EL TRICENTENARIO DE ROUSSEAU







Imagen facilitada por la Casa de Rousseau y la Literatura de Ginebra de la exposisición sobre la vida del polifacético filósofo Jean-Jacques Rousseau con motivo del tricentenario de su nacimiento. EFEImagen cedida por la Casa de Rousseau de la placa conmemorativa que se puede ver en la fachada de la casa natal del polifacético filósofo, escritor y músico. Hoy se ha inaugurado la exposición "Rousseau et la Révolution", que presenta un valioso conjunto de obras manuscritas e impresas Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), con ocasión del tricentenario de su nacimiento.


Imagen facilitada por la Casa de Rousseau y la Literatura de Ginebra de la exposisición sobre la vida del polifacético filósofo Jean-Jacques Rousseau con motivo del tricentenario de su nacimiento.


Vista de una estatua del filósofo suizo Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) en Ginebra, Suiza. EFE/Archivo
 
Fuente: EFE

MUESTRA
SOBRE EL CATALÁN JOSEP MARÍA SERT





 

Una muestra revela el "insólito" método de trabajo de Josep María Sert en el museo San Telmo de San Sebastián.

Fuente: Europa Press

LOS SIETE PLATOS DE ARROZ CON LECHE




Cuadernos privados
Por Laura Ramos

Bajo el césped del Parque 3 de Febrero, sepultados por los árboles que bordean las avenidas Libertador y Sarmiento aún tiritan, embravecidos por el odio, los cimientos de la casa de Juan Manuel de Rosas y su hija Manuelita. Aunque en 1899 ya habían pasado cuarenta y siete años desde los pathos románticos del rosismo, el general Roca esperó para dinamitarla al día 3 de febrero, la fecha de la batalla de Caseros, que rubricaba la venganza unitaria.
Pocos días antes de la batalla que derrocó al restaurador en 1852 el adolescente Lucio V. Mansilla, recién llegado de Europa, llegó a la casa de Palermo San Benito para presentar sus respetos a su tío materno. “La niña está en la quinta”, le contestaron los soldados cuando preguntó por su prima. Lucio dejó su caballo en el palenque y se acercó al jardín de las magnolias, donde Manuelita se encontraba rodeada de un gran séquito. Al verlo abrazó a su primo: “Ahora el tata te recibirá”, le dijo, y corrió a anunciarlo. Pero eran las cinco de la tarde y se hizo de noche sin que fuera recibido. Cerca de la once Manuelita, que entraba y salía de su gabinete, por fin le dijo: “Dice tatita que entres”, y lo hizo pasar al fondo, de estancia en estancia, hasta una pieza amueblada con una cama cubierta por una colcha de damasco colorado. Dos candeleros de plata con bujías iluminaron la llegada de su tío: rubio, alto, blanco, semipálido, combinación de sangre y bilis, de gran talla. El restaurador vestía un chaquetón rojo, pantalones azules y un cuello alto y pulcro. Apenas entró su tío el joven cruzó los brazos y le dijo: “La bendición, mi tío.” “¡Dios lo haga bueno, sobrino!”. Rosas se sentó en la cama, tan alta que sus pies no tocaban el suelo, y le señaló una silla: “Sobrino, estoy muy contento de usted”, le dijo balanceando las piernas, “porque me han dicho que usted no ha vuelto agringado”.
Lucio, que era un petulante, lo tomó como un halago, pero ¿no sería una ironía del caudillo federal dirigida a cuenta de la vestimenta afrancesada de su sobrino? Aunque era verano, el dandi Mansilla se había abrochado hasta arriba la levita europea para que no se le viera el chaleco punzó, que le recordaba a los lacayos del fabourg Saint Germain. Su tío comenzó a leerle un mensaje federal que llenaba decenas de páginas manuscritas, sólo interrumpiéndose de tanto en tanto para hacerle preguntas de puntuación hasta que por fin le dijo: “¿Tienes hambre?”.
Eran las doce de la noche. Lucio había rehusado un asiento en la mesa porque sus padres lo esperaban en su casa. Desfallecía. “Voy a hacer que te traigan un platito de arroz con leche”. El arroz con leche de la quinta de Palermo era tan célebre que al imaginarlo Lucio advirtió, al instante, una sensación de agua en su boca. La lectura siguió, pero un momento después se presentó Manuelita con un hermoso plato sopero. Le sirvieron otro mientras respondía preguntas gramaticales y luego otro más, hasta que dijo “basta para mí”, pero los platos seguían llegando y su tío insistía en que los comiera todos. Mientras escuchaba la alocución federal se comió siete platos de arroz con leche en total. Por fin su tío le dijo: “Bueno sobrino, vaya nomás y acabe de leer esto en su casa. Manuelita, Lucio se va.” Su prima lo acompañó hasta el corredor que quedaba junto al palenque, donde lo esperaba su caballo. Eran las tres de la mañana.
Menos unitario, antirrosista y afrancesado que gentleman de la oligarquía victoriana, Lucio V. Mansilla reconoce en su tío a su propia estirpe, porque la gran familia patricia es una sola, y de esos se tratan las “Causeries del jueves” que escribía para el diario Sud América. El principio de identidad es el que prima en este dandi de la generación del ochenta, su visión de la esencia inmutable de la elite es la que rige su pensamiento. A propósito de su madre, la célebre belleza Agustina de Rosas, escribe: “Y esa joven ¿por qué no se casó con el Ingeniero Pellegrini… sino con el general Mansilla, progenitor del que escribe?... Y como el general Mansilla, mi padre, había sido unitario –partidario de Rivadavia–, casándose en otro medio social, en vez de servir a Rozas, hay noventa y nueve probabilidades contra una que lo hubiera combatido, y yo habría sido otro, u otro hubiera sido yo. Y Pellegrini, el ingeniero, por más que se hubiera ingeniado, en vez de ser unitario como lo fue, habría sido medio federal, por lo menos, y mi padre, si no unitario del todo –cuestión de familia en que hubiera entroncado–, medio enemigo de Rozas, resultando en esta hipótesis otro Pellegrini y otro Mansilla, nada de lo actual”. Pero la posibilidad que ni se le pasa por la mente a Mansilla es que él, o su padre o Pellegrini, el ingeniero, dejaran de pertenecer a su clase. Por eso es que el encantador relato de los siete platos de arroz con leche rezuma tanto orgullo de familia, y aquí no importa la insignia unitaria o punzó.

Fuente: clarin.com


GALERÍAS ALTERNATIVAS, EL ARTE ACCESIBLE



Cultura / Un circuito que crece rápido


Son pequeños reductos con artistas emergentes; atraen a los compradores iniciados y sin un gran presupuesto.




LUCIEN FREUD
LOS ESPEJOS, FUENTE DEL REALISMO CRUEL DEl ENORME PINTOR



El autor de esta nota, curador y biógrafo de Freud, analiza su método para crear.
 
“Reflejo (autorretrato)”. Los retratos fueron uno de los temas recurrentes en su obra, junto a los desnudos.
 
Por William Feaver

Uso el espejo como recurso para retratar un interior en pequeña escala. Siempre el mismo espejo, uno que me gusta y conozco”, contaba Lucian Freud acerca del espejo georgiano que lo acompañó siempre, desde 1943. Era una de las dos cosas que tenía en su departamento con vista al canal, en Londres. La otra era una cabeza de cebra.
Freud usaba los espejos para lograr ángulos extraños, crear distancia y dar esa leve sensación de aislamiento. Porque, como a menudo revelan sus títulos – Reflejo (autorretrato ), Pintor trabajando , reflejo-, sus autorretratos eran imágenes especulares de un rostro que fruncía el ceño autoritario o entrecerraba los ojos para estudiarse de perfil. Como dijo Freud: “Pintarme a mí mismo es más difícil que pintar a otras personas. El elemento psicológico es más difícil. Cada vez más.” Al espejo lo llevó de estudio en estudio. Terminó en la cocina del último que tuvo. La única pintura donde aparece, con marco y todo, es Pequeño interior (autorretrato) , comenzada en 1968 y terminada tres años más tarde. Diminuto en la imagen reflejada, el pintor parece indeciso entre seguir con este cuadrito o pasar al que habría de convertirse en Gran interior, Paddington 1968-9 o quizá perfeccionar el brillo de las hojas en el magnífico Interior con planta, reflejo escuchando (autorretrato), 1967-8 . Sea como sea, este es Freud deteniéndose a reflexionar. Piensen en esto: aquí tenemos la representación de una imagen reflejada que incluye la representación de otra imagen reflejada de su cuadro más grande en años, en el cual una niña ofendida, su hija Ib, está plantada bajo una planta trepadora sobre un piso manchado de pintura. Ostensiblemente una imagen de estudio, Pequeño interior comprime las posibilidades.
El amor era parte del todo: la asiduidad del amor y la expectativa del amor.
Habitación de hotel, 1954 , lo muestra en un cuarto con Caroline Blackwood. Ella tiembla en la cama y él está de pie como una presencia oscura traspuesta de la imagen de sí mismo que estudió en el espejo. Caroline se quejó de que se la representaba más vieja de lo que era, pero las uñas comidas y el meñique sobre su labio inferior son reveladores. El matrimonio se acabó pronto.
“Hacer un cuadro”, decía Matisse, “parecería tan lógico como construir una casa; si uno trabajara de acuerdo con principios sólidos. No deberíamos preocuparnos por el lado humano. O lo tenemos o no lo tenemos. Si lo tenemos, colorea la obra a pesar de todo.” Para Freud, no había dudas de que hacer cuadros era lo primero. Sin embargo, el instinto lo regía. “Los ojos le dan los mensajes al cerebro”, me dijo una vez, “y no todos salen en forma de lenguaje. El pintor que mira a una persona piensa cosas que la otra persona de ningún modo quiere que piensen de ella.” El lado humano y animal, era para él lo principal. Al pintar a una sola persona, tenía la ventaja de estar enteramente al mando. Con dos o más personas, se le complicaba y nunca más que a comienzos de los 80, cuando se le ocurrió la idea de recrear un Watteau.
Conocía la pintura original – Pierrot content , que presentaba al personaje de la Comedia del Arte sentado en un claro con frívolos acompañantes. Su versión, enorme, es una escena luminosa en su estudio de entonces. “Quería que el entorno fuera ligeramente premeditado”, expresó. “Es lo más cerca que estuve de elegir actores más que de pintar personas. Ellos también son personajes. Hacen cierto juego de roles pero no traté de olvidar quiénes eran. Al final, sólo están allí.” Les mostró una foto del Watteau y les dijo que quería algo parecido. Allí, “ligeramente disfrazados”, cuatro personajes sobre una cama, con la luz que cae pareja sobre todos. Hay una hija y dos novias de diferentes épocas. “Me interesa todo ese aspecto de las cosas: las personas y hasta qué punto se ven afectadas por estar cerca unas de otras, pero cada una encerrada en sí misma.” Cuando Gran interior W11 (según Watteau) se exhibió en 1983, más de un crítico lo interpretó como un estudio de personas bohemias que vivían en medio de la mugre. “Una habitación sórdida… paredes descascaradas, una pileta horrible y el tipo de cañerías demasiado visibles que los ingleses son propensos a aceptar”, escribió Terence Mullaly en The Telegraph, agregando: “Lucian Freud siempre me ha parecido enormemente sobrevaluado y este cuadro confirma mi opinión.” No fue el único de ese parecer; la desaprobación se centró en la torpeza de las figuras puestas en pose, obviamente poco habituadas a sentarse juntas.
Freud avanzó a fuerza de crueldad, arremetiendo donde otros conciliaban. “Nada tentativo.” Abriéndose camino por la espalda desnuda de Leigh Bowery (un polifacético personaje de la cultura londinense de la época), se acercó a esas amplias zonas de piel pálida como Alpes aún no conquistados. “Aunque espero forzar la sensibilidad del espectador, lo que realmente me interesa es violentar la mía.” Confrontativo en su realismo, trataba todo, las flores, los bebés, una reina, un lebrel soñoliento, el piso y todo, como disparadores para su poder de observación. Ese realismo es la raíz primaria del arte, eternamente moderna.
Al insistir en que todo lo que dibujaba o pintaba era un retrato, Freud no reconocía distinción entre géneros. La decisión de la National Portrait Gallery de limitar su espléndida exposición a los retratos humanos es poco imaginativa aunque no irracional. A Freud le deleitaba la perspectiva de tener retrospectivas pero cuando sucedía se desconcertaba. Hace diez años, un domingo a la mañana, fue a ver cómo colgaban su retrospectiva de la Tate, dijo que le gustaba pero después me llevó aparte. Había sólo una cosa, le parecía. “William, ¿te importaría que pusiéramos mi autorretrato con el espejo de mano junto al pequeño de mi madre?” Iban bien juntos. “Ah, muchísimas gracias”, dijo.
Pocas veces contempló su obra reunida. En realidad, lo deprimía, explicó, ver tantos retratos de personas que había conocido y quería y ahora estaban muertas.

Freud Básico

Berlín, 1922 – Londres, 20 de julio de 2011. Nieto de Sigmund Freud, vivió desde los 11 años en Inglaterra. Fue uno de los mayores referentes de la pintura figurativa del siglo pasado, su especialidad eran los retratos y los desnudos, las personas y sus vidas. En 2008 se convirtió en el pintor vivo más cotizado, cuando su obra Supervisora de ganancias durmiendo (1995) se vendió por U$S 33,6 millones.

Fuente: clarin.com

JUGAR EL JUEGO DE LAS FORMAS



Lecturas

Una lectura sobre la vida ilustrada de Anthony Browne.

Anthony Browne

Por Coni Salgado

Desde la portada del libro, un simio fija sus profundos ojos celestes sobre mí. Hay algo de humanidad en su mirada, algo de transparencia. Se trata de Willy, el personaje más característico de la obra del ilustrador Anthony Browne. Al dar vuelta las primeras páginas,  la historia empieza a narrarse por el mismo autor de los dibujos, y a través de sus palabras, se comienza a jugar el juego de las formas.
Muchos años atrás, este artista completo, talentoso y polémico, comenzaba una carrera que pareciera reciclarse y transformarse a través del tiempo. Su aporte a la historia de la literatura infantil y juvenil es indiscutible, y los resultados significativos de su obra van dejando huella en un público amante del álbum ilustrado para niños y, por qué no, en todo aquel que encuentre este género literario rico en contenidos y fascinante en formato.


willy
Willy, el personaje más característico de la obra del ilustrador Anthony Browne

La infancia feliz
La vida de Anthony Browne siempre estuvo signada por el arte. Hijo de una familia tipo inglesa, supo encontrar en el calor familiar el incentivo para disfrutar de una infancia feliz llena de juegos y la apreciación por el dibujo y la literatura. Al papá de Anthony le encantaba dibujar y en ocasiones actuaba en la Sociedad de Dramaturgia Amateur de Brighouse. Su hijo no sólo disfrutaba de estas aptitudes de su padre, además las tomaba como excusa perfecta para jugar al juego de las formas. Pero ¿de qué se trata este juego en el que Anthony Browne ha basado su conexión con el mundo del arte y en particular con el maravilloso universo ilustrado?



El juego de las formas
Es fácil y, según el autor, la mayoría de los niños han jugado este juego durante su infancia. Una persona dibuja una forma abstracta, otra persona, con un color diferente, la transforma en algo. El juego de las formas tiene una conexión directa con la capacidad de creatividad en los seres humanos. Después de un tiempo, ya no es necesario el marcador y basta la imaginación para dar forma a los pensamientos más surrealistas y oníricos. Pero es cierto que durante la vida adulta perdemos esta capacidad de imaginar mundos posibles creados a partir del juego. Además, jugar el juego de las formas implica la experiencia de cada individuo, pero por sobre todas las cosas la posibilidad de abrir la mente a un vuelo catártico y fascinante.
Los primeros dibujos que Browne realizó de niño muestran un poco más de lo esperable: un rostro saliendo de un zapato, rodillas con caras, garabatos con la posibilidad de una segunda lectura.
Desde temprano Anthony Browne logró percibir situaciones que calaron hondo en la formación de su personalidad y que inevitablemente se manifiestan a través de sus trabajos y en la totalidad de sus libros: las diferencias  sociales, la soledad de las personas, la vulnerabilidad de los fuertes, la timidez, la inseguridad de los niños, etc.
En los juegos la imagen de su hermano Michael se vuelve fundamental  para el desarrollo de la capacidad de intercambio y superación. También aprende la frustración de las diferencias y la admiración por aquello que a determinada edad no puede lograrse. Browne se vuelve amante del rugby, deporte que practica junto a su hermano y en el que se destaca. Aprende a respetar este juego admirado por la táctica, estrategia y desarrollo visual del deporte. El rugby también es reflejado en su obra, en ocasiones de manera humorística, en donde destaca la fortaleza de los jugadores en contraposición con la sensibilidad que existe más allá del juego.


Papá, el gorila más fuerte
En la vida de Browne, se produce un quiebre que marca un antes y un después. Durante su adolescencia, su padre fallece de un ataque cardíaco. La muerte empieza a influenciar sus dibujos y la tristeza se instala en sus pensamientos. Su papá constituía la imagen de la fortaleza, del héroe. El primer gorila que Browne conoce y admira.  Con su partida, siente la impotencia y la frustración de ver al rey del castillo, al hombre de acero, desplomarse para siempre. Con el vacío irremediable de su ausencia, nada vuelve a ser igual.


Dibujando ratas
Anthony Browne comienza a pasar su tiempo entre la escuela de arte y los trabajos en diseño gráfico. Artistas como Bacon, Magritte o Dalí le son de gran interés y comienzan a influir su trabajo. Dibujos, óleos y acuarelas pasan a ser sus elementos de trabajo.
La vida comienza a exigirle un trabajo y Browne consigue finalmente una entrevista para hacer dibujos relacionados con la medicina. El juego de las formas sigue su curso y el autor sortea los obstáculos del contacto directo con la muerte, perfeccionando de esta manera la calidad de sus dibujos y pasando desesperadamente a otra etapa. En contraposición con la tarea de dibujar cadáveres, Browne consigue algunos trabajos en publicidad y la posibilidad de darle imagen a las tarjetas de felicitaciones para la galería de Gordon Fraser.
De a poco y sin buscarlo, el talento de Anthony Browne comienza a perfilarse hacia el mundo de la literatura infantil.


Primeras publicaciones
El primer álbum ilustrado llega de la mano de Michael Brown, que ofrece a A. B. la posibilidad de ilustrar su primer libro para niños. Inevitablemente, los animales aparecen en los trabajo de Browne, que intenta asegurar mediante los típicos personajes su llegada a los más pequeños. Crea así la historia de un elefante que se aleja de su madre y se pierde en la selva.
Ensayos, errores y modificaciones más tarde, Browne conoce a quien sería su editora durante muchos años: Julia MacRae. Aquí comienza el camino que nos llevará de la mano de Browne directamente a los pasos de Willy, el simio que mientras escribo esta nota, sigue mirándome intensamente desde la portada del libro.


El álbum ilustrado
Tal vez sea el intercambio y la experimentación junto a otros lo que produce el verdadero aprendizaje en el transcurso de la vida. En la comunicación y en la exploración en busca de las palabras se descubren los secretos de aquel objeto que desmenuzamos para profundizar su existencia. Así fue cómo Anthony Browne compartió y aprendió muchas cosas relacionadas con el mundo de la literatura en compañía de su editora. Ella le enseñó la esencia y la importancia en el formato de un álbum ilustrado: hay que dejar un hueco entre la ilustración y el texto y no tratar la ilustración como una simple representación visual de una descripción. Estos huecos se dejan, como silencios, como vacíos, para que el lector pueda hacer uso de su imaginación.
La tensión entre texto e imagen se volvió fundamental en el estilo y el desarrollo en toda la obra de Browne.


Tómala. La crítica como construcción del éxito
A través de la historia de Browne, y acorde a las repercusiones de su crecimiento artístico, las críticas comenzaron a llegar por parte de niños, editores y especialistas del mundo de la literatura infantil. Browne necesitaba cambiar, explorar el uso de diversos materiales y recursos visuales que atraparan al lector. Pero el motivo del uso de un abanico amplio de herramientas se debe en primer lugar a una necesidad personal de mantener el interés por su dibujo para asegurar la continuidad en el incentivo de sus proyectos. Sencillamente, Browne cuenta que necesitaba divertirse. De esta forma comienza a incluir en sus ilustraciones detalles en fondos y sombras que generan inevitablemente en el lector una fascinación por el descubrimiento de objetos escondidos. Estas pequeñas maravillas de la creatividad suelen guardar relación con la obra de otros artistas, y exponen en una lectura profunda un fin premeditado por el autor para lograr el complemento en las historias.


El primer Browne por Browne
A través del espejo mágico es el primer libro de la autoría de A. B. Cuenta la historia de un niño con una vida normal que pasa un día a través de un espejo para descubrir un mundo extraño. En esta obra el autor derrocha toda su fascinación por el surrealismo a partir de las imágenes e idea una trama a partir de lo visual. Esta experiencia le sirvió para comprender o sentir que en un álbum ilustrado el mejor resultado suele encontrarse desarrollando ilustraciones y texto en simultáneo. Esta ecuación no impidió a Browne, de todas formas, probar todo tipo de tiempos y procesos posibles acordes a cada proyecto.
El libro fue un éxito y de aquí en adelante varios más cobraron forma bajo la marca y el estilo de Browne. El clásico Hansel y Gretel descubre en el pincel del ilustrador una original versión repleta en detalles y rica en verdades sociales.
Sin embargo, pintar personas o elegir humanos para protagonizar álbumes ilustrados, se convierte para el autor en un desafío importante en el  que comienza a observar la fuerte impresión que producen las historias en donde la profundidad de la trama puede ser suavizada o digerida de manera diferente involucrando animales con conductas humanas como protagonistas.


Contacto directo
¿Por qué dibujás tantos gorilas? Esta pregunta se ha hecho frecuente en entrevistas y encuentros en la vida de Browne.
Existen tres motivos por los cuales dibujar gorilas se ha convertido en su marca registrada.
¨Son criaturas fascinantes de observar y se parecen mucho a la gente. Y me recuerdan a mi padre.¨ Pero si bien este ilustrador ha pasado horas enteras en el zoológico observando las conductas de estos animales, su primer y único contacto con ellos lo ha llevado a decidir que prefiere ilustrarlos a sumergirse en su mundo real. La anécdota empieza con el interés de un canal de TV por entrevistar a Browne, directamente desde la jaula de los gorilas del zoológico. La experiencia se vuelve traumática: tras una pequeña agresión del simio, Browne es hospitalizado y decide que su contacto con ellos será mediante la ilustración.
En la similitud entre los gorilas y los humanos Browne aprende a disfrazar historias que de otra forma serían más crudas o no tendrían el encanto del universo animal tan característico en los libros para niños.



Nace Willy
Un día del proceso interno que llevaba a Browne al encantamiento por los gorilas y sus características más interesantes, nace Willy como resultado de una necesidad por transmitir al lector sentimientos personales directamente relacionados con su historia personal. No es que fuera el fin del autor, sino que naturalmente los recuerdos de la niñez y sus reflexiones sobre la sociedad se ven plasmados inevitablemente en las características de sus personajes.
“Willy sería un chimpancé; pero su origen como personaje es más evidente. Willy enfrenta la vida como un niño”.
En Willy pareciera haber mucho del autor. Se trata de un chimpancé que vive en un mundo de gorilas más grandes, más fuertes y más importantes que él. El sentimiento que Browne tuvo al ser el hermano menor y el más pequeño de la familia, se implanta en su obra al identificar sus personajes con seres débiles, vulnerables, características familiares para los niños que intentan comprender de qué manera funciona un mundo dominado por adultos.


Primeros lectores
La respuesta de los niños ante los libros de Browne son de incalculable valor para el autor, que no olvida la importancia de devolver en palabras el correo recibido a diario por los pequeños lectores.
En la espontaneidad de estos mensajes se encuentra la recompensa de todo artista cuyo fin sea llegar a otros. En este caso, pareciera ser una misión cumplida para Browne. Los niños se identifican con Willy confirmando un atractivo universal por el chimpancé y volviendo verosímil la vida del simio ilustrado.
Querido Anthony Browne:
¿Willy es una persona real o lo inventaste tú?

Querido Willy:
No tienes que ser grande y fuerte.
Sólo fíjate por dónde vas.

Sucede que Willy se destaca por su soledad, esa misma que según Browne se acentúa en el mundo infantil. Como resultado de las vivencias de su infancia, las temáticas en sus libros comienzan a girar en torno a rituales, problemáticas y costumbres familiares, sociales y universales. El cariño entre padres e hijos, la hermandad, y las situaciones cotidianas que vive un niño han ido llevando a Browne a la confección de nuevas series de libros en donde lo simple guarda en su interior significados profundos y realistas.


Browne a la escuela
Corre el año 2001 y Anthony Browne es invitado por el director de la galería de arte Tate Britain a compartir una experiencia literaria e ilustrada junto a más de mil niños de las escuelas de los barrios populares de la ciudad. Browne se pregunta cómo hará para llegar a ellos, entonces su libro Zoológico se convierte en un puente para vincularse con sus lectores y lograr que abran su mente al arte. El proyecto Caminos Visuales tiene como filosofía la apreciación de que las obras de arte proporcionan un estímulo único para el desarrollo del lenguaje y de la escritura creativa. Con esta premisa, A. B. utiliza el recurso de la imagen como puente para acercar a miles de niños a la cultura.
La experiencia comienza siendo un desafío difícil de resolver y termina consagrándose como una de las cosas más inolvidables que vivió el ilustrador.
Browne invita a los niños a ocupar un lugar dentro de las obras de arte de los grandes pintores del museo, los incentiva en el descubrimiento de todo aquello que dice una obra a través de los recursos que no se ven a primera vista.

A pedido del escritor
Si bien Anthony Browne ha escrito la mayoría de sus libros, en ocasiones es convocado por otros escritores para interpretar sus textos y completar la publicación de una obra. Pero no todos los libros que le acercan al autor, llegan a su alma.
Con muchísima admiración ilustró un libro de Ian Mc Ewan titulado En las nubes. El libro se realiza en blanco y negro imprimiendo, según Browne, un carácter realista acorde a las características del texto.
¨Para mí las ilustraciones resultan más efectivas si acompañan los momentos menos obvios del libro, captando el sentido general del cuento y evocando una atmósfera sin dictar la manera en que el lector ha de ver un incidente concreto¨
Alicia en el país de las maravillas es otra obra de la literatura universal que Anthony Browne se propuso ilustrar. Según él, el juego de palabras que propone Carroll se convierte en un vehículo irresistible para las imágenes surrealistas entre las que no faltarán teteras con forma de gato, árboles con orejas, mujeres con facciones de cerdo y divagues deliciosos, como una combinación perfecta entre los sueños de Alicia y del mismísimo Browne.

Por el mundo
Viajar es parte de la vida de un ilustrador con la dimensión social y el alcance artístico de Browne. Es por eso que muchos países del mundo lo reciben con montajes de muestras increíbles y se dan intercambios maravillosos de los que el autor se despide emocionado. Una de las muestras más impresionantes se realizó en México y fue cuidadosamente diseñada para la sorpresa de los visitantes y del homenajeado. Grandes cuartos con pinturas en tamaño natural conforman la escenografía que hace culto al estilo de Browne en el mundo. El personaje principal: Willy. Y los libros más representados en gigantografías fueron Voces en el parque¨ y El túnel entre otros deliciosamente expuestos para la sorpresa del autor.

La próxima, será.
En el año 1998 Browne queda como finalista para el premio Hans Christian Andersen, considerado como el “Nobel de la literatura infantil”.  Pero no lo gana.  La Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY) vuelve a nominarlo por segunda vez y el reconocimiento llega , se festeja su obra y la importancia de su trayectoria. Numerosos premios continúan reconociendo el trabajo original y característico del ilustrador.

Eternidad al álbum ilustrado
¨Unas de las cosas más gratas que los viajes me han enseñado es que los álbumes ilustrados se mantienen con vida en varios lugares del mundo.¨
Pero Browne también afirma que la experiencia con distintos grupos de niños le ha demostrado que la infancia es la misma en cada rincón del mundo, que los niños atraviesan las mismas etapas y les suceden cosas similares más allá de sus diferencias sociales, geográficas o religiosas. Los pequeños, según Browne, hacen comentarios similares, encuentran detalles en las ilustraciones y comparten los miedos, las alegrías y los intereses comunes a la niñez.
“Tengo la firme creencia de que los álbumes ilustrados son algo especial. A veces oigo a los padres tratar de convencer a sus hijos de que lean libros “de verdad” ( o sea, libros sin ilustraciones) a edades cada vez más tempranas. Esto me causa tristeza porque los álbumes ilustrados son perfectos para compartir y no sólo con los niños pequeños. Creo que los mejores álbumes ilustrados abren un espacio entre las imágenes y los textos, y ese espacio lo llena la imaginación del lector, que así contribuye activamente a la emoción de la lectura. Los álbumes ilustrados son para todos, a cualquier edad; no son libros para descartarse cuando se envejece”.
Juana y sus hermanitas comienzan a dibujar. Hablan entre ellas, dialogan sobre lo que pueden o saben hacer con sus fibras. “No se me ocurre nada”, dice mi ahijada mientras revuelve la caja de lápices y mira hacia arriba buscando una señal de la imaginación.
¿Jugamos al juego de las formas?, las invito sabiendo que mi propuesta tendrá  éxito asegurado. ¡Sí!, gritan las tres a coro.
¿Cómo es?, pregunta una de ellas.
Tomo tres hojas, y a cada una le hago un punteado al azar. Uno las puntas y algunas formas extrañas aparecen como producto de la pura espontaneidad no meditada.Esa forma, les digo, puede convertirse en lo que ustedes quieran que sea. Sólo se trata de usar la imaginación.
Las tres se quedan dibujando en silencio y, ante mi asombro,  los dibujos comienzan a verse  totalmente diferentes a lo que ellas suelen dibujar. Una casa con boca abierta, árboles en el techo, princesas al revés.  Formatos extraños, abstracciones y delirios surrealistas. Arte. Creatividad.
El juego de las formas hace su trabajo.

Fuente: http://blog.eternacadencia.com.ar

SHAKESPEARE,
POR SEGUNDA VEZ EN LA CIUDAD





Shakespeare, por segunda vez en la Ciudad


Hoy arranca el segundo festival en homenaje al autor de Romeo y Julieta. Contalleres, espectáculos, charlas y hasta una bicicleteada, Buenos Aires recuerda al dramaturgo isabelino más importante de todos los tiempos
Distintos elencos argentinos tomarán parte de la segunda edición del Festival Shakespeare Buenos Aires, que se desarrollará desde hoy hasta el próximo domingo 19 en distintos espacios de la Ciudad con entrada libre y gratuita.
Además de funciones teatrales, este encuentro propone diferentes espectáculos y actividades gratuitas mediante las cuales se homenajeará al genial dramaturgo y poeta británico, autor de piezas casi eternas como Hamlet, Enrique IV, La tempestad y Macbeth.
Las actividades del festival se dividirán en espectáculos (teatro, música, danza, títeres, ópera) y actividades académicas (workshops dictados por invitados internacionales y referentes locales).
En el marco del encuentro funcionará el espacio La Aldea Medieval, donde el público podrá participar de talleres de caligrafía, diseño de indumentaria de la época, tiro con arco y flecha, esgrima, cocina, música y danza renacentista.
Esta actividad se desarrollará los sábados 11 y 18 y los domingos 12 y 19 en el Buenos Aires Polo Circo, situado en avenida Garay y Brasil.
También habrá una Bicicletada Shakespeareana, que partirá el domingo 12 a las 10 desde la Dirección General de Museos (Avenida de los Italianos 851) y concluirá en el anfiteatro de Costanera Sur, con lectura de textos e interpretación por parte del público participante.
La programación se compone de A Lover’s Complaint, dirigida por Sergio Amigo y protagonizada por Daniel Kelly (15, 16, 17 y 18 a las 19:30 en el auditorio El Aleph del Centro Cultural Recoleta).
También Hamlet, la metamorfosis, dirigida por Carlos Rivas y protagonizada por Gabriela Toscano (16 y 17 a las 20 en Café Rivas), Lope de Vega y Shakespeare, dirigida y protagonizada por Malena Solda (16 y 17 en el Museo Fernández Blanco); Macbeth, asesino del sueño, dirigido por Patricio Orozco y Quique López (17 y 18 a las 22 hs, en IMPA La Fábrica Centro cultural).
Otras obras que se podrán ver en el marco de la muestra son Mantua, dirigida por Quique López (11 y 12 en IMPA); Romeo y Julieta: Celebración del amor, una ópera dirigida por Ximena Belgrano Rawson (el 19 a las 20:30 en el Anfiteatro del Parque Centenario).
La grilla se completa con De colección, dirigido e interpretado por el dúo teatral Los Modernos (el 15 a las 19:30 en el Anfiteatro del Parque Centenario); Shakespir Show, musical dirigido e interpretado por el grupo Los Carlinga y La Pomponio (11, 12, 18 y 19 en Polo Circo, y el 15 a las 19:30 en el Anfiteatro del Parque Centenario) y Los bailarines de Arda, espectáculo de danza (11, 12, 18 y 19 en Polo Circo y el día 15 en el Anfiteatro del Parque Centenario).
Las funciones son gratuitas pero exigen el retiro previo de entradas en la Casa de la Cultura, Avenida de Mayo 575.


Fuente. infobae.com