ESTUDIOS ANATÓMICOS DE MICHELANGELO BUONARROTI






















Michelangelo Buonarroti (Caprese, 6 de marzo de 1475 – Roma, 18 de febrero de 1564), conocido en español como Miguel Ángel, fue un arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la historia tanto por sus esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica.
Desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médicis de Florencia, y los diferentes papas romanos.
Fue el primer artista occidental del que se publicaron dos biografías en vida: Le Vite de' più eccellenti pittori, scultori, ed architettori, de Giorgio Vasari, publicada en 1550 en su primera edición, en la cual fue el único artista vivo incluido, y Vita de Michelangelo Buonarroti, escrita en 1553 por Ascanio Condivi, pintor y discípulo de Miguel Ángel, que recoge los datos facilitados por el mismo Buonarroti. 
Fue muy admirado por sus contemporáneos, que le llamaban el Divino.
Benedetto Varchi, el 12 de febrero de 1560, le envió una carta en nombre de todos los florentinos diciéndole: ...toda esta ciudad desea sumisamente poderos ver y honraros tanto de cerca como de lejos... Vuestra Excelencia nos haría un gran favor si quisiera honrar con su presencia su patria.
Triunfó en todas las artes en las que trabajó, caracterizándose por su perfeccionismo. La escultura, según había declarado, era su predilecta y la primera a la que se dedicó; a continuación, la pintura, casi como una imposición por parte de Julio II, y que se concretó en una obra excepcional que magnifica la bóveda de la Capilla Sixtina; y ya en sus últimos años, realizó proyectos arquitectónicos.


RESTAURAN UN ORIGINAL
DEL LIBRO NAPOLEÓNICO "DESCRIPCIÓN DE EGIPTO"





Foto cedida por el ministerio egipcio de Antigüedades de uno de los originales del libro "Descripción de Egipto", que ha comenzado a ser restaurado. EFE

El Cairo - Las autoridades de antigüedades egipcias han comenzado a restaurar uno de los originales del libro "Descripción de Egipto", publicado a partir del año 1809, en los laboratorios del Gran Museo Egipcio, informó hoy el Ministerio de Estado para Antigüedades.
El libro monumental se compone de varios volúmenes, el primero de los cuales fue publicado en 1809 y reeditado en 1829, según un comunicado del Ministerio.
Este libro antiguo contiene una descripción científica global del Egipto antiguo y moderno, y la historia natural de este país.
Cuando Napoleón Bonaparte invadió Egipto en 1798, trajo consigo un grupo de más de 160 expertos y científicos, que llevó a cabo un extenso estudio de la arqueología, la topografía y la historia natural del país.
En 1802, Napoleón autorizó la publicación de los descubrimientos de este grupo en una obra monumental, de varios volúmenes, que incluía mapas, ensayos académicos y un índice detallado.
Una copia original de "Descripción de Egipto" se quemó en diciembre del 2011 en un incendio en la Academia de Ciencias, construida por Bonaparte, durante los disturbios contra la Junta Militar en el centro de El Cairo.
Fuentes del Ministerio de Estado para Antigüedades aseguraron a Efe que el libro que se restaura en la actualidad es otro que estaba en posesión de este departamento.

Fuente: EFE

PALABRA Y OBRA


El Mamba reúne obras de artistas italianos y argentinos de los años 60 y 70, cuando cruzaron fronteras como nunca antes ideas, técnicas y búsquedas estéticas, en la celebración del clima de una época.
Por Raquel San Martín

Todo artista produce en su tiempo y espacio, pero hay climas de época que logran que una idea, una técnica o una preocupación estética traspasen fronteras. Sucedió, por ejemplo, en los años 60 y 70, cuando el arte conceptual en sus diversas formas, la crítica social y política, la experimentación, el cuestionamiento de las categorías tradicionales de una obra de arte y, en general, la unión entre arte y vida caracterizaron las búsquedas estéticas en distintas geografías.
Una muestra de esas correspondencias artísticas se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), en la muestra Palabras, imágenes y otros textos , donde dialogan obras de artistas italianos y argentinos de los años 60 y 70 en adelante, una trayectoria casi en círculo que se inicia con la crítica social y la utopía, a la que el arte nuevo regresa, más ácido y menos irónico, pero igualmente reflexivo. La muestra reúne 68 obras de la colección Carlo Palli -que en Italia se exhibe en comodato en el Centro de Arte Contemporáneo Luigi Pecci- y 30 del patrimonio del Mamba que, por razones estilísticas, de contrapunto, de complemento y hasta de lazos familiares con Italia, conversan con comodidad, gracias a una sala de disposiciones generosas y recorrido sencillo, y a una puesta que señala sin intervenir demasiado en la mirada del visitante.
"Los artistas italianos que se exhiben aquí no tuvieron gran éxito comercial en su momento en Italia, aunque sí lograron buena conexión con el público entonces. Algunos alcanzaron reconocimiento posterior, pero en general son casi desconocidos en el exterior", dice a adn Massimo Scaringella, uno de los cuatro curadores de la exposición que se puede visitar hasta el 30 de mayo y que, según afirma, viene a salvar cierto desconocimiento en la Argentina del arte contemporáneo italiano, con excepción del arte povera o la transvanguardia.
El montaje tiene una línea cronológica, pero en cada núcleo existen saludables "desprolijidades" que enriquecen la mirada. El inicio muestra la crítica a la sociedad de consumo y la publicidad, desde un collage de avisos de ironía directa como El bienestar provisorio , de Lucia Marcucci, hasta el uso más conceptual de esa técnica en Michele Perfetti con su Hasta el final . Margarita Paksa y Liliana Porter son los nombres locales en ese umbral.
Sigue un núcleo "geográfico", al decir de Scaringella, con una Italia hecha "tutti fruti" por Cavellini y un juego de mapas de América del Sur de Caruso, entre otras obras, para pasar a los espacios centrales de la exposición. En efecto, el núcleo de la colección Palli es la poesía visual italiana -esa "pintura para ser leída o poesía para ser mirada"-, enmarcada en el más abarcativo movimiento artístico Fluxus, que se expandió por Europa y Estados Unidos en los años 60.
Esas dos inspiraciones nutren las obras más originales de la muestra. Así, el libro ilegible de Isgró, un "no" en trazo negro que esconde un "yes" de Higgins, la escritura sobre un maniquí de León Ferrari, la mano del visitante que revela un texto escondido en la arena de Mariano Sardón, entre otros, muestran el uso de la escritura como imagen y de los significados enlazados con los trazos de las letras, con posiciones ideológicas de denuncia o ironías juguetonas. En el núcleo Fluxus, se incluyen obras de artistas internacionales del movimiento, también parte del patrimonio Palli, como Joseph Beuys, Yoko Ono, John Cage y Ben Vautier, acompañados por el registro de una acción callejera de Alberto Greco, un objeto de Edgardo Vigo y una original máquina de escribir dorada en la que los tipos móviles están rodeados de pequeños soldados en combate, de Jean-François Bory, toda una metáfora, si se permite la lectura, de algunas discusiones político-mediáticas actuales en la Argentina.
Finaliza la muestra con el arte más reciente, que, según el curador, "cierra el círculo desde los años 60 hasta los 2000, con el regreso de la crítica de los inicios", con una impactante -como siempre- fotografía de Oscar Bony, una curiosa obra conjunta de Kuitca y Prior de grandes dimensiones ( Kremlin y castigo ), y los visitantes Moorman, Albagni y Serge III. Como en una sorpresiva performance que estos artistas hubieran aplaudido, la recorrida de adn se superpuso con el trabajo de Marcos López que, rodeado de asistentes, actores, vestuario y luces, preparaba la escena para una fotografía, recreando un vernissage .
"Todos estos artistas tienen en común una mirada más allá de lo corriente, que ve lo que la gente no quiere o no puede ver", apunta Scaringella. "Se adelantaron a lo que iba a pasar en la política y la sociedad. Usaron la ironía y el humor y eran artistas más intelectuales, con formación más sólida y general que la que hoy tienen muchos."
El recorte que toda muestra propone aquí deja lugar a la heterogeneidad, que tiene sin embargo un hilo conductor que el visitante encuentra enseguida. Lo sintetiza Scaringella en el catálogo: "La ecuación y superposición de arte y vida en un contexto sociocultural debe ser total, con el fin de promover un posible mundo mejor y una conciencia más sólida del artista".

INTERCAMBIO

Cuatro curadores trabajaron en esta exposición de intercambio internacional: Marco Bazzini, Laura Buccellato (directora del Mamba), Guadalupe Ramírez Oliberos y Massimo Scaringella. De alguna manera, habrá un involuntario ida y vuelta artístico con Italia: en perfecto español, logrado en sus largas estadías en el país desde hace algunos años, Scaringella cuenta que prepara una muestra de arte argentino contemporáneo que, con el apoyo de la Cancillería argentina, llegará próximamente a Roma.

Ficha. Palabras, imágenes y otros textos , en el Mamba (Av. San Juan 350), hasta el 30 de mayo.

Fuente: ADN Cultura LA NACIÓN

UN COLLAGE CON LA MARCA DEL TIEMPO


“Fragmentos de un Diario” reúne en un libro y una muestra textos de Ricardo Piglia con dibujos de Eduardo Stupía. Ellos hablan aquí de los puntos de contacto entre ambos lenguajes.



Por Ana María Battistozzi

Ricardo Piglia empezó a escribir un diario en 1957 y aún lo sigue haciendo. Dice que, si no lo hubiera empezado aquella tarde lejana, jamás habría escrito otra cosa. El diario es uno de los pocos ámbitos en que el escritor insiste en la escritura manual; en ese trazo personal que ha ido cambiando con el tiempo al punto de que hoy le resulta extraño, como tantas observaciones y episodios del pasado que encuentra en él. El diario hilvana una secuencia infinita de reflexiones, apuntes, observaciones de un universo privado que en un punto deja de serlo. Consciente de que esto es invariablemente así, hace tiempo que Piglia ensaya diversos modos de hacerlo conocer. El que concibió en colaboración con Eduardo Stupía y da lugar a Fragmentos de un Diario , la publicación y muestra que concibió con Jorge Mara y que se puede ver hoy en su galería, es uno de ellos pero no el único. Con Gerardo Gandini tiene pensada otra experiencia equivalente aplicada a su música y con Andrés Di Tella un documental que al mismo tiempo se convertirá en el diario de un cineasta.
Lo fundamental es un asunto de correspondencias en torno del diario como género, que traduce afinidades en un diálogo sin que nadie se aparte de su propio medio. En este caso la escritura pareciera el punto de partida y el terreno común. Pero también lo es la imagen. En ese sentido la escritura de Piglia está llena de imágenes y las imágenes de Stupía surgen de lo que se percibe como la trama de una escritura.
“Justamente por esa razón pudimos trabajar juntos”, dice Stupía al inicio de una conversación que tuvo lugar en torno de la generosa mesa de la trastienda de Mara. Allí donde se acumulan libros y cuadros que son la pasión del galerista –también el punto de unión entre Piglia y Stupía– y la razón de que Mara sea uno de los pocos capaces de articular y llevar una colaboración de este tipo entre los formatos libro y exhibición.
“Me interesa todo lo que posea algún tipo de contaminación escritural –continúa Stupía–. Tanto la escritura como la falsa escritura, la caligrafía, la línea que aparenta un garabato caligráfico. Los ideogramas o los ideogramas quebrados que no son tales. La idea es que todo garabato puede parecer un ideograma aunque en verdad no lo sea.
Si bien lo de Stupía está marcado por ese interés suyo tan especial por todo lo que acaba de enumerar, hay otras cuestiones que deslizan la dimensión temporal. En el caso de Piglia esto se manifiesta de manera explícita por ejemplo cuando escribe “Martes ….Ella tiene la facultad de hacer amistades, como quien dice ‘hago una obra’”. La pregunta es: ¿si no estuviera indicado así y definido ya como forma, no se leería de otra manera?
Ricardo Piglia: Seguro que sí, si se saca la referencia a los días se puede leer como un fragmento de un texto cualquiera. El único modo de definir el género diario es sencillamente a través de que se trata de algo fechado. Todo lo que hay adentro, en cualquier diario, es siempre múltiple. Pero lo único que ordena y define el género o da un marco de lectura es el hecho de que uno debe poner la fecha de manera que se haga manifiesta la sucesión de los días. Por lo tanto hay una cronología y una relación con el tiempo… Sin ser estrictamente así lo de Stupía también tiene que ver con el tiempo. Me refiero a un tipo de imagen que surge de una acumulación y de la recomposición de lo acumulado que en ambos casos denota temporalidad.
RP: Y también de la improvisación, tal vez haya que encontrar una palabra mejor para eso. El diario tiene mucho de improvisación. No es un género que te limita. Cuando uno escribe una novela, sabe lo que va a decir, lo tiene más o menos estructurado. En un diario se puede hacer un poco de todo y nunca se sabe muy bien sobre qué va a escribir uno ese día. De modo que hay un elemento que el género arrastra que es la espontaneidad. Muchas veces he visto el trabajo de Eduardo como algo que está sucediendo en el mismo momento en que la imagen está siendo capturada. La inmediatez que eso produce hace que no sea algo estático, al menos temporalmente. Está muy ligado al tiempo que tarda en hacer eso.
Alguna vez conversamos con Eduardo sobre el modo en que las cosas van apareciendo en sus trabajos. Pero también de una actitud física que incorpora el desplazamiento en el espacio como parte del proceso de producción, como algo que le permite ir calibrando posibilidades ante lo que aparece, interrogarse si lo toma, lo deja o lo dirige hacia otro lado.
Eduardo Stupía: Se trata de una serie de movimientos o acciones que son siempre el mismo movimiento, nada más que con un ropaje distinto. Un mismo movimiento que adquiere una fisonomía y un semblante cambiante. Ver de lejos, de cerca, poner, sacar pero impregnado de una serie de materiales. En este caso físicamente de un archivo. Usé imágenes, textos, letras, arbitrariamente tomadas de distintas fuentes, más todas las herramientas del lenguaje mío de las que hablábamos antes. Fragmentos de dibujos, un dibujo más preciso, más suelto, garabatos, signos, manchas, chorreados. Todo eso que es como el ropaje de un mismo gesto. Uno podría hacer un catálogo del repertorio que uno usa pero los modos de aplicarlo son infinitos. Al menos uno intenta que así parezca porque lo que uno aspira es a que el dibujo se presente como algo inconcluso, o mejor, interminable. RP: Hay otra cosa que da para reflexionar que es captar algo del día para que no se fugue. Uno escribe algo para releerlo, para que no se pierda en el mar de lo cotidiano. Como si la aspiración fuera dejar una marca de cada día. También tiene que ver con apresar algo de lo que está ocurriendo. Como un pescador. Nunca es lo que podría considerarse importante desde el punto de vista político. Pienso en lo que escribió Luis XVI el último día que pasó en Versalles: “Parece que hoy no hay torta”.
ES: Eso que tiene el diario está también en la pintura, en la convivencia de zonas relevantes con otras que no lo son. Y así como no sentí que en ninguno de los textos hubiera nada que fuera definitivo o categórico, tampoco en los dibujos hay ningún elemento que sea determinante de todo el sistema. En ese sentido creo que hay mucha afinidad constructiva entre el diario y los dibujos.
Me interesa detenerme en algo que Mara rescata al incluir en el libro una toma del estudio de Eduardo donde se ve toda su acumulación, algo así como una vista aérea de la mesa de trabajo y alrededores, similar a toda esa diversidad que habita en sus collages. Y también la portada del cuaderno-diario de Ricardo, territorios en ambos casos que tienen que ver con una cualidad material específica que aporta sentido.
RP: Quizá tenga que ver con las manías que todos tenemos con relación al tipo de materiales que elegimos para el trabajo. En mi caso, está ese tipo de cuaderno que se llama Congreso que tiene un papel muy bueno porque no se corre la tinta. Los consigo en un lugar preciso en La Boca. Eso, que fue una elección desde el punto de vista práctico, terminó siendo casi la garantía de que yo iba a seguir escribiendo. Porque el diario es lo único que escribo a mano.
¿Y la insistencia en una escritura manual tiene que ver con retener algo que se va perdiendo? RP: –Puede ser; en los viejos tiempos y hasta no hace tanto las cartas personales se escribían a mano.
ES: –Sí, hay una suerte de gentileza asociada a la escritura manual. Las esquelas que acompañan las invitaciones o los obsequios. Lo personal, lo íntimo está asociado a la letra manuscrita y curiosamente se está perdiendo.
RP: –También están las listas de cosas por hacer, eso también es una de las pocas cosas que uno hace manualmente.
ES: –Como si la escritura manual tuviera algo de imperativo, algo así como el poder de empezar a hacer real lo que todavía no tiene una realidad.
RP: En esos cuadernos en que he ido escribiendo el diario por años suelo guardar cosas. A veces una entrada al cine, una nota o una factura. Así cuando abro cada cuaderno me encuentro con una serie de datos completamente circunstanciales de lo que fueron esos dos meses que trata el diario. De pronto son cortes arqueológicos en mi propia vida.
ES: Pensándolo bien, hay aquí otro punto de contacto. Es que en mi acumulación de cosas hay muchas tarjetas postales viejas. La tarjeta postal además de la escritura manual tiene una impronta muy fuerte como un acontecimiento que tuvo lugar en el mundo y tiene que ver con otro territorio distinto que puede despertar vaya a saber qué fantasías. En mis trabajos hay muchas tarjetas postales, incluso estampillas. Una cosa rara que me sucede es que cuando empecé a comprar enciclopedias viejas encontré también recortes que guardaba la gente, cosas íntimas que tienen que ver con recuerdos de cada uno como esas cosas que le aparecen a Ricardo. Cartas escritas y por alguna razón no enviadas, dibujos de niños.
Es curioso que el modo de aparecer de ese corte arqueológico que relata Ricardo se parece en algo a los collages de Eduardo. Cuando uno los mira no puede evitar pensar en esos libritos recortados –los pop up book– que saltan como una sorpresa para componer una escena. Hay una tipografía, un tipo de grabado y una ilustración propia de las enciclopedias antiguas que emerge como un fragmento de un mundo de maravillas escondido en un libro.
ES: Una enciclopedia un tanto corroída, no sólo por el tiempo mismo sino por el colapso de la enciclopedia como objeto mismo. Ahora hasta la Enciclopedia Británica se pasó al formato digital.
RP: Pienso en los collages como fragmentos de ensoñaciones.
Justamente en uno de los fragmentos del diario se lee lo siguiente: “Los versos son como el resto diurno del sueño, un tejido de imágenes rotas de recuerdos y palabras perdidas”. No por azar esta reflexión escrita hace unos años en Princeton podría aplicarse también a los collages de Stupía.

Fuente: Revista Ñ Clarín

CON 36 DE SUS OBRAS INSIGNIA,
EL MALBA DESEMBARCÓ EN LOS ESTADOS UNIDOS




El museo de Eduardo Costantini llevó una muestra al Museo de Bellas Artes de Houston.
Un monstruo argentino en Houston. Obras del maestro Antonio Berni en una de las salas del museo texano.

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Ocurrió el miércoles por la noche: en el deslumbrante Museo de Bellas Artes de Houston (MFAH) se inauguró la muestra “Obras maestras modernas y contemporáneas del MALBA”: es la primera vez que estas obras –importantísimas en el arte latinoamericano, como el autorretrato de Frida Kahlo con el loro, o “Abaporu”, el óleo de Tarsila do Amaral– salen del MALBA para ser mostrados en el exterior. Y lo hacen en uno de los mayores bastiones del arte latinoamericano. Combinación de centro de  investigación profunda y curaduría de largo aliento, el MFAH es famoso por quien lo lleva adelante, la curadora portorriqueña Mari Carmen Ramírez. Fue ella quien, junto al dueño del MALBA, Eduardo Costantini, y el curador de ese mismo museo, Marcelo Pacheco, hilaron de a poco una alianza estratégica entre las dos instituciones (ver recuadro).
“Esta es la presentación del MALBA en los Estados Unidos”, detalla Costantini, en una cita exclusiva con Clarín en Texas, “y para nosotros, tiene un significado muy importante.” ¿Qué significa para el museo de Houston recibir parte de la colección del MALBA? “Bueno, por un lado son obras que nuestra audiencia aquí nunca ha visto”– explica Ramírez, durante el mismo encuentro. “Son obras seminales de la historia del arte de América Latina. Nuestra colección en Houston, que comenzó en 2001, no tiene este tipo de obras, porque cuando comenzamos a formarla ya  no se encontraban en el mercado. Cuando Eduardo las compró a finales de los 80 y principios de los 90, cuando salieron al mercado trabajos de importantes artistas latinoamericanos de la primera parte del siglo XX. Cuando nosotros comenzamos la colección, los trabajos de este período que tenían calidad de museo, ya estaban agotados.”   En la noche de la pre-inauguración, dentro del MFAH, en la sala de arte barroco, unas veinte mesas estaban listas para recibir a un centenar de  invitados especiales. Era la gala del MALBA en Houston. Hablaron el director del MFAH, Gary Tinterow, Mari Carmen Ramírez, y un emocionado Costantini. Escuchaban coleccionistas locales, empresarios que apoyan al MFAH  relacionados con las dos fuerzas que mueven a la región: el gas y el petróleo. También estaban presentes muchos argentinos que viven aquí, como el cónsul Daniel Deodato, galeristas como Carlos Bacino, y coleccionistas que viajaron desde Buenos Aires, como Eduardo Grüneisen, Mauro Herlitzka, Silvia Braier y Adela Casal, de Sotheby´s Argentina, entre otros.


Fuente: clarin.com

COMPRAN EL MANUSCRITO MÁS ANTIGUO DE EUROPA
POR 14 MILLONES DE DÓLARES

 
El Evangelio según San Juan, del siglo VII y hallado en la urna de un santo hace más de nueve siglos, fue adquirido por la British Library.
Fue catalogado como una de las reliquias más importantes del mundo.

El manuscrito del Evangelio según San Juan, del siglo VII y encontrado en la urna de un santo hace más de nueve siglos, fue comprado por la Biblioteca Británica (British Library) por 14 millones de dólares.
La obra, también conocida como el Evangelio de San Cuthbert, es el libro europeo de mayor antigüedad que existe y está  “intacto y en perfecto estado”, según informó la cadena de noticias BBC.
La obra fue colocada en la urna de San Cutberto aproximadamente en el año 698 y descubierta en el 1104 en la isla de Lindisfarne, un lugar de peregrinación religiosa ubicado frente a la costa noreste de Inglaterra.
El libro, que hasta el lunes pasado era propiedad de la orden católica de los Jesuitas, fue catalogado como una de las reliquias más importantes del mundo.

Fuente texto: clarin.com

BORGES Y KAFKA:
REUNIDOS POR UNA BIENAL EN LA ANTIGUA CIUDAD DE PRAGA




Lecturas, teatro, conferencias y una muestra de fotos para recordar a dos grandes.
"Recuerdos. La muestra de las fotos de los viajes de Kodama y Borges." class="modalLink cboxElement" href="http://www.clarin.com/sociedad/Recuerdos-muestra-viajes-Kodama-Borges_CLAIMA20120418_0050_19.jpg" rel="modalLink" title="Ampliar">
Recuerdos. La muestra de las fotos de los viajes de Kodama y Borges.
Por Patricia Kolesnicov
Praga Enviada especial

La buhardilla de este edificio gótico guarda un cuerpo, cuentan en la ciudad. Más o menos humano. El cuento empieza así. Corre el sigo XVI, es sábado, se adivina el frío y el rabino Loew –mucho después, en un poema, Borges traducirá “Judá León”– había cometido una imprudencia: para ir a oficiar el servicio, había dejado solo al Golem, ese muñecote al que, con las palabras justas, había dado vida. Solo, mirando con sus ojos “menos de hombre que de perro y harto menos de perro que de cosa” (así lo describe Borges), el Golem corre enloquecido. El rabino entiende que tiene que actuar. Va al encuentro de su criatura, quita de él la clave de la vida y lo arrastra hacia el ático. El edificio gótico (se construyó en 1270) es la Vieja-Nueva Sinagoga de Praga. Ayer empezó aquí la III Bienal Borges-Kafka.
Castillos, palacios, torres con puntas de aguja iluminadas por la noche, un puente con esculturas donde brilla el dorado: la antigua Praga tiene perfil de cuento de hadas. Por estas calles cruzaba Franz Kafka, mucho antes de ser el autor de La metamorfosis , antes de adivinar, en El proceso , esa forma del mal que sería la burocracia en el siglo XX. Pasaba peleando con la mujer que lo llevaba a la escuela. O a ver teatro idish. O a escribir en la revista sionista Selbstwehr (Autodefensa). La ciudad donde Kafka vivía estaba cambiando y esa modernización se había llevado el barrio judío. Kafka lo resiente: “La vieja y malsana –poco higiénica– Judería que asoma en nuestro interior es mucho más real que la ciudad nueva e higiénica que nos rodea”, escribe.
En este espíritu se desarrolla la bienal, que organizan las ciudades de Buenos Aires y Praga, junto con la Fundación Jorge Luis Borges y la Sociedad Franz Kafka. Sigue hasta el 26 y consiste en una serie de lecturas y conferencias, música y la obra Pánico, de Rafael Spregelburd. Este año se decidió, además, dedicarla a otros dos escritores: Ernesto Sabato y Arnost Lustig, que murieron en 2011. Como judío, Lustig estuvo en Auschwitz, escapó y volvió a Praga a tiempo para participar de un levantamiento contra el régimen.
El lunes hubo una pre-apertura en el Instituto Cervantes, donde se inauguró “El atlas de Borges”, una muestra de fotos de viajes del escritor junto a su mujer, María Kodama. Muchas de las fotos fueron tomadas por ella misma, que el lunes contó que a Borges “le encantaba posar” y eligió una en la que ellos van en globo como “la foto más loca”. Estaban en San Francisco, contó, y los conductores del globo quisieron disuadir de la travesía al escritor. Dijeron que era muy difícil subir a la canasta: “Yo lo intento, si no, usted me iza”, dice Kodama que dijo Borges.
“Para Borges ser argentino era más bien ser porteño”, contó Kodama, para alegría de Hernán Lombardi, el ministro de Cultura porteño, que estaba sentado a su lado. “El Atlas refleja la vida de una pareja de enamorados”, había dicho Lombardi segundos antes. “Es el retrato de un Borges feliz, frente al cliché de un Borges atormentado”.
Un rato antes de las empanadas de la inauguración, recorrió la muestra el escritor español Juan Goytisolo, que participa de un encuentro de escritores. Por acá está también Mario Sabato, que hoy hablará sobre su padre y el viernes mostrará su documental “Ernesto Sabato, mi padre”. Justamente él puso un toque de calidez ayer, en la inauguración oficial, en el imponente edifico del gobierno municipal, donde los ascensores tienen asientos. “Por supuesto vengo como hijo de Ernesto Sábato –dijo– pero también vengo como hijo de Borges (no te asustes María, es metafórico). Y también vengo como hijo de Kafka. A los que amamos la literatura nos une lo filial, somos hijos de lo que amamos”.


Fuente: clarin.com