ALTERNATIVAS A LARGO PLAZO
Es un buen momento para comprar, gracias a la pesificación de las obras. Especialistas recomiendan cómo empezar a buscar.
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Rematados en Nueva York. En mayo,
se vendieron “Estudio para el indeciso”, de Emilio Pettoruti, a
u$s161.000, “Blau bart (bluebeard)” de Guillermo Kuitca, a u$s209.000, y
“Puente en la Boca”, de Quinquela Martín, a u$s339.750. |
Por Gabriela Samela
Antes de que se abrieran las puertas al público
en la última edición de ArteBA, la feria de arte más importante de
Buenos Aires, las ventas ya habían comenzado. Hacia el cierre, el 27 de
mayo, las transacciones se aceleraron y la feria fue considerada un
éxito comercial. Hubo galeristas que no participaron en la feria por los
costos y luego lo lamentaron.
Es que a pesar de tratarse de un
mercado pequeño, el arte en la Argentina está en movimiento. Frente a la
incertidumbre que presentan otras alternativas de inversión, la opción
de comprar obras presenta, al menos, algunas certezas: pueden
disfrutarse desde el momento mismo de la adquisición y, de acuerdo al
comportamiento general de este mercado, son un buen refugio de valor.
“Siempre
es un buen momento para comprar activos que han estado creciendo en
valor durante los últimos años”, opina Guillermo Rozenblum,
coleccionista y mecenas director de la Fundación Rozenblum y de BSM Art
Building, una ex fábrica de tanques de oxígeno del Abasto porteño
convertida un espacio de trabajo para artistas jóvenes. De hecho, el
mercado global del arte crece de forma sostenida desde hace dos décadas.
El
boom se inició en los años 80 en Europa y el mercado local, aunque a
escala muy pequeña, actuó como un espejo de esa tendencia. Hoy, la
coyuntura argentina también favorece la compra: con la pesificación
obligada de su valor, las obras se volvieron más accesibles para los
compradores locales.
“El cepo al dólar afectó sensiblemente al
valor de las obras”, señala Rozenblum. Por eso mismo, debería ser una
buena oportunidad para actuales y futuros coleccionistas “pues la
liquidez en pesos invertidos en un activo de este tipo representará
dólar futuro”, agrega.
“Blau bart (bluebeard)” de Guillermo Kuitca
Como el mecenas enfatiza, se trata de un
activo transportable, que, “aún con ciertas dificultades impositivas
para su movilidad, es atractivo para su venta en otros mercados”.
Pero
invertir en arte no es una decisión sencilla ni exenta de riesgo. Todos
los expertos coinciden en que es fundamental tomarse un tiempo
considerable para “estudiar” este mercado. Moverse por los espacios que
legitiman artistas, galerías, ferias, museos, exhibiciones y remates, es
un paso indispensable para entender los criterios (de calidad y de
mercado) que pueden sostener el valor de una obra en el tiempo e,
incluso, aumentarlo.
“Para empezar puede convenir tener un asesor
que nos vaya guiando en la compra de arte”, señala Federico Catz,
director de Estimarte.com, un sitio que reúne la información de todas
las subastas del mercado local. Un buen asesoramiento combina “no sólo
tendencias de mercado sino conocimiento intrínseco de la historia del
arte, los circuitos de legitimación y sus ciclos, que a veces se
comportan como el mercado”, señala Amparo Discoli, consultora de arte.
Con
asesor o sin él, los especialistas recomiendan visitar personalmente
todo tipo de espacios y muestras artísticas, para formar un criterio
propio. “Claro que el gusto se modela y, a partir de meterte en el tema
va a cambiar tu apreciación y vas a dejar de comprar un cuadro porque
tiene un color que combina con el sofá”, dice Alejandro Cappelletti,
director de UADE Art. “Pero si no te gusta la pintura geométrica, no la
compres”, enfatiza.
El curador advierte que “hay que desarticular
la fantasía del que compra inocentemente un cuadro y descubre, al año
siguiente, que quintuplicó su valor”. Las inversiones en arte son
siempre a largo plazo. Por eso, agrega, hay que evitar las modas.
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“Puente en la Boca”, de Quinquela Martín |
“Es
importante conocer la carrera del artista y su evolución y proyección a
lo largo del tiempo”, dice Rozenblum. “Es necesario saber qué muestras
ha realizado en importantes galerías, museos o fundaciones, qué
colecciones poseen su obra, qué premios ha ganado. La validación de su
trabajo y el incremento de su precio van muchas veces de la mano”,
sostiene.
Discoli aconseja buscar artistas “con un mercado
secundario fuerte”, lo que significa que la mayor parte de sus obras no
se encuentren en los talleres, sino que hayan sido adquiridas. “Eso
implica que hay demanda de las obras, lo que aumenta su valor”, señala.
También
“es un momento excelente para adquirir piezas de las mejores de la
producción de los artistas vivos jóvenes y no tanto, sin incurrir en un
gran desembolso de dólares”, indica. “Esto se vio en ArteBA”, agrega.
La
inversión inicial en una obra puede ser muy variable, según se trate de
artistas emergentes, contemporáneos ya consagrados o clásicos. Los
especialistas consultados hablaron de un amplio rango de precios que
arranca en los $5.000, pero cuanto más barata es una obra, mayor el
riesgo, ya que su valor futuro dependerá de cómo se desarrolle la
carrera del artista.
“Es improbable que una obra baje de precio a
lo largo del tiempo, pero es difícil saber qué rentabilidad va a
generar”, dice Catz.
Fuente: clarin.com