Backstage de la gran exposición “Debut y despedida”
de Marcos López, que inaugura el miércoles 27 en el Centro Cultural
Recoleta, a través de una entrevista con el artista, una fotogalería y
un video realizado en conjunto con el estudio Woof Kong.
Por
MERCEDES PÉREZ BERGLIAFFA
Hasta ahora Marcos López era Tu-Sam: armaba una escena, dirigía a
actores amateurs y les sacaba fotos. De a poco les hablaba, les iba
diciendo qué hacer con las manos. Creaba sus obras pidiéndoles, por
ejemplo: “Soltá y, desde este instante, vos sos tu papá”. Y ahí algo
pasaba. Entonces, ¡click! Marcos apretaba tres veces la cámara, y
aparecían las fotos. “Los buenos retratistas (y creo que, en el fondo,
yo soy uno), además del punto de vista, de la luz y de la figura-fondo,
tienen que percibir algo energético”, comenta ahora Marcos.
Pero desde este momento acá, en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, en donde Marcos López inaugura su exposición Debut y despedida,
no hay fotos de escenas armadas sino que están las escenas mismas: la
casa celeste prefabricada, puesta a tamaño natural, con el perro de yeso
en la entrada; el empapelado dentro (“ahora lo noto, lo heredé, mi
padre es un empapelador compulsivo”, comenta López); un hombre-sireno
que hace de fuente gracias a la manguera que sostiene; Federico Klemm
mirando desde el retrato en el mural; el altar con los vikingos, las
vírgenes, los gauchos y los santos populares a los que Marcos les prende
velas (“como mi madre cuando quiere que me vaya bien”); los tigres de
Bombay y de Misiones, artesanías populares que son, en realidad, arte
(“porque, ¿dónde está el límite, cuál es la diferencia?”, se pregunta).
Por un rato, el artista se despide de la imagen documental y decide
debutar de lleno en la pintura. Y lo hace con esta muestra. Y lo hace
con todo.
Durante los últimos días, mientras armaba la
exposición, sentado en un pesado sillón azul de jardín ubicado en medio
de la Cronopios, Marcos observaba. Pensaba qué obras poner en la muestra
y cómo. Porque el trabajo se terminó in-situ, durante el montaje. Y fue
colectivo. “Acá la idea de autoría es conjunta”, explica Marcos,
“trabajamos con pintores populares, con escultores, con ayudantes, todos
pintando o cortando, no importa. Fue un trabajo grupal”.
“No
hay concepto. Hay una compulsión maníaca por generar imágenes que
expresen o movilicen emociones”, escribe López sobre su muestra. “Hay
angustia, miedo a la muerte, resentimiento, sed de venganza, placer por
mirar/registrar/coleccionar imágenes digitales de una ciudad –Buenos
Aires– que va a colapsar dentro de 15 años. Felicidad”. Sí, hay
felicidad, mucha felicidad, en estas obras. Las miro. Miro alrededor de
la sala. La sordidez de la realidad que Marcos rescata aparece colada
por un extraño poder que tiene, y que convierte lo más miserable en
divino. Ocurre con esas acuarelitas que pinta durante sus viajes en
avión, ante la mirada curiosa del resto de los pasajeros. Hay alegría en
los colores que detecta alrededor y que repone en estas pinturas:
colores populares (pop) y más, acrecentados, híperreales, más reales que
la misma realidad. El gran, inmenso mural que es como una especie de
popurrí de muchas, decenas de sus fotos más conocidas recortadas,
ensambladas, intervenidas y pegadas una al lado de la otra y por sobre
la otra. Hay alegría en los tigres de madera, hechos por manos anónimas.
Hay alegría hasta en la acidez: allí donde Marcos señala lo cruel del
sistema. La publicidad, por ejemplo. Marcos pinta, fotografía y escribe:
“A ver si entiendo: my time is now. Ahora o nunca. Hay que
llegar primero. Agarrar la pelota. La zanahoria delante del burro. Todo
vale: pegarle un codazo y pisarle el dedo meñique al gordito amigo del
costado, hacer trampas, hacerse el de la vista gorda, aguantar. El
secreto es encontrar un objetivo. Una motivación: pensar en la familia,
en el progreso, en la cuota del auto, ponerse como meta bajar la pancita
de vino y mortadela… Hay que ganar ahora. No importan los muchachos de
la barra de la esquina, los de la barra de San Telmo, que están todo el
día hablando al pedo-birra-faso. Ese es tu pasado (…) No me distraigan. My time is now. Y ni se te ocurra pronunciar la palabra loser. Tú puedes. Only you.
Y además, ya que estamos, vamos al punto principal: antes de hacer otra
cosa, cómprate tus zapatillas X. Sé un hombre de zapatillas X.
Demuéstrale al de al lado que tu zapatilla X es más grande. Más potente.
Más juguetona. Demuéstrate tú mismo que puedes ganar. No importa qué,
ni para qué, ni cómo, ni por qué. Eres un hombre X y tienes que ganar.
Haz valer tu tiempo. Hazlo que cuente. Hazte un poco el boludo, pero no
lo cuentes. Y no te preocupes si no entiendes bien. Don’t translate. Make it count!”
Miro
al costado de la Cronopios: está el cartel de la Inca-kola pintado. Al
otro costado: el mozo de la casa de empanadas de la avenida Las Heras,
pintado a la manera hiperrealista, enmarcado con unos troncos de madera.
Atrás: una copia de la pintura de David Hockney sobre un empapelado
rosa con florcitas. “My time is now”, decía desde su más pura acidez el
artista. Y el mozo de Las Heras me mira. “Hay que llegar primero.
Agarrar la pelota”. El sireno sostiene su manguera y de ella sale un
chorrito de agua que cae en la fuente con mosaiquitos verde claro, en
medio de la sala del centro cultural.
“Como concepto de la
muestra, manejo el siguiente: el día anterior a comenzar el montaje,
todo lo que entre en el taxi-flet”, me dice Marcos.
-Es sacarle el cuidado excesivo al arte, ¿no?
-Claro. Es transitar el error.
-Claro. Es transitar el error.
-Transitarlo, y exceder las disciplinas: en esta muestra abarcás de todo, pintura, instalación, fotografía…
-Es que tengo una necesidad expresiva que me pone feliz. Necesito comunicar, necesito ir hacia lo volumétrico, experimentar en la pintura una forma de aprendizaje que es, sin dudas, espiritual.
-Es que tengo una necesidad expresiva que me pone feliz. Necesito comunicar, necesito ir hacia lo volumétrico, experimentar en la pintura una forma de aprendizaje que es, sin dudas, espiritual.
“Me
gustaría ser otro”, escribe Marcos sobre la muestra. “Me gustaría
pintar igualito a David Hockney. Me gustaría cantar en las iglesias, en
el coro, las canciones que se cantan cuando entran los novios para
casarse. Cantar el Ave María y llorar. Llorar mucho en la iglesia,
escondido en el cuartito de los monaguillos.
“Ayer, iba en
auto por una callecita empedrada cerca de Puerto Madero, miré de una
manera demasiado fija, notoria, a un cartonero que estaba tirado
comiendo fideos fríos con su compañera arriba de unos colchones,
plásticos, botellas, decenas de objetos, y el tipo se dio cuenta de mi
manera de mirar. Exagerada. Se paró, se acercó a 30 centímetros de mi
cara, y me dijo: “Qué mirá, gato, pensá que te vuá chorear?” Bajé la
vista y no le contesté. Obviamente. Esperé quince milisegundos a que se
ponga en verde el semáforo y arranqué. Con la cola entre las piernas.
Con una especie de vergüenza, emoción, desolación, que pienso que me va a
durar hasta el año que viene. Hasta mediados de 2013.”
Esto es Marcos López, esta es su obra: pura fibra expuesta, vértigo, emoción.
Video, Marcos y Woof Kong: ficha técnica de una obra
Para esta exposición, Marcos López trabajó en conjunto con
varios artistas, desde pintores populares de Perú –como LU.CU.MA., el
autor (preso, lo pintó en la cárcel) del retrato del Jimmy Hendrix que
aparece en la muestra–, hasta el grupo de posproducción Woof Kong.
Fueron ellos quienes realizaron, en conjunto con Marcos, el teaser de la
exposición. Un teaser, se sabe, es una especie de campaña publicitaria
que adelanta de forma medio intrigante, con la información fragmentada,
lo que está por venir. En este caso, la muestra de López.
Woof
Kong, un estudio de diseño multimedia, conoció al artista durante el
verano. Ahí él les propuso trabajar en conjunto. "¿Y cómo decirle que no
a Marcos López…?", se pregunta Esteban Burda, uno de los integrantes
principales del estudio.
El resultado: el excelente teaser que puede verse, en forma de video, junto a esta nota.
FICHA TECNICA DEL VIDEO DE MARCOS LOPEZ- WOOF KONG
Artista: Marcos López
Compañía de Post Producción: WOOF KONG
Dirección: Esteban Sainz Burda
Edición - Color & Animación: Sandra González Osorio
Música: The Joystick Hero
Tema: "Toda la Carne al Asador (Juicy Meat Mix)"
Todos los derechos reservados®WOOF KONG, 2013
Fuente: Revista Ñ Clarín