VISITAR EL MUSEO THYSSEN SE CONVIERTE EN UNA EXPERIENCIA MULTIMEDIA


Vista general de una de las salas de exposición del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. EFE/Archivo

Madrid, 16 - Las audioguías pronto se convertirán en la alternativa más arcaica para visitar un museo, al menos en el Thyssen-Bornemisza, donde acaba de estrenarse la guía multimedia Smartguide, un dispositivo táctil que multiplica la experiencia sensorial del visitante.
Se trata de una nueva forma de conocer el museo y sus obras que emplea los últimos avances en tecnología y que convierte al Thyssen en pionero, sólo seguido de cerca por el Louvre de París.
Con una apariencia muy similar a la de un "smartphone" (Samsung es el proveedor del dispositivo), las ya tradicionales explicaciones en audio de las obras pasan a ser una función casi anecdótica en este servicio de factura 100% española.
Entre las más llamativas están la de "signoguía", especialmente diseñada para personas con deficiencias auditivas, ya que ofrece los detalles de las obras en lenguaje de signos.
En el aspecto multimedia, el visitante podrá ver vídeos de entrevistas a conservadores y comisarios del museo, así como explicaciones de técnicas pictóricas y de conservación.
Además, el visitante podrá conocer la relación que existe entre algunas obras y profundizar en el autor, la época o el estilo de cada una de ellas; y podrá hacerse mientras se escucha una obra musical relacionada con cada periodo artístico.
Para acceder a contenidos extra, la guía multimedia puede conectarse a la red wifi del museo, permitiendo así la geolocalización del dispositivo para moverse por el edificio, comprar productos de la tienda y compartir la experiencia a través de las redes sociales.
Uno de los grandes avances de este dispositivo se encuentra en el sistema de navegación, ya que cuenta con una sistema óptico artifical que le permite identificar una obra simplemente enfocándolo frente a ella.
Los visitantes que lo deseen podrán hacerse temporalmente con la guía de forma gratuita. Será así hasta que el museo evalúe el impacto y la opinión que suscita el nuevo dispositivo, según ha explicado el director gerente del Thyssen, Evelio Acevedo; pasado el periodo de prueba, el alquiler será de seis euros, dos más que la tradicional audioguía.
Parte con un registro de 25 obras de la colección permanente del museo, que se ampliarán al doble a partir de enero, según la jefa del área de educación del Thyssen, Ana Moreno.
De momento sólo podrá disfrutarse en español, pero ya se contempla la traducción a los cinco idiomas con los que ya cuenta la audioguía, así como la incorporación de audiodescriptores pensados para los invidentes.

Fuente: EFE

LA AUTOBIOGRAFÍA HECHA ARTE DE LA BRITÁNICA TRACEY EMIN LLEGA A BUENOS AIRES


Fotograma del filme "El amor es una cosa extraña" (2000) de la artista británica Tracey Emin, quien expone en Buenos Aires (Argentina) su primera muestra en solitario en el continente americano. EFELa artista británica Tracey Emin. EFE/Archivo

Buenos Aires, 17 - "Era como si me hubieran triturado las entrañas, sentía un dolor insoportable y un calor increíble", asegura la artista británica Tracey Emin al recordar su aborto en un desgarrador vídeo que forma parte de su exposición en Buenos Aires, la primera en solitario en el continente americano.
Esa tormentosa experiencia, que millones de mujeres de todo el mundo sufren en silencio, Emin decidió grabarla y hacerla pública en 1996, una decisión que no solo tuvo un efecto catártico, sino que trazó el camino que la catapultaría a la cima del arte británico a finales de los noventa.
El vídeo, que bautizó como "How it feels (Lo que se siente)", da título también a la exposición que acoge el Museo de Arte Latinoamericano (Malba) de la capital argentina, comisariada por el canadiense Philip Larrat-Smith, y en el que se exhiben otras cuatro cintas con tintes autobiográficos, grabadas entre 1995 y 2000.
"Gritaban pu-ti-ta, pu-ti-ta. Al final ya no podía escuchar la música ni la gente que aplaudía, la cabeza me daba vueltas y lloraba. Había perdido", dice Emin en otro de los vídeos, "Why I never become a dancer (Por qué nunca llegué a ser bailarina)".
En la obra, la artista británica recuerda los abusos sexuales que sufrió cuando tenía 13 y 14 años pero los exorciza en un baile final desenfrenado al ritmo de "You make me feel (Mighty Real)", de Sylvester.
Han pasado casi dos décadas desde que Emin, de 49 años, grabase los vídeos que ahora expone el Malba, y aseguró que le resulta extraño volver a ver este material ahora.
"Es muy extraño verme tan joven porque ahora actúo y pienso como una persona mucho mayor, pero al mismo tiempo es bueno porque sigo reconociéndome en estas ideas", declaró la artista a Efe horas antes de la inauguración.

Fotograma del filme "El amor es una cosa extraña" (2000) de la artista británica Tracey Emin, quien expone en Buenos Aires (Argentina) su primera muestra en solitario en el continente americano. EFELa artista británica Tracey Emin. EFE/Archivo

La recogida melena rubia que la estrella británica lucía el jueves en Buenos Aires contrastaba con el pelo corto y moreno con el que aparece en las cintas, pero más allá de los cambios físicos y estéticos, Emin aseveró que se alegra de "ya no sufrir así y estar en el lado positivo de la vida".
Emin admitió que en los últimos años se ha desdibujado la frontera entre público y privado y señaló que ahora le parecen "inocentes" obras suyas que escandalizaron hace años a la sociedad, como "Mi cama", la instalación en la que exponía una cama rodeada de botellas de vodka, colillas, condones usados, tampones y ropa interior y con la que fue nominada a los premios Turner en 1999.
"Sí, ahora, con Facebook, Youtube, ya no hay nada privado sobre nadie. Pero hace 20 años no era así: los británicos no decían lo que pensaban, lo que sentían, tenían que parecer invulnerables y yo, en cambio, era vulnerable", aclaró.
Pese al cambio de mentalidad, el arte de Emin, una de las exponentes más exitosas del grupo conocido como "Young british artists" (jóvenes artistas británicos) en los noventa, mantiene la capacidad de provocar y de generar admiración o repulsión entre quienes se enfrentan a sus obras.
En declaraciones a Efe, el comisario Larrat-Smith indicó que la selección de vídeos que pueden verse en el Malba hasta finales de febrero es una buena representación de "la voz compleja de Emin", que a veces "es más humorística, otras más trágica y otras lírica".
La artista coincidió con él y subrayó que considera que se trata de "un espectáculo perfecto para Argentina, ya que los argentinos son muy expresivos, muy libres a la hora de hablar de sus sentimientos, de contar qué les ocurre".
En Argentina solo podrá contemplarse material audiovisual, pero la polémica artista, titular de dibujo en la Royal Academy of Arts de Londres, ha recurrido también a la fotografía, al dibujo e incluso al bordado para convertir sus pulsiones vitales en arte.

Mar Centenera

Fuente: EFE

EL TALENTO PRECOZ DE VAN DYCK
EXPUESTO EN EL MUSEO DEL PRADO


El talento del precoz pintor flamenco del siglo XVI Antoine Van Dyck se expone desde la próxima semana en el museo del Prado de Madrid, en una muestra bajo el título 'Retrato de un artista adolescente' que podrá verse hasta el 3 de marzo de 2013.

Por Dominique Faget

El talento precoz del pintor flamenco del siglo XVI, Antoine Van Dyck, los años de aprendizaje en Amberes y la emancipación de su maestro Rubens, se exponen a partir de la próxima semana en el museo madrileño del Prado.
"La única cosa que quería hacer cuando era joven era dibujar, sólo dibujar", explicó el comisario holandés Friso Lammertse, al presentar este viernes la exposición de más de 90 obras, pinturas y también dibujos, firmados entre 1615 y 1621, año en el que Van Dyck partió hacia Italia.
Antoine Van Dyck (1599-1641) tenía entonces entre 16 y 22 años, pero ya se expresaba con una madurez y talento sorprendentes.
"Desde los 17 o 18 años, parecía tener un control de sus pinceles como soñaría cualquier otro artista", añadió el comisario.
"En cuatro o cinco años, llegó a un pleno dominio de su pincel, pintando todo lo que quería".
"La búsqueda de su propio estilo da lugar a unas obras de juventud muy personales", destacó.
Van Dyck, en esa época, se repartía entre su propio taller en Amberes y el de Rubens: seis años particularmente prolíficos, durante los cuales firmará más de 160 obras.

Ante la dimensión "absolutamente abrumadora" del maestro Rubens, el joven pintor "tiene la mano para pintar muy bien, sin embargo, siendo muy joven, tiene que fijar su propio estilo", explica el comisario español de la exposición, Alejandro Vergara.
Porque, como destacó Friso Lammertse, "el joven Van Dyck no se comprende sin conocer a Rubens. Quiere realmente ser diferente a su maestro, pero al mismo tiempo es capaz de pintar casi como Rubens".
La influencia de Rubens (1577-1640) se combina entonces con un lenguaje muy personal, transmitiendo el gusto de Van Dyck por las texturas rudas, las telas ricas de rojo impactante, la piel o los cabellos y una representación muy realista del cuerpo humano.
La exposición 'Retrato de un artista adolescente', se inicia con un autoretrato de un Van Dyck de rasgos juveniles, con sólo 16 años, y "supone un jalón en el reconocimiento del talento juvenil del pintor", destacó el director del museo del Prado, Miguel Zuzaga, en la presentación.
La muestra permanecerá abierta hasta el 3 de marzo 2013.



La exposición, "El joven Van Dyck" es una de las mayores reunida en el mundo y la primera que se celebra en España dedicada a su pintura y dibujos. Patrocinada por la Fundación BBVA, está centrada en la obra de juventud de Anton Van Dyck y abarca a través de casi un centenar de pinturas y dibujos el periodo comprendido entre 1615, cuando el artista contaba 15 años, hasta su marcha de Amberes a Italia en 1621. Durante estos seis años de producción temprana, Van Dyck pintó unos 160 cuadros, muchos de ellos bajo la tutela de quién fue su maestro: Rubens. Muchas de estas obras de aprendizaje muestran una tensión entre la necesidad de absorber el talento de su mentor y la necesidad de encontrar un lenguaje propio.


Fuente: AFP

PREMIO PARA UN ROBIN HOOD DEL ARTE

Lo ganó Franco Vico por la idea de hacer otro concurso y repartir el dinero. Alan Faena se siente identificado.

Premio para un Robin Hood del arte

Por Mercedes Pérez Bergliaffa


No hay muchos concursos de arte que ofrezcan tanto dinero como el Premio Faena a las Artes; 75.000 dólares. Y para sorpresa de muchos, lo ganó un artista de 27 años, bastante desconocido, nacido en Santa Fé: Franco Vico. Seleccionado entre más de 837 proyectos, el de Vico trata sobre Bairoletto, un personaje que durante la primera mitad del Siglo XX daba vueltas por nuestro país robándoles a los ricos para darles a los más pobres. Era conocido como el “Robin Hood de las Pampas” o, también, el “Robin Hood criollo”.
Cuando se enteró de su premio, Vico se asombró. Y no es para menos: las dos menciones de honor –los premios que le siguen– fueron otorgadas a dos muy conocidos artistas: el español Santiago Sierra y Sebastián Díaz Morales, un videasta argentino exquisito, sutil y profundo.
“No fue fácil”, comenta Ximena Caminos, coordinadora del jurado. “Los jurados Carlos Basualdo, Inés Katzenstein y Caroline Bourgeois(que estuvo a cargo de la colección de arte del millonario Francois Pinault, en Venecia) discutieron largo rato. Finalmente citamos a Vico, para que explicara su obra. Y eso fue determinante.” “¿Pero cuál es la obra?”, se preguntará usted. ¿Quisiera verla? Bueno. Imposible. Todavía no hay obra . Hay sólo proyecto. Y esto responde a una modalidad de muchos artistas contemporáneos.
En el caso de “Fundación Vairoletto” –el trabajo premiado– la cosa será así: Vico usará, de los 75 mil dólares, 25 mil para organizar un nuevo premio, que tendrá 25 ganadores a 1000 dólares cada uno. Con otros 25 mil dólares, hará la producción de la “Fundación”, la campaña de difusión de su premio, el marketing. De los 25 mil restantes, donará la mitad a organizaciones benéficas y se quedará con lo demás. Con todos estos procesos, el artista deja al descubierto sistemas, usos, funciones, y estructuras del sistema del arte y del mundo en general.
“Si bien mi base es la pintura, hacía rato que yo venía haciendo performances así, donde repartíamos cosas, junto con otros artistas”, explica Vico, “pero nunca algo de esta envergadura.” “De alguna manera, siento que hago lo mismo que lo que este artista pone al desnudo con su obra, al aportar plata para los artistas, para concretar ideas, sueños”, dice Alan Faena, presidente del Faena Group.
Habrá que esperar un año para ver la obra de Vico realizada. Ahora empieza el momento del taller o, mejor dicho, de la producción.

Fuente: clarin.com

FRAGMENTOS DE UNA OBRA POLÉMICA



Fuente: lanacion.com


COMIENZA PINTA, LAGRAN APUESTA EN NUEVA YORK
DEL ARTE LATINOAMERICANO

Expectativa por las ventas que se alcanzarían en la muestra, en una temporada marcada por los récords.

NUEVA YORK.- En el cocktail que sigue a toda noche de estreno de Broadway, hay una imagen que se repite. La de los productores (no sólo los grandes nombres de las marquesinas, sino los cientos de personajes ignotos que invirtieron en la obra), los invitados "del ambiente", todo el staff, los actores de reparto e incluso los protagonistas, chequeando sus iPhones y Blackberries. ¿Qué esperan con tanta ansiedad? Que aparezca online la crítica de The New York Times sobre la obra, que definirá su éxito y, ni que hablar, el clima desaforadamente festivo, o simplemente correcto, del encuentro.
Algo parecido ocurría en el cocktail de preinauguración de Pinta que brindó María Estrany, representante del Centro Cultural Borges, en su departamento del Upper East Side neoyorquino. Pero, esta vez, lo que esperaban los invitados no era una nota periodística, sino los resultados de los remates de Christie's y Sotheby's que cerraban una semana de récords para el arte contemporáneo. "En un mundo con tan pocos indicadores concretos y tangibles para definir la cotización de un artista -explicó Jeannette van Campenhout, directora del programa VIP de la Pinta-, los remates de otoño son un fuerte determinante de la salud y fortaleza del mercado". Esta definición vale doble para Pinta, concentrada en el segmento latinoamericano, que tiene en la subastas de Sotheby's y Christie's un barómetro necesario.
En la temporada 2012 los números no defraudaron. Todo lo contrario. Después de que Sotheby's concretara el martes la venta más suculenta de sus 268 años de historia, Christie's dio el batacazo y antenoche vendió 67 obras por 412,2 millones de dólares, récord absoluto para una sesión de subasta. Así que el champagne circuló libremente y las expectativas para la edición 2012 de Pinta se dispararon. También mucho tuvo que ver con la alegría imperante, por supuesto, el entusiasmo que generaron las novedades de lo que propone la feria en su sexta edición, como la inclusión del artistas de España y Portugal, y una sección especial dedicada a espacios alternativos de América Central.
Pinta continuará mostrando los Art Projects individuales que ya hacen tanto a su identidad, esta vez con la curaduría del prestigioso crítico brasileño Jacopo Crivelli Visconti, y será la consagrada Liliana Porter -argentina residente en Nueva York- la artista invitada de la feria.
La Argentina está representada, además, por las galerías Arte x Arte, Carmen Sandiego, Document Art Gallery, Espacio Makarius, Teresa Anchorena y Praxis International Art.
Aunque es demasiado pronto para hablar de puntos rojos (señal de obra vendida) mucho interés despertaron las obras de Martha Boto, Antonio Asís, Julio Le Parc, Raúl Lozza, Víctor Magariños, Nicolás García Uriburu, Horacio Zabala, Manuel Espinosa, Marta Minujín, Carlos Silva, Luis Tomasello, Nicolás Guagnini, Antonia Guzmán y Juan Andrés Videla, entre otros. Una selección que destaca el interés por el arte concreto y cinético, tan en boga en los últimos años tras la legitimación impulsada por la coleccionista Patricia Cisneros, el MoMA de Nueva York y el Fine Arts Museum de Houston.
Respecto de las tendencias de esta edición, Diego Costa Peuser, director de Pinta, anticipó: "Seguimos dando campo al afianzamiento de la fuerte corriente de la geometría abstracta continental, acogiendo el arte normativo español, pero también a las expresiones de la nueva geometría en América latina. Además, hay un espacio creciente para el arte conceptual, que a partir de la década de 1970 tuvo un papel clave en la producción latina y que define las exploraciones de las actuales generaciones".
En cuanto a los compradores, van "desde los coleccionistas latinoamericanos que han alimentado el reconocimiento de la abstracción geométrica continental hasta un público de enorme diversidad", dijo Costa Peuser.
"La feria se ha convertido en una cita donde pueden descubrir nuevos talentos iberoamericanos y encontrar obras muy seleccionadas de maestros ya consagrados, pero también descubrir artistas emergentes", agregó Costa Peuser, en su doble condición de director de Pinta y de Editorial Arte al Día.
Mención aparte merece la obra de Mariano Ferrante que ha producido para esta edición de Pinta una gran instalación presentada por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Abierta hasta el 18, Pinta está decidida a consolidar su posición de punto de encuentro entre curadores latinos, coleccionistas norteamericanos y europeos, y los compradores argentinos que han hecho de esta cita una oportunidad para sintonizar con la producción de los artistas latinoamericanos.

Fuente: lanacion.com

EL LADRÓN QUE SOLDI ADMIRÓ

De la cárcel al libro
El autor de esta nota cuenta cómo escribió Un caballero en el purgatorio, la azarosa vida de Carlos Frattini.

Por Alejandro Parisi / Para LA NACIÓN


Él y Cristina, su mujer, viajaron a Buenos Aires varias veces para que yo pudiera entrevistarlo. Nos encerrábamos a hablar durante horas. Pronto, entre los dos se dio todo eso que yo buscaba: confianza, confesiones, detalles. Frattini se reveló como un extraordinario narrador. Para escapar de los puños de su padre, se había tenido que acostumbrar a vagabundear por las calles llenas de inmigrantes y desocupados que malvivían la depresión de los años 30. A veces, permanecía escondido debajo de la casilla del conventillo esperando que la puerta se abriera. Pero esa puerta nunca se abría, así que él entraba a los edificios para robar las monedas que la gente dejaba debajo de los sifones vacíos.
A los quince años, sin previo aviso, su padre lo encerró en un reformatorio. Lo retiró un año más tarde y le dijo que si no trabajaba se fuera. De inmediato, Frattini se convirtió en cadete de una carbonería, pescadero, canillita. Hizo de todo para convencer a su padre de que sería un buen hijo. Pero eso no alcanzaba, ni alcanzaría nunca.
Un día se reencontró con un antiguo compañero del reformatorio, que le enseñó que robar billeteras y carteras era más productivo que escarbar debajo de los sifones. Con aquella primera sociedad, Frattini pasó de tener un hobby a ser un profesional. Pronto, dejaron el arrebato y se convirtieron en "escruchantes". Robaban sin violencia. Se limitaban a tener decenas de llaves que les permitían abrir las puertas de la ciudad cuando los dueños estaban ausentes. Entraban, buscaban joyas y dinero, y se marchaban en silencio sin que nadie los viera.
"Eran otros tiempos", decía Frattini en las entrevistas, con pesar. "Hoy los pibes matan por un celular. No hay más códigos", decía. Él había tenido los mejores maestros. Personajes emblemáticos del crimen argentino, como Jorge Eduardo Villarino, el Lacho Pardo o los hermanos Prieto le enseñaron que no hacía falta lastimar a nadie para conseguir buenas joyas, que no era de hombre maltratar a las víctimas ni de profesional salir a robar bebido o drogado. Nunca había que matar, nunca había que delatar a los compañeros a pesar de que le quemaran el cuerpo a fuerza de colillas y picana.
Durante toda su carrera de escruchante, Frattini respetó estas reglas. Las únicas veces que tuvo que usar la violencia, fue para protegerse o proteger a sus amigos dentro de la cárcel. Mientras cumplía una de sus condenas, descubrió que se le daba bien el dibujo. Pintaba a lápiz los retratos de los famosos que salían en las revistas. Pronto, los presos y los celadores comenzaron a encargarle dibujos de sus propios familiares, que Frattini pintaba a cambio de yerba, fideos o bien un trato diferente al que debían soportar los otros presos. Aunque los hubiera pintado gratis con tal de matar el tiempo que debía estar confinado al encierro. Es curioso, pero cada vez que terminaba de cumplir una condena, se olvidaba del dibujo. Las calles le resultaban más placenteras que los trazos de su lápiz.
Frattini parecía haber estado en todas partes. El día que se escapó de la colimba, se dirigió al Centro y acabó sirviendo mate cocido a los millones de argentinos que se acercaron al velorio de Evita. En 1955, tras robar un edificio del Centro, corrió por Plaza de Mayo escapando de las bombas que la Armada tiraba para derrocar a Perón. Desvalijaba departamentos sin importarle que afuera los militares dispararan vestidos de Azules y Colorados. En 1973, cuando Cámpora firmó la amnistía que liberaba a los presos políticos, desde la ventana de su celda pudo ver a los jóvenes que se escapaban de Devoto cantando la marcha peronista. Todavía hoy se queda sin palabras al recordar la matanza que el Servicio Penitenciario hizo en 1979, en el Pabellón 7º de Devoto. Estaba unos pisos más abajo, y desde allí podía sentir los disparos cobardes de los celadores y el olor de los cuerpos quemados. Un olor que aún hoy parece entristecerle la mirada.
Condena a condena, Frattini iba mejorando su estilo. Tanto era así que una vez expuso sus cuadros en Devoto, y al ver el retrato que había hecho de Borges, Raúl Soldi le pidió que lo visitara cuando saliera en libertad. Para entonces se había casado y tenía dos hijos. Durante varios meses dibujó retratos que, gracias a Soldi, se expusieron en galerías y en programas de TV, a los que fue invitado. Más que fama, Frattini buscaba la oportunidad de cambiar de vida. Por eso le pidió al maestro que le consiguiera un trabajo. "Usted es un artista, Frattini, no tiene que trabajar", le dijo Soldi. Meses más tarde, sin dinero, olvidado por la prensa, Frattini no pudo hacer otra cosa más que aceptar su destino de llaves y puertas cerradas.
Al año lo había perdido todo: su carrera de dibujante, su libertad, su mujer, sus hijos. Esos hijos a los que no vio durante más de veinte años y a los que aún hoy no sabe cómo pedirles perdón por los errores que cometió. Porque los personajes extraordinarios como Frattini tienen esas cosas: pueden haber ganado millones, pueden haber pintado el mejor retrato de Pichuco, pueden haber vivido cosas que alcanzarían para llenar cientos de enciclopedias. Pero lo único que les importa es el final de la historia. Una historia de puertas cerradas, joyas, motines, torturas y una luz breve, idílica, que surge al final del camino.

Fuente: ADN Cultura La Nación