Liniers y Magdalena Okecki, autores de "Mamarracho",
 cuentan cómo  crearon un hermoso libro para que los chicos jueguen sin 
reglas a ser  artistas.
                
                
 
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| ¿Bueno o malo?. A veces depende de los colores con que está pintado. | 
Por 
 Antonela De Alva 
 - Especial para Clarín
Una de las cosas geniales que te pasan cuando estás vivo es este
 tipo de entrevistas a uno de los mejores dibujantes del país, Liniers: 
nos abre las puertas de su casa-estudio; garabatea en la gran pared 
pizarrón de la cocina la palabra “Mamarracho”. Ese es el título del 
primer libro que lanza con Petit Común, el sello para libros 
infantiles-juveniles de su Editorial Común. Lo hizo junto a Magdalena 
Okecki –artista y directora de arte– y en él rompe todas las reglas de 
un libro para chicos y los invita a crear sin límites, y a ser artistas 
de pies a cabeza y de manos a pies.
–¿Cómo surgió este libro?
Liniers:
 –Cuando tenés hijos empiezan a pulular cosas extrañas en la casa. Con 
mi mujer, Angie Erhart Del Campo, les compramos a mis hijas muchos 
libros. Algunos las estimulaban a dibujar y las ayudaban a empezar desde
 chiquitas. Ahí se nos ocurrió que se podía hacer un libro con las cosas
 que a ellas les llamaban la atención. Y la contactamos a Maggie, la 
autora de las ideas con mis dibujos. 
–La palabra Mamarracho, en el libro, está escrita por tu hija mayor. Pero ¿cómo se les ocurrió el título? 
Liniers:
 –Mamarracho es la palabra favorita de Enriqueta, uno de los personajes 
de Macanudo. Cuando hice la historieta en la que Enriqueta lo anuncia, 
de alguna manera, se solidificó en mí esa palabra. Con Roberto Gómez 
Bolaños aprendimos que la ch queda simpática y, además, “Mamarracho” 
tiene en sí misma a “mamá”. El Edipo está presente. 
–No es un libro que enseña a dibujar sino que apela a la libertad. ¿Qué buscaron como autores?
Liniers:
 –Queríamos un libro que fuera más allá de colorear princesas . Que 
tuviera rock and roll, porque para enseñarles están los libros de la 
escuela. Queríamos un libro subversivo. 
M. O.: –Que rompiera las 
reglas. Por eso, sólo tiene consejos. Y si quieren pintar el cielo verde
 y el pasto azul, adelante, que lo hagan. Esa es la idea del arte, que 
es en libertad y acuerdo con uno mismo. 
–¿Cómo rompieron ustedes esas reglas?
Liniers:–Macanudo
 rompió mucha reglas, y yo lo hago desde todos mis dibujos con pequeñas 
intervenciones. Romper las reglas genera indignación para muchos. Y 
resistencia. Picasso las rompió.  Es, por ejemplo, pintar fuera de la 
línea y no adentro como te dicen todos los libros. Y eso es lo divertido
 de la niñez, también.
M. O: –Creo que en el arte, el acuerdo es 
con uno mismo. Es sacar lo que tenés adentro para conectar con el otro. 
Pero para romper las reglas, primero tenés que aprenderlas.  En el arte,
 me parece, no hay un punto de comienzo particular: creás desde que sos 
chico. 
–Estimularlos desde pequeños en el arte. ¿Cómo plantear eso en un libro sin imponer un camino?
Liniers:
 –Mis hijas, Matilda y Clementina, te pueden traer figuras sin pies y 
sin cabeza y ellas no piensan que les salió mal sino que están alegres 
por su dibujo, orgullosas. Y es admirable. No tienen miedo. Esa época es
 la de mayor libertad. Por eso lo hicimos pensando mucho las ideas, 
tratando de evitar ejercicios y sacando las reglas. Odio la 
subestimación de los niños. Maurice Sendak, en un documental, dijo que a
 los niños les podés decir cualquier cosa, sin mentirles. Me gustó esa 
idea de encarar el universo infantil y de zafarles la cabeza.
Fuente: Revista Ñ Clarín














