primera línea de la crisis de la zona del euro. El complejo –la mayor colección del mundo de obras de Calatrava, que además de la ópera comprende un teatro, un puente, un planetario y un museo de ciencias- tenía un presupuesto original de 300 millones de euros, pero terminó por costar el triple. Calatrava cobró alrededor de 94 millones de euros por el proyecto.
Calatrava enfrenta otra demanda por los excesivos costos adicionales de un puente peatonal en Venecia. Los propietarios de una bodega que Calatrava construyó en la región española de Álava también lo han demandado debido a las filtraciones del techo.

Fuente: Arq Clarín

RÍO DE JANEIRO:
ACROBACIAS EN LA ALTURA PARA RESTAURAR EL CRISTO

Un dedo de la mano derecha había sido dañado por un rayo.
El arreglo saldrá US$ 5 millones.

Daños. El dedo del Cristo, después de la tormenta del jueves pasado. Ese día, en Brasil cayeron 40 mil rayos./ EFE



La imagen del rayo que el jueves cayó sobre una mano del Cristo Redentor, en Río de Janeiro, dio la vuelta al mundo: un Cristo iluminado, a más de 700 metros de altura, frenando tremenda descarga eléctrica con un dedo acabó por convertirse en la foto de una estampita real. Pero la mística duró poco: ingenieros, escaladores y expertos en rappel comenzaron ayer mismo a restaurar el dedo herido.
El ingeniero Clezio Dutra, a cargo de la restauración, explicó ayer que no sólo repararán el dedo quebrado por uno de los 40.000 rayos que cayeron ese día (fue una de las 10 tormentas más fuertes registradas en la ciudad brasileña). Además, los técnicos tratarán de reforzar la protección de pararrayos alrededor de la estatua.

El rayo. El momento del impacto, el jueves pasado, en plena tormenta.

Trabajarán alpinistas y expertos en rappel –un sistema de descenso con cuerdas–para evitar el uso de andamios.
El trabajo costará más de 5 millones y medio de pesos y demorará al menos cuatro meses: el tiempo suficiente para que en junio, cuando el Mundial colme a Brasil de turistas, está curado. Y los gastos no correrán por cuenta del gobierno: la compañía italiana de neumáticos Pirelli firmó un acuerdo con la Arquidiósesis de Río de Janeiro para donar el dinero que se necesita para la reparación y la manutención de una de las nuevas siete maravillas del mundo.
Si bien la estatua ya había sido restaurada en 2010 –la obra costó en ese entonces 4 millones de dólares–, estos retoques ya estaban previstos. 

Allá en lo alto. De la restauración participan alpinistas y expertos. Uno de ellos, ayer, caminando por el brazo. /EFE

Es que además de los daños que causó el rayo del jueves, una tormenta eléctrica anterior ya había astillado la cabeza del Cristo y otro de sus dedos. Se dice que los rayos no caen dos veces en el mismo lugar pero es un mito: se calcula que el Cristo recibe una media de seis rayos por año.
Desde ahora, entonces, el trabajo de los expertos podrá ser visto por cualquier turista que suba al Corcovado: trabajarán colgados de la estatua de 38 metros –hecha de un material conocido como piedra jabón– y las visitas no se suspenderán. Es que el Cristo es un destino obligado para cualquiera que pase por Río de Janeiro: recibe, al año, 700.000 visitas.

Fuente: clarin.com

BRAZIL-LIGHTNING-CHRIST THE REDEEMER

El monumento del Cristo Redentor de Rio de Janeiro en medio de una tormenta eléctrica el 14 de enero de 2014


Foto de Yasuyoshi Chiba/AFP mié, 15 ene 2014

¿MUERE LA FOTOGRAFÍA?

La pregunta surge a partir de la revolución producida por los celulares con cámara. Responden varios fotógrafos profesionales.

Por Stuart Jeffries

 
“Es extraño”, dice Antonio Olmos. “La fotografía nunca fue tan popular pero la están destruyendo. Nunca se sacaron tantas fotos, pero la fotografía se muere”.
Yo le había preguntado al premiado fotógrafo mexicano de 50 años que vive en Londres qué creía que le ocurriría al medio luego de pasar a primer plano de la manera menos favorecedora. Fue la semana en que la foto más reproducida mostraba a una mujer (la primera ministra danesa Helle Thorning-Schmidt) tomándose una foto (una selfie o autofoto con dos hombres que pasaron a llamarse “Los angeles de Helle”, David Cameron y Barack Obama) en el funeral de Nelson Mandela. Era una imagen que parecía tipificar el carácter narcisista de las fotografías sacadas con smartphones.
Pero, cosa curiosa, la foto del trío de políticos fue tomada por el fotógrafo de la Agencia France Presse Roberto Schmidt con una cámara digital SLR y una gigantesca lente de 600mm. Los fotógrafos de prensa rara vez usan iPhones. ¿Deberían hacerlo? Hoy las principales víctimas de las cámaras de los celulares son los fabricantes de cámaras compactas. Hace apenas dos años, Annie Liebovitz ayudó a enterrar definitivamente a esas cámaras del mercado medio al decir que el iPhone era la “cámara instantánea de hoy”. ¿También la de mañana? Quizá las funciones del celular con cámara lleguen a ser tan maravillosas que todos los perdedores que gastan sumas de cuatro –y cinco– cifras en cámaras digitales SLR ( single lens reflex o réflex de objetivo único) se verán invadidos por el remordimiento del comprador y los fotógrafos de prensa sacarán fotos con las mismas cámaras que el resto de nosotros.
Esa fue también la semana en que los psicólogos hablaron del efecto de bloqueo que provoca la toma de fotografías. Esto significa que, si sacamos una foto de algo, es menos probable que lo recordemos que si lo hubiésemos mirado con los ojos. “Cuando las personas recurren a la tecnología para que esta recuerde por ellas –argumentó la psicóloga Linda Henkel, de la Universidad Fairfield de Connecticut–, contando con que la cámara registrará el hecho y no necesitarán prestarle total atención, esto puede tener un efecto negativo en la precisión con que recuerdan sus experiencias”.
TODOS FOTOGRAFOS. Obama, Helle Thorning-Schmidt y David Cameron en el funeral de Mandela.
TODOS FOTÓGRAFOS. Obama, Helle Thorning-Schmidt y David Cameron en el funeral de Mandela.

Estamos acostumbrados a oír la queja de que sacamos fotos en lugar de vivir el momento y que eso empobrece nuestra experiencia. Pero el estudio de Henkel parece ir más allá. Sugiere que ni siquiera recordamos las cosas que fotografiamos, lo que hace que el disparo fácil propio de la fotografía moderna sea doblemente inconsciente.
“La gente le saca fotos a la comida del restaurante en lugar de comerla –dice Olmos–. La gente le saca fotos a la Mona Lisa en lugar de mirarla. Creo que el iPhone está alejando a la gente de sus experiencias”.
¿Qué quiere decir Olmos cuando asegura que la fotografía se está muriendo? Sostiene que, en la década de 1850, el surgimiento de la fotografía hizo que muchos pintores, que antes se ganaban la vida sin problemas pintando retratos familiares, fueran superfluos. Ahora les toca el turno de ir a parar al tacho de basura a los fotógrafos profesionales. “A los fotógrafos los está destruyendo la difusión de los iPhones. Los fotógrafos que ganaban 1.600 dólares por fin de semana sacando fotos de casamientos son los que se verán afectados. Cada vez necesitamos menos a los fotógrafos: podemos nosotros mismos hacer las cosas tan bien como ellos”.
¿Pero no quiere decir eso que algunos fotógrafos se están volviendo obsoletos y no que la fotografía misma está muriendo? ¿Lo que estamos presenciando no es una revolución de la fotografía que, gracias a la tecnología digital, se vuelve más democrática? “En un sentido, sí. Solían mandarme en misión a Irak y Afganistán y a fotografiar la Intifada en parte porque no había fotógrafos locales. Ahora, gracias a la tecnología digital, hay gente del lugar que toma imágenes por lo menos tan buenas como las mías”.
Pero luego aclara Olmos: “No me malentienda. Me encantan los iPhones e Instagram. Pero lo que me preocupa es que Kodak daba un buen empleo a 40.000 personas. ¿Con qué han sido reemplazadas? Con doce personas en Instagram”.
El progreso a menudo causa víctimas, insinúo. “No me opongo al progreso en la fotografía –responde–. Me agrada que no haya cuartos oscuros ni sospechosos productos tóxicos que uno arroja con culpa a la pileta”.
TODOS FOTOGRAFOS. Un hombre se fotografía junto a los restos de un avión estrellado en Nigeria.
TODOS FOTÓGRAFOS. Un hombre se fotografía junto a los restos de un avión estrellado en Nigeria.

Pero hay una razón de más peso que lleva a Olmos a afirmar que la fotografía se muere. “El iPhone tiene una lente de porquería. Uno saca una linda foto con el iPhone pero, cuando la amplía para imprimirla, se ve horrible”.
¿Pero quién necesita impresiones en un mundo sin papel? “Para mí, la impresión es la máxima expresión de la fotografía –replica–. Cuando doy cursos de fotografía callejera, hago que la gente imprima las fotos… a menudo por primera vez. La idea es desacelerarlos, lograr que hagan fotografías y no sólo que las tomen”.
El fotógrafo de The Guardian Eamonn McCabe coincide: “A riesgo de parecer uno de esos pesados que prefieren el vinilo a los CD, creo que las impresiones tienen una profundidad que no se logra con lo digital”. Hace poco buscó una vieja foto que le había tomado a la novelista y Premio Nobel Doris Lessing, que murió en noviembre pasado. “Era una foto en blanco y negro que saqué con una Hasselblad, y trípode. Me retrotrajo a la época en que la fotografía no hacía que las personas como yo se volvieran perezosas”.
¿Por qué la fotografía digital nos vuelve perezosos? “Es como una escopeta. Uno saca y saca fotos pensando: ‘Alguna de estas tomas va a salir bien’, en lugar de concentrarse en capturar la imagen”.
McCabe antes sacaba dos rollos de 24 fotos cuando le encargaban un trabajo. “Ahora puedo tomar mil fotos en digital en una de esas sesiones. Y como resultado de ello, me creo un gigantesco problema de edición. No me parece que la fotografía esté muerta, es sólo que se ha vuelto perezosa. La gente saca un montón de fotos pero nadie las mira”.
En busca de una visión más positiva de lo que la tecnología digital y los celulares han hecho por la fotografía, hablo con Nick Knight, fotógrafo de moda británico que acaba de realizar dos trabajos importantes sólo con un iPhone: un libro de sesenta imágenes para rendir homenaje al trabajo de la fallecida editora de moda Isabella Blow, y una campaña para la marca de ropa de diseñador Diesel. “Trabajo a menudo con el iPhone. Casi se ha convertido en mi cámara preferida”.
TODOS FOTOGRAFOS. El público fotografía el desfile de Karl Lagerfeld en Singapur.
TODOS FOTÓGRAFOS. El público fotografía el desfile de Karl Lagerfeld en Singapur.

Knight considera que la revolución democratizadora que se vio acelerada por la mejora en las cámaras de los celulares es tan radical como lo que ocurrió en los años 60, cuando el fotógrafo de moda David Bailey tiró a la basura su trípode y empezó a usar una cámara de mano. “Le dio libertad y cambió artísticamente lo que era la fotografía. Lo mismo me pasa a mí con el iPhone. Durante años usé una cámara 8x10, que no estaba pensada para que la movieran. Ahora tengo libertad”.
¿Pero qué dice de la lente “de porquería” del iPhone? “¿A quién le importa? ¿La imagen no es nítida? ¡Qué problema! Uno de mis fotógrafos predilectos es Robert Capa, cuyas fotos a veces están un poco movidas: me encantan porque captó un momento. Lo que me interesa es la conexión visual con lo que estoy fotografiando, no la nitidez absoluta. Es absurdo que la gente crea que todas las fotos tienen que ser de alta resolución. Lo que importa desde el punto de vista artístico no es cuántos píxeles tiene sino que la imagen funcione. La gente hace un fetiche de la tecnología en la fotografía más que en ningún otro medio. Nadie, salvo los obsesivos de los pinceles, tienen una fijación con qué pinceles usan los hermanos Chapman. Las máquinas con que uno crea su arte son intrascendentes”.
No tanto. El iPhone revolucionó la fotografía de Knight y él lo sabe. “Puedo envolver una esfera con una imagen, puedo retirar los valores blancos o negros de una imagen. No podría decirte cómo funciona, pero me entusiasma”.
¿Pero eso no implica una pérdida? Como dice McCabe: “ya no le prestamos atención a la cámara. No sabemos cómo funciona”.
“Todo eso no me importa”, dice Knight. Lo que atrae su atención es que la fotografía se ha vuelto verdaderamente democrática. “Cuando era chico, sólo había una cámara por familia. Ahora todos tienen una y la usan todo el tiempo. Eso es genial”. ¿Por qué? Knight últimamente está investigando las imágenes de bandas punk. “Casi no hay imágenes, y todas son de cuando están en el escenario. Compare eso con lo que ocurre ahora: en un concierto de Kanye West uno ve un mar de cámaras, y hay una base de datos de imágenes. Eso me parece fantástico: el nuevo medio es mucho más democrático”.
TODOS FOTOGRAFOS. Fanáticos fotografían la llegada de Diego Maradona a un hotel de Mar del Plata.
TODOS FOTÓGRAFOS. Fanáticos fotografían la llegada de Diego Maradona a un hotel de Mar del Plata.

¿Pero el sacar fotos incesantemente no nos hace olvidar, como dice la psicóloga? “Es una estupidez”, dice Knight. “ ¿Qué tiene que alguien se pare frente a un Matisse y le saque una foto para mirarla mientras vuelve a casa en el ómnibus? Me parece genial si tiene ganas”.
Es difícil que los fotógrafos profesionales no se sientan amenazados. “Los fotógrafos de planta son un producto cada vez más escaso, gracias a los agresivos recortes de costos de los diarios y revistas, y los fotógrafos aficionados usan los avances tecnológicos para producir imágenes impresionantes, a menudo usando sólo sus celulares”, señala Magda Rakita, estudiante de 37 años de la Universidad de Artes de Londres y fotógrafa profesional. “Sin embargo –agrega– los avances tecnológicos también operan a nuestro favor. Permiten que los fotógrafos compartamos nuestro trabajo rápidamente y con mucha gente y que contemos historias de un modo interesante e innovador. Piense, por ejemplo, en las producciones multimedia, las aplicaciones para iPad o los libros electrónicos, o en la posibilidad de poner los trabajos al alcance de todos por Facebook, Twitter o Instagram.
De cualquier modo, los fotógrafos consagrados no necesariamente tienen que preocuparse por la democratización de su medio. “Voy a sobrevivir en esta profesión porque tengo aptitudes”, dice Olmos. “Cuento historias con imágenes; mis composiciones son mejores que las de la mayoría de la gente. El hecho de que alguien tenga un microprocesador en la computadora no lo convierte en escritor. Y por el hecho de tener una aplicación de Instagram en el teléfono, una persona no es un gran fotógrafo”.
 
(c) The Guardian. Traducción: Elisa Carnelli  


Fuente: Revista Ñ Clarín

POR LA CRISIS, PORTUGAL REMATA 85 OBRAS DE MIRÓ

El lote pertenecía a un banco "rescatado" en 2008, pero no es prioritario para el Estado luso.

La historia empieza en 2008, cuando Portugal nacionalizó el Banco Portugués de Negocios (BPN) ante su posible quiebra. Ese rescate le costó al estado luso miles de millones de euros y un pasaje definitivo a la crisis más profunda de sus últimos años. El banco venía con un lote de 85 obras del pintor catalán Joan Miró que ahora Portugal venderá a través de una subasta de Christie’s para sanear (un poco) sus cuentas. Pero, como cada vez que el patrimonio público está en juego, hay polémica.
El remate está planificado para entre el 5 y el 6 de febrero, y se estima que el lote, compuesto por pinturas, dibujos y collages, podría recaudar unos 35 millones de euros, un millón más de lo que el banco pagó en 2006.
Partidos de izquierda han iniciado una acción parlamentaria para detener la medida, mientras que una iniciativa independiente ha recolectado más de 7.000 firmas para impedir la acción. Pero en declaraciones a la prensa, el secretario de Estado de Cultura portugués, Jorge Barreto, fue claro: “La adquisición de la colección Miró no es considerada una prioridad en el actual contexto de organización de colecciones del Estado”, dijo.
Las 85 obras recorren toda la trayectoria artística del pintor de tantas estrellas y lunas coloridas. Pero una vez más, parece, lo urgente se le impone a lo importante.

 

Un petitorio masivo busca frenar la subasta de obras de Miró en Portugal

 

Cerca de 6.000 personas firmaron el petitorio online para que 84 pinturas en formato grande y una escultura no sean subastadas a un precio menor por el Banco Portugués de Negocios, nacionalizado en 2008.

La decisión del Gobierno portugués de vender un paquete de 85 obras del pintor catalán Joan Miró, en manos del Estado, se ha visto contestada a nivel político y social, y ya son cerca de 6.000 las firmas reunidas para paralizar su subasta. La iniciativa para reunir apoyos contra esta venta fue lanzada en internet y se suma a las críticas del Partido Socialista, principal grupo de la oposición, y de los comunistas lusos, que presentaron la semana pasada una resolución en el Parlamento para mostrar su rechazo a la medida.
Las obras de Miró pertenecían al Banco Portugués de Negocios (BPN), nacionalizado en 2008 por riesgo de quiebra, en el que es considerado como uno de los mayores escándalos financieros ocurridos en el país durante los últimos años, con un perjuicio para las arcas públicas de miles de millones de euros.
El Ejecutivo luso encomendó la subasta a la casa Christie's de Londres, y está previsto que la puja se produzca a principios de febrero bajo la premisa de recaudar por ellas en torno a 35 millones de euros (47,8 millones de dólares). Los impulsores de la campaña de firmas en internet, sin embargo, defienden que el valor de este patrimonio es muy superior y recuerdan que en los cálculos realizados por la misma casa de subastas en 2008 se apuntaba un precio de entre 80 y 150 millones de euros (entre 109 y 205 millones de dólares).
"La suma es ridícula, en la medida en que la cantidad de obras colocadas a la venta hace descender su precio", se explica en el texto que acompaña la iniciativa, donde se insiste, además, en que su valor será incalculable después de la puja, ya que "irán a parar a colecciones y museos de todo el mundo que tendrán muy poco interés en revenderlas". En opinión de quienes desean paralizar la subasta, ésta representa "un expolio del patrimonio nacional" y reclaman que las obras se conserven en Portugal, debido a que tienen potencial para "generar ingresos muy superiores porque atraerían turismo internacional" y reforzarían la riqueza de los museos lusos.
"Estamos hablando de cuadros significativos de un autor consagrado mundialmente que, por su importancia artística e histórica, se revalorizarán con el paso del tiempo", subrayaron. La campaña de firmas en internet fue lanzada por la entidad cultural Casa da Liberdade, un proyecto dedicado al artista plástico y poeta luso Mário Cesariny, reconocido como el gran impulsor del surrealismo en su país, que falleció en el año 2006.
La colección, compuesta por 84 pinturas en formato grande y una escultura, abarca todas las décadas de la producción plástica de Miró y es una de las mayores colecciones del artista fuera de Barcelona.

Fuente: Revista Ñ Clarín / EFE

1933 - 2014
CLAUDIO ABBADO:
LA DESAPARICIÓN DE UN MÚSICO EXCEPCIONAL



1933 -  CLAUDIO ABBADO -  2014


Por Pablo Kohan  / Para LA NACIÓN


Su muerte se demoró largamente en aparecer. En 2001, se reveló que padecía un cáncer de estómago. Con las progresivas imágenes de desmejoramiento que se sucedían, cada vez más delgado, cada vez más demacrado, parecía que la llama se iba a extinguir en un corto tiempo. Sin embargo, el gran director se burló de tanta profecía sombría y continuó con una tarea musical destacadísima. Hasta que, lamentablemente, tuvo lugar la confirmación de aquel final tan temido o previsto. Ayer, en Bolonia, a los ochenta, falleció Claudio Abbado, un artista completo, un músico excepcional, una personalidad admirable.
Si las denominadas ciencias duras han concluido por aceptar que la subjetividad es una parte inseparable de cuanto pueda afirmarse en el más exacto o puntual de sus postulados, qué le cabe, entonces, a la música, una actividad en la cual todo aquello que es pasible de ser medido o ponderado carece casi por completo de relevancia y todo lo que de ella pueda manifestarse proviene de enunciaciones en las cuales lo subjetivo es parte esencial y primordial. Por lo tanto, bajo el amparo de este paraguas protector y con toda la carga de declarada subjetividad individual que esta afirmación conlleva, digamos que Claudio Abbado ha sido el más notable director orquestal de las últimas décadas, comprendiendo en ellas, incluso, a los períodos finales de personalidades tan trascendentes e indiscutibles como Herbert von Karajan, Leonard Bernstein o Georg Solti.
Sólo con recurrir a su biografía más sucinta, el material ya se descubre apabullante. Nació en Milán, en 1933, en el seno de una familia de músicos y estudió piano, composición y dirección en su ciudad natal. Abocado ya a esta última actividad, se perfeccionó con Hans Swarowsky en Viena y, a los veinticinco, ganó el primer premio en el Concurso Koussevitzky. Sin embargo, su nombradía internacional como director sinfónico y operístico le llegó luego de la obtención del Premio Mitropoulos, en 1963. Cinco años después, y con actuaciones muy valoradas a ambos lados del Atlántico, comienza un camino que lo hace sumar una serie de cargos cuya enumeración provoca asombros varios: fue, sucesiva o simultáneamente, director del Teatro alla Scala, de la Ópera de Viena, principal director invitado de la Orquesta Filarmónica de Viena, director de la Orquesta Sinfónica de Londres y, sucediendo nada menos que a Karajan, titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín desde 1989 hasta 2002. Después, con más tiempo y menos urgencias, equidistante de Berlín, de Viena y de Salzburg, impulsó el antiguo Festival de Lucerna para establecerlo como un nuevo faro de actividades que habría de tenerlo como su principal y más descollante referente.
Más allá de la calidad musical, de la profundidad de sus lecturas y de la capacidad para concretar con cada orquesta cada una de sus ideas, en todos estos puestos, Abbado hizo todo lo que se esperaba de él. Pero, además, se caracterizó por abrir puertas hacia otro tipo de experiencias. Por ejemplo, en la Scala, a razón de una por año, se apartó del repertorio habitual para ofrecer óperas contemporáneas. También fundó la Orquesta de La Scala para abordar un repertorio sinfónico. En la Ópera de Viena, renovó el catálogo con óperas ausentes de los programas austríacos. Por lo demás, en 1987, fundó el festival Viena Moderna, un extrañísimo evento interdisciplinario que abarcó todas las artes contemporáneas. En este sentido, Abbado jamás dejó de lado el repertorio de su tiempo y cometió osadías como, por ejemplo, estrenar obras de Luigi Nono en un lugar tan tradicional como La Scala.
Como director invitado, durante todos estos años, paseó su silueta, sus saberes y su inconmensurable talento al frente de las principales orquestas del planeta, con las cuales también dejó grabaciones memorables para los más importantes sellos discográficos. En este sentido, y por nombrar sólo dos placas de las muchas que obtuvieron premios significativos, habría que recordar el premio "Disco del año", otorgado, en 1994, por la revista Gramophone, al registro de los conciertos para violín y orquesta de Chaikovski y de Glazunov que hizo con la Filarmónica de Berlín y la participación de Maxim Vengerov. Y, en su tiempo de supuesta postración progresiva, el Grammy que obtuvo junto a Martha Argerich en 2006 por dos conciertos para piano y orquesta de Beethoven.
Podría elaborarse un recuento infinito de logros, elogios e hitos de sus interpretaciones a lo largo de más de cuarenta años de actividad. Y, dejando de lado su ilimitada capacidad técnica para hacer congeniar un centenar de músicos en su mejor realización colectiva, habría que detenerse en la mención de las elecciones inapelables de los tempi, de ciertas lecturas ultrarracionalistas en repertorios románticos, una especie de despojadas tesis doctorales de exposición objetiva de ideas, o de interpretaciones, por el contrario, de sonidos cálidos, de pasiones intensas y de resoluciones admirables. Pero, además, el gran artista desarrolló una carrera de profunda vocación humanística y de solidaridad democrática al participar activamente en la formación de orquestas juveniles o afianzando sus desarrollos. En nuestro continente, contribuyó a la creación de la Orquesta de Jóvenes Latinoamericanos. Además, reiteradamente visitó Venezuela para apoyar ese notable emprendimiento de las orquestas infantiles y juveniles fundado por José Antonio Abreu y consolidado en esa maravillosa Orquesta Nacional Juvenil Simón Bolívar, que, varias veces, lo tuvo como director.
Para concluir y recordar a este músico extraordinario, hay que recurrir a la memoria y trasladarse al 18 de mayo de 2000, cuando debutó en nuestro país la Filarmónica de Berlín. Ese día, Abbado dirigió la Novena sinfonía de Mahler y construyó una de las jornadas más gloriosas de la historia del Teatro Colón, un inolvidable concierto de alto impacto emocional. En el final de la obra, Abbado fue llevando a la orquesta y a todo el público a la experiencia de la extinción de la música llegando al límite mismo de la inaudibilidad. Cuando el último sonido se apagó, el silencio que continuó se prolongó espacioso, inmenso, inalterable y contundente. Todos sabían que la sinfonía había concluido y nadie, absolutamente nadie, quería romper aquel instante de alta espiritualidad colectiva que Abbado había conseguido concretar. Después sí, la ovación más atronadora estalló para agradecer una experiencia artística que solamente pueden plasmar los artistas superiores. A la distancia, aquel breve minuto de silencio, eterno y sublime, puede oficiar como el más merecido homenaje a la memoria de Claudio Abbado, un artista que ha dejado una de las huellas musicales más fenomenales de cuantas se han trazado en las últimas décadas.

Fuente texto: lanacion.com

DURERO EN EL ALBERTINA DE VIENA

Fotografía facilitada por el museo Albertina de Viena, de "La Liebre", obra maestra del renacentista Alberto Durero que podrá verse en
el Albertina desde el 14 de marzo y hasta finales de ju


Fotografía facilitada por el museo Albertina de Viena, de "La Liebre", obra maestra del renacentista Alberto Durero que podrá verse en el Albertina desde el 14 de marzo y hasta finales de junio.

Fuete: EFE