BIENAL DE VENECIA:
UNA INSTALACIÓN INSPIRADA EN EVA PERÓN
REPRESENTARÁ AL PAÍS

Arte / Presencia argentina en el mundial de la plástica

Realizada por la artista rosarina Nicola Costantino, el conjunto será la atracción principal del pabellón argentino de la mayor muestra del mundo, cuya 55a. edición abre el 29 de este mes; la presidenta Cristina Kirchner decidió rebautizar la obra.


La obra se titula Rapsodia inconclusa. Nicola Costantino, la artista rosarina que se pone en la piel de Eva Perón para representar al país en el mundial del arte, la 55a. Bienal de Venecia, la bautizó así. Pero la presidenta Cristina Kirchner le impuso otro título a la muestra que ella misma inaugurará el próximo 29: Eva-Argentina, una metáfora contemporánea .
Costantino exhibirá dos videoinstalaciones, un objeto-escultura cinético y otra instalación más abstracta que, hilvanadas en un mismo recorrido de registro emotivo, construyen un "viaje" por la intimidad de Evita.
Lejos de lo doctrinario o del gesto político, la obra se inscribe en la problemática del arte contemporáneo. La mirada del espectador podría ser, por momentos, la de un voyeur que observa, a medida que recorre la obra, una cotidianeidad ajena, multiplicada en seis Evitas diferenciadas y simultáneas. Son los momentos previos a su exposición pública. Pero esa sensación muta rápidamente para abrazar otro nivel de complejidad: el de cómo representar a esa figura que fue tantas mujeres a la vez.
El recorrido se inicia al ingresar dentro de una panorámica semicircular de 17 metros por 3 de alto, donde se proyecta la imagen de Eva a escala natural dentro de su hogar. Costantino la personifica en seis momentos y etapas diferentes de su vida. Aunque todas convivirán en simultaneidad temporal. Se cruzan la Evita enferma, doblegada por el cáncer; la actriz de los años 40; la Eva con deshabillé; la hiperactiva en faena de fundación, y la Eva despampanante vestida por Dior para ir al Colón. Otra Eva espectral, con mortaja de lino blanco, asomará también por momentos. Costantino las recrea en su lenguaje corporal y gestos, sin voz, y en el guardarropa que la artista creó. Hay en esas escenas múltiples, de trajín cotidiano, una coreografía sincrónica y coral que trasciende la identidad simplificada.
Se pasa luego al dormitorio de Eva. El recinto está vacío, pero los dos espejos enfrentados reviven lo que allí sucedía: Eva cambiándose los atuendos, como un eco visual o como memoria vívida de lo que han reflejado esos espejos. Las imágenes sirven de backstage a la personificación de la artista y borran las certezas entre la realidad y la ficción, al mostrar a la artista en la construcción de su personaje. A partir de allí la imagen de Eva comenzará a desmaterializarse.
El tercer núcleo indaga en la leyenda sobre su última aparición pública. Aquella que aseguraba que en su recorrido en auto descapotado, una estructura de hierro oculta bajo un tapado de visón erguía su cuerpo debilitado. Costantino transformó ese mito en metáfora: construyó un vestido-escultura con movimiento, lo encerró dentro de una habitación vidriada y lo hizo desplazarse a toda velocidad hasta chocarse con las paredes vidriadas. Como si el vestido quisiera salir de su encierro; como si Evita se empeñara en escapar a su destino de muerte. Es el último estadio en el que se verá a Eva, ya que a partir de allí su imagen comenzará a desmaterializarse.
La última instalación simboliza el sentimiento de pérdida entre quienes la lloraron 14 días en aquel invierno lluvioso. Sobre una camilla de acero, una montaña de lágrimas de hielo se derriten. Caen al suelo como lluvia, el símbolo del desasosiego de un pueblo.

Arte / Costantino, la gran provocadora

Eva y Nicola: rapsodia en Venecia

La artista rosarina representará a nuestro país en la edición 55° de la madre de todas las bienales con una videoinstalación inspirada en la vida de Eva Perón. Ella misma será Evita, la mujer que nació pobre, conoció la gloria y murió joven, convertida en heroína del pueblo. El envío estrenará el pabellón argentino en los Arsenales venecianos.


Por Julio Sánchez


"Le pedí a santa Teresita del Niño Jesús que se defina de una vez el envío a Venecia. Dicen que cuando te concede un favor aparecen rosas de manera muy especial. En mi jardín el rosal apenas daba dos flores por temporada, y hace un mes que no para de florecer; ya dio más de una docena."

Así, como si fuera un milagro, cuenta Nicola Costantino la demorada decisión argentina del envío nacional a la 55a Bienal de Venecia, que se inaugura el próximo 1 de junio. En la muestra Il Palazzo Encliclopedico , curada por Massimiliano Gioni, participan unos 88 países, diez de ellos por primera vez. La Santa Sede tendrá un pabellón lindero al argentino: nunca se acordó tanto Dios de este remoto país del Cono Sur.
Desde hace dos años, la artista rosarina trabaja en un ambicioso proyecto que tiene como protagonista a la figura histórica de Eva Perón. Como sucede en sus últimas obras, Nicola se mete en la piel de otros personajes. Ella misma cuenta el desarrollo de su compleja instalación Eva-Argentina .
-No es compleja, yo diría compuesta. Son cuatro partes, como si fuera una rapsodia inconclusa, porque su protagonista muere joven. La rapsodia es una composición musical típica del romanticismo, y la vida de Eva parece la de una heroína de una obra maestra romántica; nació pobre, conoció la gloria y murió joven.
-¿Cuál fue el disparador de tu interés en Eva Perón?
-En mi trabajo busco siempre referirme al paradigma. Si hablo de una cena, es la cena de Da Vinci; si hago un personaje femenino de la historia, sería Cleopatra o Eva Perón. Me di cuenta de que Eva no fue tomada nunca desde el lenguaje contemporáneo. Me interesa la marca que deja en el registro emotivo por hacerse parte de nuestras vidas, desde nuestra infancia. Su estatus como figura femenina emblemática del siglo XX trascenderá siempre los hechos políticos e históricos, y está más allá de cualquier valoración y construcción mítica que se haga en torno a ella.

Eva en sus distintos roles, interpretada por una artista tan multifacética como ella.. Foto: Gentileza Nicola Costantino

-En la primera parte de la instalación hay un cruce entre Evas de diferentes épocas. Más allá del interés particular por Eva, hay una instancia de mundos paralelos, de diferentes momentos que convergen en forma simultánea. La invención de Morel , de Adolfo Bioy Casares, y "El otro", de Jorge Luis Borges, fueron obras muy inspiradoras para esta parte, que se llama Eva, los sueños . Aparecen seis Evas en una videoinstalación panorámica semicircular de diecisiete metros de largo en diferentes situaciones: enferma, hiperactiva, joven actriz, vestida de gala por Dior para ir al Teatro Colón, de entrecasa y espectral. En diferentes lugares de la mansión, el living, el comedor y el escritorio, se cruzan entre ellas coreografiadas en distintas acciones de trabajo o de descanso.
-Es muy impactante verte vestida y actuando con esa prenda despampanante de Dior; estábamos acostumbrados a tu "peletería humana" y ahora aparecés con diseños históricos de alta costura.
-Desde 1994 la vestimenta es una herramienta fundamental de mi trabajo, que domino desde chica en la fábrica de ropa de mi madre en Rosario. Cuando me vestí con el trajecito sastre o el vestido Dior, tuve conciencia de la investidura que te da el hábito. No trabajo con otro que no sea yo. Hace unos años que comencé con las fotografías, que despertaron mi interés por el cine y la actuación. Desde 2007 cito personajes de la historia del arte y la fotografía; el antecedente de esta obra es Trailer , que hablaba sobre la maternidad.
-¿Con esto considerás que tu obra vira hacia el arte político?
-Mi obra se nutre siempre de cuestiones éticas o políticas pero nunca se pronuncia moralmente. No es doctrinal, como podría haber sido el muralismo mexicano o el conceptualismo político latinoamericano de los años 70. No quiero decir sobre Eva las cosas que ya se dijeron mil veces.
-No se podría decir que tu obra sea militante del feminismo. Sin embargo, hay una presencia muy fuerte de lo femenino, el gusto por la ropa, el maquillaje y la ausencia de varones. Juan Domingo Perón no aparece ni por asomo.
-Acá lo que importa es Eva. No hago obra feminista, sino que tengo una mirada desde lo femenino. Examino cómo actuaba una mujer en la década del 40; los que nacimos después de los años 60 tenemos gran dificultad para entender aquella realidad de la mujer.
-En tu obra anterior siempre hubo una referencia indirecta a la muerte, los nonatos de las cañerías, la muñeca inanimada Doppelgänger que termina arrojada en un barranco. Acá flota el fantasma de Eva todo el tiempo.
La segunda instalación es el dormitorio de Eva y se denomina Eva, el espejo . Hay una imagen espectral en los espejos enfrentados, uno de pie y otro en un tocador. La habitación donde nosotros estamos está vacía, pero el reflejo de los espejos sigue reviviendo lo que allí sucedía como una memoria inagotable. Yo estoy hablando de una Eva a la que la muerte no puede hacer desaparecer.

La asombrosa metamorfosis de Costantino provoca escalofríos.. Foto: Gentileza Nicola Costantino

-Otra constante en tu obra que se reitera aquí es la tensión entre la máquina y el ser viviente, teniendo en cuenta tus máquinas para reanimar nonatos o la muñeca Doppelgänger que dialogaba con una Nicola humana.

-Fabriqué un vestido-máquina que se inspiró en esa leyenda sobre la última aparición pública de Eva. En el acto de asunción de la segunda presidencia de su marido, ella estaba muy enferma y sin fuerzas, pero quería estar presente de todos modos en la recorrida por las calles saludando al pueblo. La leyenda dice que utilizó una estructura con arnés fija al piso del auto para sostenerse en pie, que ocultaron bajo un largo abrigo de visón. Éste es el arnés que me hubiera gustado para ella: hice un objeto de hierro, motorizado, en escala natural, una interpretación de aquella estructura. En Venecia se verá encerrado en una habitación de vidrio desplazándose con máxima aceleración en línea recta hasta chocar contra las paredes, retrocede, gira y vuelve a arrancar hasta volver a golpearse y así sin parar. Esta máquina está poseída por los sentimientos de Eva, una metáfora de su desesperación y su lucha por escapar al desenlace de su enfermedad.
-Cambia el clima y vira hacia la tragedia. A medida que uno avanza, la figura de Eva se hace cada vez más inmaterial, hasta que en la última parte ya no hay referencia humana.
-La última parte, Eva, la lluvia , no se basa en su imagen sino en la relación con su pueblo. Este espacio parece una sala de cirugía o embalsamamiento. Hay una mesa de acero inoxidable que sostiene una montaña de lágrimas de hielo que se va derritiendo. El goteo se suma al sonido monocorde de fondo de la lluvia, que recuerda los catorce días del funeral y el sentimiento de pérdida y desconsuelo que desencadenó su muerte. Un sentimiento que no tuvo precedente.
-Eso recuerda tus habilidades de taxidermista y la historia de tu padre cirujano. ¿Cómo creés que puede reaccionar el público que visitará Venecia?
-La respuesta del público argentino seguramente será muy distinta de la reacción internacional. Nosotros somos muy políticos con la figura de Eva, supongo que afuera se va a asociar más con la ópera Evita y Madonna, eso lo tuve muy en cuenta.

adn costantino

Rosario, 1964
Es una de las artistas contemporáneas más arriesgadas y versátiles de la Argentina. En su ciudad natal cursó la carrera de Bellas Artes, se formó en técnicas escultóricas y aprendió a diseñar ropa con su madre. En 1994 ingresó en el Taller de Barracas de la Fundación Antorchas, coordinado por Pablo Suárez y Luis Benedit. En 1997 ingresó en el circuito de ferias internacionales, representada por la galería Ruth Benzacar, y al año siguiente representó al país en la Bienal de San Pablo. A partir de su encuentro con Gabriel Valansi, en 2006, incursionó en la fotografía y en la cita de obras famosas con ella como modelo, al mejor estilo Cindy Sherman..
Nicola Costantino representará a la Argentina en la 55a Bienal de Venecia, en el Pabellón Argentino en los Arsenales, del 1 de junio al 24 de noviembre de 2013, en una muestra curada por Fernando Farina.

Fuente: lanacion.com

EL GRITO SAGRADO

Estrellas del pasado
La popularidad en tiempo de los próceres
Por Daniel Balmaceda

Juan Ignacio de San Martín, nacido en 1721, fue un próspero vecino de Buenos Aires, heredero de propiedades y estancias, la más importante en la zona de Baradero. No estaba emparentado con José de San Martín, por lo tanto asumimos que cuando llegó el futuro Libertador en 1812, muchos deben haberse preguntado si pertenecía a la distinguida familia de don Juan Ignacio, casado con Bernarda Ceballos. Tuvieron ocho hijos, entre los cuales destacamos a dos: Bernabé y Jerónima. El varón nació en 1777, cuando Jerónima tenía 19 años y estaba a punto de casarse. Bernabé siguió la carrera militar y actuó en las dos Invasiones Inglesas. Fue quien dirigió al grupo de artillería que disparó contra la torre de la iglesia de Santo Domingo durante la defensa de la ciudad en 1807. Los ingleses habían tomado la iglesia como bastión y Bernabé se encargó de disparar el obús que dañó la construcción. Ya lo sabe: cuando pase por Santo Domingo y vea las marcas en la torre, ése fue Bernabé de San Martín.
En cuanto a Jerónima se casó -como dijimos- en 1777. El novio fue el genovés Giuseppe Buchardo. Don Martín de Sarratea firmó como testigo del casamiento. Siete años duró el matrimonio, ya que Buchardo murió en 1784. Luego de dos años, Jerónima volvió a casarse. El agraciado fue Francisco Herrera. Testigo del casamiento, León Ortiz de Rozas (padre de Juan Manuel de Rosas). Tampoco fue un matrimonio de larga duración. Jerónima volvió a enviudar y ya no reincidió. Sí fue una ferviente patriota de la primera hora que hizo donaciones y propagó con entusiasmo las ideas de la revolución. Era, además, una eximia cantante.
A comienzos de marzo de 1817, Buenos Aires recibió con alegría la noticia del triunfo del Ejército Libertador en la cuesta de Chacabuco, luego de cruzar los Andes. Entusiasmada con la novedad, Jerónima resolvió celebrarlo de una manera muy particular. Una mañana se vistió con un traje azul, zapatos celestes, medias blancas y una mantilla también blanca. En la cabeza, un gorro frigio. En la mano, una bandera argentina. Convocó a un grupo de niñas que usaron vestido blanco y una banda azul. Poco antes del amanecer partieron de la casa de doña Jerónima (vivía en las actuales Córdoba y Florida) y se plantaron delante del fuerte para cantar el Himno Nacional, cuya ejecución demandaba 20 minutos. El pueblo acompañó a estas mujeres en la interpretación y cuando terminó el canto, doña Jerónima juntó aire y lanzó un potente: ¡Viva la Patria! Tan potente que se desmayó. El susto fue general. Muchos pensaron que Jerónima partía de gira en ese mismo instante. Por suerte, se recuperó.
El 25 de mayo organizó un baile en su casa. Durante los preparativos mandó colocar una reja en la entrada, con la inscripción: ¡Viva la Patria! 1817 . De esa manera inmortalizó el grito sagrado que la hizo célebre.
Una hija de Jerónima, misia Dominga, se casó con Antonio González Balcarce. Ellos fueron los padres de Mariano, quien se casó con Merceditas, la hija del Libertador. Y así, los San Martín terminaron emparentados.

Fuente: lanacion.com

LA PRIMERA CLASE EN EL BARCO A CHERBURGO

La primera clase en el barco a Cherburgo
Por Laura Ramos

Los viajes a Europa de la familia Ocampo pueden ponerse en el mismo álbum de filatelista en el que se atesoran los relatos de viajes de Lucio López, de Miguel Cané o de Sarmiento, pero las páginas de los Ocampo deberían, al menos, estar orladas de hilos de oro. En 1896 la familia Ocampo se embarcó en el puerto de Buenos Aires a bordo de un barco alemán con destino a Cherburgo, apunta María Esther Vázquez en su biografía Victoria Ocampo . Integraban la comitiva los padres, Manuel Ocampo y Ramona Aguirre, conocida en la familia como la Morena, las niñas Victoria, Angélica y Pancha, una tía abuela y varios “sirvientes” cuyos nombres no se identifican. Probablemente fueron varias niñeras, porque la hija mayor, Victoria, sólo tenía seis años, y unos meses después, en Francia, nació Rosa, la cuarta niña. En la bodega del barco los Ocampo llevaban varios cajones de pollos vivos (que nunca verían Cherburgo), alimentos suficientes para la travesía de un mes y dos vacas para el abastecimiento diario de las niñas.
Vivieron un año en Europa: en Londres, Ginebra y Roma, pero la mayor parte del tiempo en París, donde las menores aprendieron a hablar francés. Y a escribirlo: “El alfabeto en que aprendí a leer era francés, igual que la mano que me ayudó a trazar las primeras letras y la pizarra en que aprendí a escribir los primeros números”, escribió Victoria en sus Memorias . A la vuelta, la tía abuela y madrina de Victoria, “Vitola”, quiso darle a sus nietas una educación lo más esmerada posible y contrató a una maestra francesa considerada “un pozo de sabiduría”: Mademoiselle Alexandrine Bonnemason, con el propósito de que les enseñara literatura, historia, religión y matemática en francés. Parece ser que Mademoiselle tuvo que librar un verdadero combate para conseguir captar la atención de Victoria, la más malcriada de sus discípulas,: “Este combate singular, escribió Victoria, tuvo lugar entre mis ocho y mis diez años. Cuando tuve veinte, Mademoiselle continuaba ejerciendo la dictadura en casa y ponía cara a la pared a mi hermana más chica, Silvina. Yo acababa de escapar a su mandato. Aparte de lo que nos enseñó… no me pareció merecer su reputación de un pozo de ciencia cuando estuve en edad de juzgarla”.
Del mismo rigor, aunque con más agudos grados de despotismo, eran los métodos educativos de la profesora de piano, una circunspecta dinamarquesa llamada Berta Krauss. Las alumnas la esperaban al pie de la escalera, donde Miss Krauss hacía una parada para encerrarse unos minutos en el cuarto de baño mientras Victoria, respetuosamente y temblando de miedo, le sostenía su esclavina de piel (“parecía de carnero sucio”). Antes la había ayudado a bajar del coche “con una amabilidad que ya estaba pidiendo clemencia”.
De la obstinación y temeridad de Victoria a los nueve o diez años dan cuenta los dos huesos rotos de su brazo infantil. Cierta vez, para patinar con mayor velocidad en los patios de Villa Ocampo, untó con jabón la suela de sus zapatos, lo que le ocasionó una caída estrepitosa. Sin decir una palabra puso el brazo bajo una canilla para intentar paliar el dolor, sin conseguirlo. Esa tarde fue a pasear por Palermo con sus hermanas, y continuó callando su secreto. A la vuelta del paseo se cruzaron con el coche de caballos en el que venía la Morena, que notó el rostro contraído por el dolor de su hija mayor. Inmediatamente fue llamado el doctor Castro, pariente y eminente cirujano, que diagnosticó dos huesos rotos. Al acomodarle y ponerle una tablilla al brazo, quedó admirado por la valentía de la muchacha. Ella declaró, años más tarde, que no se trataba de valor: había temido que si se delataba, el cirujano le cortaría el brazo. Pero la fama de su arrojo ya se había instalado en la familia. Con tal temperamento se topó Mademoiselle Bonnemason.
Las clases diarias de francés se impartían en Villa Ocampo, propiedad de Vitola, quien dejó la mansión en herencia a Manuel Ocampo y a la Morena con la condición de que, al morir, ellos se la cedieran a Victoria. Los libros de francés se distribuían en la mesa, cubierta por un hule, del cuarto de estudio que aún se mantiene en San Isidro. En ese cuarto se cumplían las severas penitencias y también se sucedían los ataques turbulentos de la profesora cuando Victoria se escapaba al sótano. Pero, en ocasiones, todo rencor quedaba borrado cuando ocurría el milagro y Mademoiselle se sacaba las gafas para restregarse los ojos y recitar unos versos de Racine y de Corneille que las fascinaba: “Del horror de una profunda noche...”.


Fuente: clarin.com

GAUCHOS EN EL VATICANO: UNA MUESTRA BIEN ARGENTINA

Quedó inaugurada el jueves y seguirá hasta mediados de junio.

Cultura nacional. La muestra en tiempos del papa Francisco. /V SOKOLOWICZ

Por Julio Algañaraz

La casualidad a veces dispara para el lado de la justicia. La muestra sobre el gaucho argentino comenzó a ser preparada hace dos años en tiempos de Benedicto XVI, pero fue inaugurada el jueves y seguirá hasta mediados de junio y parece un homenaje al flamante papa Francisco. Son 200 obras que incluyen 70 objetos en plata, ropas de gauchos, boleadoras y otros elementos. Algunas obras de orfebrería son magníficas y vienen de colecciones privadas argentinas y de museos de nuestro país.
María Pimentel, de Artifex Argentina, organizadora de la muestra, dijo que no sabía si Jorge Bergoglio visitará el Brazo de Carlomagno, a la izquierda de la basílica de San Pedro, para ver la exposición. “Para nosotros sería una bendición”.
El gaucho sintetiza lo que los argentinos consideran sus virtudes mejores como nación. La exposición se titula “El gaucho, tradición, arte y fe”. Y una de las tres partes de la muestra está dedicada al cura Brochero y su historia. El siervo de Dios José Gabriel del Rosario Brochero, a quien también llamaban el “cura gaucho”, será beatificado dentro de unos meses.
El curador de la muestra, Roberto Vega Andersen, experto en platería criolla, explicó que “el gaucho en verdad no era un religioso practicante”. Pero el “Martín Fierro” recuerda en sus versos que su fe era profunda cuando pedía: “Vengan santos milagrosos, vengan todos en mi ayuda, que la lengua se me añuda y se me ñubla la vista; pido a mi Dios que me asista en una ocasión tan ruda”.
Los curas gauchos en el siglo XIX, como Brochero, eran los párrocos que recorrían el desierto pampero, bautizaban a los niños y casaban a las parejas para regular las convivencias como “Dios manda”.
Con el proceso de evangelización que vino de España se desarrolló el arte de la orfebrería. La exposición de estos objetos de arte vinculados a la cultura gauchesca representan el gran tesoro de la muestra. Los gauchos utilizaban utensilios, decoraban su ropa y por supuesto sus caballos con trabajos en plata.
Impresionará mucho a los visitantes que pasen por la Santa Sede en los días próximos, la historia de cómo se multiplicaron en las pampas los caballos y vacas que los españoles dispersaron en la conquista. En las estancias jesuitas se criaban animales para las misiones que la Compañía de Jesús administraba en Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay. Entonces los gauchos eran indígenas evangelizados, criollos mestizos de sangre española e india, esclavos negros. Es allí donde nace la aventura del gaucho, su rebeldía, su código de normas y su fe.

Fuente: clarin.com

LA CÁRCEL COMO MOTOR CREATIVO

Sociedad
Mundos Intimos

Miguel de Cervantes, Oscar Wilde y el Marqués de Sade, entre muchos, fueron confinados a un calabozo. Pero eso no disipó su inspiración.

Por JULIETA ROFFO

“¿Qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados por otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?”. El hijo lleno de pensamientos varios es “Don Quijote”. El padre de la criatura, Miguel de Cervantes, el manco más famoso de Lepanto –y de toda España- y el autor que sentó las bases de la literatura castellana a principios del siglo XVII. El fragmento integra el primer párrafo del prólogo de la obra monumental de Cervantes, cuya primera parte se publicó en 1605 después de batallar con las negativas editoriales.
Lo curioso es que de ese párrafo se desprende la afirmación de que el escritor español engendró su gran novela caballeresca en la cárcel. Y aunque no se sabe si quiso decir que allí escribió su primera parte o si allí ideó su obra, la pensó, la diagramó en su cabeza, sí cabe decir que el encierro fue parte del escenario en el que nació el Quijote. No fue la única vez que el arte y la cárcel se cruzaron, claro. Muchas veces, a través de sus creaciones, el arte fue una piedra en el zapato para el orden establecido –nada más revolucionario que una manifestación artística- por lo que escritores, pintores y otros artistas tuvieron que vérselas con la prisión. Algunos de ellos siguieron trabajando entre muro, mientras que la cárcel también fue escenario para diferentes obras.
El Marqués de Sade, cuyo nombre inspiró la palabra “sadismo”, escribió “Justine o los infortunios de la virtud” durante una de sus largas estancias en la prisión, esta vez, en La Bastilla. Sade fue enviado frecuentemente a la cárcel justamente por desafiar las “buenas costumbres” de la sociedad aristocrática que lo rodeaba, e incluso pasó varias veces por diferentes manicomios. En su obra, una de las más importantes entre las que escribió, el autor narra la vida de una adolescente que quiere preservar su virtud y, en vez de obtener ayuda, en distintos estamentos de la sociedad es incitada al vicio y agraviada: Sade ensaya una especie de denuncia sobre lo difícil de conservar cierta pureza –lo femenino y la corta edad del personaje le ayudan a construir ese imaginario- en un entorno tan contaminado.
Oscar Wilde, el escritor irlandés autor de “El retrato de Dorian Gray”, también escribió desde la cárcel. “De profundis”, que data de 1897, es una carta larguísima que Wilde escribió para su amante Alfred Douglas desde la prisión de Reading, en el Reino Unido. Estaba allí por “comportamiento indecente” y “sodomía” –dos delitos que la caída de algunos prejuicios ha venido a derribar con el correr del siglo XX y lo que va del XXI-, y en su epístola expone a Douglas sus sentimientos y dudas respecto del vínculo. En aquellos años, Wilde gozó de reconocimiento por su obra literaria, pero por otro lado fue injustamente condenado a trabajos forzados luego de un juicio por “indecencia grave” en el que se cuestionaba su atracción y amor por otro hombre. Esta última condena fue la que lo impulsó a viajar a Francia para nunca volver a su tierra natal.
El célebre ícono del muralismo mexicano, David Alfaro Siqueiros, trabajó no sólo con muros, sino entre muros: en 1960, cuando el artista presidía el Comité de Presos Políticos y la Defensa de Libertades Democráticas de su país fue acusado de “disolución social” y condenado: pasó cuatro años en prisión, y allí realizó numerosos bocetos, especialmente los del proyecto de decoración del Hotel Casino de la Selva, en Cuernavaca.
En la Argentina, el escritor Manuel Puig se ocupó de escribir sobre la cárcel en esa gran novela que es “El beso de la mujer araña”, publicada en 1976 y rápidamente prohibida por la dictadura militar. En ese texto, reeditado hace unos meses e incluido por el diario El Mundo en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX, Puig narra la historia de dos presos que comparten la celda: uno, joven militante político, acusado por esos años de “subversión” al orden establecido –esa etiqueta que sirvió para catalogar a quienes el régimen quería liquidar-, el otro, condenado por corrupción de menores. Entre ellos, a través de conversaciones sobre todo vinculadas al cine, se establecerá un vínculo pasional.
El encierro resultó inspirador para varios autores, que no quisieron entregarse al ostracismo sino que vieron disparada su creatividad cuando les tocó vivir en un calabozo.

Fuente: clarin.com

CASA FOA 2013 EN EL EDIFICIO TORQUINST


La muestra anual de arquitectura, interiorismo y paisajismo celebra sus 30 ediciones en una obra de Alejandro Bustillo, uno de los más importantes arquitectos de la historia argentina.
EDIFICIO TORNQUIST. La puerta de entrada refleja el esplendor original de la obra.
Ya empezó el tiempo de descuento para Casa FOA. Ayer, sus directoras, las hermanas Mercedes e Inés Campos Malbrán, anunciaron el lanzamiento de una nueva edición de la muestra de arquitectura, decoración y paisajismo que anualmente se realiza en diferentes edificios de la Ciudad de Buenos Aires.
El evento se llevará a cabo desde el 20 de septiembre hasta fines de octubre en el edificio que perteneció al Banco Tornquist construido en el año 1926 por el célebre arquitecto Alejandro Bustillo y que se encuentra ubicado en Bartolomé Mitre 559/31, CABA.
EDIFICIO TORNQUIST. El edificio de Alejandro Bustillo será la sede de Casa FOA 2013.

Actualmente desocupado, el edificio cuenta con protección histórica, lo que fue destacado por los organizadores ya que gran parte del desafío de los interioristas para este año será lograr ambientaciones innovadoras respetando la arquitectura y el carácter histórico de la obra.
El edificio fue declarado monumento histórico por la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos y fue elegido entre los edificios que han sido catalogados por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por su valor arquitectónico. La muestra se sumará a un proyecto que tiene el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para dar un nuevo énfasis al área del microcentro de la Ciudad. 

EDIFICIO TORNQUIST. Boiserie original en los pasillos que conducen a amplios ambientes.

Del edificio se utilizarán aproximadamente 4000 m2, emplazados en la planta baja y el primer piso. Las paredes de hall central poseen relieves de notable belleza que fueron restaurados.
Los espacios comunes y cada uno de los ambientes donde se realizará la muestra son amplios y poseen una gran calidad espacial. Se preservarán con esmerado cuidado las carpinterías, herrajes y boiseries integrando las mismas a las intervenciones de los estudios participantes. 

EDIFICIO TORNQUIST. Detalle de los cielorrasos del hall

Por otra parte, la muestra celebra sus “30 casas”, es decir sus 30 ediciones. Y presentó como novedad la incorporación en el recorrido de instalaciones artísticas realizadas por ambientadores o artistas, y otra de vidrieras de tendencias, destinadas a diseñadores de objetos. Además la beca de interiorismo y arquitectura tendrá como tema el home office de un diseñador, y por primera vez se llevará adelanta una convocatoria para una beca de paisajismo para jóvenes profesionales.

Fuente: arq.clarin.com


MUCHO VERDE PARA EL MÁS NUEVO DE LOS PALERMO

El plan para urbanizar playas ferroviarias en la zona de Pacífico propone destinar el 75% a un parque lineal paralelo a Juan B. Justo.

Proyección. El área abarca la avenida Juan B. Justo y las calles Godoy Cruz, Paraguay y Niceto Vega.

Por Berto González Montaner *

Cómo llamarán al más nuevo de los Palermo, ese que surgirá del reciente concurso promovido por la ANSeS y la Presidencia de la Nación y organizado por la Sociedad Central de Arquitectos con el fin de reurbanizar las ex playas de maniobras de la estación Pacífico del ferrocarril San Martín, entre la avenida Juan B. Justo y las calles Godoy Cruz, Paraguay y Niceto Vega, justo al lado del flamante Polo Científico Tecnológico?
Estos pocos terrenos vacantes que aún quedan son oportunidades únicas y excepcionales para crear los equipamientos y espacios verdes que le faltan a la Ciudad. Pero además y sobre todo oportunidades para reinventarla. Se sabe, la ciudad es una de las creaciones más sofisticadas del hombre. No se ha hecho por generación espontánea, sino que es un palimpsesto donde se van dibujando capa sobre capa –con aciertos y errores– el resultado del cruce de ideologías, concepciones urbanísticas e intereses que siempre implica una ciudad.
Hasta no hace tanto, Palermo terminaba en Juan B. Justo. Una virtual frontera que venía reforzada por el viaducto de ladrillos, con sus vinerías, el terraplén y las vías del tren. Intramuros creció en la década del 80 Palermo Viejo con la Placita Serrano (hoy Cortázar) y el desaparecido Bar El Taller como nave insigne que usó el reciclaje de casas como marca identitaria. Luego desembarcaron otros bares y las tiendas de diseño... Se puso de moda y una de sus subzonas, la más glamorosa, fue rebautizada como Palermo Soho. Palermo Hollywood apareció del otro lado de la Juan B. Justo. Con la instalación de canales y productoras de televisión se sumaron nuevos bares y restaurantes, de esos donde la rúcula y el parmesano convirtieron a la ensalada mixta en una especie en extinción.
A principios de 2000, el anuncio de los planes hidráulicos en la Juan B. Justo puso la zona en la mira de los desarrolladores inmobiliarios. Y en poco tiempo se erigieron las torres Hollywood 1 y 2, las Torres Mirabilia y hasta la Clínica Swiss Medical. Sobre lo que eran las bodegas Giol se construyó el citado Polo Científico Tecnológico y en las manzanas donde se hizo Casa FOA en 2007 se anunció Palermo Centro, un complejo cultural y comercial. Con la construcción de los canales aliviadores la avenida dejó de inundarse ante cualquier chaparrón. Y el Metrobús terminó de definir el nuevo escenario.
La metamorfosis de Juan B. Justo en los años recientes permite pensar esta avenida de otra manera. Ya no como un límite o una frontera entre los Palermos Soho y Hollywood sino como un eje verde que organice y potencie dos barrios de gran vitalidad. Y que comunique el oeste de la Ciudad con sus grandes parques metropolitanos.
Los terrenos de la ex playas de maniobras del San Martín son una pieza fundamental que ayudaría a construir y caracterizar este nuevo eje de la Ciudad. La Asociación Vecinal Lago Pacífico históricamente propuso convertir este lugar en un lago que funcione como reservorio que evite las inundaciones y todavía hoy rechazan la idea de vender parte de los terrenos para lo que suponen serán viviendas de carácter especulativo.
Los ganadores del reciente Concurso de Ideas para el Desarrollo “urbanístico e inmobiliario” de esta área, plantean destinar solo un 25% de estas tierras a la construcción de viviendas ( ver suplemento ARQ 14/05 ). Estas serían de diversas alturas y tendrían un basamento comercial. Hacia Juan B. Justo, el equipo liderado por los arquitectos Mario Boscoboinik y Jorge Iribarne, propone hacer torres de no más de 17 pisos (las que ya se construyeron del otro lado, en Palermo Hollywood tienen más de 40) y para el lado de la calle Godoy Cruz plantean un tejido de menor escala, de unos 4 niveles, acorde con las características del paisaje existente. Y planean dejar un 75% de la superficie libre para crear un gran parque lineal con esculturas. Lo que no queda claro es para quién es ese parque. Si para la gente del barrio, en cuyo caso sería desmesurado, o si es un parque de escala metropolitana que formaría parte del citado eje Juan B. Justo-Parque lineal Bullrich-bosques de Palermo, todo alimentado por el Metrobús. Seguramente la clave está en qué es lo que va a pasar con las vías del ferrocarril. Si quedarán en el nivel donde están, dejando el parque del lado de Palermo Soho. O levantándolas –como una de las posibilidades que plantea las bases del concurso–, abriendo el citado parque a la avenida Juan B. Justo, integrándolo al sistema de espacios verdes metropolitanos.


* Editor General ARQ



Fuente: arq.clarin.com