El célebre Rijksmuseum de
Amsterdam mostró el jueves su nueva identidad en pleno Siglo XXI, luego
de una década de millonarias obras de renovación que le permiten ahora
arrojar una nueva luz sobre su incomparable colección dedicada al Siglo
de Oro holandés.
El célebre Rijksmuseum de Amsterdam mostró el jueves su
nueva identidad en pleno Siglo XXI, luego de una década de millonarias
obras de renovación que le permiten ahora arrojar una nueva luz sobre su
incomparable colección dedicada al Siglo de Oro holandés.
"El Rijksmuseum escribirá una nueva página de su historia", declaró
el director del museo Wim Pijbes ante la presa, tras casi diez años de
obras valoradas en 375 millones de euros."Todo cambió de lugar, excepto una pintura, `La Ronda de Noche´", añadió Pijbes, refiriéndose al lienzo más famoso del artista holandés Rembrandt (1606-1669). Atracción principal del museo, esta pintura de 3,8 metros de alto sobre 4,5 metros de ancho tiene su propio salón, "El salón de la Ronda de Noche", desde 1885, fecha en la que el Rijksmuseum se instaló en el inmueble que ocupa actualmente. "Nuestra ambición es que todo niño holandés vea `La Ronda de Noche´ antes de cumplir 12 o 13 años", dijo Pijbes. "El Rijksmuseum reúne a la gente, al arte y a la historia", añadió. Antes de su renovación, el Rijksmuseum acogía a cerca de un millón de visitantes por año. Ahora, podrá recibir a entre 1,5 y 2 millones de visitantes por año. En este museo están expuestas algunas de las más importantes obras maestras del Siglo de Oro, entre ellas pinturas de Rembrandt, Johannes Vermeer y Gabriel Metsu, artistas de una época en la que Holanda dominaba el comercio mundial. Los trabajos de renovación del Rijksmuseum fueron financiados por el Estado holandés -a través del ministerio de Cultura-, por el propio museo, y otros mecenas como la empresa Philips o ING. El Rijksmuseum abrirá sus puertas oficialmente el 13 de abril, en presencia de la reina Beatriz de Holanda. Este evento marcará la última aparición oficial de la soberana como jefa de Estado, tras su sorpresiva abdicación en favor de su hijo, el príncipe Guillermo-Alejandro. A cargo de la renovación, los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, tenían como consigna poner en valor el trabajo romántico-gótico de Pierre Cuypers, el arquitecto holandés que diseñó el edificio que alberga el Rijksmuseum desde 1885. El trabajo de acondicionamiento de las salas fue confiado al francés Jean-Michel Wilmotte, conocido principalmente por su trabajo en el museo del Louvre. La mayor innovación reside en la manera en la que las obras están presentadas: ya no se trata de separar las armas, muebles y pinturas en distintas salas, ahora todas las obras están ordenadas por periodos históricos, y al estar juntas son como una ventana de su época. Así, los lienzos del joven Rembrandt están acompañados de un armario de ébano fabricado por uno de sus amigos, Herman Doomer, de un tazón en forma de ostra hecho por otro de sus allegados, Jan Lutma, y de un retrato del poeta Constantin Huygens, que escribió acerca de Rembrandt. Unas 8.000 piezas están expuestas en 80 salas. El museo cuenta con una superficie total de 30.000 metros cuadrados. En el patio del museo se encuentra ahora el pabellón asiático, un edificio ultra-moderno de vidrio y hormigón llamado "el joyero", que alberga una colección de arte asiático. Fuente: AFP |
RENOVADO,
EL RIJKSMUSEUM ENTRA EN SU NUEVO SIGLO DE ORO
PICASSO, PRODIGIOSO INVENTOR DE FORMAS,
CUMPLE 40 AÑOS DE MUERTO
El cuadro 'Naturaleza muerta y tulipanes', del artista español Pablo Picasso, durante una subasta el 9 de mayo del año 2000 en Nueva York. Casi nunca un artista fecundó su siglo como lo hizo el genial malagueño Pablo Picasso, que murió el 8 de abril de 1973 en el sur de Francia, tras haber realizado unas 60.000 obras. |
Casi nunca un artista fecundó su siglo como lo hizo el
genial malagueño Pablo Picasso, que murió el 8 de abril de 1973 en el
sur de Francia, tras haber realizado unas 60.000 obras.
La vida de Picasso, que nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga, sur
de España, y murió a los 91 años a causa de una embolia pulmonar,
estuvo marcada por el frenesí creativo, que produjo obras que siguen
influyendo el arte contemporáneo, pero también por las pasiones
amorosas.
El último gran amor y musa de Picasso fue Jacqueline Roque, a quien
el artista conoció en 1952. Picasso tenía 71 años, y ella 27. Roque, a
quien Picasso pintó en óleos y cerámicas, se suicidó en 1986,
disparándose un tiro en la cabeza.
También se suicidó otro de sus grandes amores, Marie-Thérèse Walter,
que tenía 17 años cuando Picasso, entonces de 46, se enamoró de ella. El
artista la retrató en "El sueño" (1932), óleo que se vendió hace unos
días por 120 millones de euros al magnate estadounidense Steve Cohen.
La musa de los sueños de Picasso se ahorcó cuatro años después de la muerte del artista.
Otras mujeres amadas por Picasso, que fue siempre fiel al amor del
momento, fueron la atormentada fotógrafa Dora Maar, con quien vivió una
pasión conflictiva, y la pintora francesa Françoise Gilot, que tiene
ahora 91 años, y con quien el artista vivió diez años de intenso y dulce
romance.
El artista se casó dos veces: la primera con la bailarina de los
ballets rusos Olga Kokhlova (1918-1955) , madre de su primer hijo, y la
segunda vez con Jacqueline Roque.
Picasso fue padre de dos hijos y dos hijas: Paulo, que tuvo con Olga,
Maya, que tuvo con Marie-Thérèse, y Claude y Paloma -a quien llamó así
en honor al símbolo de los carteles que creó para el Congreso por la Paz
-, con Françoise Gilot.
Sus amigos destacan la sencillez y humanidad del artista, su
generosidad y, pese a todo, una forma de modestia. "He pasado mi vida
pintando como un niño", aseguraba el maestro.
Otros, como Françoise Gilot o Marina, su nieta- subrayan su crueldad psicológica, su personalidad irascible.
Bohemia y cubismo
Picasso, que empezó a pintar desde niño, entró a los 14 años a
estudiar en la Escuela de Artes de Barcelona, donde su padre enseñaba
dibujo, y luego en la escuela de Madrid, donde su talento y virtuosismo
no pasó desapercibido,
Instalado en París a comienzos del siglo, el artista empezó a pintar
obras dominadas por la gama cromática del azul, entre ellas "El entierro
de Casagemas", que Picasso pintó tras el suicidio de su gran amigo
Carlos Casagemas, que lo sumió en una profunda tristeza.
Ese periodo de entre 1901 a 1904 se conoce como "el periodo azul",
que fue seguido por su "periodo rosa", (1905-1907) , durante el que
Picasso pintó saltimbanquis, gentes del pueblo, del circo, marginales,
gitanos
Fueron años de bohemia en Montmartre, con sus amigos Max Jacob, Paul Fort, Henri Matisse, entre otros.
El año 1907 marcó su primera consagración, con "Señoritas de Aviñón",
un lienzo influenciado por el arte africano, en el que el malagueño
rompe con el realismo.
Esa composición de múltiples figuras fracturadas supuso una
revolución en el arte al dar luz al cubismo, al que Picasso fue fiel
durante unos diez años.
Durante los años de antes y después de la primera guerra mundial
coexistieron en su obra varios estilos, desde retratos inspirados por
Ingres hasta el cubismo puntillista y el cubismo realista.
La guerra de España, en concreto el brutal bombardeo de la localidad
de Guernica por la alemana Legión Cóndor, a pedido de Franco, le inspiró
su célebre fresco "Guernica" (1937), un ícono del siglo XX.
Formidable síntesis entre cubismo, expresionismo y surrealismo, esa
obra -que Picasso pintó para el pabellón de la Segunda República
Española de la Exposición Internacional de París-, está pintada sólo en
blanco y negro, con toda una gama de grises.
El artista pasó la Segunda Guerra Mundial en París. Tras la
Liberación, ingresó al Partido Comunista, aunque sin ser un miembro
activo.
El Salón de otoño, donde expuso en 1944 sus pinturas y esculturas,
fue un triunfo, y las pinturas de Picasso empezaron a venderse en el
mercado de Estados Unidos a precio de oro.
A partir de 1953, se instaló en el sur de Francia. En la última
década de vida, el prolífico e incansable artista dibujaba y pintaba y
trabajaba la cerámica con un ritmo frenético.
En 1971, las ceremonias con motivo de su 90 aniversario fueron
apoteósicas: la gran galería del Louvre expuso por primera vez la obra
de un artista vivo.
Está enterrado en el parque del castillo de Vauvenargues, en Mougins,
que Picasso compró en 1958, y en donde vivió con Jaqueline, que también
está sepultada allí.
Cuarenta años después de su muerte, "La Celestina", "Dora Maar con
gato", "Niño con una pipa", "Maya con muñeca", son sólo algunas de sus
obras que permanecen en el firmamento de la pintura mundial.
Al menos siete museos en Europa llevan su nombre: París, Antibes,
Vallauris, Barcelona, dos en Málaga, y uno en la ciudad alemana de
Münster.
Fuente: AFP
DESCUBREN ESCULTURAS DE PIEDRA de HACE 2.000 AÑOS
EN EL SALVADOR
Arqueólogos japoneses y
salvadoreños descubrieron esculturas de piedra y fragmentos de estela de
hace 2.000 años en una finca de café de la zona arqueológica de
Chalchuapa, 80 km al oeste de San Salvador, constató este viernes un
periodista de la AFP.
Arqueólogos japoneses y salvadoreños descubrieron
esculturas de piedra y fragmentos de estela de hace 2.000 años en una
finca de café de la zona arqueológica de Chalchuapa, 80 km al oeste de
San Salvador, constató este viernes un periodista de la AFP.
Los resultados de las excavaciones dirigidas por Nobuyuki Ito y
Shione Shibata, ambos de la Universidad de Nagoya, en Japón, fueron
presentados este viernes en el parque arqueológico Casa Blanca de
Chalchuapa.Entre los hallazgos sobresalen dos cabezas que podrían ser de jaguar o murciélago que fueron confeccionadas en roca basáltica y que constituyen un "descubrimiento importante" porque son únicas en Mesoamérica, según dijeron los expertos. Ese descubrimiento podría relacionarse, según el arqueólogo Julio Alvarado, con el relato del "inframundo" planteado en el Popol Vuh (libro sagrado de los Mayas) en el que se mencionan varios niveles, entre otros la Casa del Jaguar y la Casa del Murciélago. Con las dos esculturas, que fueron localizadas al pie de una de las principales pirámides de Chalchuapa, suman ya 55 las encontradas en todo el oeste de El Salvador. Ito y Shibata, este último director de Arqueología de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, destacaron que el hallazgo fue posible utilizando un georradar (subterráneo) en el sitio conocido como El Trapiche, en la finca de Café San Antonio, en la periferia de Chalchuapa. Con las investigaciones, "se han aclarado cada vez más, aspectos relacionados a las culturas olmeca, maya y nahua, entre otras", explicó Shibata. Los hallazgos, que corresponden al período preclásico tardío, según Shibata, ayudan a determinar que el aspecto que caracterizan a las culturas que se desarrollaron entre 800 años a.C. y 300 años d.C. "es la elaboración de esculturas de piedra tallada, al igual que en otros sitios arqueológicos de México, Guatemala y Honduras". La zona de Chalchuapa y otras comunidades de la región oeste de El Salvador, según los arqueológos, fueron escenario de constantes migraciones en la época prehispánica. Fuente: AFP |
PARA LOS HOPI, SUS MÁSCARAS "AYUDAN A ENCONTRAR
LA ARMONÍA EN LA TIERRA"
Las máscaras ceremoniales de los Hopi, que una casa de subastas francesa adjudicará próximamente, "no son objetos de arte para los Hopi, sino objetos sagrados que ayudaron a nuestro pueblo a encontrar la armonía sobre la Tierra", afirma LeRoy Shingoitewa, presidente de la tribu amerindia. |
Por Fabienne Faur
Las máscaras ceremoniales de los Hopi, que una casa de
subastas francesa adjudicará próximamente, "no son objetos de arte para
los Hopi, sino objetos sagrados que ayudaron a nuestro pueblo a
encontrar la armonía sobre la Tierra", afirma LeRoy Shingoitewa,
presidente de la tribu amerindia.
Los "objetos que son puestos a subasta no son considerados arte por
nuestro pueblo. Son sagrados, nos aportan armonía y nos benefician",
declaró el dirigente de esta tribu de Arizona, en el sureste de Estados
Unidos, compuesta por unos 18.000 miembros, en una entrevista telefónica
con la AFP.
En su primera intervención en un país extranjero, la tribu acaba de
pedir a la casa de subastas Néret-Minet Tessier et Sarrou de París
"detener la venta y restituirles" unas 70 máscaras que deben ser
subastadas el 12 de abril.
Las 'kachinas', estas magníficas máscaras de cuero, madera, decoradas
con crines de caballo o pinturas, muy apreciadas por los
coleccionistas, son utilizadas en sus ceremonias rituales.
Con forma de muñecas, estos objetos "se dan a los jóvenes, para su
educación religiosa, a las niñas pequeñas, cuando crecen", afirma LeRoy
Shingoitewa, que precisa que son igualmente sagradas para todos los
pueblos de Arizona y de Nuevo México, los pueblos Zuni, Acoma y Laguna.
"Es como si entrase en una catedral, tomase una estatua de María y fuera
a preguntar ¿Quién la compra?: los católicos estarían impactados",
afirmó.
-- "Somos una pequeña tribu" --
"Queremos saber quién es el propietario, cómo llegaron los objetos a
Francia, por qué se los llevó, es muy importante para nosotros", añadió
el dirigente hopi. El líder envió una carta a la casa de subastas para
"solicitar su cooperación" y demandó la representación diplomática
estadounidense "para hacer intervenir al gobierno francés".
La casa de subastas, por su parte, indicó a la AFP que mantenía esta
venta porque "estas máscaras fueron adquiridas de forma legal por un
gran coleccionista francés" que vivió durante más de 30 años en Estados
Unidos.
La tribu no asistirá a la subasta, porque no va a comprar los
objetos: "no fueron creados para hacer dinero. Si lo hacemos, tendrá
consecuencias, un poco como cuando un cristiano comete un pecado y debe
pedir perdón a un cura", añade.
En Estados Unidos, tras la puesta en marcha en 1990 de la ley federal
NAGPRA, que prohíbe el comercio de objetos de culto indígenas, los Hopi
pudieron recuperar objetos sagrados que poseían museos estadounidenses,
así como la osamenta de ancestros. En el caso de las máscaras, "es
difícil. Está relacionado con las leyes internacionales, con otro
gobierno. Somos como una pequeña tribu", señala el dirigente.
Si ellos "tuvieran la decencia de retrasar un poco la venta, la tribu
podría realizar su investigación. Estoy seguro de que encontraríamos un
acuerdo amigable", añade el abogado de los Hopi, James Scarboro, de
Denver.
Las galerías estadounidenses saben cómo lidiar con el problema.
"Nosotros no vendemos máscaras 'kachinas' porque sabemos que es muy
sensible religiosamente", señala Jim Haas, quien dirige el departamento
de arte indio de la casa Bonhams en San Francisco. Cerámicas, vasijas de
barro, obras modernas, telas, pero no estas máscaras, "por respeto y
también por no desatar manifestaciones ante nuestras puertas", explica.
"Estados Unidos debe arreglárselas para que otros países no comercien
con estos objetos sensibles", añade el galerista neoyorquino John
Molloy.
"Tenemos confianza", concluye LeRoy Shingoitewa, "rezamos, esperamos
desde el fondo del corazón que la casa de subasta tenga compasión y
diga: 'Comprendemos, anulamos la venta y vamos a ayudar a devolver los
objetos al pueblo Hopi".
Fuente: AFP
EL PRINCIPITO CUMPLE 70
Y SIGUE SIENDO UNO DE LOS MÁS LEÍDOS DEL MUNDO.
El relato, escritor por Antoine de Saint-Exupéry, fue y es una iniciación en la lectura para millones de personas.
Un chico de otro planeta. El Principito en su mundo: los dibujos también son de mano del escritor francés. |
Por Patricia Suárez
Después de La Biblia, El Corán y tal vez de El Capital de Marx, El Principito
es el libro más leído en el mundo, traducido a 180 lenguas y
dialectos. Fue el último texto publicado en vida por su autor, un
aviador francés, de 43 años, de nombre Antoine de Saint-Exupéry, al que
llamaban Saint-Ex. Ya había escrito otras cosas como Tierra de hombres
–que suele considerarse su mejor novela y a la que el escritor argentino
Fabián Casas considera de imprescindible lectura– o Vuelo Nocturno.
Entre 1929 y 1930 estuvo por Argentina, para hacerse cargo de la
Compañía Aeropostale Argentina, ya que habían creado la línea de
Patagonia que unía Buenos Aires y Punta Arenas, línea que acabó con el
aislamiento de los pueblos del sur. En su estadía en nuestro país pasó
largas veladas con Victoria Ocampo, quien después le editaría la novela Correo del Sur en SUR.
No
obstante, por ninguno de todos sus libros fue reconocido como por aquel
que narra las aventuras de un pequeño príncipe de cabello enrulado y
largo abrigo (las ilustraciones son del mismo Saint-Ex), dueño de tres
volcanes y una rosa en su planeta y problematizado por el crecimiento
enredado de los baobabs. En el desierto solitario, el Principito se
encuentra con el narrador, un aviador con su máquina descompuesta. Le
habla de un Zorro, metáfora del amigo ideal, que todos los lectores
guardaremos para siempre. Un día, el Principito decide regresar a su
planeta y para eso se hace morder por una serpiente. Vuelve a su planeta
en espíritu, porque su cuerpo queda en brazos del aviador. Sin duda, un
libro metafórico sobre la importancia de la libertad y el amor al
prójimo, teñido de una melancolía tal que le arranca lágrimas al más
pintado. Michéle Petit, una de las teóricas de la lectura más
importantes hoy día, comenta en su libro Una infancia en el país de los libros que al leer El Principito
a los ocho años concluyó entristecida que el arte y la literatura “no
servían más que para revelarnos lo infortunado de nuestra condición”.
El autor piloto. Saint-Exupery desapareció en su avión en 1944./AFP |
No todos los lectores –sobre todo los niños– reciben a El Principito con palmas de alegría, pero ninguno permanecerá indiferente a su lectura. El texto dejará una huella imperecedera. Todos conocemos el cuento de Caperucita Roja, haya llegado a nosotros a través de la fuente que nos haya llegado (oral, película, adaptaciones del original) y quizás nunca nos interese conocer la versión original de la nena con la capota roja devorada por el lobo feroz. Esta indiferencia es imposible con El Principito: él es la versión original. Más allá de los productos fílmicos y teatrales que hubo sobre el personaje, el pequeño príncipe tuvo émulos en el estilo de escritura, haciendo pie en la metáfora, como Juan Salvador Gaviota, o en argumentos sobre niños de las estrellas con una sabiduría especial como Ami, de Enrique Barrios o, más recientemente, Oups de Kurt Hörtenhuber. De más está decir que en calidad y profundidad no le llegan al Principito a los talones: la frescura de Saint-Ex provenía posiblemente de sus reflexiones durante los largos vuelos. Los otros, son la idiotez del mercado.
El 31 de julio de 1944, durante
una misión de reconocimiento en el sur de Francia, Saint-Exupéry iba a
bordo del avión Lightning P-38. Había partido pocas horas antes de la
isla de Córcega, cuando los radares dejaron de ver el avión que pilotaba
y nunca más se supo de él. La desaparición cubrió al escritor y piloto
de un halo de misterio: de alguna manera se fue de este mundo como se
fue su pequeño príncipe. No obstante, en 1998, un pescador halló en las
aguas de Marsella una pulsera que pudo haber sido de Saint-Ex. Diez años
después, un ex piloto alemán llamado Horst Rippert confesó al diario
francés La Provence que había sido él quien derribara el avión de
Saint-Exupéry. El ex militar de 88 años declaró: “Pueden dejar de
buscar. Fui yo quien abatió a Saint-Exupéry”, y agregó: “Fue después
cuando supe que se trataba del escritor. Yo esperaba que no fuera él,
porque en nuestra juventud todos habíamos leído sus libros y los
adorábamos.” Ya sea que Rippert de verdad acabó con el escritor o que es
la declaración de un anciano gagá, lo real es que a Saint-Ex ni
siquiera sus enemigos dejaban de leerlo. Saint-Ex escribió: “No era más
que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y
ahora es único en el mundo”: tal vez éste es el misterio que se opera en
nosotros: uno se vuelve amigo del Principito. Y sucede después que a
los libros, a veces, se los olvida, pero los amigos nunca jamás entrarán
en el corredor del olvido. Larga vida al Principito.
Un longseller en el corazón
“Es un libro que se vende siempre, pasa por todas las
generaciones porque puede reinterpretarse cada vez que lo leés; está en
el corazón de los lectores”. Lo dice Antonio Segura, librero desde hace
30 años y encargado de la sucursal de Cúspide en Belgrano. Habla de El Principito,
el clásico de Antoine de Saint-Exupéry publicado en 1943: en esa
sucursal, estima Segura, se venden unos 3 ejemplares por día de la
edición de bolsillo, de 45 pesos. A pesar de no ser una novedad
editorial, la obra está constantemente exhibida entre los destacados de
las cajas.
“Como hay diferentes formatos, es un libro que llega a más gente”, explica Segura, que sostiene que lo compran adolescentes y padres para sus hijos, y que es un libro que se regala mucho. Para el librero, El Principito es como El libro de la arena, de Jorge Luis Borges: “Es un texto que volvés unas páginas atrás y lo leés de otra manera, siempre le encontrás algo nuevo”.
En El Ateneo, los ejemplares de El Principito ocupan una puntera en el sector infantil: están también en una ubicación preferencial.
Según Carla Francolini, que trabaja en una sucursal del mismo barrio, lo compran en general jóvenes de entre 25 y 35 años: “Muchos lo hacen para regalar, y es un libro que se usa como comodín cuando no saben qué comprarle a alguien”, explica.
Allí se venden unos 8 ejemplares por semana, y de la edición de lujo, que cuesta 449 pesos, dos al mes. “Es un libro de venta constante”, sostiene.
Con los libreros coincide Alberto Díaz, editor de Emecé, sello que publica el libro en la Argentina. “Es un longseller de venta pareja”, explica, y agrega que, entre las cuatro ediciones –tradicional, de bolsillo, escolar y de lujo– se venden en la Argentina entre 133 mil y 143 mil ejemplares al año. De ese total, entre el 60 y el 65 por ciento se distribuye en la ciudad de Buenos Aires y su área metropolitana, y el resto, a lo largo y lo ancho del país.
“Como hay diferentes formatos, es un libro que llega a más gente”, explica Segura, que sostiene que lo compran adolescentes y padres para sus hijos, y que es un libro que se regala mucho. Para el librero, El Principito es como El libro de la arena, de Jorge Luis Borges: “Es un texto que volvés unas páginas atrás y lo leés de otra manera, siempre le encontrás algo nuevo”.
En El Ateneo, los ejemplares de El Principito ocupan una puntera en el sector infantil: están también en una ubicación preferencial.
Según Carla Francolini, que trabaja en una sucursal del mismo barrio, lo compran en general jóvenes de entre 25 y 35 años: “Muchos lo hacen para regalar, y es un libro que se usa como comodín cuando no saben qué comprarle a alguien”, explica.
Allí se venden unos 8 ejemplares por semana, y de la edición de lujo, que cuesta 449 pesos, dos al mes. “Es un libro de venta constante”, sostiene.
Con los libreros coincide Alberto Díaz, editor de Emecé, sello que publica el libro en la Argentina. “Es un longseller de venta pareja”, explica, y agrega que, entre las cuatro ediciones –tradicional, de bolsillo, escolar y de lujo– se venden en la Argentina entre 133 mil y 143 mil ejemplares al año. De ese total, entre el 60 y el 65 por ciento se distribuye en la ciudad de Buenos Aires y su área metropolitana, y el resto, a lo largo y lo ancho del país.
Aprendizajes placenteros y crueles
Por Federico Jeanmaire*
Sospecho que nuestra memoria almacena los libros que hemos leído junto a
otro montón de cosas. Que en nuestra cabeza no existe algo así como una
biblioteca más o menos ordenada, quiero decir.
Quedan por ahí, los libros. Dando vueltas. Mezclados para siempre con una montaña de recuerdos que tienen que ver con ellos.
Quedan por ahí, los libros. Dando vueltas. Mezclados para siempre con una montaña de recuerdos que tienen que ver con ellos.
El Principito
llegó a mi vida a los diecinueve años. Tarde, quizá. Aunque, en
verdad, no sé a qué edad uno debería leerlo o dejar de leerlo. No lo sé,
realmente, no lo sé. Me lo regaló Mary, una novia algo mayor que yo,
que sabía que me gustaban los libros y que, incluso, pretendía
convertirme en escritor. Entonces.
El Principito es en
gran parte Mary, para mí. Una época repleta de aprendizajes. Algunos
placenteros y otros muy crueles, eran los comienzos de la dictadura.
Todavía
lo guardo. Con su amorosa dedicatoria. Sin embargo, acabo de buscarlo
durante un buen rato y no he podido encontrarlo. Puede pasar. Como en El Principito, el mundo del afuera suele ser bastante más caótico que nuestro mundo íntimo.
*Escritor
De la fábula a la autoayuda
Por Gabriela Adamo*
Cómo no rescatar –y admirar– un libro que logró la proeza de ser
leído por los públicos más dispares del mundo entero, a lo largo de ya
más de medio siglo.
Creo que un texto que logra despertar la
sonrisa cómplice del “yo lo leí” entre tantas personas –que enseguida
recuerdan la rosa, el baobab y el zorro domesticado– merece todos los
elogios.
Este tipo de lecturas son puertas entreabiertas que,
según quién les dé el empujón, pueden llevar a todo tipo de mundos
paralelos: las fábulas, la ciencia ficción, el Bildungsroman, y sí,
también a la autoayuda.
Pero libros son libros y cada uno es un ladrillo en la construcción de la biblioteca personal. Nada mal si El Principito está entre los que conforman la base y, por qué no, la argamasa que releemos de vez en cuando.
*Directora de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Fuente: clarin.com
SERES HECHOS DE PAPEL QUE DE PRONTO ADQUIEREN CUERPO
Sobre escritores más o menos conocidos, vivos o
muertos, que se aparecen en cualquier esquina. Además, escenas
artísticas sobre el dormir y clásicos del cine en Youtube.
LA PERPLEJIDAD DE SEBRELI. El escritor, en un bar, fotografiado por el autor de la nota. |
Por Andrés Hax
La ciudad está continuamente haciéndose visible e invisible.
Para ser más preciso: la ciudad está llena de personas y fenómenos que
uno puede ver o no, según su predisposición. Una vez, por ejemplo, hace
mucho tiempo, estaba haciendo una investigación sobre enanos y me pasaba
que veía enanos todos los días y en cualquier lugar. Pero desde que
terminé ese trabajo no los veo más. Ahora, por un hábito que ya es
crónico, siempre estoy pensando en escritores –porque leo sus
libros, pero también porque los imagino, supongo, como si fueran ellos
mismos personajes de una gran novela–, entonces siempre veo escritores
por las calles. El otro día, almorzando en un comedor en la esquina de
Ecuador y Arenales, Sergio Chejfec se sentó en la mesa delante de la
mía, y luego entró –altísimo y vestido de negro, como siempre, pero sin
bigotes– Martín Caparrós. No lo conozco, pero lo vi y le dije, “¡Hola,
Caparrós!” Me miró confundido y yo le expliqué, “No me conocés. Te leo
nomás.” Me sonrió amablemente y se sentó con Chejfec. La semana pasada
me compré Historia del dinero en la librería La Barca y fui a almorzar a
un café de la calle Cabello. Me senté en un ventanal sobre la vereda,
mirando hacia el sur, y me puse a leer, muy contento. Al rato miré para
arriba y vi venir caminando a Alan Pauls. Como un boludo, le di la señal
de pulgar para arriba y alcé su libro casi como si alzara una paleta en
una subasta. Me sonrió pero no detuvo el paso; más bien, lo aceleró.
Una noche, en un café que sé que le es habitual, sobre la calle Santa
Fe, vi a Juan José Sebreli e impulsivamente saqué mi teléfono para
hacerle una foto. El ensayista me pescó en el acto y me miró perplejo.
Intenté disimular, sonriendo y saludando exageradamente, como si
estuviera sobre un crucero que zarpara a Europa en el año 1930. El otro
día sobre Charcas vi a Eduardo Galeano, caminando con paso firme. Frené
sin decir nada e inmediatamente me dio una enorme tristeza no haberle
dicho nada. ¿Pero qué le iba a decir?
Una vez vi a Samuel Beckett. Era el invierno de 1997, un domingo por la tarde. Bajaba en bicicleta a toda velocidad por Corrientes. Recién había pasado el Abasto que aún no era shopping. Vi a Beckett parado en una esquina. No paré, fue un instante. Ya sé que murió en diciembre de 1989. Ya sé que no era Beckett. Pero era él. Se los juro.
Por Andrés Hax
Una vez vi a Samuel Beckett. Era el invierno de 1997, un domingo por la tarde. Bajaba en bicicleta a toda velocidad por Corrientes. Recién había pasado el Abasto que aún no era shopping. Vi a Beckett parado en una esquina. No paré, fue un instante. Ya sé que murió en diciembre de 1989. Ya sé que no era Beckett. Pero era él. Se los juro.
Los grandes del cine en la pantalla del ordenador
Por Andrés Hax
YouTube estará tramando algo, porque su sitio está lleno de
excelentes películas completas, muchas con subtítulos. Dentro de poco,
me imagino, anunciarán un servicio pago. Pero mientras tanto, hay que
aprovechar. Un lugar excelente para enterarse de nuevos posts de
cinearte (para usar esa palabra detestable) es el blog biblioklept.org
debajo del tag “Film”. Orson Welles, Ingmar Bergman, Luis Buñuel, Werner
Herzog, Pier Paolo Pasolini, Andrei Tartovsky, son algunos de los
directores que encontrarán. De paso, el blog, aunque en inglés, tiene
sus encantos, en particular sus frecuentes posts de cuadros de gente
leyendo.
Fuente: Revista Ñ Clarín
EL BELLO ARTE DE EXPLORAR EL DORMIR
La actriz Tilda Swinton en la performance llamado "The Maybe" en el MoMA. (EFE)
Por Andrés Hax
Llevo en mi mente un inventario de cuadros de personas
solitarias durmiendo sobre camas espartanas. Hay un cuadro en el Museo
de Bellas Artes de Boston que se llama, “Young man asleep” (1931) de un
pintor llamado Eugene Berman. Hay otro, en el museo de Oberlin College,
en Ohio, que se llama “General Thaddeus Kosciusko” (1797), de Benjamin
West. Otro de mis favoritos es de Lucian Freud que se llama “Leigh on a
green sofa” (1993). También acumulo frases y escenas sobre el dormir en
la literatura. En el libro de sabiduría y códigos del samurai, el
Hagakure, (del siglo XVIII), el autor dice: “La vida humana es,
realmente, una cosa muy breve. Es mejor vivir haciendo las cosas que te
gustan. Es tonto vivir dentro de este sueño de un mundo mirando lo
desagradable y sólo haciendo cosas que no te gustan. Pero es importante
no decirle esto a la gente joven ya que es algo potencialmente dañino si
no es comprendido correctamente. Personalmente, a mí me gusta dormir. Y
tengo la intención de recluirme cada vez más en mis dormitorios y
pasarme la vida durmiendo”. Y está también, el largo comienzo de En
búsqueda del tiempo perdido (Proust) y la novela Un hombre que duerme,
de Perec. Bueno, tengo un nuevo ítem para mi archivo. El domingo, 24 de
marzo en el MoMa de Nueva York, la actriz escocesa, Tilda Swinton,
encarnó una obra de arte performance que creó con su amiga Cornelia
Parker, titulada The maybe. La descripción de materiales de la
instalación dice: “The maybe 1995/2013. Artista viviente, vidrio, acero,
colchón, almohada, lino, agua y anteojos”. La obra (foto) consiste en
Swinton durmiendo en una caja –transparente y elevada– por unas seis
horas. En este mundo agotado creo que el dormir es uno de los
territorios aún inexplorados. La obra de Swinton, burlada y criticada,
es una celebración de este universo fantasmagórico que nos envuelve a
todos.
Fuente: Revista Ñ Clarín
Fuente: Revista Ñ Clarín
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