RÉCORD PARA UN CUADRO DE GARCÍA URIBURU

Se vendió en 827.000 pesos, la cifra más alta pagada por una obra del artista

“Utopía del Sur” (Nicolás García Uriburu, 1993. MNBA).

El pintor Nicolás García Uriburu, quien se hizo famoso en la década del 70 cuando coloreó de verde los canales de Venecia, volvió a ser noticia ahora por la venta récord de uno de sus cuadros.
Un coleccionista pagó 827.000 pesos por Sur, un mapa invertido de América del Sur, que había salido a subasta en la casa Arroyo con una base de 230.000 pesos. Según publicó hoy el diario La Nación, tras una rápida puja entre dos interesados alcanzó esa cifra final, un récord para el artista.
Sur, que mide 1,90 x 1,80, se expone en el Museo Cuevas de México. García Uriburu la pintó en 1990 y tiene el colorido que identifica toda su obra.

Fuente: clarin.com

EL ÚLTIMO PROYECTO DEL HOMBRE INVISIBLE CHINO



 Liu Bolin, el artista chino conocido como 'el hombre invisible' en un teatro de Beijing.
 La obra llamada 'Red Theatre', el último proyecto de Liu.

Fuente: Reuters

SE VENDE UNA LEGENDARIA ALHAJA DE EVA PERÓN

Fotografía suministrada por la casa de subastas Christie’s que muestra un broche representando la bandera argentina de diamante y zafiro usado por Eva Perón, que está previsto que se subastará en Nueva York el 15 de octubre de 2013. El broche diseñado por Van Cleef & Arpels en su momento para la primera dama de Argentina, tiene un precio estimado de hasta U$S 500.000. (AP / Christie ‘s)


Fotografía suministrada por la casa de subastas Christie’s q muestra un broche representando la bandera argentina de diamante y zafiro usado por Eva Perón, que está previsto que se subastará en Nueva York el 15 de octubre de 2013.
El broche diseñado por Van Cleef & Arpels en su momento para la primera dama de Argentina, tiene un precio estimado de hasta U$S 500.000.

Fuente: AP / Christie's

APARECIERON CINTAS EN LAS QUE BORGES HABLA DE TANGO

En 1965 el autor dio cuatro charlas, que fueron grabadas. Ahora salen a la luz. Las encontraron en España.


Varón porteño. Borges en 1951, retratado por Grete Stern. Le gustaban los tangos de la vieja guardia.

Por Juan Carlos Algañaraz
Madrid Corresponsal

 

“Carancanfunfa se hizo al mar con tu bandera…”, tararea Jorge Luis Borges entonando El Choclo. Después aclara: “Pero la versión que yo conozco es inefable, no puedo repetirla aquí sin ofender a nadie”. El escritor argentino aludía ante su audiencia a una de las letras originales del clásico tango que tenía, como tantos otros, tema prostibulario.
Y añadía: “Le pregunté a un amigo que significaba ‘ carancanfunfa ’ y me dijo que es el estado de ánimo de un hombre que se siente carancanfunfa ”. Es la voz de Borges apagada por la escasa calidad del registro y, a veces, por el ruido del tráfico.
Estamos frente a un descubrimiento que dio a conocer ayer el diario El País. Son cuatro charlas de Jorge Luis Borges grabadas en Buenos Aires, durante 1965.
El escritor español Bernardo Atxaga recibió en 2002 unas cintas de un amigo, José Manuel Goikoetxea, emigrado a Buenos Aires: se las había entregado un emigrante gallego, Manuel Román “Kolo” Rivas, en agradecimiento por haberlo hospedado un tiempo en su casa.
Atxaga las escuchó en su auto: “Se oían fatal, pero me pareció Borges desde el principio. Las conferencias no me sonaban de nada y empecé a preguntar. Consulté con una editora, un aficionado a Borges y en una radio”, recuerda el escritor. Nadie sabía nada. Se limpió la cinta original y se hicieron seis copias. Pero el tema no despertó interés.
Diez años después Atxaga conoce al biógrafo de Borges, Edwin Williamson, que se interesa en el material. Se trataba de conferencias que Borges pronunció en 1965; la noticia fue recogida por el diario La Nación del 30 de setiembre. Pero nunca se encontraron rastros de las charlas, en total cinco horas de valiosas reflexiones y anécdotas de Borges y el tango.
Después de escuchar una de las copias, el hispanista británico comentó que Borges contó sus experiencias personales en el Palermo “feo” donde compadritos y orilleros protagonizaron historias y anécdotas que muestras el espíritu de una época de Buenos Aires.
En 2012 Atxaga entregó las cintas al director de la Casa del Lector, César Antonio Molina.
Con voz “lenta y algo cansada” –comenta El País– el autor de “El Aleph” sitúa el origen del tango alrededor de 1880. “ El pueblo no inventa el tango ni lo impone a la gente bien. Ocurre exactamente lo contrario... Sale de las casas malas situadas en todos los barrios de la ciudad... había gente que las frecuentaba para jugar a la baraja, tomar un vaso de cerveza o ver a los amigos... Un argumento que da fuerza a esto son los instrumentos iniciales, que no son populares y corresponden a medios económicos superiores a los de los compadritos: violín, flauta y piano”.
Señala el periódico madrileño que “en las cinco horas de disertación se van deslizando guiños confidenciales, la nostalgia por la Argentina que fue, detalles autobiográficos y el culto al coraje que comparte con compadritos de leyendas y tangos, capaces de aceptar un desafío fatal porque va en el código del gremio”.
En las grabaciones, Borges incluso hace bromas sobre el proceso creativo: “Quizás la única manera de hacer una obra de arte perdurable sea no tomándola demasiado en serio, distrayéndola”.
También comenta que los argentinos abrazaron el tango cuando triunfó en París y otros países. “Hasta 1910 nosotros habíamos percibido pero no habíamos sido percibidos por el mundo. Ocurren entonces hechos que nos alegran y llega la noticia que nos conmovió a todos: ¡el tango se bailaba en París! Y posteriormente en Londres, Berlín, Viena, hasta en San Petersburgo”. Pero hubo reticencias: el Papa, el káiser, ¡la justicia de Ohio! Allí, cuenta Borges, un profesor fue acusado de enseñar un baile inmoral. Aunque después de desplegar su arte ante el jurado, el tango fue declarado inocente.

Fuente: Revista Ñ Clarín

VALIOSOS CÓDICES MEDIEVALES
SE PONEN AL ALCANCE DE LA MANO EN ZARAGOZA

Un conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. EFE

Un conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. EFE

Un conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. EFE

Un conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. EFEUn conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. EFE

Un conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. EFE

Zaragoza - Un conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.
Se trata de una treintena de "clones" creados con paciente laboriosidad por el editor gallego Manuel Moleiro, quien gusta llamar a sus creaciones "casi original" debido a la perfección con la que se reproducen no sólo el texto, las imágenes y la textura del papel sino cada una de las imperfecciones que muestran sus hojas.
Obras de lujo ricamente iluminadas, realizadas por los pintores más prestigiosos de la época para emperadores y reyes y custodiadas actualmente en instituciones como el Museo Metropolitano de Nueva York, el Museo Británico, las bibliotecas nacionales de Francia y Rusia o el Museo Arqueológico Nacional.
Entre las obras expuestas se encuentra el Breviario de Isabel la Católica, iluminado por los mejores pintores de Flandes y depositado en la British Library de Londres, cuyos responsables siempre han rechazado prestar su más valiosa pieza.
Este asombroso manuscrito, concebido como el más lujoso de los breviarios flamencos, se realizó para conmemorar los tres éxitos principales del reinado de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, es decir, el acuerdo de matrimonio de sus hijos Juan y Juana con los hijos de Maximiliano I de Austria, la Conquista de Granada y el Descubrimiento de América.
La exposición, titulada "El gabinete de las maravillas: códices iluminados de las mejores bibliotecas del mundo", muestra también el Atlas Vallard, una obra realizada por el cartógrafo portugués del mismo nombre que revolucionó la historia al incorporar por primera vez una imagen cartografiada de la costa de Australia, y salpicada con multitud de dibujos alusivos a la población y costumbres de cada uno de los continentes.
Un conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. EFEUn conjunto de valiosos códices medievales salpicados de exquisitas miniaturas pintadas con delicadeza y paciencia se pondrán al alcance de la mano en una exposición que se inaugura mañana, martes, en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. EFE
Otro de los "clones" expuestos.

También se exhibe el Salterio Triple Glosado, una joya bibliográfica de la Corona de Aragón que se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia.
Esta obra cuenta con más de 140 miniaturas pintadas en dos espacios y en dos momentos diferentes: Canterbury (año 1200) y Corona de Aragón (1340).
La parte aragonesa, de estilo gótico italianizante, fue pintada por el artista Ferrer Bassa por encargo del monarca Pedro IV el Ceremonioso.
Los visitantes también podrán hojear curiosas piezas como el Tacuinum sanitatis, un tratado de medicina escrito en Bagdad en 1036 y manuscrito en el siglo XV; el Libro de la Felicidad, un encargo del sultán Murad en 1582 que incluye tablas para la interpretación de los sueños, o el tratado de alquimia Splendor Solis.
Para obtener cada uno de estos clones, Manuel Moleiro y su equipo se han desplazado a los lugares donde se custodian los originales para estudiarlos y tomar fotografías con una resolución de 150 megapíxeles.
Posteriormente, y en un proceso que puede prolongarse por espacio de varios años, el equipo realiza pruebas sucesivas hasta conseguir una que a simple vista no puede distinguirse de la original, ni siquiera al tacto.
La exposición permanecerá en Zaragoza hasta el próximo 28 de septiembre.

Fuente: EFE

ARTE: EL PATRIMONIO DEL DESARROLLO NACIONAL

Tiempo de construir

Desde mediados del siglo XIX, dentro de un contexto internacional de acelerada expansión mercantil y de exportaciones industriales, aparecen los primeros testimonios de ingeniería civil, actividad con crecimiento exponencial en la primeras décadas del siglo XX, cuando los mejores profesionales eran convocados a la remota Argentina




La valoración y preservación del patrimonio en la Argentina ha consagrado ya varios "sistemas patrimoniales" en la apreciación del público así como también -aunque de manera menos extensiva- en la protección legal y en la gestión. Entre los "patrimonios" tutelados podemos incluir el acervo precolombino y colonial, una parte de la arquitectura del eclecticismo de fines del siglo XIX y principios del XX, como así también de la arquitectura moderna. Y por supuesto distintas "series" tipológicas como los edificios para teatros o estaciones del ferrocarril, o las estilísticas como el Art Nouveau o el Art Déco. Sin embargo, todo un gran "sistema patrimonal" de la Argentina sigue aún siendo poco conocido y apreciado, y mucho menos consagrado o preservado. Se trata, a grandes rasgos, de las construcciones del campo de la ingeniería erigidas a lo largo y a lo ancho del país, que abarcan áreas tan diversas como la infraestructura, el transporte, la energía y las comunicaciones. Y que han forjado, tanto o más que la arquitectura, el paisaje urbano y rural de todas las provincias.
La diferenciación del "patrimonio de la ingeniería" del resto del patrimonio construido durante una época histórica se corresponde con el nacimiento y desarrollo de la disciplina como tal. Esto es, los siglos XIX y XX, cuando la ingeniería se separa de la arquitectura con el afianzamiento de la ciencia y el advenimiento de la tecnología y se convierte en disciplina autónoma. Anteriormente todo estaba englobado dentro de un saber teórico y práctico integrado, donde los diseñadores y los calculistas eran uno solo, la construcción abarcaba tanto obras simbólicas como funcionales y así el patrimonio edificado se englobaba dentro de una misma categoría: romano, gótico o barroco.
Buscar las primeras trazas del patrimonio de la ingeniería en la Argentina puede llevar a examinar los más notables trabajos de infraestructura del período precolombino y colonial. Éstos se encuentran en las obras ocultas de irrigación, saneamiento y comunicaciones que hicieron los pueblos originarios y después los jesuitas o los ingenieros militares de la Corona española. La historia continúa con algunos pocos testimonios del período posterior a la Independencia, que quedaron casi todos en proyecto por la escasez de recursos.
 
Dique en Cruz del Eje, provincia de Córdoba. 
Pero sería desde mediados del siglo XIX, dentro de un contexto internacional de acelerada expansión mercantil y de exportaciones industriales, cuando aparecen los primeros testimonios de la ingeniería civil, actividad de crecimiento exponencial en los años sucesivos. Y que por varias décadas, hasta la Primera Guerra Mundial, estaría mayormente en manos de profesionales extranjeros ligados a inversiones europeas. Con los británicos a la cabeza se desplegaron las redes de ferrocarriles, las obras sanitarias y las instalaciones portuarias por distintas partes del país, impulsadas por la energía a vapor con el carbón como combustible, el uso de componentes prefabricados de hierro y la tradición funcional inglesa de estructuras de ladrillo. Varios países (Francia, Alemania, Bélgica) participaron de la construcción de esa infraestructura y no pocas veces, como sucede siempre en la Argentina de la época, intervinieron ingenieros de diversas procedencias y también argentinos. El desarrollo del país hizo necesarios establecimientos industriales de diversa escala, donde también los ingenieros estuvieron a cargo del proyecto de los edificios y del equipamiento. Surgieron así obras monumentales, por no decir ciclópeas, muchas de las cuales siguen en uso y que hoy jalonan el territorio nacional en distinto estado de conservación: estaciones de ferrocarril, puentes, viaductos, túneles, tanques de agua, casas de bombas, docks, depósitos, fábricas, talleres. También por esa época, en 1865, se crea la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, donde enseñan inicialmente profesores de origen italiano y egresan los primeros ingenieros argentinos como Luis A. Huergo. Al mismo tiempo actúa un destacado grupo de ingenieros alemanes que funda, con otros colegas argentinos y extranjeros, la Sociedad Central de Arquitectos. Hacia 1900, acaballado sobre el positivismo, el higienismo, el taylorismo y el cientificismo, el campo de la ingeniería se hizo más ecléctico y cosmopolita, como tantas otras disciplinas en el país. Ya entonces la ingeniería argentina había echado raíces. Poco antes habían sido fundados tanto el Centro Argentino de Ingenieros como la Escuela Industrial Otto Krause, y varias empresas constructoras extranjeras y nacionales muy activas habían asentado sus sedes en Buenos Aires, Rosario o Córdoba. El emergente hormigón armado comenzó a desplazar el acero para las construcciones, la energía eléctrica reemplazó la de vapor, se expandieron las telecomunicaciones y los avances en invenciones y descubrimientos abrieron pista a los automóviles y a los aviones que necesitaron de redes e instalaciones específicas. Surgen entonces nuevos tipos de construcciones: usinas eléctricas, silos y elevadores de granos, rutas y caminos, diques y embalses, centrales telefónicas y estaciones de radio, establecimientos mineros y siderúrgicos.

 
Tanque de agua, Villa Mercedes, provincia de San Luis. 
A partir de la Primera Guerra Mundial se abrió una nueva época con sustitución de importaciones, creación de empresas y organismos públicos con equipos técnicos propios (Ferrocarriles del Estado, Obras Sanitarias de la Nación, YPF, Dirección Nacional de Vialidad, Agua y Energía). Se desarrolló entonces un nuevo ciclo en la construcción de infraestructura, ya del siglo XX, fundamental para el desarrollo del país, con obras de gran jerarquía y originalidad que pasaron a formar parte del paisaje local y regional. Muchas de estas construcciones tienen excepcionales valores históricos, culturales, tecnológicos, paisajísticos, así como también estéticos, que es necesario redescubrir y difundir. Esta tarea es de las autoridades, de los medios pero fundamentalmente de los profesionales de la construcción, ingenieros y también arquitectos, que deberían aunar esfuerzos para reintegrar el patrimonio cultural inmueble de la nación.
 

Valoración y preservación

 

 
Silo, provincia de La Pampa. 
La preservación del patrimonio de la ingeniería a nivel internacional se inicia en la década de 1960 en Inglaterra, justamente el país donde se inició la Revolución Industrial en la segunda mitad del siglo XVIII, que se expandió luego por todo el mundo. Después de varias décadas de prédica, sigue siendo un patrimonio con sus problemas de valoración y preservación específicos. Que comienza con cierto desprecio por las connotaciones contaminantes y depredatorias que tiene hoy el desarrollo en la Modernidad y sus manifestaciones industriales. Aunque contrariamente a la arquitectura que hasta principios del siglo XX pretendió ser casi eterna, las obras de ingeniería fueron diseñadas para cumplir un ciclo; es decir, casi efímeras. Y más allá de su valor histórico, económico y social, las construcciones del campo de la ingeniería basan su inesperada o sorprendente estética en la expresión de una descarnada funcionalidad a la que no es sensible el público en general. Por el contrario, tienen gran capacidad de ser adaptadas y recicladas, aunque en el intento muchas veces pierden parte de su carácter y potencia. Sobre las obras de ingeniería, tanto las que preservan su uso original como las que han sido renovadas, rara vez se hace conservación y casi siempre mantenimiento. Y muchas veces su obsolescencia y decadencia parecen disminuir su "agresividad" y aumentar su valor estético. De cualquier manera, deberían interponerse acciones de registro, difusión y preservación de este patrimonio nacional tan importante como los demás.

Fuente: ADN Cultura La Nación

"ARMO PEQUEÑAS PUESTAS EN ESCENA CON OBJETOS QUE VOY ENCONTRANDO"


Trabajando. Esta es una de las muchas y sugerentes escenas que Liliana Porter compuso para “El hombre con el hacha y otras situaciones breves”, su nueva muestra./FOTOS GERMÁN GARCÍA ADRASTI

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Minúsculo, el reino de lo diminuto se devela en la obra de Liliana Porter, especialmente en El hombre con el hacha y otras situaciones breves, la exposición que se acaba de inaugurar en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Formada por una instalación central que lleva ese título, más algunas pequeñas escenas que la acompañan y un conjunto de dibujos, la muestra se expone en la sala 3 del museo.
Como es típico en la artista desde hace años, utiliza en la obra central pequeños muñequitos vintage, porcelanas rotas, sillas descasquetadas, piedras, maderas antiguas, brillantina y pigmentos de colores, sobre una inmensa tarima: allí Porter propone una catarata de situaciones múltiples, a primera vista disparatadas pero siempre poéticas. No, la artista no las piensa previamente: las va armando sobre la marcha.
Su razonamiento se desarrolla a través de los objetos, con los que mantiene una relación casi amorosa. “En la instalación aparecen un montón de temas y objetos que usé en trabajos anteriores, por ejemplo, en fotos y grabados”, explica la artista. “En este sentido, es un vocabulario personal que puede ser reconocido.” Al mismo tiempo, los símbolos que aparecen son muy distintos: la familia Kennedy, el martillo y la hoz (un martillo de juguete), un Mickey Mouse de vidrio, un santo venezolano decapitado, el Che… La cabecita de un viejo Charlie Brown de madera: “Lo encontré en la playa, en los Estados Unidos”, explica, ciervitos de porcelana, un pollito desplumado y el ratón Mickey de murano –hecho pedazos–, conviven con soldados nazis apuntando con escopetas (de unos 3 centímetros), la mujer dorada regando platos estallados y el auto de los Kennedy en versión “micro”, con todos adentro.
La escala da ternura: todo lo que es mínimo, frágil, tiende a despertar instinto de protección. Pero si miramos con atención, no sabremos bien si las situaciones son ingenuas o plantean –por detrás– problemas más bien dramáticos, sombríos. “Creo que la cosa va más por acá”, comenta Porter, “aunque todo depende de cómo lee la obra el que la ve”. Y muchas veces esos problemas planteados rozan, casi de manera casual, puntos históricos. En este sentido, Porter es una provocadora sutil, que construye sugerencias a través de muñequitos y piedras, por ejemplo.

En su salsa. Porter, sonriente con su instalación terminada en el Malba.

Pero en medio de toda esta narrativa –para nada lineal–, hay un personaje central: ese hombrecito que, con su hacha, fue destruyéndolo todo: personajes, platos, animales, casitas, ¡hasta un piano! La artista explica que el hombre simboliza el tiempo, que todo lo destruye, que nada perdona. Pero claro, la lectura no es tan fácil: la instalación es compleja y tiene varios niveles de significación. Las diferentes escalas de los objetos crean una cadena de intrigas. A través de cualquiera de ellas es posible entrar en la obra: son sus puertas. Si pensamos que el alfabeto Porter está compuesto por objetos chiquitos, entonces su lengua es el espacio, sobre todo el espacio blanco. Y esta es otra de sus característica: dejar mucho “aire”, mucho plano blanco. Ella lo llama “silencios”: “Armo pequeñas puestas en escena con objetos que voy encontrando”, dice. “No elijo cualquier cosa en los mercados de pulgas y en las casas de antigüedades donde busco, me fijo cuidadosamente.
Pueden verse muchos objetos pertenecientes a la memoria colectiva. De eso estamos hechos: de memorias y vivencias”. Y reflexiona: “Creo que todas las imágenes que aparecen son, de algún modo, parte de mi experiencia. Tienen que ver con la construcción de mi propio mundo”. Y su mundo es detallado, sutil, ingenioso: el mundo de una enamorada de lo mínimo.

Fuente: clarin.com