¿ARTE? SÍ, PERO ESTAMOS PARA DIVERTIRNOS PRIMERO

Algunos críticos consideran que The Hole, mezcla de galería de onda y reducto de la movida artística en Manhattan, es un emprendimiento sin consistencia donde el arte es menos importante que las inauguraciones.

The Hole, mezcla de galería de onda y reducto más divertido de la movida artística, es un espacio de arte contemporáneo en Lower Manhattan que representa a artistas del momento como Kembra Pfahler, Lola Montes Schnabel y Matthew Stone- y que en los últimos dos años se ha convertido en un club de gente piola en el circuito social de Nueva York.
Sus inauguraciones turbulentas atraen una mezcla de chicos del grafiti, nuevas estrellas y notables del mundo del arte como Salman Rushdie y Courtney Love.
Entre los eventos hubo una "Fiesta Zombie para mayores" del artista canadiense y director de cine independiente Bruce LaBruce.
Y cada vez que llegan a la ciudad la Semana de la Moda o una gran feria de arte, los cazadores de fiestas pueden esperar que haya allí algún movimiento, ya sea un restaurante conceptual temporario o una gigantesca muestra grupal catalogada como "retrospectiva transcontinental de la pintura figurativa".
"No había una galería como ésta desde Deitch", dijo Mike Malbon, el fundador de la revista cultural Frank151. "Otras muestras de arte, para mí, son sencillamente sofocantes".
Se refería a Deitch Projects, la galería del barrio del SoHo en el Lower Manhattan, famosa por sus inauguraciones carnavalescas que combinaban arte, vida nocturna, música y moda. Si bien otras galerías intentaron replicar su ambiente desde que Jeffrey Deitch la dejó para convertirse en director del Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles en 2010, The Hole es la que más se le acerca.
Esto se debe en no poca medida a Kathy Grayson, la dueña de 32 años, ex curadora de Deitch.
"Kathy es la madre de todos los hijos caprichosos de Deitch", dijo Steve Powers, famoso artista de grafiti de Nueva York conocido por su identificación, ESPO.
"No teme correr riesgos. Todos cuentan sus fichas con mucho cuidado y precisión. The Hole forma parte de un grupito pequeño de galerías que se manejan en base al instinto".
Seis meses después del cierre de Deitch Projects, Grayson y Meghan Coleman, una de las directoras de Deitch, abrieron una galería con vidriera a la calle llamada The Hole, porque era un espacio vacío, pero el nombre pasó a reflejar el vacío dejado por Deitch.
Grayson quería ser más que curadora y el espacio del SoHo era demasiado chico para otra cosa.
Después de un año, consiguió reunir un equipo de inversores y trasladó el Hole a un espacio de 370 metros cuadrados en el Bowery en Lower Manhattan.
La galería abarca varias salas imbricadas y una tienda pequeña que vende libros de arte, revistas, afiches y otros productos de artistas. Organiza alrededor de dos muestras mensuales y representa a 15 artistas.
Algunos críticos consideran que The Hole es un emprendimiento sin consistencia donde el arte es menos importante que las inauguraciones. Grayson rechaza esos comentarios. "No es que vengan a comportarse tontamente, emborracharse y consumir drogas", dijo. "Tengo muy claro que somos muy serios con respecto a las muestras y esencialmente los eventos son atracciones ligeras".
Otra área donde The Hole coquetea con la controversia son los auspicios de empresas. Hace un año, Playboy financió una instalación de E.V. Day y Pfahler. Hete aquí que la subdirectora de la galería en ese momento, May Andersen, también había sido tapa de Playboy en mayo de 2012. (Andersen ya no está en The Hole).
"No sé por qué no puede tomarse en serio una muestra de arte simplemente porque la auspicia Playboy, pero tal vez sea mi extraño punto débil", dijo Grayson.
En febrero, durante la New York Fashion Week, The Hole presentó una muestra de Herbie Fletcher, un artista y leyenda del surf que expuso seis collages hechos con tablas de surf rotas.
Yara Flinn, la diseñadora detrás de la etiqueta Nomia, asistió a la inauguración con coleccionistas de arte, directores de cine, fotógrafos de fiestas y un surtido de parásitos.
"En cada oportunidad, es un acontecimiento social", dijo. "Tengo 30 y me siento vieja".

Fuente: Revista Ñ Clarín

BIBLIOTECAS, MILAGROS DE PIEDRA

Una muestra rescata la figura de Henri Labrouste, un ingeniero-arquitecto proto-modernista, pionero de la construcción en hierro.

"Henri Labrouste: Estructura sacada a la luz" en el Museo de Arte Moderno de Nueva York es elegante y adusta, como la obra de Labrouste. El nombre tal vez no le resulte familiar, pero no deje que eso le impida ir a ver la muestra. Es fantástica.
Labrouste murió en 1875, a los 74 años, dejando dos de los mayores edificios del siglo XIX, la Bibliothèque Ste.-Geneviève y la Bibliothèque Nationale, milagros de la construcción en piedra, hierro y vidrio en París.
Hay toques maravillosos, como las mesas de dibujo realizadas siguiendo los diseños de muebles de Labrouste en Ste.-Geneviève, donde están desplegados los dibujos. Son ideales para estudiar trabajos en papel. Los dibujos de la sala inicial sirven para recordar cómo solía ser el gran oficio del dibujo. Lamento que no veamos los de otros edificios además de las bibliotecas.
Labrouste diseñó residencias privadas en distintos estilos tradicionales. La inferencia de su ausencia ­--que, obligado a ganarse la vida, tuvo que tomar encargos convencionales-- desmentiría su reputación de intransigente. Un hombre serio y orgulloso que no se doblegaba ante nadie.
El que vemos en el Modern es en gran medida el Labrouste que el crítico Sigfried Giedion identificó durante buena parte del siglo pasado como un ingeniero-arquitecto proto-modernista, un pionero de la construcción en hierro.
Aunque eso continúa vigente, Labrouste resulta como mínimo igualmente interesante en la actualidad por la complejidad de su pensamiento. En nuestra época de arquitectos-estrella él constituye un caso instructivo por su voluntad de no hacer concesiones y su estética híbrida y poco ortodoxa, que alió industria y clasicismo.
La sobriedad del exterior de Ste.-Geneviève proviene del minimalismo de su diseño: repisas continuas recorren la longitud de la larga fachada en la cornisa y entre los dos pisos, con simples coronas de piedra aparentemente colgadas de la repisa inferior sobre círculos o pomos de hierro. Ventanas de medio punto sin adornos marcan las únicas interrupciones en la pared de la planta baja, salvo por la puerta del frente.
El piso superior de la fachada, anunciando la arquitectura de la sala de lectura que alberga, presenta una galería poco profunda de arcos que contienen una grilla de placas con las inscripciones de los nombres de 810 escritores. Están enumerados en hileras debajo de las grandes ventanas-luneta, los triforios de la sala de lectura.
Tal como los que se ven entre las coronas de abajo, los círculos que hay en los espacios entre las ventanas son remaches y sostienen tirantes para los entramados del piso y las bóvedas de la estructura de hierro en el interior.
Efectivamente, Labrouste, convierte el esqueleto estructural del edificio en su motivo decorativo.
Después de Ste.-Geneviève, Labrouste trabajó durante los últimos 21 años de su vida en la Bibliothèque Nationale, con su sala de lectura cuadrada que es como una colmena bañada de luz con nueve cúpulas suspendidas sobre un bosque de delgadas columnas de hierro de 10 metros de alto. Allí donde las ventanas no perforan las paredes superiores, paisajes pintados reflexionan sobre el tema pastoral, con la bóveda de hierro de las estanterías de libros, también bajo la luz natural, visible a los lectores a través de una elevada pared de vidrio y separada por una arcada monumental.
Labrouste dedicó la mayor parte de su vida activa, con un salario gubernamental, a obras de arquitectura pública.
Trascendió los materiales para llegar a edificios funcionales de una delicadeza etérea. Nada era demasiado insignificante para su atención.
Después de 12 años, Ste.-Geneviève entró en el presupuesto.
Labrouste dio la noticia al ministro de turno y obtuvo autorización para cambiar la puerta de entrada en hierro fundido por una de bronce. Un perfeccionista hasta el más mínimo detalle.

Fuente: Revista Ñ Clarín

BOOM DE MUSEOS MONUMENTALES PARA EL ARTE EN CHINA

Solamente en 2011, abrieron 390 museos, de arte contemporáneo y de arte antiguo, que comparten una cualidad típica de las instituciones chinas: su carácter ambicioso.
Por Hollan Cotter - The New York Times

En China se están abriendo museos ­grandes, pequeños, con respaldo del gobierno o financiados en forma privada, a un ritmo vertiginoso. En 2011 solamente, surgieron alrededor de 390 museos nuevos. Hasta no hace mucho tiempo, los museos de arte contemporáneo en China eran manejados en forma privada, ya sea como entidades corporativas o como vidrieras particulares de coleccionistas ricos.
En octubre, se sentó un importante precedente con la inauguración del Museo de Arte Contemporáneo de Shanghai, el primer museo de obras de estos últimos tiempos financiado por el gobierno. Si bien el reconocimiento oficial de la importancia internacional del arte chino fue postergado durante mucho tiempo, cuando finalmente llegó, resultó considerablemente enfático. El museo de Shanghai, conocido popularmente como la Usina del arte ­es una usina de electricidad del siglo XIX reciclada,­ es espectacular desde el punto de vista físico.
Unos 2.500 kilómetros al oeste de Shanghai, en la ciudad-oasis de Dunhuang, al borde del desierto de Gobi, se construye otro museo, mucho menos convencional que la Usina. Su objetivo no es atraer multitudes al arte novedoso sino mantenerlas alejadas del contacto perjudicial con el arte viejo, los antiguos murales budistas que cubren los interiores de centenares de cuevas en la zona de Dunhuang y que están deteriorándose rápidamente.
Pintados entre los siglos IV y XIV en un punto central de la Ruta de la Seda, las cuevas constituyen prácticamente un museo de la cultura cosmopolita china a lo largo de todo un milenio.
Los museos de Shanghai y Dunhuang comparten una cualidad típica de las nuevas instituciones en China: su carácter ambicioso. En general, esto se mide por el tamaño. Cuando luego de su modernización, en 2011 se inauguró en Beijing el Museo Nacional de China, a nivel oficial se aprovechó considerablemente el hecho de que fuera, desde cualquier ángulo que se lo mirara, el museo más grande del mundo.
El gusto por el gigantismo volvió a ser evidente en Shanghai este último otoño. En el mismo día de octubre que se inauguró la Usina, también abrió un segundo museo estatal en Shanghai, el Museo de Arte Chino, llamado a veces el Palacio de Arte Chino. Dedicado en gran medida al modernismo chino del siglo XX, se halla en una estructura surrealista de color rojo laca.
Hay muchos otros museos en Shangai, aunque más pequeños. Son en su mayoría de dueños particulares y financiados también en forma privada. Como mínimo dos, el Museo de Arte Minsheng y el Museo de Arte Rockbund, tienen reputaciones sólidas. El Minsheng, financiado por una corporación bancaria, se especializa en arte chino contemporáneo. El Rockbund funciona con muestras rotativas y sin colección. Se destaca por seleccionar obras no chinas.
En el número cada vez mayor de museos particulares creados por coleccionistas privados la norma es una mezcla internacional. A fines del año pasado, Liu Yigian, un inversor multimillonario de Shanghai, y su mujer, Wang Wei, abrieron su Museo del Dragón (también conocido como el Museo Long), con tenencias que incluyen bronces antiguos, pinturas de la época de Mao y obras contemporáneas. También tienen planes de construir un segundo museo.
China todavía no tiene ninguno que ofrezca algo parecido a un panorama histórico completo del arte contemporáneo del país en los últimos 30 años. No obstante, el gobierno está poniendo un fuerte énfasis en Dunhuang. Las cuevas budistas se encuentran en varios lugares alrededor de Dunhuang, pero una gran mayoría, alrededor de 700, están excavadas en largos acantilados en un lugar llamado Mogao a varios kilómetros de la ciudad.
Según la leyenda, en el siglo IV un monje ambulante se sintió atraído a Mogao por una visión de luces centelleantes. Creyendo que el lugar era sagrado, vació una cueva en el acantilado y se quedó allí. Vinieron otros monjes y se excavaron más cuevas. La existencia de Mogao fue finalmente olvidada, pero en el año 1900, uno tras otro, varios exploradores ­de Europa, Rusia, Japón, EE.UU.­ llegaron al lugar y retiraron pinturas de las paredes que luego enviaron a sus países.
China comenzó a restaurar las cuevas en la década de 1940. Con el tiempo, su mística creció. En 1979, el año en que fueron abiertas al público, llegaron 20.000 visitantes. Para fines de 2000, la cantidad anual había aumentado a 800.000.
Para entonces, la amenaza de daño para las pinturas, por la exposición a la humedad generada por los humanos y por el dióxido de carbono, se había vuelto severa. En la actualidad, casi todas las cuevas están cerradas.
Para preservar Mogao como obra de arte y a la vez como meta turística, este año se abrirá un centro para visitantes. Los visitantes se trasladarán en autobús para visitar Mogao, donde verán varias cuevas y un museo de objetos ­esculturas transportables, textiles, rollos manuscritos. Dunhuang ocupa un lugar especial en la imaginación cultural de China. Cuidarlo significa remediar la negligencia del pasado. Ver las obras de estas cuevas como corresponde, a orillas del desierto, constituye una experiencia profunda.
Como ocurre con todo lo vinculado a la cultura contemporánea, China se hace preguntas, tanto sobre la naturaleza del arte como sobre la función de los museos, que nosotros rara vez consideramos. La larga curva del aprendizaje museológico de China tiene mucho para enseñarnos.

Fuente: Revista Ñ Clarín

DEMANDAN AL MET, UN FAMOSO MUSEO NEOYORKINO

Alegan que el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, uno de los más grandes y visitados de todo el mundo, cobra US$ 25 de entrada y no se dice que es voluntaria.

El mundo del arte vuelve a ser noticia y esta vez se trata de un asunto legal: dos turistas checos y un ciudadano neoyorkino, demandaron al Metropolitan Museum of Art de Nueva York (MET), uno de los más grandes y visitados de todo el mundo, por “inducir” a los visitantes a pagar 25 dólares por la entrada, cuando se supone que la admisión es gratuita.
Los demandantes alegan que la información es engañosa y que en la entrada dice que cuesta 25 dólares, pero que los empleados no explican que eso no es más que la suma recomendada, con lo que muchos, turistas y locales, desinformados, pagan sin cuestionarse nada, “el museo se concibió para estar abierto a todo el mundo”, dicen, y se ha convertido en una atracción turística para las élites”.
Es cierto que desde 1970 y con la aprobación del Gobierno local, se estableció que el MET, que recibe más de 6 millones de visitas al año, comenzara a cobrar una contribución voluntaria a los visitantes, siendo la suma de 25 dólares que figura en la entrada, una simple sugerencia del museo: cada uno puede pagar lo que considere.
Harold Holzer, vocero del Museo, negó a Clarín la existencia de cualquier engaño, y declaró que “desde los años 70, la política del Museo es que todo el mundo tiene que pagar una contribución y esta es voluntaria, no se obliga a nadie a pagar $25, esa suma es solamente una recomendación”, y añadió, “Creemos que esta política de donación voluntaria es justa y además es vital para garantizar el libre acceso para todos”.
Pero ésta no es la primera vez que el MET es demandado por este motivo. En noviembre de 2012 se interpuso otra demanda, aún pendiente de resolución, en nombre de dos miembros del museo, que pedían que la institución hiciera su política más clara para los visitantes, aludiendo a que la información confusa hacía que todos pensaran que entrar al MET costaba 25 dólares. A la luz de la actual demanda –que en la que lo único que difiere de la anterior es en los nombres de los demandantes– parece el Museo sigue sin ofrecer la información necesaria. Lo que se busca ahora es una compensación para los visitantes del museo que pagaron con tarjeta de crédito en los últimos años.
El MET es uno de los museos más ricos del mundo, con una cartera de inversión de 2.580 millones de dólares y como organización sin ánimo de lucro, no declara impuestos sobre la renta. Además, no tiene que pagar alquiler por el espacio que ocupa.
El abogado que lleva adelante la demanda, Michael Hiller, dijo a la prensa que está seguro de que los visitantes son engañados para que piensen que debe pagar y de que los funcionarios del museo son conscientes de ello.
Así que si tienen la suerte de ir al MET, recuerden que son los visitantes quienes deben establecer lo que van a pagar por la entrada.


Fuente: Revista Ñ Clarín

ALGO PARA RECORDAR

Teatro Colón


Gustavo Dudamel apuesta a deslumbrar al público con su talento y un programa trascendental

Dudamel, al frente de la prestigiosísima Orquesta Simón Bolívar. Foto: EFE / Silvia Lell
Por Pablo Kohan / Para La Nación


A fuego lento, fuimos adiestrados, o tal vez atormentados, con aquello de que el orden de los factores no altera el producto. Lo que no nos enseñaron fue que esa bendita fórmula útil e irrebatible para ciertas operaciones matemáticas también puede ser aplicada, ocasionalmente y con muchas libertades, para enumerar a los integrantes que son convocados para conformar lo que, seguramente, será un acontecimiento irrepetible.
Hoy, en el Colón, la Orquesta Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel, presentará un programa excepcional, con dos obras emblemáticas de la música del siglo XX, La consagración de la primavera , de Stravinsky, y La noche de los mayas , de Silvestre Revueltas. Y el orden de enunciación en cuanto a su importancia de los cuatro involucrados, la orquesta, el director y los compositores es absolutamente irrelevante. Juntos estarán, y podrían ser nombrados en cualquier orden, la mejor orquesta latinoamericana (y entre las del mundo también), el director joven más talentoso y espectacular del planeta, el compositor más trascendente y cardinal de su tiempo (y, tal vez, de todo el siglo pasado) y uno de los compositores más talentosos y originales de nuestro continente. Sinceramente, pocas veces se da una conjunción tan extraordinaria. Podemos recordar infinidad de visitas al país de prestigiosísimos y fantásticos organismos sinfónicos con directores sobresalientes. Pero pocas veces, o quizá nunca, una orquesta arriba a estas tierras con un programa tan sustancial, trascendental, contundente y riesgoso como el que hoy traerán Dudamel y sus muchachos.
Y de las matemáticas y sus formulaciones podríamos ir, ahora, al lenguaje y sus términos semánticos. Por ejemplo, el de la polisemia, con esos términos de múltiples significados. Hoy, con Dudamel, Stravinsky, la Orquesta Simón Bolívar y Revueltas, el Teatro Colón, en buena hora, inaugura su ciclo de Conciertos Extraordinarios. Y, concretamente, el adjetivo que califica a este concierto puede referirse tanto a que es un concierto por fuera de lo normal, en el sentido de los abonos, como que, musicalmente, estará por fuera de cualquier rutina, previsión o "normalidad". Doblemente extraordinario, entonces. También es menester hacer notar que los precios para estos dos Conciertos Extraordinarios -el otro, en agosto, tendrá sobre el escenario a la Filarmónica de Israel, con Zubin Mehta- son absolutamente razonables y nada tienen que ver con aquellos excesos que casi invisibilizaron al último y fantástico Abono del Bicentenario, que, el año pasado, por sus desmesuras, se desarrolló lejos del alcance de sus potenciales consumidores.
En términos, ahora sí, estrictamente musicales, es de aventurar que este concierto será único. Hasta donde nuestra memoria contribuye, fue la Orquesta Nacional de Francia, dirigida por Charles Dutoit, la única orquesta extranjera que, alguna vez, tocó La consagración de la primavera en la Argentina. Próxima a cumplir su siglo de existencia, el rito primaveral de Stravinsky, nació como ballet, pero continúa perviviendo más como obra sinfónica de concierto o placa discográfica que como espectáculo coreográfico. Como la Sinfonía heroica, de Beethoven; Tristán e Isolda, de Wagner, o Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy, La consagración forma parte de ese escasísimo puñado de obras maestras que transforman la realidad y acuñan una huella poderosa, indelegable e irrevocable.
Obra sublime, única, revolucionaria e influencia vigorosa casi inevitable para todos los compositores de la primera mitad del siglo XX, además, plantea un nivel de dificultad tremendo que no todas las orquestas pueden enfrentar y sobrellevar. En este sentido, está todo dado como para que no haya nubarrones, sino una luz espléndida. Por un lado, está la Sinfónica Simón Bolívar, una orquesta fenomenal que, en sí misma, resume lo más logrado de ese emprendimiento sociocultural admirable que es el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, fundado y llevado adelante por José Antonio Abreu hace ya casi cuarenta años. Y por el otro, está Gustavo Dudamel, el hijo dilecto de ese proyecto, una figura descollante del panorama de la música de este siglo. A los treinta y dos, despliega sus capacidades frente a las mejores orquestas del mundo con concreciones sobresalientes. La conjunción de la orquesta y el director, hace dos años, también en el Colón, para el Mozarteum, haciendo la Sinfonía N° 7, de Mahler, en lo que fue, para este cronista, el gran evento de 2011, es el más firme antecedente para presagiar una Consagración de interpretación irreprochable.
Por último, Silvestre Revueltas. Fallecido a los cuarenta, en 1940, el compositor mexicano, según van pasando los años, se va consolidando, cada vez más, como uno de los más excepcionales creadores latinoamericanos de todos los tiempos. La presencia de La noche de los mayas, para cerrar el concierto de hoy, exactamente después de La consagración es inmejorable para poder denotar, exactamente, las influencias poderosas de Stravinsky y, al mismo tiempo, la maestría con la cual Revueltas supo traducir esas ascendencias en la construcción de una estética y un lenguaje auténticamente personales, mexicanos y, en algún punto, también caribeños.
Nacida la obra como banda de sonido para una película que, en 1939, relataba la confrontación entre la cultura maya y la modernidad que sobre ella se abatía, el material fue luego dispuesto para elaborar una sinfonía en cuatro movimientos de una pujanza, una coherencia y un lirismo inusuales. Cada movimiento lleva por título una noche diferente, la última de las cuales, "Noche de encantamiento", requiere una batería percusiva descomunal, esa que, seguramente, aportarán estos mágicos muchachos venezolanos. En definitiva, La noche de los mayas es una obra maestra del nacionalismo musical mexicano, una partitura poderosa que puede confrontar sin menguas con la otra obra maestra, la de Stravinsky.
La cita es esta noche, a las 20.30, en el Colón. Es de imaginar que la reunión de Dudamel, la Orquesta, Revueltas y Stravinsky, en el orden que cada uno disponga, sólo promoverá la realización de un concierto extraordinario, como ya fue apuntado, doblemente extraordinario. O por qué no, todavía más aún.

Para revivir el rito

El programa de esta noche, en formato CD


Quien quiera reafirmar en la memoria lo que hoy verá en el concierto del Colón o quien no pueda ir, por las razones que fueren, tienen la oportunidad de llevarse al hogar tanto a La consagración de la primavera como La noche de los mayas. Con un sentido de la oportunidad, propio de las presentaciones de un disco de música popular, Universal Music puso en las bateas porteñas el compacto Rite, editado hace un par de años por Deutsche Grammophon en el cual está esa atrapante tetralogía de Revueltas, Stravinsky, la Simón Bolívar y Dudamel. Una especie de recordatorio o de segunda posibilidad ofrecida en el mejor mome
nto.
Fuente: lanacion.com

HEREDEROS DE UN BANQUERO JUDÍO
EXIGEN LA DEVOLUCIÓN DE UN PICASSO


EN ALEMANIA
Familiares iniciaron una demanda contra el estado de Baviera.

VALIOSO. El óleo fue pintado en 1905 por el artista español. FOTO TOMADA DE WIKIPAINTINGS.ORG

NUEVA YORK - Los herederos del banquero judío Paul von Mendelssohn-Bartholdy interpusieron una demanda judicial al estado alemán de Baviera, reclamando la devolución del óleo "Madame Soler", de Pablo Picasso.
En la querella que fue aceptada, los herederos argumentan que Mendelssohn-Bartholdy se vio obligado a vender el valioso retrato debido a la persecución nazi.
El banquero en cuestión era sobrino del compositor alemán Felix Mendelssohn Bartholdy y descendiente del filósofo Moses Mendelssohn y poseía una vasta colección de obras de arte.
Poco antes de morir, vendió numerosos lienzos al marchante judío Justin K. Thannhauser.
En 1960, el marchante vendió "Madame Soler" al estado de Baviera, y actualmente, este retrato de la etapa azul de Picasso fechado en 1905 se expone en la Pinacoteca de Arte Moderno de Múnich. Hasta el momento, las autoridades de Baviera rechazaron la devolución del lienzo a los familiares.

Fuente: lagaceta.com.ar



BIPOLARIDAD, EL PROBLEMA DE VAN GOGH Y BEETHOVEN

Vincent Van Gogh. Los lirios, 1889 . Óleo sobre tela, 71 x 93 cm. Neo-Impresionismo. 
Paul Getty Museum, Malibú, California, EEUU.

Posiblemente sea ésta una de las obras más populares de Van Gogh. Fue realizada durante su estancia en el hospital mental de Saint-Rémy, lugar en el que estaba internado por su propia voluntad. Acompañado de un celador, recorría las zonas de los alrededores del sanatorio buscando la inspiración. Los elementos y paisajes más cercanos serán sus modelos como ocurre con estos Lirios. Las flores ocupan todo el espacio pictórico, empleando una perspectiva frontal, dando la impresión de ser una fotografía. Las líneas onduladas se adueñan de la composición gracias las hojas y los tallos. Vincent juega con los tonos complementarios al recurrir a verdes y malvas, acompañados de naranjas y amarillos, creando una espectacular muestra de riqueza cromática y de luz. Las líneas oscuras que delimitan los contornos, típico ejemplo del cloisonnismo de Gauguin y Bernard, desaparecen paulatinamente. Las pinceladas se adueñan del espacio compositivo, apreciándose claramente por parte del espectador; nuevos conceptos artísticos entran con Vincent en el mundo de la pintura. Esta obra fue subastada en 1987 y adquirida en 53.900.000 millones de dólares por un multimillonario australiano que, años más tarde, revendería a la Fundación Paul Getty por un precio que hasta ahora no ha trascendido al público, convirtiéndose en el cuadro mejor pagado de la historia.

Por Facundo Manes
Director Del Instituto De Neurología Cognitiva (INECO)
y
del Instituto De Neurociencias de La Fundación Favaloro

Vincent van Gogh, Virginia Woolf, Ludwig van Beethoven y Winston Churchill ¿qué tuvieron en común? Que todos han padecido una condición afectiva denominada “trastorno bipolar”. Los trastornos bipolares (también llamados “maníaco-depresivos”) son un conjunto de condiciones psiquiátricas en el cual se afectan los sistemas cerebrales que regulan el normal fluir de los estados del ánimo.
Nuestros cerebros han evolucionado para ser capaces de seleccionar entre un amplio abanico de respuestas anímicas a los desafíos que nos presenta la vida: por ejemplo, en algunos momentos necesitamos aumentar nuestra actividad laboral, tener más contacto social e incluso hacernos más audaces en la forma en que tomamos nuestras decisiones; en otras ocasiones, por el contrario, debemos responder a nuestro entorno bajando nuestra actividad y tomando decisiones más conservadoras.

En las personas que sufren trastorno bipolar, estos mecanismos están afectados de manera tal que presentan estados anímicos que son patológicos por su amplitud y/o duración o se realizan en un contexto inadecuado afectando su capacidad de adaptación y generando conductas inconvenientes.

Básicamente las personas afectadas por trastornos bipolares presentan tres tipos de crisis anímicas: 1) Episodios maníacos (un sentimiento de bienestar, estimulación y grandiosidad exagerado; el paciente se siente muy activo y con mucha energía) y/o hipomaníacos (estado de ánimo elevado, expansivo o irritable -sin la intensidad que tendría en una fase maníaca- pero diferente al estado de ánimo habitual del paciente); 2) Episodios depresivos; y 3) Episodios mixtos. Estas crisis se pueden dar en sucesión y separadas por años, meses, semanas, días u horas.

La evolución de los trastornos bipolares es muy diferente en cada persona y depende, en buena medida, del tratamiento recibido. En el trastorno bipolar, los períodos de depresión normalmente duran más que los episodios maníacos. La depresión puede durar un año o más, mientras que los episodios de manía rara vez duran más de unos pocos meses.

Si bien aún no se conocen con exactitud los mecanismos neurobiológicos íntimos de esta condición, sí se sabe que los mismos están determinados en buena medida por una predisposición genética. Se calcula que más del 70% del origen de la enfermedad está establecido por cuestiones hereditarias ligadas a los genes que se combinan con elementos ambientales. Es muy importante saber que los trastornos bipolares no dependen del estilo de crianza, ni de traumas psicológicos de la infancia, ni mucho menos de cuestiones vinculados a la voluntad de las personas que los padecen. Por otra parte, aunque una persona tenga familiares directos afectados por la enfermedad, no quiere decir que inexorablemente la va a padecer.

Estos trastornos del ánimo afectan a millones de personas en todo el mundo sin distinguir fronteras culturales, económicas o sociales. Los trastornos bipolares son enfermedades que tienen la potencialidad de generar una importante merma en las capacidades para la interacción y el desarrollo laboral de las personas. Por esta razón recientemente esta condición ha sido considerada por la organización Mundial de la Salud como la sexta causa de discapacidad en el mundo. Tomar conciencia de la problemática es clave para lograr un tratamiento adecuado a nivel personal, familiar y social a gran escala. Sobre todo al tener en cuenta que un porcentaje creciente de personas que sufren de este trastorno, al ser correctamente tratadas, pueden llevar (y llevan) una vida plena.



Fuente: clarin.com
www.facundomanes.com

@ManesF