Criaturas nacidas de la publicidad se resignifican como fetiches antimercado, de la mano de artistas del diseño y las
bellas artes. El argentino Julián Chu Manzelli es uno de los argentinos que participan de la muestra "Pictoplasma- White Noise", en La casa encendida de Madrid.
Las criaturas de Chu en La casa encendida de Madrid. |
Por Marcela Mazzei
Están creados por el lápiz y la imaginación de artistas del
universo de la animación a la comunicación visual publicitaria pero, a
diferencia de los dibujos animados, no tienen una historia detrás. Como
el muñeco Michelín (creado en 1894) y Ronald McDonald son, más que
narrativos, icónicos, según Lars Denicke y Peter Thaler, los fundadores
del proyecto Pictoplasma y curadores de Pictoplasma-White Noise, una muestra colectiva de la obra de 18 artistas internacionales, en La casa encendida de Madrid.
“Se
trata de un nuevo movimiento global de artistas que trabajan con una
relectura de personajes, utilizándolos como un lenguaje en sí mismo para
plantear conceptos y nuevas miradas dentro del arte contemporáneo”,
explicó Julián Manzelli, alias Chu, uno de los artistas que participan
de la muestra. El también miembro del Grupo Doma y de la emergente
escena del street art en Buenos Aires, explicó que los dos berlineses
comenzaron haciendo enciclopedias que reunían a estos personajes de la
cultura visual, como la banda virtual Gorillaz, pero también
incorporando el trabajo de artistas consagrados como Takeshi Murakami,
Jeff Koons, Paul Mcarthy y Florentijn Hofman. Aprendido el camino, la
nueva generación apuesta a la creación de objetos de las bellas artes,
independientemente de su procedencia, a través de las ideas y la
identidad que logren imprimirle.
GALERIA DE PERSONAJES. Una instalación en la entrada a la muestra "Pictoplasma - White Noise". |
Para los curadores, los
artistas seleccionados se valen de estrategias muy contemporáneas para
utilizar los mecanismos de las mascotas comerciales para hacer una
crítica al mercado que les da vida, a través de un culto fetichista
individual en el que los personajes abstractos están en el centro. Como
curadores invitados, los responsables del sitio especializado Wooster Collective,
le dan la impronta callejera a la exhibición. De hecho, son
compiladores del único libro sobre Street Art de la editorial Taschen,
que lleva prólogo del inasible Banksy, y pioneros en teorizar sobre la
cara contemporánea del arte callejero. El espíritu colaborativo también
está presente la sala, que además funciona como sede de talleres de
solidaridad y ecología.
“Estamos acostumbrados a que los
personajes nos vendan un producto, como el tigre de Kellog’s o bien sean
parte de una historia del cómic que viene con todo su merchandising,
pero estos personajes no venden nada y eliminan los contextos
tradicionales a los que pudieran pertenecer”, agregó Manzelli, desde
Madrid. Dentro de la muestra, además de un ejército de personajes, se
proyecta el corto de animación Logorama, ganador del
Oscar 2010, y también está la figura en vinilo coleccionable –de edición
limitada– del Jesús Astronauta, más fotos de la intervención urbana en
Berlín del Stupid Elephant Tank, entre referentes como Tim Biskup,
Raymond Lemstra, Boris Hoppek, Mark Gmehling, JeremyVille y el otro
argentino, Juan Molinet.
ESCONDIDOS. Mientras su obra se hace abstracta, los personajes de Chu son "descubiertos" por los observadores. |
Manzelli llevó varias piezas de su colección de obras que nacen bocetadas en papel, que luego pasan a la computadora donde se convierten en un archivo que otra máquina cala con prolijidad en placas de madera siguiendo el software. Después vendrán varias capas de pintura de auto y lija, para lograr un acabado industrial en una paleta que incluye, en esta serie, los amarillos, anaranjados y azules. De su experiencia como director de animación nacieron esos bichos cabezones de muchos ojos consecutivos, por el movimiento de los cuadros en el proceso, pero también hay inspiración en el mundo del cómic y la cultura japonesa. Algunos de sus personajes están escondidos detrás de varias placas de colores distintos, y están los objetos, moldeados en formas geométricas –cónicas y esféricas– que recrean una arena de circo de época indefinida.
Las criaturas en
esta muestra están clasificados en dos secciones: Remix y Fetiche. En la
primera hay obras de artistas que trabajan con citas, variaciones e
interpretaciones de logos, mientras que en Fetiche los artistas
reinterpretan y redibujan sus propias creaciones: no anuncian nada ni se
deben a ninguna marca. En ésta se inscribe la obra de Manzelli, que
tiene formación en Diseño y su investigación, en los últimos meses,
apuntaba al cosmos.
ESLABON PERDIDO. Un personaje genérico, que perdió conexión con el contexto, se exhibe en la terraza. |
Así, mientras en su obra individual había
adoptado las formas vitales de la biología y la ciencia, además del
método, desde el electromagnetismo al detalle de las células, un poco a
raíz de su paso por la carrera de Biología, el universo de los
personajes seguió siempre presente. En la inauguración de Sistemas internos,
su última muestra en Buenos Aires, varios asistentes comentaron “qué
buena la obra la del chino” a una especie de ranura que parecen dos
ojos. “Eso jamás lo vi en la obra, había pensado algo súper abstracto,
medio espacial, pero como vengo del mundo de los personajes, de la
ilustración a la animación, en estas obras aparecen escondidos aunque
terminaron siendo protagonistas”, reconoció el artista.
También
hay algo en sus patrones faciales, abstractos y enigmáticos, que
provocan empatía: parecen mirarnos directamente a los ojos, parecen
interpelarnos sobre nuestro lugar en el arte, en el mercado, en el
mundo. Entre la familiaridad y la confusión, nos provocan sensaciones,
pero además comunican. Forman parte de la cultural visual del último
siglo y hablan del presente en un lenguaje gráfico que supera las
diferencias culturales y las fronteras idiomáticas.
MONÓCULO. El célebre "Darcel Disappoints", de Craig Redman. |
Fuente: Revista Ñ Clarín