Barcelona - Fuera por motivaciones políticas, económicas o religiosas, en la Baja Edad Media el viaje fue una constante, como lo demuestran 43 documentos de singular interés que desde hoy se exhiben en el Archivo de la Corona de Aragón, entre ellos las Capitulaciones de Santa Fe firmadas por Cristóbal Colón.
Esas capitulaciones están profundamente imbricadas con el Archivo de
la Corona de Aragón, creado en 1318 para conservar la documentación de
sus reyes.
Este documento representa la culminación de un largo proceso que
hunde sus raíces en lo más profundo del mundo medieval, tanto en su
génesis documental -en el seno de la organización administrativa de la
Cancillería real aragonesa-, como en su relación causal con los
complejos procesos históricos que "convirtieron una región periférica,
como era Europa, en el núcleo de un poder mundial".
En el documento, suscrito el 17 de abril de 1492 entre Fernando de
Aragón e Isabel de Castilla y Colón, en Santa Fe (Granada), se
establecieron las condiciones con las que partía el navegante en el
viaje que supuso el descubrimiento de América.
El texto del documento original se conoce a través de la copia
coetánea del Registro de Cancillería de los monarcas aragoneses,
conservada actualmente en el Archivo de la Corona de Aragón.
Basándose en la documentación conservada en el Archivo de la Corona
de Aragón, el recorrido expositivo se inicia con testimonios que
muestran la importancia de los mecanismos culturales e ideológicos de la
Edad Media y su percepción del espacio desde una perspectiva religiosa,
que concibe el viaje como desplazamiento a través de un territorio
simbólico, referido al propio sentido espiritual de la vida humana, tal
como interesa al Cristianismo.
Desde que en 1160-1170 Benjamín de Tudela, un mercader judío de
Navarra, viaja a Siria, Bagdad, Persia y Egipto hasta el primer viaje en
1492, los 43 documentos de la exposición, que estará abierta al público
hasta el 10 de diciembre, ilustran el sustrato espiritual y religioso
en la concepción y aprehensión del espacio.
Imagen de las Capitulaciones de Santa Fe, firmadas entre Fernando de Aragón e Isabel de Castilla y Cristobal Colón, en Santa Fe (Granada), uno de los 43 documentos del Archivo de la Corona de Aragón que forman la exposición sobre el viaje en la Baja Edad Media. EFE |
Así como la relación de dominio colonial inherente a la estructura de
poder feudal de la época, y la relación de la génesis documental de las
Capitulaciones con la práctica de la Cancillería aragonesa medieval.
Además de las Capitulaciones, la muestra recoge otros valiosos
originales como uno de los ejemplares más antiguos del Liber sancti
Jacobi o Codex calixtinus, de 1173 o una representación simbólica de la
Península Ibérica en un manuscrito del siglo X.
También pude contemplarse la descripción de Jerusalén de Beda el
Venerable; testimonios de viajeros medievales a Roma, al Santo Sepulcro
de Jerusalén y a Santiago de Compostela, los tres grandes destinos de
peregrinaje europeos medievales.
El cisma católico que llevó al Papa a Avignon (Francia) tiene también
su correspondiente documento: una carta del consejero real de Alfonso
IV de Aragón, Bernat Jordà, que describe con todo lujo de detalle y
vivacidad la visita humilde con hábito de peregrino que hizo el rey de
Francia Felipe V al Papa Juan XXII.
También se puede contemplar el tratado de Cazola (Soria, 1179) entre
los reyes Alfonso II de Aragón y Alfonso VIII de Castilla, que
adjudicaba a la corona aragonesa la conquista de la España musulmana en
Valencia, Játiva y Denia, a cambio de renunciar al reino de Murcia.
También se exhibe correspondencia cruzada entre los reyes aragoneses y
los emperadores bizantinos, con el gran khan de los mongoles en Persia,
con los sultanes egipcios o con el Preste Juan de las Indias.
Entre las curiosidades recogidas por la exposición se incluye el
Libro de gastos del viaje de los embajadores del rey Jaime II de Aragón a
Agnani, cerca de Roma, para negociar con el papa Bonifacio VIII el
tratado que puso fin al conflicto internacional iniciado con la
conquista de Sicilia por Pedro el Grande de Aragón en 1282.
Los "albaranes" detallan el coste del hospedaje en Cadaquès o en
Albano, e incluso el precio de las especias utilizadas para una salsa en
una comida.
Fuente: EFE