LA PRIMERA PINTURA HISPANOFLAMENCA CASTELLANA DOCUMENTADA, EN EL PRADO


Madrid, 23 - La primera pintura hispanoflamenca castellana documentada, un importante retablo, se exhibirá en el Museo del Prado de Madrid durante los próximos diez años, tras el acuerdo suscrito entre esta institución y su propietario, Iñigo de Arteaga y Martín, XIX Duque de Medinaceli.
Según ha informado hoy la pinacoteca madrileña, se incorpora así a sus salas durante una década este importante retablo hispanoflamenco, cuya presentación técnica tendrá lugar mañana coincidiendo con una reunión plenaria de su Real Patronato, presidida por el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert.
La jefe del Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte (hasta 1700) del Museo del Prado, Pilar Silva Maroto, ofrecerá las explicaciones técnicas sobre esta obra, en un acto al que también asistirán el director adjunto de Conservación e Investigación del museo, Gabriele Finaldi, y el Duque de Medinaceli, Iñigo de Arteaga, como propietario de la misma.
También asistirán el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, el presidente del Real Patronato del Museo, Plácido Arango, el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, y el director del Prado, Miguel Zugaza, junto a otros patronos de la institución.


Fuente: EFE

LAS EXCÉNTRICAS PREGUNTAS SOBRE EL ESPACIO
DE DANIEL BUREN


El pintor radicado en París ocupó con "Excentrique(s) travail in situ" el espacio central de Monumenta 2012, en el Grand Palais de esa ciudad. El artista rosarino Alberto Bali recorre la muestra y comparte sus reflexiones.




Excentrique(s), travail in situ es el título de la muestra del artista francés Daniel Buren para el encuentro anual Monumenta que invita cada año un artista internacionalmente conocido para apropiarse de los 13.500 m2 con 45 metros de alto del Grand Palais, siempre con un trabajo inédito. Antes de Buren, por allí dejó su huella el pintor alemán Anselm Kiefer, el escultor norteamericano Richard Serra, el francés Christian Boltanski y el británico nacido en la India Anish Kapoor.
El trabajo de Daniel Buren sistemáticamente interroga el espacio: primero el de la calle en los años 60, luego el de la galería, el museo, el paisaje o arquitectura. Sus intervenciones le permitieron inventar un léxico propio, como acá el término travail in situ (trabajo in situ) que caracteriza gran parte de sus instalaciones.
Sus famosas bandas verticales alternas, blancas, negras o coloreadas de 8,7 cm de ancho, que llamó outil visuel (herramienta visual), dejan que se revelen las características particulares de significación del lugar donde trabaja, el despliegue de los dispositivos específicos y complejos, entre la pintura, la escultura y la arquitectura.
Sus operaciones in situ juegan con los puntos de vista, espacios, colores, luz, movimiento, medio ambiente, son radicalmente comprometidas. Tuvieron su apogeo en 1986 cuando suscitaron la batalla del Palais-Royal en París con su obra Les Deux Plateaux, hoy en día totalmente integrada al paisaje urbano y conocida como las Columnas de Buren.
Para visitar el Monumenta 2012 pedimos al artista rosarino Alberto Bali que nos acompañe. Fuera de un discurso de profesor de Historia de arte contemporáneo, Bali nos brindó generosamente su mirada espontánea y de artista de esta gran muestra. Radicado en Francia en 1976, hijo de padre indi y de madre italiana, trabaja tanto la pintura, la escultura como el diseño gráfico. Su amigo y cómplice, el escritor Ernesto Mallo comenta en la página personal del artista que “se puede percibir una singular combinación de todo estos orígenes y pertenencias, y expresa diversas nostalgias con inquietante objetividad, como si hubiera un intento no deliberado de vencer al olvido”.

FICHA
Hasta el 21 de junio
Nef du Grand Palais, Puerta Norte. París
Precio 5 € o 2,50 €. Entrada gratuita a los menores de 13 años.

Fuente: Revista Ñ clarín

DE LO PÚBLICO A LO ÍNTIMO:
UNA MUESTRA DE ARTE Y URBANISMO


El arquitecto y artista Gustavo Bonevardi, residente en Nueva York, exhibe su obra en una retrospectiva en la Fundación Alon para las Artes.




FOTOS. De las intervenciones urbanas del artista y arquitecto en la Gran Manzana, donde reside.


Por Marina Navarro


Dibujos y pinturas minimalistas que se contraponen con proyectos urbanos e intervenciones gigantes en espacios que parecen imposibles de llenar. Contrastando tamaño y expresión, Gustavo Bonevardi pone en perspectiva su recorrido como arquitecto y artista plástico. En la exposición que lo tiene como protagonista en la “Fundación Alon Para Las Artes”.
La muestra ofrece un recorrido tanto de sus trabajos de instalación arquitectónica, realizados en conjunto con su socio, John Bennett, como de sus dibujos, acuarelas y esculturas, la parte más intimista del autor. Una suerte de trayecto artístico por el trabajo de Bonevardi, no sólo para los espectadores, sino también para él mismo. “Para mí es la oportunidad de difundir mi obra y de compartirla con el público. Y al ser en retrospectiva, también es una experiencia que me permite reflexionar sobre mi propio trabajo” señala el artista.
Distintas expresiones conviven en el espacio de la muestra. Dividida en dos sectores, a un lado pueden verse los proyectos urbanos y las instalaciones entre los que se destacan las imágenes de, “Tribute in light”, que muestran, en distintos planos, el imponente halo de luz que se erige sobre la gran manzana, completando el vacío de las torres gemelas. O a multitud de conos naranjas dispuestos de forma arbitraria y lúdica, en el medio de la inmensa plaza principal de Shenzhen, en China. Mientras que del otro lado las imágenes son más intimistas. Dibujos minimalistas, construidos con pequeñas letras que alguna vez tuvieron significado. Y que lo fueron perdiendo a medida que el autor las volcó, desparramadas, sobre el papel. Letras mínimas que se expresan en multitud para dar forma y contenido al dibujo, la acuarela o las esculturas.
Nacido y criado en Nueva York, Gustavo Bonevardi heredó la pasión por el arte de su padre el pintor Marcelo Bonevardi. Si bien estudió arquitectura, no considera que deba separar su formación profesional de su vínculo artístico. “Uno dice que es arquitecto y parece que eso lo define. Pero mi interés está puesto en diferentes tipos de proyectos. No me gusta definirme, soy lo que estoy haciendo en cada momento”, explica.
Entre los proyectos que combinan arte con arquitectura se destacan también los videos y las animaciones digitales sobre la última expansión del Museo de Arte Moderno (MOMA), lugar donde se venden actualmente objetos de su diseño, además de los realizados para la muestra “Mies van der Rohe in Berlin” inaugurada en el mencionado Museo en el año 2001 y luego exhibida en las ciudades de Berlin y Barcelona.
Actualmente, Gustavo Bonevardi, vive y trabaja en Nueva York. Expone en el MOMA y realiza intervenciones en edificios emblemáticos de la ciudad.

AGENDA
Cuándo y dónde: hasta fines de junio. En "Fundación Alon para las Artes" (Viamonte 1465, piso 10). De lunes a viernes, de 12 a 18.



Fuente: Revista Ñ Clarín


BUSCAN RECUPERAR UNA ZONA DEGRADADA DE LA BOCA


Presencia. El edificio de estilo románico toscano, visto desde la autopista Buenos Aires-La Plata.
La apertura de la Usina del Arte no sólo es en sí misma un hito en la cultura de la Ciudad, sino que busca erigirse en imán y vínculo de esa zona medio degradada de La Boca, la que se apoya sobre la autopista Buenos Aires-La Plata, con la más reconocida, la de los atractivos turísticos y patrimoniales, de Caminito y La Vuelta de Rocha.
A sólo siete cuadras de la mítica Bombonera –caja de resonancia de la pasión futbolera boquense–, el recuperado edificio de la ex Italo está rodeado de puntos gastronómicos como El Obrero (a la vuelta, sobre Caffarena) o Il Materello (cerca de Casa Amarilla), o pizzerías y fondas, pero también de consolidados centros del arte, como el Museo de Arte Moderno (más al norte, en avenida San Juan al 300), o el Benito Quinquela Martín y la Fundación Proa, en Vuelta de Rocha.
Para llegar hasta la Usina , ubicada en la avenida Don Pedro de Mendoza, entre Benito Pérez Galdós y Caffarena, yendo desde Puerto Madero se la puede tomar como la continuación de Alicia Moreau de Justo, pero evitando subir a la autopista y siguiendo en paralelo a ella por la izquierda hasta doblar a la derecha en Pérez Galdós y ver la inconfundible torre de ladrillos a la vista de la Usina.
Y si se busca un itinerario más seguro, ya que Pedro de Mendoza es oscura, de trazado vacilante y sin señalización definida –transcurre en buena parte bajo la estructura de la Autopista Buenos Aires-La Plata–, lo recomendable es usar Paseo Colón y al llegar a Parque Lezama tomar Almirante Brown y dar una vuelta a la manzana por Aristóbulo del Valle para luego tomar Pérez Galdós hacia Pedro de Mendoza, sobre la ribera del Riachuelo.

Fuente: clarin.com

EL NUEVO IMÁN DE LA CULTURA EN LA CIUDAD,
EN UN EDIFICIO ÚNICO


Con una fiesta y homenaje musical a Piazzolla, anoche inauguraron el complejo en La Boca. Tiene una Sala Sinfónica para 1.200 personas. Fue tras una obra monumental que involucró a tres gestiones.

Tango. Así se veía ayer la Sala Sinfónica, la principal de la Usina, durante el concierto de homenaje a Piazzolla. Es de estilo minimalista y con un altísimo nivel de calidad acústica.
Por Silvia Gómez

Hace exactamente dos años la Ciudad recuperaba el Teatro Colón, tras una fastuosa obra de restauración. Y ayer, la Ciudad siguió acrecentando su condición de gran capital cultural con la apertura de la Usina del Arte: el estreno de la Sala Sinfónica para 1.200 personas fue un bautismo de fuego que superó todas las expectativas.
La iniciativa y la obra atravesó tres gobiernos: los de Aníbal Ibarra, Jorge Telerman y Mauricio Macri, quien fue el encargado de inaugurarla. En el corazón de La Boca y en las entrañas de uno de los edificios más originales y bellos de la Ciudad –con aspecto de castillo medieval, con detalles de estilo lombardo y florentino, y que había funcionado como usina eléctrica–, abrió sus puertas el centro destinado a la música, la danza y las artes plásticas.
Está rodeado de depósitos, frente al puerto y pegado a la Autopista Buenos Aires-La Plata, en Pedro de Mendoza, entre Pérez Galdós y Caffarena y estuvo más de diez años cerrado y abandonado.
Las 1.200 butacas de la sala, sus palcos, el pullman y las bandejas se llenaron con un ecléctico elenco de invitados entre los que estaban el músico Atilio Stampone, la artista plástica Marta Minujín, la viuda de Piazzolla, Laura Escalada; el dibujante Quino; el ex jefe de Gobierno, Jorge Telerman; el ex presidente de la Nación, Fernando De la Rúa y hasta el ex jugador de Boca, Guillermo Barros Schelotto.
Macri, en el discurso de apertura, destacó que, con la apertura de la Usina del Arte,la Ciudad “mantiene la dinámica de la propuesta de cultura que va en sintonía con la reinauguración del Teatro Colón, de la refacción del MAMBA, los festivales de Tango y el BAFICI”. Fiel a su estilo, el jefe de Gobierno fue breve. Ayer se justificaba porque el evento tuvo poco de político y mucho de social.
Todos pudieron disfrutar del renovado edificio, construido entre 1914 y 1916 por el arquitecto italiano Juan Chiogna, por encargo de la Compañía Italo Argentina de Electricidad. La fachada luce intacta respetando el estilo original y su interior completamente renovado a nuevo. La Sala Sinfónica es sin duda la estrella de la usina. Ayer, en la inauguración, se realizó un homenaje a Astor Piazzolla, del que participaron el maestro Néstor Marconi, Pablo Agri y el pianista Horacio Lavandera. Desde el primer acorde de Adiós Nonino, que abrió el concierto, quedó en claro que la Ciudad se debía un auditorio de semejante magnitud con una acústica “maravillosa”, como definían anoche los músicos. Justamente uno de los ejes del proyecto fue lograr un sonido impecable en la sala, para que pueda ser utilizada por orquestas y cantantes líricos, entre otros, que demandan una mayor definición a nivel sonoro.
En la fiesta, los miembros del gabinete porteño estuvieron acompañados por sus cónyuges. Funcionarios e invitados, antes del concierto, pudieron recorrer las instalaciones que servirán para muestras y exposiciones y que desde hoy podrá conocer la gente.
En el espacio central de exposiciones, en la parte superior del edificio, un espejo gigante en un pared y una imagen de la fachada de un casa antigua bien porteña generan un juego de reflejos al que pocos pudieron resistirse. Esta instalación de Leandro Erlich también permanecerá en la usina al menos seis meses y, de acuerdo a lo que generó ayer, promete ser una de las grandes atracciones del lugar.
El arquitecto Alvaro Arrese fue director general de Infraestructura de la Ciudad entre 2000 y 2007, y junto a la entonces ministra de Cultura Silvia Fajre, iniciaron el proyecto. Anoche, muy contento, Arrese dijo: “Está muy bien romper con la tradición de que una obra se para cuando cambia un gobierno; claro que me hubiese gustado inaugurarla, pero el trabajo está bien hecho”.
Otro ámbito que llamó la atención fue el flamante Salón Dorado. Se trata de un amplio espacio flexible para la realización de diferentes eventos, con fachadas internas revestidas en piedra París, basamento de granito y molduras y capiteles recuperados de gran valor patrimonial.
En la calle interna de la usina una instalación sonora del artista japonés Ryoji Ikeda invadía e impresionaba a los que pasaban caminando por allí. Y un haz de luz –con una altura de diez kilómetros– salía del corazón del edificio para crear una escultura lumínica visible desde otros rincones de la Ciudad y le daba más brillo al edificio.
Recuperado del abandono y el deterioro, casi cien años después la Usina vuelve a generar energía. Ahora desde el arte. Porque ya sin tranvías ni fábricas, es otra manera de darle impulso a una zona oscura de la Ciudad que quiere volver a crecer.

Fuente: clarin.com

HALLAN LA PRIMERA EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA
DE LA EXISTENCIA DE LA ANTIGUA BELÉN

 

Investigadores israelíes encontraron un sello de arcilla de 1,5 centímetros de casi 3.000 años de antigüedad. “Ahora sabemos que esa ciudad existió y no se trata sólo de una leyenda”, dijo el arqueólogo a cargo de la excavación.
Arqueólogos hallan sello de Belén de hace 3.000 años. (AFP)
Un equipo de arqueólogos israelíes halló en Jerusalén un sello de arcilla con la inscripción del antiguo nombre de Belén (“Bat Lejem”), lo que representaría la primera evidencia arqueológica de la existencia de la ciudad durante el período en el que aparece enunciada en la Biblia, según anunció ayer la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Se trata de una pieza de arcilla de 1,5 centímetros que se usaba para sellar documentos u objetos. Fue desempolvada en las excavaciones del “Proyecto Ciudad de David”, en el poblado palestino de Silwán (Jerusalén Este). La pieza dataría de los siglos VII u VIII antes de Cristo, por lo que es medio milenio posterior a las Cartas de Amarna. Allí aparece mencionada por primera vez como “Bit-Lahmi”, en una misiva en la que el rey de Jerusalén pide ayuda al egipcio para reconquistarla. El descubrimiento remite a una época posterior, la del Primer Templo Judío (1006-586 a.C.), en la que aparece citada en el Antiguo Testamento como parte del reino de Judea.


Pieza clave. El sello lleva el nombre de Belén. Mide 1,5 centímetros y fue hallado en el poblado palestino de Silwán.

“Es la primera vez que el nombre de Belén aparece fuera de la Biblia en una inscripción del período del Primer Templo, lo que prueba que era una ciudad en el reino de Judea y posiblemente también en periodos anteriores”, señaló el responsable de las excavaciones, Eli Shukron y agregó que “ahora hay una prueba de que esa ciudad existió y no se trata sólo de una leyenda”.
Por la inscripción, Shukron estima que “se envió un cargamento desde Belén al rey de Jerusalén en el séptimo año del reinado” de un monarca que no se especifica, pero que sería Ezequías, Manases o Josías. La pieza es del grupo de las “fiscales”, sellos administrativos usados para cargamentos de impuestos “que se enviaban al sistema fiscal del reino de Judea a fines de los siglos VII u VIII a.C.”, agrega. Los impuestos podían ser retribuidos en plata o en especie, como vino o grano.
Una parte de la inscripción de la pieza, en hebreo antiguo, hace referencia al séptimo año de un mandato. Pero no está claro de qué rey judío se trata.


Fuente: clarin.com

PETTORUTI YA ES EL ARGENTINO MÁS CARO EN SUBASTAS:
CASI 795 MIL DÓLARES

La obra “Concierto” salió en US$ 794.500. Supera así a otro cuadro de Pettoruti.
 
Concierto. Pettoruti lo pintó en 1941, en la época madura del artista.


Por Guido Carelli Lynch

Jamás Berni o Pettoruti vieron un mango de lo que sus obras movieron”, dijo hace dos años el enigmático pintor Helmut Ditsch en una entrevista en el diario Los Andes en la que exhibió el contrato el contrato de venta de El Mar II por 865 mil dólares, supuestamente la obra más cara de la historia de la pintura argentina.
El martes por la noche, su máxima volvió a cargarse de sentido, cuando Concierto , de Emilio Pettoruti (1892-1971) se remató en la Casa Christie´s de Nueva York durante la subasta de arte latinoamericano y se convirtió de buenas a primeras en el cuadro argentino más caro que se haya vendido en una subasta.
El lote 7 de la venta 2563 se vendió en 794.500 dólares y superó ampliamente las expectativas de la casa de subastas, que había cotizado el valor de la obra entre 300 y 500 mil dólares Concierto es un óleo sobre tela, de 116,2 x 89,2 centímetros y tiene una reconocible inspiración cubista, con la que el pintor nunca terminó de romper. En el centro de la escena se reconocen una botella (presumiblemente de champagne), una frutera y unas partituras que completan la obra y le dan sentido al título. En la base del cuadro y también en el centro se lee la firma del autor y el año del cuadro “Pettoruti–1941”. En el reverso aparecen el título de la obra, y, otra vez el nombre del autor y la fecha (CONCIERTO, Pettoruti- 1941).
No fue el único argentino de la subasta, también se vendieron obras de Xul Solar, Jorge de la Vega, Julio Le Parc, Antonio Seguí, Raúl Lozza, Rómulo Maccio, Liliana Porter, Florencio Molina Campos y hasta un Antonio Berni.
La venta superó el récord anterior que también ostentaba Pettoruti, cuando en 2008 se vendió en la misma casa de subastas su obra Cantor por 782.500 dólares. Aquella vez, el cuadro del artista platense ilustraba el catálogo del remate. Esta vez, ese privilegio lo ostentaba el brasileño Candido Portinari con su obra Navio negreiro , vendido en US$ 1.142.500. Ni entonces ni ahora las ventas de Pettoruti alcanzaron la cifra de Desocupados , de Antonio Berni, que en 1995 se vendió de forma privada en 800 mil dólares y, que hasta la irrupción de Ditsch era el más caro de los argentinos.
El cuadro pertenece a la época más madura de Pettoruti, en la que aparecieron algunos objetos icónicos de su obra: los arlequines, los músicos y los bodegones. Atrás había quedado el tiempo de su experimentación formal y cubista, explica el catálogo. “Igual que la monumental Intimidad (1941) y Sol argentino (1941), Concierto describe el brillo duro de la luz reflejada todavía en la mesa”, agrega. Y tal como refleja el crítico Edward Sullivan en el libro de la subasta, el brillo de la luz sirve no sólo para iluminar, sino que se convierte en un elemento concreto de la imagen y mejora la calidez de la escena. “En Concierto , la luz cristalizada arroja sombras en la geometría y el conjunto típico de los objetos”, advierte Sullivan en el catálogo.
La obra sólo se exhibió tres veces: en el Museo de San Francisco, en 1942; en el Salón Peuser, de Buenos Aires, en 1948; y en la Asociación Gente de Arte, de Avellaneda, un año después.
La subasta de arte latinoamericano alcanzó ventas por un total de 27.731.875 dólares y Pettoruti, un nuevo récord. Tuvo muchos reconocimientos en vida, pero nunca tantos billetes.


LAM Y MATTA, AL TOP TEN

 

“Idolo”. Del cubano Wilfredo Lam. A la derecha, “La revuelta de los contrarios”, de Roberto Matta.
Será la crisis, será el amor, serán las vacaciones en el trópico o en los mares del sur: quién sabe. La cuestión es que el martes a la noche se vendió en Christie’s Nueva York un cuadro del chileno Roberto Matta, “La revuelta de los contrarios” por 5.010.500 dólares. Y ayer, en la misma ciudad, pero en la casa rival, Sotheby’s, se vendió “Idolo (Oya, divinidad del aire y de la muerte)”, del cubano Wilfredo Lam, a 4.562.000 dólares. Así, los dos clásicos entraron a la lista de los latinoamericanos más caros. La encabeza, en primer y segundo lugar, el mexicano Rufino Tamayo, cuyo “Trovador” se subastaron por 7.209.000 dólares y su “América” por 6.802.500, ambos en 2008. Sigue “Raíces”, obra de Frida Kahlo vendida en 2006 por 5,6 millones de dólares. Kahlo se sigue a sí misma: su “Autorretrato” salió en 5.082.000 dólares en 2000. Ahora, Roberto Matta es el quinto y Wilfredo Lam el sexto. El que no se vendió ayer fue la “Niña en azul y blanco” de Diego Rivera. Nadie ofreció los 4 millones de dólares de base que pedía Sotheby’s.
Fuente: clarin.com