Símbolo. En Callao 312, el edificio emblema de “Dos Mundos”, fundada por José Roger Balet (izquierda)./LEO VACA
Por Eduardo Parise
Buenos Aires tiene lugares y personajes que con el tiempo se
hicieron leyenda. Algunos mantienen su cartel destacado. Otros, en
cambio, suelen quedar relegados para las nuevas generaciones aunque para
los más memoriosos signifiquen mucho. En esta última categoría vale
rescatar a dos nombres que, indisolublemente asociados, son símbolo de
esta Ciudad, aunque muchos no los conozcan: José Roger Balet y el Bazar
Dos Mundos.
El hombre llegó al puerto de Buenos Aires en el vapor
“Tritón”. Era 1908 y su pasaje, comprado en Montevideo, le había costado
un peso. A la capital uruguaya había arribado un par de años antes
desde su Barcelona natal. Cuando llegó a esta ciudad, en ebullición y
camino al Primer Centenario de la Revolución de Mayo, José Roger Balet
tenía apenas 19 años. Sin embargo, ya cargaba con una experiencia de
comerciante avezado. La había mamado en su ciudad desde los 11 años
haciendo el corretaje callejero de grandes almacenes especializadas en
papeles de embalaje e imprenta. Por entonces no tenía sueldo; sólo
recibía comisión por sus ventas.
La historia cuenta que aquel
adolescente llegó a América sólo con una valija, después de veintiún
días en la tercera clase de un barco español. Y con ese punto de partida
como referencia, se convirtió en figura. Antes hizo de todo: trabajó en
el puesto de un sobrino de su papá, en el viejo Mercado del Plata; fue
cadete y vendedor en un comercio; fue empleado en una tintorería llamada
“Los mil colores” (estaba a metros de Esmeralda y Bartolomé Mitre) y
hasta cuentan que alcanzó el puesto de segundo jefe del departamento
Bazar y Menaje de una tienda por departamentos creada por el británico
Alfred Gath y el argentino Lorenzo Chaves.
Pero esas fueron sólo
escalas. En 1913, en San Juan y Lima, abrió su propio local. Hacía dos
años que se había casado con Dresda Rossi, con quien tendrían cuatro
hijos: Ataulfo, Enrique, Elena y Dresda. Aquel negocio enseguida fue un
éxito de ventas. Se llamaba “Mundial Bazar”. Después, como eso
funcionaba muy bien, abrió el primer local de su cadena, a la que llamó
“Dos Mundos”. Es decir, España y Argentina. El bazar (se inauguró el 13
de mayo de 1915) estaba en Corrientes y Bermejo (actual Jean Jaures). Su
lema era “ganar poco pero vender mucho”. Sus clientes eran
mayoritariamente los inmigrantes. En la Capital Federal llegó a tener
más de veinte sucursales.
El edificio símbolo de aquella cadena es
el que Roger Balet compró totalmente en 1953. Estaba en Callao 312,
esquina Sarmiento, donde había funcionado la Casa Moussion, un lugar de
peinados y modas femeninas al estilo de los que había en París.
Construido en 1912, es obra de los arquitectos Emilio Huge y Vicente
Colmegna. Inscripto en la línea del Art Noveau tiene ventanas curvas de
12 metros de alto y los ladrillos que se usaron en su construcción se
importaron desde Francia, ya que la dueña de la gran tienda era una
mujer nacida en ese país. En la parte superior del edificio funcionó un
hotel de encuentros, pero aquello terminó cuando el catalán lo compró.
Con algunos cambios en su planta baja, aún hoy luce su estilo de gran
obra arquitectónica.
Claro que la vida de José Roger Balet no se
limita solamente a lo que consiguió como comerciante. Su prosperidad
también se volcó hacia la comunidad y la cultura. Era una forma de
devolver lo que había recibido en estas tierras. Así, desde 1940 en
adelante, empezó a donar escuelas en las provincias, eligiendo el lugar
en el que eran más necesarias. Aquello también se extendió a Uruguay (el
primer país que lo recibió en América) y Chile. En la Argentina fundó
48 escuelas públicas. Por eso, cuando murió en Buenos Aires en 1973, ya
todos lo conocían como “el sembrador de escuelas”. Pero esa es otra
historia.
Fuente: clarin.com