Nereidas
Colocan réplicas de un conjunto escultórico que escandalizó a Buenos Aires en 1906; las originales están en Jujuy
El conjunto escultórico será descubierto el 10 de diciembre. Foto: LA NACIÓN / Emiliano Lasalvia |
Por Leonardo Tarifeño / LA NACIÓN
Los 30 años del retorno de la democracia, por celebrarse el 10 de diciembre próximo, tendrán una invitada especial: Lola Mora. Como parte de los festejos que recordarán la toma del poder por parte de Raúl Alfonsín tras siete años de dictadura militar, réplicas de dos grupos escultóricos de la controvertida artista argentina se develarán en las escalinatas del Congreso de la Nación, donde hoy aparecen tapadas por telas blancas que alimentan su misterio.
Se trata de un regreso largamente esperado. El pasado
viernes 18 de octubre, las estatuas fueron instaladas en la entrada de
la sede del Poder Legislativo, pero su historia se remonta a por lo
menos un siglo atrás. En 1906, dos conjuntos escultóricos de Mora se
inauguraron como parte de la decoración exterior del Parlamento; uno
simbolizaba a la libertad y el comercio, y el otro al trabajo, la paz y
la justicia. Durante 1905, la artista había trabajado en estas
alegorías, primero en Italia (donde estudiaba en el taller del
reconocido maestro Giulio Monteverde) y luego en un sector del Congreso,
en la entrada de Rivadavia 1836, que por unos meses convirtió en su
taller y vivienda.
Sin embargo, su esfuerzo no encontró la aceptación que merecía. Ya en 1903, las críticas moralistas a su fuente de L
as Nereidas no habían permitido que la obra se emplazara en el centro
de la Plaza de Mayo, el sitio originalmente previsto, y la armonía de
esos cuerpos desnudos debió mudarse al cruce de las actuales Leandro N.
Alem y Perón (en 1918 sería colocada en el lugar que ocupa actualmente).
Las esculturas realizadas para el Congreso se vieron como parte de una
trama corrupta de sobreprecios durante la construcción del edificio, en
1905, y en 1913 el diputado radical Delfor del Valle llegó a
calificarlas de "adefesios que insultan la memoria de aquellos a quienes
pretende homenajear". Dos años después, las esculturas fueron removidas
y guardadas en depósitos municipales. En 1916 se las trasladó a Jujuy,
donde hasta hoy decoran los jardines de la casa de gobierno provincial. Y
ahora vuelven al sitio para el que fueron concebidas, esta vez como
réplicas hechas en un taller de San Martín con un proceso de alta
tecnología que incluyó fotografías 3D y moldes digitales.
Adelantada a su tiempo
A la vida y obra de Lola Mora siempre las persiguió el
escándalo. En 1909, a los 43 años de edad, la artista se casó con Luis
Hernández Otero, veinte años menor que ella. Se ha dicho que fue amante
de Julio Argentino Roca, y un rumor nunca comprobado asegura que fue
bisexual. Además de escultora excepcional, fue contratista en el tendido
de rieles del Ferrocarril Transandino del Norte (origen del Tren de las
Nubes), urbanista e inventora. A sus críticos los escandalizaba tanto
los cuerpos desnudos de sus obras como que trabajara con pantalones
puestos. Hija de una estanciera salteña, estudiante ejemplar y mujer de
rara belleza, ella jamás perdió de vista la importancia de su trabajo al
que defendió, en oportunidad a los ataques a sus Nereidas, con altura y
lucidez. "Lamento profundamente que el espíritu de cierta gente, la
impureza y el sensualismo hayan primado sobre el placer estético de
contemplar un desnudo humano, la más maravillosa arquitectura que haya
podido crear Dios", se limitó a decir entonces. El argumento es tan
certero que no parece admitir réplicas.
Adelantada a su tiempo, finalmente llegó el momento de
su reivindicación. En diciembre pasado, el gobernador jujeño Eduardo
Fellner firmó en el Congreso un convenio que impulsa la realización de
dos reproducciones de los grupos escultóricos de Lola Mora que se
encuentran en Jujuy. Una, la que se instalará en el Congreso, tiene como
objetivo devolverle a ese trabajo su espacio histórico; la otra, que se
quedará en Jujuy, pretende salvaguardar el material original, mármol de
Carrara, que con el paso del tiempo padece el llamado "estrés de clima"
y se agrieta. En menos de un mes, los paseantes de Buenos Aires podrán
redescubrir una imagen de la libertad con un gorro frigio y el busto
descubierto, una figura femenina semidesnuda que evoca la paz y un dios
Mercurio tapado con muy pocas ropas. Su historia de desplantes y
peripecias es el tema de una película y de un libro en etapa de
producción, claras pruebas de la vigencia de una obra cuya autora es
justamente homenajeada cada 17 de noviembre, fecha de su nacimiento, con
la celebración del Día Nacional del Escultor y de las Artes Plásticas.
Fuente: lanacion.com
NUESTRA OPINIÓN
En todos lados se cuecen habas.
La senadora Liliana Fellner, del bloque del Frente para la Victoria, integra la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos siendo de profesión bioquímica -¿la teoría de los especialistas?-, fue quien se opuso acérrimamente a la concreción del proyecto de la diputada porteña Teresa Anchorena - que fue aprobado por la Legislatura Porteña hacen ya más de cuatro años, para el traslado de El Pensador de Auguste Rodin desde su actual emplazamiento en Plaza Lorea hasta el rellano de la escalera principal de acceso del edificio del Congreso Nacional, lugar éste adonde quería ubicarlo Eduardo Schiaffino - artista plástico, crítico de arte y fundador y primer director de nuestro Museo Nacional de Bellas Artes - que fue quien personalmente se lo compró a su autor. Al mismo Rodin, padre de la Escultura moderna, le había parecido muy buena la idea de Schiaffino.
Por las dudas, aclaro que El Pensador de Auguste Rodin, es una obra original y las dos obras de Lola Mora que se están colocando en el Congreso Nacional, son dos réplicas.
Ahora vemos claramente las razones de la oposición de la senadora Fellner al proyecto de la diputada porteña Anchorena: ella quería concretar su propio proyecto de colocar esas copias de obras de Lola Mora en el Congreso Nacional.
Me pregunto:
1ro. Por qué ha estado la senadora Fellner tan interesada en instalar esas dos copias de obras de Lola Mora en el Congreso Nacional. ¿Interés político? ¿Reivindicación feminista?
2do. Si tiene sentido poner dos copias en el Congreso Nacional y que las obras originales queden decorando los jardines de la Casa de Gobierno de la Provincia en Jujuy.
3ro. Si lo que se buscaba era reivindicarla a Lola Mora y a esas dos obras suyas hechas especialmente para nuestro Congreso Nacional, si no correspondía poner las dos obras originales.
4to. Qué razones realmente de peso tiene la Provincia de Jujuy para retener en los jardines de su Casa de Gobierno las dos obras originales de Lola Mora y que las que se instalan en el Congreso Nacional sean las réplicas.
Me parece que este proyecto de la senadora Fellner tiene un sospechoso tufillo político, no artístico ni histórico.
La nota de La Nación, no aclara con qué material se han hecho las réplicas de las obras de Lola Mora que se pondrán.
Todo ésto, inevitablemente me remite al desguace del monumento a Cristóbal Colón y su remoción de la plaza Colón ordenada por la presidenta de la Nación con intención de reemplazar el monumento que evoca al descubridor de América por otro en homenaje a Juana Azurduy. Nos hemos ocupado bastante ya del tema del capricho presidencial con el tema de Colón y sabemos ahora que el monumento ya había sido restaurado en 2007 sin necesidad de removerlo.
¿Por qué no nos cuentan las verdaderas razones de estos movimientos, en vez de subestimarnos y mentirnos como lo hacen?
¿Cuándo van a opinar sobre estos temas los especialistas en ellos?
¿Qué papel juega la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos? ¿Está totalmente de adorno?
¿O cuando las órdenes vienen de arriba se acatan como si vinieran de Dios?
P. L. B.
NUESTRA OPINIÓN
En todos lados se cuecen habas.
La senadora Liliana Fellner, del bloque del Frente para la Victoria, integra la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos siendo de profesión bioquímica -¿la teoría de los especialistas?-, fue quien se opuso acérrimamente a la concreción del proyecto de la diputada porteña Teresa Anchorena - que fue aprobado por la Legislatura Porteña hacen ya más de cuatro años, para el traslado de El Pensador de Auguste Rodin desde su actual emplazamiento en Plaza Lorea hasta el rellano de la escalera principal de acceso del edificio del Congreso Nacional, lugar éste adonde quería ubicarlo Eduardo Schiaffino - artista plástico, crítico de arte y fundador y primer director de nuestro Museo Nacional de Bellas Artes - que fue quien personalmente se lo compró a su autor. Al mismo Rodin, padre de la Escultura moderna, le había parecido muy buena la idea de Schiaffino.
Por las dudas, aclaro que El Pensador de Auguste Rodin, es una obra original y las dos obras de Lola Mora que se están colocando en el Congreso Nacional, son dos réplicas.
Ahora vemos claramente las razones de la oposición de la senadora Fellner al proyecto de la diputada porteña Anchorena: ella quería concretar su propio proyecto de colocar esas copias de obras de Lola Mora en el Congreso Nacional.
Me pregunto:
1ro. Por qué ha estado la senadora Fellner tan interesada en instalar esas dos copias de obras de Lola Mora en el Congreso Nacional. ¿Interés político? ¿Reivindicación feminista?
2do. Si tiene sentido poner dos copias en el Congreso Nacional y que las obras originales queden decorando los jardines de la Casa de Gobierno de la Provincia en Jujuy.
3ro. Si lo que se buscaba era reivindicarla a Lola Mora y a esas dos obras suyas hechas especialmente para nuestro Congreso Nacional, si no correspondía poner las dos obras originales.
4to. Qué razones realmente de peso tiene la Provincia de Jujuy para retener en los jardines de su Casa de Gobierno las dos obras originales de Lola Mora y que las que se instalan en el Congreso Nacional sean las réplicas.
Me parece que este proyecto de la senadora Fellner tiene un sospechoso tufillo político, no artístico ni histórico.
La nota de La Nación, no aclara con qué material se han hecho las réplicas de las obras de Lola Mora que se pondrán.
Todo ésto, inevitablemente me remite al desguace del monumento a Cristóbal Colón y su remoción de la plaza Colón ordenada por la presidenta de la Nación con intención de reemplazar el monumento que evoca al descubridor de América por otro en homenaje a Juana Azurduy. Nos hemos ocupado bastante ya del tema del capricho presidencial con el tema de Colón y sabemos ahora que el monumento ya había sido restaurado en 2007 sin necesidad de removerlo.
¿Por qué no nos cuentan las verdaderas razones de estos movimientos, en vez de subestimarnos y mentirnos como lo hacen?
¿Cuándo van a opinar sobre estos temas los especialistas en ellos?
¿Qué papel juega la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos? ¿Está totalmente de adorno?
¿O cuando las órdenes vienen de arriba se acatan como si vinieran de Dios?
P. L. B.
Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández o Dolores Mora Vega, más conocida como Lola Mora, 1866-1936. |