Por Romina Smith
Tiene una gran torre, alta, muy alta, de casi cien metros, y que
se ve desde lejos. Tiene, también, un reloj monumental que aún hoy, y a
cada hora, hace sonar sus campanadas como siempre. Y tiene, además, una
pérgola semicircular y soleada que da a un patio interior y que, según
cuentan, solía ser el paseo de Juan Domingo Perón y Eva Duarte a
mediados del siglo pasado, cuando ella tenía allí su fundación de ayuda
social. El bellísimo palacio de la Legislatura porteña, que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2011, acaba de pasar por una intensiva etapa de recuperación que demoró siete meses y demandó $ 7 millones.
Desde esta semana todos sus espacios emblemáticos volverán a estar
abiertos para visitas guiadas. Incluso el reloj: uno de los pocos que
quedan en la Ciudad y que todavía está en manos de expertos relojeros
que dominan el oficio.
El edificio, donde sesionan los diputados
porteños, fue inaugurado el 3 de octubre de 1931, hace exactamente 82
años, y ocupa una manzana triangular. En su punto más alto, que está
bordeado por un balcón circular, regala una vista hacia toda la Ciudad:
desde las torres altísimas de Puerto Madero, hasta el Río de la Plata o,
más cerca, la Casa Rosada y las cúpulas del Casco Histórico. Toda esa
área, que hasta hace pocos meses estaba dañada y con grietas, acaba de
ser puesta a nuevo por restauradores.
“La torre estaba muy
deteriorada, había desprendimientos y hasta informes de Defensa Civil
que alertaban del mal estado. Todo eso se reparó a nuevo, se mejoró la
iluminación, que ahora cuenta con tecnología Led, y se repararon las dos
cúpulas y la pérgola”, explicó Cristian Ritondo, vicepresidente Primero
del parlamento porteño. Además de las luces ecológicas, también se
colocaron 400 metros de terrazas verdes. Según Ritondo, “para hacerlo
sustentable adaptando todo el edificio a las normas ecológicas que los
mismos legisladores impulsaron el año pasado”.
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De colección. El reloj, uno de los pocos de su tipo que queda en la Ciudad. |
Los trabajos fueron
licitados y concluyeron esta semana. Según fuentes de la vicepresidencia
de la Legislatura, desde ahora toda el área recuperada también
integrará los recorridos de las visitas guiadas, que se sumarán a otros
espacios del edificio, como el vestidor de Evita.
Los trabajos se
hicieron dentro y fuera y fueron coordinados por la Unidad Ejecutora de
Obras. Alberto Greco, a cargo del área, detalló: “En el interior se
pintaron paredes y se recuperaron solados de mármol y granito para que
se destaque más el enorme reloj de cuatro cuadrantes de 4,5 metros de
diámetro cada uno, y en el exterior se recuperaron canteros con plantas
traídas de la Reserva Ecológica”. Además, contó que se restauraron los
plafones de bronce y vidrio tallado que coronan los balcones del sexto
piso, en el paseo más alto del edificio de 9 mil metros cuadrados. Y en
una próxima etapa también se arreglarán las fachadas externas. La idea
es que el enorme palacio se mantenga “como signo distintivo de la
Ciudad”. Para eso, este paso no será el único cambio para el edificio:
de noche, dicen, también será iluminado. Será una apuesta más para que
se destaque entre otros monumentales del Casco antiguo de la Ciudad.
Fuente: clarin.com