EL CALIENTAPIÉS DE LA CASA MANSILLA


Cuadernos Privados


El calientapiés de la casa Mansilla
Los niños de la familia Mansilla se despertaban a las ocho de la mañana cuando una de las morenas que servía en la cocina gritaba “¡Ya ha venido el lechero!”. El anuncio coincidía con la voz maternal: “Niños, ya es hora de levantarse, arriba”. Luego de rezar sus plegarias, Lucio y Eduardita se vestían y tomaban un vaso de leche con espuma (el pan estaba interdicto por sus padres, higienistas). Desde la cama Agustina Rosas, la princesa de la Federación, dirigía las operaciones: los niños debían ir a pedir la bendición con los brazos cruzados, mostrar dientes y uñas y decir una oración (la predilecta era el Avemaría, por su brevedad). A continuación, las lecciones. Palotes, fábulas y recitados de versos: “Un oso con que la vida ganaba un piamontés”.
La campanilla de alambre los liberaba del estudio: sonaba una campanada a las ocho y media o nueve, hora del almuerzo, y dos con intervalos a las cuatro y media o cinco, anunciando la cena. Los horarios eran dictados por el sol y las estaciones, ya que la luz de vela era cara y escasa. Se usaban unas velas de sebo, provenientes de un molde, conocidas como “velas de esperma” (luego fueron llamadas, más discretamente, de estearina). Las lámparas o quinqués, alimentados con un aceite que impregnaba el ambiente de un aroma muy intenso, no se veían muy a menudo. En verano la casa Mansilla solía estar casi en tinieblas, sin más luz que la de la luna, pero los días festivos se colgaban de los balcones unos candilejos de barro cocido alimentados con grasa de potro.
Al escuchar la campanada del almuerzo los niños corrían de la mano a la mesa, donde tenían prohibido hablar o pedir ración doble de puchero o de bisteque, una carne frita en grasa con tomate y cebolla. El postre a veces provenía de los morenos pasteleros que vendían de casa en casa unos pasteles deliciosos y calentitos, cubiertos con un género de algodón para conservar el calor. Cuando caía granizo en abundancia se recogía una buena cantidad para hacer helados de leche y huevo con canela. Los niños colaboraban en la tarea de mover el cilindro para elaborarlo, una gran diversión.
La cena era muy esperada no tanto por el arroz a la valenciana, los sesos o el guiso de garbanzos como por los entremeses de aceitunas, sardinas y salchichón y el postre de fritos de papas con huevo y harina espolvoreados con azúcar. La comida predilecta del tío Juan Manuel era la molleja, asada o guisada. Y la de toda la familia, los pichones de lechuza o de loro.
La futura escritora Eduardita Mansilla comenzó sus estudios en la escuela de misia Candelaria Soria, una señora salteña muy respetable que había situado un establecimiento para niños pequeños en la calle Cangallo. Si bien Eduardita aprendía con facilidad los primeros rudimentos de las letras, su atención era interrumpida a menudo. Cada vez que su hermano Lucio era castigado, cosa que ocurría todos los días, ella no podía dejar de llorar. Quería estar a su lado cuando lo ponían en penitencia, y si el castigo consistía en pararse con los brazos en cruz, ella también se colocaba en posición de crucificada. Si Lucio era enviado al “cuarto de las pulgas” ella se afanaba en acompañarlo y lloraba hasta que lo ponían en libertad. Los castigos eran tan frecuentes que misia Candelaria desaconsejó que siguieran estudiando juntos en la misma escuela.
Por las mañana los llevaba el tío Tomás, que no era un tío sino un viejo mulato que trabajaba al servicio de la familia en términos de una encubierta esclavitud. Si había llovido y la calle estaba embarrada, Eduardita iba sobre uno de los hombros del tío Tomás y Lucio sobre el otro, y si aún caían gotas él se las ingeniaba para cubrirlos con un paraguas colorado. Cuando no había escuela se decretaba “día de amasijo”. Los niños se internaban en el cuarto de la plancha, donde se fritaban tortas y pastelitos, una delicia. El general Mansilla mandaba llamar a un amigo italiano, el signore Boassi, dueño del almacén de la esquina de Reconquista y Cangallo, para que hiciera ravioles.
La comida caliente era muy bien acogida, porque en los días invernales “se vivía tiritando de frío” recuerda Lucio V. Mansilla en su volumen de Memorias . Los padres sostenían la creencia de que el fuego no era algo saludable, por lo que el calefactor más habitual era el calientapiés de brasas de carbón vegetal, aunque el más disputado, y esto sucedía en muchas casas patricias, era el pelado , una raza de perro extinguida que hacía su turno en las camas de la familia.

Fuente: clarín.com

CON LA APERTURA DEL MACBA
LA CIUDAD SUMA OTRO ESPACIO DE ARTE


El Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires reúne la colección privada de su creador, Aldo Rubino, compuesta por 150 obras abstractas y geométricas; ayer, muchísimo público lo visitó gratuitamente.


Durante toda la tarde mucho público recorrió las tres plantas del museo en su jornada inaugural. Foto: Rodrigo Néspolo.

Por Loreley Gaffoglio / LA NACION

Buenos Aires estrenó ayer al mediodía un nuevo museo para el arte contemporáneo, enfocado en exaltar la racionalidad de la geometría, el color y el libre albedrío de la abstracción, en el corazón del nuevo Distrito de las Artes: San Telmo.
Flanqueado por el Mamba y edificaciones bajas, de valor patrimonial, el flamante Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba), con cuatro grandes salas de exposición, una colección exquisita de 150 obras y una estructura despojada de concreto y vidrio, es por donde se lo mire, un lujo. Casi una entelequia que sólo un genuino amor por el arte y el tenaz desvelo de poder compartirlo lograron hacer realidad.
Ejemplo atípico, su inauguración ayer también lo fue. No hubo autoridades de la Nación ni de la Ciudad; sólo asistió Daniel Chaín, ministro de Desarrollo Urbano. Las ausencias sintetizaron el espíritu de un espacio cultural privado e independiente, sin financiamiento gubernamental.
Su hacedor, Aldo Rubino; su mujer, la curadora Constanza Cerullo; la directora artística, María José Herrera, y el curador invitado, Joe Houston, cortaron ayer la cinta inaugural celeste y blanca, junto a algunos de los artistas cuyas obras engrosan la colección del Macba: Guillermo Kuitca, Marta Minujín, Rogelio Polesello y Gyula Kosice.
Entre los referentes del mundo del arte, pocos faltaron a la cita. Desde Luis Felipe Noé, Facundo Gómez Minujín, Laura Buccellato, Luis Ovsejevich, Diego Costa Peuser, Álvaro Castagnino, Alejandro Corres, Julia Converti y Marga Muñoz hasta Marina Pellegrini, Eduardo Pla, Gonzalo Vidal y Daniel Maman, entre otros, unas 350 personas festejaron la apertura al ritmo del 2x4, encomiaron la arquitectura racionalista del espacio y admiraron su acervo, expuesto sobre ascéticas paredes de concreto. El mismo que, con verdaderas gemas, como las obras de Vasarely, Carlos Cruz Diez, Julio Le Parc, Raúl Lozza, Juan Melé y Luis Tomasello, en su primer recorte, honra los cien años de vigencia de la abstracción, la más longeva de las vanguardias históricas.
La exhibición que ayer estrenó el museo se titula Intercambio Global, por la coexistencia de artistas de todas las latitudes que indagan en la geometría y el cinetismo. Entre ellos se destacan los italianos Toni Costa y Alberto Biasi, el norteamericano Kenneth Noland, la inglesa Sarah Morris y la española Rosa Brun, quien viajó desde Madrid para estar ayer en la inauguración. Sumiko Sakai, la viuda del recordado artista geométrico Kazuya Sakai, también hizo lo propio y viajó desde Dallas.
"Éste es un museo con un noble corazón", lo describió el galerista Fernando Entín, sensibilizado por las palabras de Rubino, al presentar su obra. Fue en el último piso del edificio de nueve plantas, conectado a una terraza con vista a la avenida San Juan, que próximamente albergará la confitería del museo. "Hicimos hasta lo inhumano para que este museo se lograra -dijo Rubino-. La vida no es para pasar de largo. Y trascender a través de la revalorización de la cultura, tendiendo puentes para la inclusión social, la apreciación y el regocijo estético, es acompañar la evolución del hombre en una faz que considero primordial: la espiritual y social."
Fiel al espíritu de San Telmo, y al barrio de Abasto, donde Rubino se crió, inmediatamente después los acordes en bandoneón de una ex discípula de Pugliese sonaron con "Tinta roja", "Malena" y "Sur". Para sorpresa de muchos, el propio Rubino entonó esos tangos, acompañado luego por Alejandro Corres y Daniel Chaín. Los invitados celebraron ese guiño hacia lo porteño, que facilitó el Ministerio de Cultura de la ciudad, cuyo titular no pudo asistir por encontrarse de viaje en Brasil.
Eran cerca de las 13, cuando las puertas del Macba se abrieron para el público en general. Más de 600 personas lo recorrieron, comenzando por la planta baja, donde se exhibe la gran estrella de la colección: los magníficos contrastes de blancos sobre negro de Avall, de Vasarely, secundado por los lienzos de Melé y Luis Tomasello.
El primer piso está reservado para las obras históricas de Carmelo Arden Quin, Raúl Lozza y el colorido mural de Alejandro Puente, Sistema , de 1967. Mientras que las obras de mayor tamaño y fabuloso colorido, como los lienzos de Gachi Hasper, Fabián Burgos y Marta Minujín, conviven con otras creaciones de artistas brasileños y norteamericanos en el segundo subsuelo.
El Macba queda en Av. San Juan 328 y puede visitarse de miércoles a lunes (los martes permanecerá cerrado), de 11 a 19. Esta semana la entrada es libre.


Del editor:
por qué es importante. Como antes lo hicieron Costantini, Fortabat y Faena, en tiempos de incertidumbre alguien apuesta por el arte.


Fuente: lanacion.com

CONTRA RELOJ,
UNA FARAÓNICA OBRA INTENTA SALVAR A VENECIA

Proyecto
La legendaria ciudad se hunde a una velocidad mucho mayor que la pensada;
un consorcio de 30 empresas pone a punto un sistema de diques para frenar las mareas.


VENECIA.- Hormigoneras que trabajan a todo ritmo y contra reloj, chatas que van y vienen con material, camiones, andamios, centenares de obreros en acción -entre ellos, buzos expertos en construcción submarina-, grúas, ruido de motores. El mar, la laguna y, a lo lejos, inconfundible, el campanario de la espectacular Basílica de San Marcos.
Hay que ponerse casco y chaleco fosforescente para visitar una de las islas artificiales levantadas al norte del Lido de Venecia, donde avanza a paso redoblado la construcción del Mose, la faraónica obra de ingeniería que salvará a Venecia de su hundimiento. ¿Cómo? A través de un sistema de barreras móviles que bloquearán el temible ingreso de agua en la famosa laguna.
Si bien para los miles de turistas que visitan la ciudad de las góndolas suele ser pintoresco en otoño o invierno recorrerla por pasarelas, el fenómeno del acqua alta, provocado por las mareas, amenaza a Venecia y a su invalorable patrimonio cultural. De hecho, estudios divulgados a principio de año señalan que la ciudad se hunde a una velocidad cinco veces mayor que la prevista.
"Respecto de principios del siglo XX, las ciudades de la laguna se han hundido 23 centímetros por el aumento del nivel de las aguas. Hoy más que nunca el territorio de la laguna está expuesto al riesgo de un evento catastrófico como el que hubo el 4 de noviembre de 1966, cuando una marea de 194 centímetros arrasó completamente Venecia, Chioggia y los centros urbanos del litoral y de las islas", dijo Elena Zambardi, del Consorzio Venezia Nuova, el grupo formado por 30 empresas italianas que ultima esta obra de ingeniería, única en el mundo, a la que pudo visitar LA NACION.
 
"Por eso y sin contar que las cosas empeorarán por el efecto invernadero, desde entonces se estudia un sistema para salvar a Venecia, que ha sido individuado en el Mose", agregó Zambardi.
El Mose -término que significa modulo sperimentale elettromeccanico, pero con el cual también se quiso jugar con la figura bíblica de Moisés- prevé cerrar la laguna de Venecia a través de cuatro barreras colocadas en los cuatro puntos clave, por los cuales las aguas del mar Adriático ingresan a la laguna.
Formadas por 78 compuertas o diques móviles, las barreras funcionarán cuando el acqua alta supere el nivel límite de 110 centímetros sobre el nivel del mar, bloqueando el ingreso de agua en la entrada de los puertos de Chioggia, de Malamocco y del Lido. Entonces, las 78 compuertas móviles o diques, ubicadas fuera de la vista, en el fondo del mar y en cajones de cemento armado, se elevarán a través de un mecanismo de agua y aire, cerrando la laguna, pero sin impedir el paso de naves o cruceros, que tendrán canales de navegación especiales.
 
"Aunque parece complicado, el funcionamiento es muy simple. Cuando no se usan, las compuertas, llenas de agua, se quedan en el fondo, invisibles, sin modificar el intercambio de las aguas del mar y las de la laguna. En caso de peligro, a través de aire comprimido, se vacía el agua y se las levanta hasta hacerlas emerger, bloqueando la marea que ingresa a la laguna", dijo el ingeniero Giulio de Polli, director de la barrera del Lido Norte, que tendrá 21 compuertas.

Defensa costera

"Además de que vamos a salvar a Venecia, patrimonio de la humanidad, esto es una obra que jamás se hizo desde el punto de vista de la ingeniería. Si bien el concepto de defensa costera existe en todo el mundo, la novedad aquí es el contexto, una zona de 550 kilómetros cuadrados, y la complejidad", dijo Polli sin ocultar su orgullo.
La primera piedra del Mose fue colocada en 2003. Si bien se previó que la obra concluyera en 2013, el proyecto se demoró porque, debido a la crisis, el Estado financió con cuentagotas los 6300 millones de dólares del costo total.
Zambardi destacó que ya se aquietaron las polémicas desatadas al comienzo, cuando grupos ambientalistas denunciaron que la obra provocaría daños irreversibles en el equilibrio de la laguna. "Al contrario, se dieron cuenta de que, gracias a la obra y al margen de la construcción de las barreras móviles, se hicieron trabajos que reforzaron todo el litoral, que sufría una seria erosión", indicó.
En este sentido, si bien el objetivo del Mose es salvar a Venecia de la marea, también se piensa utilizar el sistema para mejorar el recambio del agua entre la laguna y el mar Adriático a través de la apertura y el cierre de las compuertas.
Bajo riesgo no sólo debido al acqua alta sino también, como se quejan los venecianos, por el masivo éxodo registrado en las últimas décadas (en el centro histórico residían 174.000 personas en 1951, contra 65.595 en 2001), también se espera que el Mose revitalice la ciudad, creando un nuevo polo científico que atraiga a jóvenes estudiantes de todo el mundo.
Fuente: lanacion.com

ABRE EL MACBA, UN MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO PARA BUENOS AIRES

Es del financista Aldo Rubino, poseedor de una colección de 120 obras con eje en la geometría y la abstracción.


“FISICROMÍA N° 321-B”. Es un tríptico hecho con perfiles de plástico, cartón, acrílico y madera. Mide 60,5 x 364 cm. Del famoso artista venezolano Carlos Cruz Diez. Colección MACBA.

Por Ana María Battistozzi Especial para Clarín

El edificio de la fachada vidriada que durante el último año y medio creció a la velocidad del rayo en un baldío de la calle San Juan junto al MAMBA, hoy tiene siete pisos. Cuatro de ellos –mil quinientos metros cuadrados– serán dedicados a exhibiciones de arte contemporáneo a partir de hoy, cuando el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA) abra sus puertas.
Sofisticados sistemas de iluminación, control de temperatura y humedad y dispositivos museológicos de última generación son algunas de las previsiones de infraestructura contempladas por el proyecto que concibió el Estudio Vila para mostrar allí la colección particular que armó Aldo Rubino durante los últimos veinte años. Varias plantas de corte neto, paredes blancas de cemento y piso de madera, vinculadas por unas rampas, le dan al edificio un perfil afín al contenido que alojará.
Por tercera vez en once años un coleccionista privado argentino toma la decisión de abrir un museo para dar a conocer su patrimonio. ¿Cambio de mentalidad? ¿Giro de época? Primero fue Eduardo Costantini, luego Amalia Lacroze de Fortabat y ahora Rubino. A diferencia de Fortabat, cuya fortuna se fundó en la industria del cemento, Costantini y Rubino la hicieron en el mundo de las finanzas.
¿Quién es Rubino? Un porteño de cincuenta y un años que se crió en el Abasto y a pesar de vivir en Miami, dice amar el barrio de San Telmo donde instaló su museo. Trabajó en Techint, fue gerente financiero de Química Hoechst y desde hace seis años es director de inversiones de Wells Fargo.
La primera obra que compró en los años 80 fue una pintura de Eduardo Medici. Luego se interesó por la abstracción geométrica, que terminó por definir el perfil de su colección. Fue asesorado por críticos, curadores y especialistas de Sotheby´s y Christie´s. Integrada por obra de Polesello, Le Parc, Francisco Sobrino, Ary Brizzy, Raúl Lozza, Martha Botto, Iommi, Kosice, Alejandro Puente, Arden Quin, Aizenberg, Kuitca, Siquier, Inés Sigety, entre muchos artistas argentinos inscriptos en esa tendencia, la colección incluye una obra de Víctor Vasarely, que es una de las favoritas de Rubino, y otra de Carlos Cruz Diez. 

Súper contemporáneo. El frente del museo, dominado por el vidrio. El MACBA ya está listo y abre hoy. /lucia merle.
Cuenta también con destacados artistas brasileños posconcretos, como Lothar Charoux, João José Costa da Silva y el contemporáneo Marcos Coelho Benjamim. Uno de sus mayores orgullos es el conjunto de artistas californianos representantes de la geometría abstracta de bordes netos o hard edge. Entre ellos, Lorser Feitelson, Frederick Hammersley y Karl Benjamin, y también las obras del grupo alemán Zero. 
Como cabía esperar, el MACBA abre con un despliegue de su propia colección. El ordenamiento curatorial en esta ocasión estuvo a cargo de Joe Houston, curador de la colección Hallmark de Kansas, Estados Unidos. En esta primera selección, que llamó sugestivamente Global Exchange (Intercambio Global), buscó poner el acento en el carácter internacional de la colección con una selección de cincuenta obras –de un total de 120– agrupadas en cuatro temas. Algunas obras trabajan sobre la estructura formal geométrica, otras sobre el color, otras sobre la forma y otras ilustran lo que se llamó nuevos trayectos. Ante la ausencia de Houston, quien explica los detalles es María José Herrera, la nueva directora artística que se incorporó al equipo profesional del museo, integrado también por la curadora Constanza Cerullo.
Herrera es la curadora de la muestra de arte cinético que exhibe actualmente el Museo Nacional de Bellas Artes, pasó casi treinta años en esa institución y ha sido convocada ahora al MACBA para la instrumentación de aspectos técnicos en todo sentido: artístico, criterios de conservación, de exhibición, investigación y educación.
“La colección es de arte geométrico, una especialización que tiene mucho que ver con la tradición argentina y por otro lado ha colaborado con importantes aportes a la abstracción geométrica en el mundo. En este contexto es natural que haya un museo dedicado a la abstracción geométrica en Buenos Aires”, justifica Herrera.
El programa para 2013 ya está delineado. Habrá tres exposiciones, dos de producción propia: una dedicada a Manuel Espinosa y otra a María Martorell, dos artistas a los que, según Herrera, se les debe una buena exhibición. Se pondrá énfasis en sus etapas internacionales. La otra vendrá de Italia y será sobre la experiencia milanesa de Arte Programmata, de los años 60, algo que por estar vinculado al cinetismo Herrera conoce bien.

Una tracción para la economía

Cualquier ciudad suma un plus con un nuevo museo: recuperan los agujeros negros del fin de la era industrial.
“Avall”. Oleo sobre tela del húngaro Víctor Vasarely. Colección MACBA.

Por Ana María Battistozzi

Nunca como en los últimos veinte años se vio proliferar museos. Públicos o privados, sus edificios casi siempre deslumbrantes, se han convertido en las nuevas catedrales del mundo posmoderno.
Hacia ellos peregrina la gente cumpliendo un ritual que marca la agenda del turismo y el ocio.
Los museos se han convertido en un factor de tracción de la economía, recuperando los agujeros negros que dejó el fin de la era industrial.
El ejemplo paradigmático es el Guggenheim Bilbao pero los hay a montones. Cualquier ciudad se apunta un plus con la apertura de un museo. Pero no todo es rosa en este horizonte de época.
Hace mucho que Buenos Aires zarandea la idea de un “polo cultural del sur” pero uno de sus campos magnéticos, que se sitúa justamente donde ahora se instala el nuevo MACBA, pegado al MAMBA, por distintas razones no acaba de despegar.
El CCEBA, que habría de transformar el conflictivo ex Padelai, empieza a ser un proyecto frustrado entre las ocupaciones y la crisis española que plantea otras prioridades.
En tanto el MAMBA, más allá de contar con un edificio recién remodelado, padece problemas crónicos de presupuesto que le impiden la visibilidad que se merece.
Este es un asunto clave en este auge de los museos. ¡Si lo sabrán ahora en España e Italia, donde el espectacular MAXXI de Roma diseñado por la iraní Zaha Hadid e inaugurado con pompa como el museo del siglo XXI, está a punto de cerrar! Se necesitan fondos para hacerlos funcionar.
Rubino asegura que ha hecho las previsiones para que el MACBA se sostenga a largo plazo a través de la fundación que lleva su nombre. Su escala acotada permite suponer que así será.

Fuente: clarin.com

GRIPPO: LA MATERIA Y LA CONCIENCIA

A diez años de su muerte, una muestra en el Malba refleja las preocupaciones de Víctor Grippo, donde se cruzan la química y la filosofía.

Naturalizar al hombre, humanizar a la naturaleza o “Energía vegetal”, 1977.

Naturalizar al hombre, humanizar a la naturaleza o “Energía vegetal”, 1977.



Por Ana Maria Battistozzi
Víctor Grippo era un hombre austero, de gran refinamiento intelectual y meticuloso en su trabajo hasta la obsesión. Recuerdo un encuentro meses antes de su muerte, días antes de inaugurar aquella bella y última muestra que realizó en Ruth Benzacar. La novedad en ella era básicamente un conjunto de figuras blancas, sin definición formal, que llamó Anónimos y según el artista, había surgido en su obra como el ejército de seres que desde fines del 90 había empezado a poblar la realidad nuestra de cada día. Figuras fantasmales, como tantas que vagaban sin destino por la ciudad y traducían su intensa preocupación por la generalizada pérdida del trabajo. Quizás por eso mismo el mundo del trabajo, que constituyó uno de los ejes de su poética, tenía en esa exhibición una presencia fundamental. Allí estaban nuevamente sus mesas cargadas de herramientas y sus máquinas blanqueadas como espectros y despojadas de su dimensión material. Podría pensarse aquella exhibición como una elegía a ese mundo del trabajo que su obra jerarquizó pero también una despedida de un mundo que empezaba a resultarle ajeno. Meses después Grippo murió.
En 2004 el Malba realizó una retrospectiva de su obra y ahora trae a sus salas un acotado homenaje para conmemorar los diez años de su muerte. Unas veinte obras, suficientes para reflejar las preocupaciones centrales del artista acompañadas de algunas reflexiones que caracterizaron su pensamiento.

Algunos oficios, 1976.
Algunos oficios, 1976.








Alguien podrá acotar que es demasiado en tan corto tiempo dada la lógica de novedad que impone el sistema de exhibición pero tratándose de Grippo, es fundamental para poner las cosas en su lugar sobre todo, en un momento en que los valores aparecen revueltos y confundidos tanto en el arte como en el orden social.
Tal vez sea ese el sentido que ha querido darle Marcelo Pacheco, curador de la muestra, a juzgar por el texto Extravíos con Víctor Grippo , incluido en el catálogo. Allí cruza la fatalidad de una historia nacional empeñada en la confrontación sin tregua con la aspiración de un artista, tanto para descansar definitivamente en paz como para hacer de la lúcida rutina creativa un acto de resistencia a la barbarie. 
El sentido de una obra –sostiene Hans Jauss– no se establece de una vez para siempre, sino que se modifica en cada instancia histórica de su recepción. ¿Cuál es entonces el valor que encuentra el espectador de hoy en la obra de Grippo? Acaso la intensidad de sus preocupaciones expresadas con infinita serenidad, sin el menor atisbo de crispación. Uno de los tópicos que su obra despliega con mayor insistencia refiere a la energía y a la transformación de la materia: dos cuestiones que parecen desprenderse de sus estudios de química pero fundamentalmente sintonizan con una reflexión filosófica referida a la formación de la conciencia del sujeto.

Síntesis, 1972.
Síntesis, 1972.
Así, se exhiben aquí obras de los 70, como “Naturalizar al hombre, humanizar a la naturaleza” (1977), llamada también “Energía vegetal”, una gran mesa cargada de papas y recipientes de laboratorio. También “La papa dora la papa, la conciencia ilumina la conciencia” (1978), “Síntesis” (1972), y “Tiempo” (1991), obras realizadas a partir de la elección de la papa, ya como alimento o fuente de energía que representa también la definición existencial que asumió desde América.
La transformación o trasmutación de la materia es algo que abarca la obra de Grippo desde distintas perspectivas. Y si bien coincide con el modo de observación científico atento al comportamiento de la materia, invariablemente se eleva a instancias de reflexión filosófica donde se cruzan la tradición alquímica, la simbología de los números y el pensamiento dialéctico. Algo de esto emerge en “Vida, Muerte, Resurrección”, obra de 1980 que integra cinco cuerpos geométricos de plomo rellenos de porotos en un proceso biológico de crecimiento, transformación y extinción que al estallar pone en evidencia el poder de la resistencia interior.

Vida, Muerte, Resurrección, 1980 (obra en proceso).
Vida, Muerte, Resurrección, 1980 (obra en proceso).
En el conjunto de obras de esta exhibición se impone, claro, la presencia dominante de la mesa, central en la obra de Grippo. Desde “Todo en marcha”, la mesa de laboratorio, original de 1973; “La comida de artista”, esa obra despojada de 1991 que pertenece a la colección del Malba; “La intimidad de la luz en Saint Yves”, de 1997; “La mesa de albañil”, de 1998, hasta “La mesita del carpintero Bogado”, de 2001. 
Todas ellas, madres hijas y hermanas de aquella mesa de trabajo de “Algunos oficios”, la instalación que presentó en la galería Artemúltiple en 1976, donde ponía de manera rotunda en escena la estética del trabajo y la materia desde el poder evocador de la tierra, la madera, las herramientas y el principio de construcción.
En Grippo la reivindicación del hacer nace de la convicción de que el empeño del hombre en vencer la resistencia de la materia contribuye a la formación de su conciencia. En aquel encuentro que tuvimos, previo a esa última muestra suya en Ruth Benzacar hablamos mucho sobre eso. A propósito de la pérdida del trabajo le pregunté si tenía presente aquel bello párrafo de la Fenomenología del espíritu –que de manera directa o indirecta había modelado el pensamiento de su generación– donde Hegel refiere al conflicto entre amo y esclavo, y a la función del trabajo en la formación de la conciencia. Me respondió afligido con otro interrogante: ¿Qué importa ahora eso, si el trabajo empieza a desaparecer?

Templo , de la serie “Cercando la luce” (Buscando la luz), 1989.
Templo , de la serie “Cercando la luce” (Buscando la luz), 1989.

Grippo básico



Junín, 1936 - Buenos Aires, 2002.


Estudió Química en la Universidad de La Plata. Su primera muestra individual fue en 1953. En 1969 se vincula con Jorge Glusberg y el CAYC, participa en la Muestra Arte de Sistemas en 1970. En 1972, junto al escultor Jorge Gamarra y el obrero Jorge Rossi, construye un horno de pan en la Plaza Roberto Arlt. Fue invitado a las bienales de San Pablo, Venecia, La Habana y Documenta Kassel.

FICHA

Víctor Grippo - Homenaje


Lugar: Malba, Av. F.Alcorta 3415
Fecha: hasta el 22 de octubre
Horario: jue a lun y feriados,
12 a 20. Miercoles hasta las 21.
Entrada: $ 30; miercoles, 15; est., doc . y jub. $ 15.

Fuente: Revista Ñ Clarín

FRANK GEHRY
DISEÑARÁ EL NUEVO EDIFICIO Y CAMPUS DE FACEBOOK


El arquitecto canadiense Frank Gehry mostrando un proyecto en Sídney el 16 de diciembre de 2010. Gehry diseñará el nuevo edificio y la sede de la red social Facebook.

Por Tortsten Blackwood

La red social estadounidense Facebook dijo el viernes que había contratad al renombrado arquitecto Frank Gehry para diseñar la ampliación del campus de la compañía,lo que incluye un nuevo edificio con un jardín en la azotea. "Cuando esté completo, nosotros esperamos que proporcione un espacio de trabajo paradisíaco para los 3.400 ingenieros que un día lo llenarán", señaló la compañía en un comunicado. La expansión del campus en Menlo Park, California, oeste de EEUU, será diseñada por el canadiense Gehry, famoso por obras como el Museo Guggenheim de Bilbao, España, y el Concert Hall de Walt Disney en Los Angeles, entre otros. Gehry, conocido por su estilo deconstructivo y edificios que a veces lucen inconclusos, también diseñó el Stata Center del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, Massachusetts Institute of Technology) y la Cinemateca Francesa de París. "A cada paso de la planificación del nuevo edificio, Frank ha tomado en cuenta nuestra cultura de ingeniería", señaló Facebook. "Será un amplio edificio de una habitación que de alguna forma se asemeja a un almacén. De la misma forma en que lo hacemos ahora, cada uno se sentará en un espacio abierto con escritorios que pueden ser rápidamente reubicados para formar equipos o separarse en torno a proyectos". El nuevo edificio incluirá "cafés y una cantidad de pequeñísimas cocinas con snacks, de forma de nunca pasar hambre", dice el comunicado. "Y nosotros llenaremos el edificio con espacios para pequeñas escapadas con sofás y pizarras electrónicas de modo que sea fácil abandonar el escritorio", agregó.


Fuente: AFP

DESCUBREN TEATRO MAYA EN MÉXICO
USADO POR LA ÉLITE POLÍTICA HACE 1.200 AÑOS


Un teatro maya probablemente usado por personas de la élite de hace unos 1.200 años para legitimarse con obras de tipo político fue descubierto en el sureste de México, informó el martes en un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).


Por Janet Schwarz


Un teatro maya probablemente usado por personas de la élite de hace unos 1.200 años para legitimarse con obras de tipo político fue descubierto en el sureste de México, informó el martes en un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
"Era un teatro exclusivo, pues se halla en una acrópolis, a 42 metros de altura con respecto a las plazas del sitio" arqueológico Plan de Ayutla, en Ocosingo, Chiapas (sureste), indicó el INAH.
El espacio escénico del teatro "quedó dentro del complejo de un palacio, eso lo hace distintos de otros que se han estudiado, que generalmente están en plazas y que estaban pensados para la multitud", prosiguió.
El INAH considera que se puede inferir que hacia 800-850 de nuestra era, una nueva dinastía estaba gobernando en Plan de Ayutla y ésta trataba de legitimarse a través del teatro político, pero únicamente ante minorías destacadas de esa región.
"En las gradas se apostaba la gente y se representaban escenas, no sólo de carácter artístico, también con connotaciones religiosas y simbólicas. Las sociedades mayas han sido definidas como 'Estados teatrales', porque en estos teatros los gobernantes ejercían públicamente su poder de forma histriónica", detalló.
El arqueólogo Luis Alberto Martos detalló que en las inmediaciones del anfiteatro de Plan de Ayutla, también se localizaron ocarinas y silbatos, así como esculturas de estuco con las representaciones de un cautivo. "Posiblemente la escena aludía a la humillación de prisioneros", indicó.
El maya que gobernaba en Plan de Ayutla y que ordenó la construcción del teatro era probablemente un líder con pretensiones artísticas como Luis XIV de Francia o Federico 'El Grande' de Prusia, concluyó el INAH.

Fuente: AFP