Arte / Presencia argentina en el mundial de la plástica
Realizada
por la artista rosarina Nicola Costantino, el conjunto será la
atracción principal del pabellón argentino de la mayor muestra del
mundo, cuya 55a. edición abre el 29 de este mes; la presidenta Cristina
Kirchner decidió rebautizar la obra.
La obra se titula Rapsodia inconclusa. Nicola Costantino, la artista rosarina que se pone en la piel de Eva Perón para representar al país en el mundial del arte, la 55a. Bienal de Venecia, la bautizó así. Pero la presidenta Cristina Kirchner le impuso otro título a la muestra que ella misma inaugurará el próximo 29: Eva-Argentina, una metáfora contemporánea .
Lejos de lo doctrinario o del gesto político, la obra se inscribe en la problemática del arte contemporáneo. La mirada del espectador podría ser, por momentos, la de un voyeur que observa, a medida que recorre la obra, una cotidianeidad ajena, multiplicada en seis Evitas diferenciadas y simultáneas. Son los momentos previos a su exposición pública. Pero esa sensación muta rápidamente para abrazar otro nivel de complejidad: el de cómo representar a esa figura que fue tantas mujeres a la vez.
El recorrido se inicia al ingresar dentro de una panorámica semicircular de 17 metros por 3 de alto, donde se proyecta la imagen de Eva a escala natural dentro de su hogar. Costantino la personifica en seis momentos y etapas diferentes de su vida. Aunque todas convivirán en simultaneidad temporal. Se cruzan la Evita enferma, doblegada por el cáncer; la actriz de los años 40; la Eva con deshabillé; la hiperactiva en faena de fundación, y la Eva despampanante vestida por Dior para ir al Colón. Otra Eva espectral, con mortaja de lino blanco, asomará también por momentos. Costantino las recrea en su lenguaje corporal y gestos, sin voz, y en el guardarropa que la artista creó. Hay en esas escenas múltiples, de trajín cotidiano, una coreografía sincrónica y coral que trasciende la identidad simplificada.
Se pasa luego al dormitorio de Eva. El recinto está vacío, pero los dos espejos enfrentados reviven lo que allí sucedía: Eva cambiándose los atuendos, como un eco visual o como memoria vívida de lo que han reflejado esos espejos. Las imágenes sirven de backstage a la personificación de la artista y borran las certezas entre la realidad y la ficción, al mostrar a la artista en la construcción de su personaje. A partir de allí la imagen de Eva comenzará a desmaterializarse.
El tercer núcleo indaga en la leyenda sobre su última aparición pública. Aquella que aseguraba que en su recorrido en auto descapotado, una estructura de hierro oculta bajo un tapado de visón erguía su cuerpo debilitado. Costantino transformó ese mito en metáfora: construyó un vestido-escultura con movimiento, lo encerró dentro de una habitación vidriada y lo hizo desplazarse a toda velocidad hasta chocarse con las paredes vidriadas. Como si el vestido quisiera salir de su encierro; como si Evita se empeñara en escapar a su destino de muerte. Es el último estadio en el que se verá a Eva, ya que a partir de allí su imagen comenzará a desmaterializarse.
La última instalación simboliza el sentimiento de pérdida entre quienes la lloraron 14 días en aquel invierno lluvioso. Sobre una camilla de acero, una montaña de lágrimas de hielo se derriten. Caen al suelo como lluvia, el símbolo del desasosiego de un pueblo.
Arte / Costantino, la gran provocadora
Eva y Nicola: rapsodia en Venecia
La
artista rosarina representará a nuestro país en la edición 55° de la
madre de todas las bienales con una videoinstalación inspirada en la
vida de Eva Perón. Ella misma será Evita, la mujer que nació pobre,
conoció la gloria y murió joven, convertida en heroína del pueblo. El
envío estrenará el pabellón argentino en los Arsenales venecianos.
Por Julio Sánchez
"Le pedí a santa Teresita del Niño Jesús que se defina de una vez el envío a Venecia. Dicen que cuando te concede un favor aparecen rosas de manera muy especial. En mi jardín el rosal apenas daba dos flores por temporada, y hace un mes que no para de florecer; ya dio más de una docena."
Así, como si fuera un milagro, cuenta Nicola Costantino la demorada decisión argentina del envío nacional a la 55a Bienal de Venecia, que se inaugura el próximo 1 de junio. En la muestra Il Palazzo Encliclopedico , curada por Massimiliano Gioni, participan unos 88 países, diez de ellos por primera vez. La Santa Sede tendrá un pabellón lindero al argentino: nunca se acordó tanto Dios de este remoto país del Cono Sur.
Desde hace dos años, la artista rosarina trabaja en un ambicioso proyecto que tiene como protagonista a la figura histórica de Eva Perón. Como sucede en sus últimas obras, Nicola se mete en la piel de otros personajes. Ella misma cuenta el desarrollo de su compleja instalación Eva-Argentina .
-No es compleja, yo diría compuesta. Son cuatro partes, como si fuera una rapsodia inconclusa, porque su protagonista muere joven. La rapsodia es una composición musical típica del romanticismo, y la vida de Eva parece la de una heroína de una obra maestra romántica; nació pobre, conoció la gloria y murió joven.
-¿Cuál fue el disparador de tu interés en Eva Perón?
-En mi trabajo busco siempre referirme al paradigma. Si hablo de una cena, es la cena de Da Vinci; si hago un personaje femenino de la historia, sería Cleopatra o Eva Perón. Me di cuenta de que Eva no fue tomada nunca desde el lenguaje contemporáneo. Me interesa la marca que deja en el registro emotivo por hacerse parte de nuestras vidas, desde nuestra infancia. Su estatus como figura femenina emblemática del siglo XX trascenderá siempre los hechos políticos e históricos, y está más allá de cualquier valoración y construcción mítica que se haga en torno a ella.
Eva en sus distintos roles, interpretada por una artista tan multifacética como ella.. Foto: Gentileza Nicola Costantino |
-En la primera parte de la instalación hay un cruce entre Evas de diferentes épocas. Más allá del interés particular por Eva, hay una instancia de mundos paralelos, de diferentes momentos que convergen en forma simultánea. La invención de Morel , de Adolfo Bioy Casares, y "El otro", de Jorge Luis Borges, fueron obras muy inspiradoras para esta parte, que se llama Eva, los sueños . Aparecen seis Evas en una videoinstalación panorámica semicircular de diecisiete metros de largo en diferentes situaciones: enferma, hiperactiva, joven actriz, vestida de gala por Dior para ir al Teatro Colón, de entrecasa y espectral. En diferentes lugares de la mansión, el living, el comedor y el escritorio, se cruzan entre ellas coreografiadas en distintas acciones de trabajo o de descanso.
-Es muy impactante verte vestida y actuando con esa prenda despampanante de Dior; estábamos acostumbrados a tu "peletería humana" y ahora aparecés con diseños históricos de alta costura.
-Desde 1994 la vestimenta es una herramienta fundamental de mi trabajo, que domino desde chica en la fábrica de ropa de mi madre en Rosario. Cuando me vestí con el trajecito sastre o el vestido Dior, tuve conciencia de la investidura que te da el hábito. No trabajo con otro que no sea yo. Hace unos años que comencé con las fotografías, que despertaron mi interés por el cine y la actuación. Desde 2007 cito personajes de la historia del arte y la fotografía; el antecedente de esta obra es Trailer , que hablaba sobre la maternidad.
-¿Con esto considerás que tu obra vira hacia el arte político?
-Mi obra se nutre siempre de cuestiones éticas o políticas pero nunca se pronuncia moralmente. No es doctrinal, como podría haber sido el muralismo mexicano o el conceptualismo político latinoamericano de los años 70. No quiero decir sobre Eva las cosas que ya se dijeron mil veces.
-No se podría decir que tu obra sea militante del feminismo. Sin embargo, hay una presencia muy fuerte de lo femenino, el gusto por la ropa, el maquillaje y la ausencia de varones. Juan Domingo Perón no aparece ni por asomo.
-Acá lo que importa es Eva. No hago obra feminista, sino que tengo una mirada desde lo femenino. Examino cómo actuaba una mujer en la década del 40; los que nacimos después de los años 60 tenemos gran dificultad para entender aquella realidad de la mujer.
-En tu obra anterior siempre hubo una referencia indirecta a la muerte, los nonatos de las cañerías, la muñeca inanimada Doppelgänger que termina arrojada en un barranco. Acá flota el fantasma de Eva todo el tiempo.
La segunda instalación es el dormitorio de Eva y se denomina Eva, el espejo . Hay una imagen espectral en los espejos enfrentados, uno de pie y otro en un tocador. La habitación donde nosotros estamos está vacía, pero el reflejo de los espejos sigue reviviendo lo que allí sucedía como una memoria inagotable. Yo estoy hablando de una Eva a la que la muerte no puede hacer desaparecer.
La asombrosa metamorfosis de Costantino provoca escalofríos.. Foto: Gentileza Nicola Costantino |
-Otra constante en tu obra que se reitera aquí es la tensión entre la máquina y el ser viviente, teniendo en cuenta tus máquinas para reanimar nonatos o la muñeca Doppelgänger que dialogaba con una Nicola humana.
-Fabriqué un vestido-máquina que se inspiró en esa leyenda sobre la última aparición pública de Eva. En el acto de asunción de la segunda presidencia de su marido, ella estaba muy enferma y sin fuerzas, pero quería estar presente de todos modos en la recorrida por las calles saludando al pueblo. La leyenda dice que utilizó una estructura con arnés fija al piso del auto para sostenerse en pie, que ocultaron bajo un largo abrigo de visón. Éste es el arnés que me hubiera gustado para ella: hice un objeto de hierro, motorizado, en escala natural, una interpretación de aquella estructura. En Venecia se verá encerrado en una habitación de vidrio desplazándose con máxima aceleración en línea recta hasta chocar contra las paredes, retrocede, gira y vuelve a arrancar hasta volver a golpearse y así sin parar. Esta máquina está poseída por los sentimientos de Eva, una metáfora de su desesperación y su lucha por escapar al desenlace de su enfermedad.
-Cambia el clima y vira hacia la tragedia. A medida que uno avanza, la figura de Eva se hace cada vez más inmaterial, hasta que en la última parte ya no hay referencia humana.
-La última parte, Eva, la lluvia , no se basa en su imagen sino en la relación con su pueblo. Este espacio parece una sala de cirugía o embalsamamiento. Hay una mesa de acero inoxidable que sostiene una montaña de lágrimas de hielo que se va derritiendo. El goteo se suma al sonido monocorde de fondo de la lluvia, que recuerda los catorce días del funeral y el sentimiento de pérdida y desconsuelo que desencadenó su muerte. Un sentimiento que no tuvo precedente.
-Eso recuerda tus habilidades de taxidermista y la historia de tu padre cirujano. ¿Cómo creés que puede reaccionar el público que visitará Venecia?
-La respuesta del público argentino seguramente será muy distinta de la reacción internacional. Nosotros somos muy políticos con la figura de Eva, supongo que afuera se va a asociar más con la ópera Evita y Madonna, eso lo tuve muy en cuenta.
adn costantino
Rosario, 1964Es una de las artistas contemporáneas más arriesgadas y versátiles de la Argentina. En su ciudad natal cursó la carrera de Bellas Artes, se formó en técnicas escultóricas y aprendió a diseñar ropa con su madre. En 1994 ingresó en el Taller de Barracas de la Fundación Antorchas, coordinado por Pablo Suárez y Luis Benedit. En 1997 ingresó en el circuito de ferias internacionales, representada por la galería Ruth Benzacar, y al año siguiente representó al país en la Bienal de San Pablo. A partir de su encuentro con Gabriel Valansi, en 2006, incursionó en la fotografía y en la cita de obras famosas con ella como modelo, al mejor estilo Cindy Sherman..
Nicola Costantino representará a
la Argentina en la 55a Bienal de Venecia, en el Pabellón Argentino en
los Arsenales, del 1 de junio al 24 de noviembre de 2013, en una muestra
curada por Fernando Farina.
Fuente: lanacion.com