UN PALACIO Y UNA ESTAFA DE LEYENDA

Cómo la venta de un auto y una apuesta burrera cambiaron la historia del Palacio Alcorta.

De época. Se lo conocía como Edificio Chrysler porque allí funcionaba la concesionaria. Toda la terraza era una pista para probar autos a alta velocidad.

Por Eduardo Parise

En Buenos Aires, cuando se habla de palacios, la asociación inmediata pasa por recordar los que enmarcan a la avenida Alvear, o los que están junto a la plaza San Martín. También, algunos de la zona de Palermo Chico. Sin embargo, en este último sector, hay uno de esos edificios majestuosos al que no se suele contabilizar: es el que ahora se conoce como Palacio Alcorta, una construcción que en 1994 se transformó en la sede de costosos lofts. Pero no siempre fue así.
Proyectado en 1927 e inaugurado el 1 de diciembre de 1928, aquel palacio tuvo como destino original ser la sede de una concesionaria de autos que, como representante autorizado de una empresa estadounidense, armaba y comercializaba la marca Chrysler en la Argentina. Se llamaba Resta Hermanos y su edificio símbolo era ese que, a la altura del 3300 de la avenida Figueroa Alcorta, ocupaba y aún ocupa toda una manzana.
Se lo conocía como Edificio Chrysler, aunque aquella empresa nunca fue su dueña. En la planta baja, sobre la avenida, estaban el salón de venta y las oficinas y detrás, el área de montaje y fabricación de repuestos. En el primer piso, se ubicaban los talleres de retoque, terminación y depósito de vehículos. Pero la mayor curiosidad estaba en la gran terraza: una pista circular, de más de 1.700 metros de extensión y curvas peraltadas, que se usaba para probar los autos a alta velocidad. Inclusive, alguna vez se la usó para hacer carreras de motos, ya que tenía tribunas con capacidad para hasta 3.000 espectadores.
Dicen que aquella empresa dueña del lugar tuvo un duro final, a raíz de una jugada que hábiles estafadores le realizaron en 1931. Cuentan que todo empezó cuando en la tardecita de un viernes, un hombre llegó, compró un 0 kilómetro que pagó con un cheque y se fue con el auto. A la mañana siguiente, sábado, un hombre pidió un servicio de auxilio y, cuando lo asistieron, vieron que era el auto comprado el día anterior, pero con otro dueño. Lo había adquirido en efectivo, casi por la mitad de su valor.
Lo primero que se pensó era que el cheque aquel no tenía fondos y había que detener al presunto estafador. Lo encontraron a bordo del Vapor de la Carrera, el barco que, viajando toda la noche, hacía el cruce hacia Montevideo. El hombre alegó que había “reventado” el auto porque necesitaba juntar dinero que apostaría al día siguiente en el hipódromo de Maroñas a un caballo de gran sport. Como no le creían, hizo labrar un acta con el capitán del barco diciendo a qué caballo y qué cantidad importante iba a apostar. Después, lo bajaron del barco y lo detuvieron.
La leyenda dice que el domingo el caballo no sólo ganó, sino que pagó una fortuna. Y que el lunes, cuando fueron a la ventanilla a cobrar el cheque emitido el viernes, el cajero también pagó el importe sin problemas. Dicen que la concesionaria tuvo que afrontar peso sobre peso lo que hubiera ganado aquel apostador. Y que por eso la empresa fue absorbida por otra llamada Fevre y Basset, que se hizo cargo del edificio. Después, el palacio pasó a manos del Comando de Arsenales del Ejército y fue sede del Registro Nacional de Armas. Hasta que en 1994 lo reciclaron y se convirtió en sede de esos lujosos departamentos actuales.
El majestuoso Palacio Alcorta es obra de Mario Palanti, un famoso arquitecto milanés que vivió entre 1885 y 1979. Había llegado a la Argentina en 1909 y su talento está presente en muchos de los edificios que diseñó. Obviamente, el más famoso es uno que fue y es un símbolo de la Ciudad: el Palacio Barolo, de la gran Avenida de Mayo. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

UN HOMENAJE MUTUO
ENTRE EL ARTISTA GUILLERMO ROUX
Y EL BARRIO DE FLORES


Como vecino, ahora contó desde el arte la historia de esas calles. El dice que allí está la esencia de su pintura.

En la estación. Por ley, debía tener una estética vinculada al desarrollo de la vida en el barrio. Por eso convocaron a Roux./ROBERTO PERA
Por Einat Rozenwasser

Es un homenaje recíproco: del barrio al vecino histórico, del vecino a su historia. La reproducción de 21 pinturas de Guillermo Roux en la estación San José de Flores de la línea A del subte (todavía sin inaugurar), sella un vínculo que se nutre de aromas, colores, olores y sabores de las calles en las que creció. “En Flores está la esencia de mi pintura: comencé pintando con emoción aquel mundo ya desaparecido”, resume el reconocido artista plástico, de 83 años. Es la introducción al viaje en el que recorrerá postales y sensaciones de ese “remanso florido, sereno y silencioso”, que está “allí” cada vez que lo necesita (ver Flores...) La Ley 2.841 establece que la estación debe considerar “una estética cultural y un desarrollo temático vinculado con la vida del barrio de Flores”. Por eso eligieron a Roux, famoso por sus murales en las Galerías Pacífico, el Hyatt y en la torre que César Pelli diseñó para el ex BankBoston, en Catalinas Norte. Las reproducciones, cuyos derechos cedió gratuitamente, ya están colgadas debajo de la Plaza Flores, en Rivadavia y Artigas. Se exponen tres gigantografías: La Orquesta de Blum, El ángel de Flores y La constitución guía al pueblo. Y otras 18 obras, entre ellas las acuarelas premiadas en la Bienal de Sao Paulo en 1975 y murales como el de la Constitución, que terminó el año pasado para la Legislatura de Santa Fe. “No quiero olvidar al querido Profesor Sciarillo, puro entusiasmo y alma del proyecto”, destaca Roux.
“Cuando tuvieron la deferencia de elegir mis trabajos sentí una profunda alegría, porque estaba representando lo que para mí fue y es Flores, aún con sus cambios”, reflexiona el artista. Y agrega: “Los que eligieron mis pinturas quizás sintieron esto mismo que no estaba dicho. Estamos unidos en la pertenencia a un sentir profundo y todos queremos que el sentimiento no pase. Porque nuestro lugar, nuestro perfumado Flores, nos pidió secretamente el testimonio. ¡Doy las gracias que en mi vejez me hayan permitido hacerlo!”.
Aunque la estación está lista desde hace años, el servicio sigue sin llegar hasta ahí porque faltan vagones, una situación que se complicó con el demorado traspaso de la red a la Ciudad. Sin sumar vagones es imposible mantener la frecuencia, y todavía no hay fecha prevista para la inauguración.

Flores, según el relato de Roux

Nací en Flores en una época de quintas y jardines. Era parte lejana de la Ciudad, un barrio de los alrededores. Casas bien construidas, adornadas, grandes ventanales, rejas bien talladas y también casitas bajas, blancas, chatas y de tanto en tanto, una torre o un molino. No era Buenos Aires, era un remanso florido, sereno y silencioso, perfumado de jazmines del país y de enamorados en los zaguanes. En verano los vecinos tomaban cerveza en la vereda, sentados en sillas de paja, los hombres en pijama y las mujeres con vestidos abotonados adelante. Esa clase media de persianas entrecerradas, patios sombreados por el toldo, mesas largas con abuelos en la cabecera.
Avellaneda era tan arbolada como ahora sólo que por allí corría el tranvía 99 a Plaza Lavalle. Por Artigas, un pequeño ómnibus azul y ruidoso venía desde Gaona. En las esquinas, de tanto en tanto, un guardia sonaba un pito al que respondía otro más lejano. Un farol con bombita a mitad de cuadra, otro en cada esquina, con pantallitas de hierro que se sacudían con el viento. Sobre el empedrado o el moderno asfalto de Aranguren (antes San Eduardo), el círculo de luz en donde los chicos jugábamos. De tanto en tanto, apoyada en un trípode, la enorme bandeja con fainá que se vendía al corte. Algún vecino compraba la leche recién ordeñada de las vacas que paraban en la puerta. El tarro llegó después.
La casa de mis padres está aún a mitad de Aranguren entre Fray Cayetano y Artigas, blanca y chiquita. Zócalo de mármol, zaguán, cortinas al crochet. El arbolito recién plantado ahora es un árbol. Ahí viví hasta más o menos los 22 años, en que tomé el vapor Salta y me fui a Europa. Toda mi historia infantil en Flores gira alrededor de la bicicleta. Era mi pasión. Tenía un farolito a dínamo lleno de firuletes que en mi primera caída se rompió. Siempre extrañé ese farolito roto. Los chicos no teníamos mucha oportunidad de ir más lejos de la cuadra. Raramente a la Plaza, con compañía, allí, en la esquina: “La Perla de Flores”, sobre Rivadavia, a comprar cubanitos de dulce de leche.
Hice los primeros grados en la Nº 12. Recuerdo a Benito el portero, el pancito dorado a la salida, el cuadriculado del piso, la profesora de 2º grado. El maestro Alamprese que me cambió la letra y me dio las primeras lecciones de hombría. Y Sívori, que pintaba con lápices de color los árboles de Buenos Aires. Si el estudio iba bien podíamos ir al cine. El Rex, para todo el mundo; el Pueyrredón, más caro; y el San Martín, carísimo, casi no se podía ir. Allí vi Casablanca y no dormí varias noches. Yo quería vivir algo así. ¿Es que el mundo sería así?
En Flores está la esencia de mi pintura: comencé pintando con emoción ese mundo desaparecido. En el arte argentino no había antecedentes de exaltar todo aquello y por lo tanto, al principio no fue entendido. Así y todo, aquellas sensaciones alimentaron todo lo que hice. Flores con sus veredas flojas fue mi sostén, mi razón de ser y cada vez que lo necesito está allí para siempre en el tiempo.
Aunque no lo haya pintado está el espíritu de Palmieri, el librero que me vendía los primeros lápices; el alma nobilísima de Angiolino, el zapatero italiano que en el garaje, en su sillita chata de paja y hundido en montañas de zapatos reparaba suelas y ponía chapitas en la punta; y el repartidor de carne, siempre al trote porque se entrenaba para boxear en Castro Barros. La protectora cercanía del Alvarez, donde a pesar de los esfuerzos denodados de los médicos se nos fue Jorgito al caer de una azotea. Casas misteriosas, que aún están, y chicas inalcanzables para mí, que sufría al verlas en el cine con el novio oficial. Toda una íntima poesía, hecha también de dolores, por ese camino va lo que hago.

Fuente: clarin.com

LA TATE LIVERPOOL HOMENAJEA EL DIBUJO
QUE MARCÓ EL SIGLO XX, DE PICASSO A WARHOL


Una mujer observa dos obras del pintor español Pablo Picasso. EFE/Archivo.

Liverpool,16 - Dibujos con los que forjaron su estilo artistas como Pablo Picasso, Andy Warhol o Henry Moore se exponen desde hoy en la Tate Liverpool, que analiza en una muestra el papel de esta disciplina en el arte del siglo XX.
"Rastreando el siglo: El dibujo como catalizador para el cambio" recopila en esa galería de la ciudad inglesa un centenar de obras de los más famosos artistas del siglo XX, que construyeron desde el dibujo un discurso que posteriormente trasladaron a la pintura, la escultura o la fotografía.
"Los dibujos pueden revelar algo sobre el proceso de creación de un artista; por ejemplo, en el caso de Moore se observan las tendencias hacia lo inquietante que vemos en algunas de sus esculturas", aseguró a Efe el responsable de muestras de la Tate, Gavin Delahunty.
El británico Moore retrata en sus dibujos expuestos en Liverpool la oscura espera de la población que se refugiaba en los túneles del metro de Londres para dormir durante los bombardeos que asolaron la ciudad en la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
Andy Warhol también enseña en sus dibujos, mucho más sencillos y diáfanos, lo que luego buscó reflejar en sus obras de arte pop.
Expuestos junto a ejemplos de sus conocidas series fotográficas, en sus obras "se puede ver el trazo que luego está debajo de la fotografía", como explicó el responsable de la exposición.
La muestra, que recorre el movimiento oscilante entre lo figurativo y lo abstracto que se produjo en el dibujo durante el siglo XX, pretende reivindicar la importancia de una disciplina considerada en ocasiones un paso previo a la obra final, que a menudo se desecha.
"Es una herramienta que les ayudaba a pensar en tres dimensiones, una forma maravillosa de capturar sus ideas, y es interesante ver ese proceso por primera vez", apuntó Delahunty, que destacó la importancia de la minoritaria presencia española en la muestra.
Pablo Picasso (1881-1973) y Julio González (1876-1942) son los protagonistas españoles de la muestra, en la que ocupan un lugar destacado.
"Dora Maar Seated" (Dora Maar sentada), obra del pintor malagueño que permanece inacabada en su parte inferior, es, en palabras de Delahunty, "un retrato congelado en el tiempo" y uno de los mejores ejemplos para comprender el proceso de creación de Picasso.
Junto a ella, destaca el viaje de lo figurativo hacia lo abstracto de González, que proyectó "Profil de jeune fille à la coiffe" (Perfil de joven con gorro), dos retratos de la misma mujer con treinta años de diferencia (uno perteneciente a cada estilo), que la galería Tate ha escogido para encabezar la exposición.
"Es increíble ver este cambio dentro de un mismo artista", dijo Delahunty, que consideró que lo figurativo y lo abstracto "bailaron juntos" durante el siglo XX en función de las necesidades de cada autor.
En este sentido, destacó la muestra de dibujos de William Orpen (1878-1931) "Anatomical Studies" (Estudios anatómicos), mostrada por primera vez, en la que puede verse con detalle los músculos, tendones y huesos que componen el cuerpo humano.
Originalmente, fueron utilizados para enseñar a los estudiantes de medicina a principios de siglo, una intención que, al alejarse del provecho individual del artista para beneficio de otros, constituye una rara excepción en cuanto al dibujo del siglo pasado.
La muestra incluye obras que van desde Paul Cézanne (1839-1906), que asistió a los primeros movimientos de siglo, hasta más recientes de Francis Bacon (1909-1992), uno de los artistas más cotizados en los últimos años.
La exposición de la Tate Liverpool podrá verse hasta el 20 de enero en su sede en el muelle de la ciudad inglesa.

Fuente: EFE

VISITAR EL MUSEO THYSSEN SE CONVIERTE EN UNA EXPERIENCIA MULTIMEDIA


Vista general de una de las salas de exposición del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. EFE/Archivo

Madrid, 16 - Las audioguías pronto se convertirán en la alternativa más arcaica para visitar un museo, al menos en el Thyssen-Bornemisza, donde acaba de estrenarse la guía multimedia Smartguide, un dispositivo táctil que multiplica la experiencia sensorial del visitante.
Se trata de una nueva forma de conocer el museo y sus obras que emplea los últimos avances en tecnología y que convierte al Thyssen en pionero, sólo seguido de cerca por el Louvre de París.
Con una apariencia muy similar a la de un "smartphone" (Samsung es el proveedor del dispositivo), las ya tradicionales explicaciones en audio de las obras pasan a ser una función casi anecdótica en este servicio de factura 100% española.
Entre las más llamativas están la de "signoguía", especialmente diseñada para personas con deficiencias auditivas, ya que ofrece los detalles de las obras en lenguaje de signos.
En el aspecto multimedia, el visitante podrá ver vídeos de entrevistas a conservadores y comisarios del museo, así como explicaciones de técnicas pictóricas y de conservación.
Además, el visitante podrá conocer la relación que existe entre algunas obras y profundizar en el autor, la época o el estilo de cada una de ellas; y podrá hacerse mientras se escucha una obra musical relacionada con cada periodo artístico.
Para acceder a contenidos extra, la guía multimedia puede conectarse a la red wifi del museo, permitiendo así la geolocalización del dispositivo para moverse por el edificio, comprar productos de la tienda y compartir la experiencia a través de las redes sociales.
Uno de los grandes avances de este dispositivo se encuentra en el sistema de navegación, ya que cuenta con una sistema óptico artifical que le permite identificar una obra simplemente enfocándolo frente a ella.
Los visitantes que lo deseen podrán hacerse temporalmente con la guía de forma gratuita. Será así hasta que el museo evalúe el impacto y la opinión que suscita el nuevo dispositivo, según ha explicado el director gerente del Thyssen, Evelio Acevedo; pasado el periodo de prueba, el alquiler será de seis euros, dos más que la tradicional audioguía.
Parte con un registro de 25 obras de la colección permanente del museo, que se ampliarán al doble a partir de enero, según la jefa del área de educación del Thyssen, Ana Moreno.
De momento sólo podrá disfrutarse en español, pero ya se contempla la traducción a los cinco idiomas con los que ya cuenta la audioguía, así como la incorporación de audiodescriptores pensados para los invidentes.

Fuente: EFE

LA AUTOBIOGRAFÍA HECHA ARTE DE LA BRITÁNICA TRACEY EMIN LLEGA A BUENOS AIRES


Fotograma del filme "El amor es una cosa extraña" (2000) de la artista británica Tracey Emin, quien expone en Buenos Aires (Argentina) su primera muestra en solitario en el continente americano. EFELa artista británica Tracey Emin. EFE/Archivo

Buenos Aires, 17 - "Era como si me hubieran triturado las entrañas, sentía un dolor insoportable y un calor increíble", asegura la artista británica Tracey Emin al recordar su aborto en un desgarrador vídeo que forma parte de su exposición en Buenos Aires, la primera en solitario en el continente americano.
Esa tormentosa experiencia, que millones de mujeres de todo el mundo sufren en silencio, Emin decidió grabarla y hacerla pública en 1996, una decisión que no solo tuvo un efecto catártico, sino que trazó el camino que la catapultaría a la cima del arte británico a finales de los noventa.
El vídeo, que bautizó como "How it feels (Lo que se siente)", da título también a la exposición que acoge el Museo de Arte Latinoamericano (Malba) de la capital argentina, comisariada por el canadiense Philip Larrat-Smith, y en el que se exhiben otras cuatro cintas con tintes autobiográficos, grabadas entre 1995 y 2000.
"Gritaban pu-ti-ta, pu-ti-ta. Al final ya no podía escuchar la música ni la gente que aplaudía, la cabeza me daba vueltas y lloraba. Había perdido", dice Emin en otro de los vídeos, "Why I never become a dancer (Por qué nunca llegué a ser bailarina)".
En la obra, la artista británica recuerda los abusos sexuales que sufrió cuando tenía 13 y 14 años pero los exorciza en un baile final desenfrenado al ritmo de "You make me feel (Mighty Real)", de Sylvester.
Han pasado casi dos décadas desde que Emin, de 49 años, grabase los vídeos que ahora expone el Malba, y aseguró que le resulta extraño volver a ver este material ahora.
"Es muy extraño verme tan joven porque ahora actúo y pienso como una persona mucho mayor, pero al mismo tiempo es bueno porque sigo reconociéndome en estas ideas", declaró la artista a Efe horas antes de la inauguración.

Fotograma del filme "El amor es una cosa extraña" (2000) de la artista británica Tracey Emin, quien expone en Buenos Aires (Argentina) su primera muestra en solitario en el continente americano. EFELa artista británica Tracey Emin. EFE/Archivo

La recogida melena rubia que la estrella británica lucía el jueves en Buenos Aires contrastaba con el pelo corto y moreno con el que aparece en las cintas, pero más allá de los cambios físicos y estéticos, Emin aseveró que se alegra de "ya no sufrir así y estar en el lado positivo de la vida".
Emin admitió que en los últimos años se ha desdibujado la frontera entre público y privado y señaló que ahora le parecen "inocentes" obras suyas que escandalizaron hace años a la sociedad, como "Mi cama", la instalación en la que exponía una cama rodeada de botellas de vodka, colillas, condones usados, tampones y ropa interior y con la que fue nominada a los premios Turner en 1999.
"Sí, ahora, con Facebook, Youtube, ya no hay nada privado sobre nadie. Pero hace 20 años no era así: los británicos no decían lo que pensaban, lo que sentían, tenían que parecer invulnerables y yo, en cambio, era vulnerable", aclaró.
Pese al cambio de mentalidad, el arte de Emin, una de las exponentes más exitosas del grupo conocido como "Young british artists" (jóvenes artistas británicos) en los noventa, mantiene la capacidad de provocar y de generar admiración o repulsión entre quienes se enfrentan a sus obras.
En declaraciones a Efe, el comisario Larrat-Smith indicó que la selección de vídeos que pueden verse en el Malba hasta finales de febrero es una buena representación de "la voz compleja de Emin", que a veces "es más humorística, otras más trágica y otras lírica".
La artista coincidió con él y subrayó que considera que se trata de "un espectáculo perfecto para Argentina, ya que los argentinos son muy expresivos, muy libres a la hora de hablar de sus sentimientos, de contar qué les ocurre".
En Argentina solo podrá contemplarse material audiovisual, pero la polémica artista, titular de dibujo en la Royal Academy of Arts de Londres, ha recurrido también a la fotografía, al dibujo e incluso al bordado para convertir sus pulsiones vitales en arte.

Mar Centenera

Fuente: EFE

EL TALENTO PRECOZ DE VAN DYCK
EXPUESTO EN EL MUSEO DEL PRADO


El talento del precoz pintor flamenco del siglo XVI Antoine Van Dyck se expone desde la próxima semana en el museo del Prado de Madrid, en una muestra bajo el título 'Retrato de un artista adolescente' que podrá verse hasta el 3 de marzo de 2013.

Por Dominique Faget

El talento precoz del pintor flamenco del siglo XVI, Antoine Van Dyck, los años de aprendizaje en Amberes y la emancipación de su maestro Rubens, se exponen a partir de la próxima semana en el museo madrileño del Prado.
"La única cosa que quería hacer cuando era joven era dibujar, sólo dibujar", explicó el comisario holandés Friso Lammertse, al presentar este viernes la exposición de más de 90 obras, pinturas y también dibujos, firmados entre 1615 y 1621, año en el que Van Dyck partió hacia Italia.
Antoine Van Dyck (1599-1641) tenía entonces entre 16 y 22 años, pero ya se expresaba con una madurez y talento sorprendentes.
"Desde los 17 o 18 años, parecía tener un control de sus pinceles como soñaría cualquier otro artista", añadió el comisario.
"En cuatro o cinco años, llegó a un pleno dominio de su pincel, pintando todo lo que quería".
"La búsqueda de su propio estilo da lugar a unas obras de juventud muy personales", destacó.
Van Dyck, en esa época, se repartía entre su propio taller en Amberes y el de Rubens: seis años particularmente prolíficos, durante los cuales firmará más de 160 obras.

Ante la dimensión "absolutamente abrumadora" del maestro Rubens, el joven pintor "tiene la mano para pintar muy bien, sin embargo, siendo muy joven, tiene que fijar su propio estilo", explica el comisario español de la exposición, Alejandro Vergara.
Porque, como destacó Friso Lammertse, "el joven Van Dyck no se comprende sin conocer a Rubens. Quiere realmente ser diferente a su maestro, pero al mismo tiempo es capaz de pintar casi como Rubens".
La influencia de Rubens (1577-1640) se combina entonces con un lenguaje muy personal, transmitiendo el gusto de Van Dyck por las texturas rudas, las telas ricas de rojo impactante, la piel o los cabellos y una representación muy realista del cuerpo humano.
La exposición 'Retrato de un artista adolescente', se inicia con un autoretrato de un Van Dyck de rasgos juveniles, con sólo 16 años, y "supone un jalón en el reconocimiento del talento juvenil del pintor", destacó el director del museo del Prado, Miguel Zuzaga, en la presentación.
La muestra permanecerá abierta hasta el 3 de marzo 2013.



La exposición, "El joven Van Dyck" es una de las mayores reunida en el mundo y la primera que se celebra en España dedicada a su pintura y dibujos. Patrocinada por la Fundación BBVA, está centrada en la obra de juventud de Anton Van Dyck y abarca a través de casi un centenar de pinturas y dibujos el periodo comprendido entre 1615, cuando el artista contaba 15 años, hasta su marcha de Amberes a Italia en 1621. Durante estos seis años de producción temprana, Van Dyck pintó unos 160 cuadros, muchos de ellos bajo la tutela de quién fue su maestro: Rubens. Muchas de estas obras de aprendizaje muestran una tensión entre la necesidad de absorber el talento de su mentor y la necesidad de encontrar un lenguaje propio.


Fuente: AFP

PREMIO PARA UN ROBIN HOOD DEL ARTE

Lo ganó Franco Vico por la idea de hacer otro concurso y repartir el dinero. Alan Faena se siente identificado.

Premio para un Robin Hood del arte

Por Mercedes Pérez Bergliaffa


No hay muchos concursos de arte que ofrezcan tanto dinero como el Premio Faena a las Artes; 75.000 dólares. Y para sorpresa de muchos, lo ganó un artista de 27 años, bastante desconocido, nacido en Santa Fé: Franco Vico. Seleccionado entre más de 837 proyectos, el de Vico trata sobre Bairoletto, un personaje que durante la primera mitad del Siglo XX daba vueltas por nuestro país robándoles a los ricos para darles a los más pobres. Era conocido como el “Robin Hood de las Pampas” o, también, el “Robin Hood criollo”.
Cuando se enteró de su premio, Vico se asombró. Y no es para menos: las dos menciones de honor –los premios que le siguen– fueron otorgadas a dos muy conocidos artistas: el español Santiago Sierra y Sebastián Díaz Morales, un videasta argentino exquisito, sutil y profundo.
“No fue fácil”, comenta Ximena Caminos, coordinadora del jurado. “Los jurados Carlos Basualdo, Inés Katzenstein y Caroline Bourgeois(que estuvo a cargo de la colección de arte del millonario Francois Pinault, en Venecia) discutieron largo rato. Finalmente citamos a Vico, para que explicara su obra. Y eso fue determinante.” “¿Pero cuál es la obra?”, se preguntará usted. ¿Quisiera verla? Bueno. Imposible. Todavía no hay obra . Hay sólo proyecto. Y esto responde a una modalidad de muchos artistas contemporáneos.
En el caso de “Fundación Vairoletto” –el trabajo premiado– la cosa será así: Vico usará, de los 75 mil dólares, 25 mil para organizar un nuevo premio, que tendrá 25 ganadores a 1000 dólares cada uno. Con otros 25 mil dólares, hará la producción de la “Fundación”, la campaña de difusión de su premio, el marketing. De los 25 mil restantes, donará la mitad a organizaciones benéficas y se quedará con lo demás. Con todos estos procesos, el artista deja al descubierto sistemas, usos, funciones, y estructuras del sistema del arte y del mundo en general.
“Si bien mi base es la pintura, hacía rato que yo venía haciendo performances así, donde repartíamos cosas, junto con otros artistas”, explica Vico, “pero nunca algo de esta envergadura.” “De alguna manera, siento que hago lo mismo que lo que este artista pone al desnudo con su obra, al aportar plata para los artistas, para concretar ideas, sueños”, dice Alan Faena, presidente del Faena Group.
Habrá que esperar un año para ver la obra de Vico realizada. Ahora empieza el momento del taller o, mejor dicho, de la producción.

Fuente: clarin.com