Silvina Premat
LA NACIÓN
En el museo de la Fundación Internacional Jorge Luis
Borges, se invita a los visitantes a hablar en voz baja, recorrer sus
dos salas con las luces apagadas y no fotografiar las vitrinas. Estar en
la casona de Anchorena 1660, en Recoleta, donde se exhiben objetos y
libros que pertenecieron a Jorge Luis Borges, es como viajar al corazón y
al cerebro del gran escritor.
"Muchas gracias, querida María Kodama por haber
organizado este museo que recrea con tanta elegancia y devoción el mundo
de Borges. Esta visita enriquece el conocimiento de uno de los
escritores más originales y audaces de la literatura de nuestro tiempo",
dice el saludo escrito por Mario Vargas Llosa, la última personalidad
de prestigio mundial que visitó el museo el 17 de abril pasado, en el
libro de mensajes de la institución. En las páginas que remiten a 1999
figura también la firma de otro premio Nobel de Literatura, José
Saramago.
En la puerta del museo, un cartel indica que en el
horario en que está abierto -de lunes a viernes, de 10 a 16- se hacen
visitas guiadas en inglés, italiano y, previo aviso, también en alemán.
En sus dos salas, Natalia Aparicio y Catalina Fernández, guías de la
Dirección General de Museos, instruidas por la misma Kodama para
responder sobre la vida y la obra de Borges, intentan recrear la mística
propia que tenía el escritor.
Cuentan que Kodama visitó esa casa cuando estaba en
venta sólo para poder ver el jardín de la casa de al lado en la que
vivió Borges y donde se habría inspirado para escribir Las ruinas circulares -
el preferido de Kodama- y que otras circunstancias hicieron que el
propietario terminara casi donando el inmueble a la Fundación.
En el museo, se pueden ver premios, condecoraciones y
regalos recibidos por Borges, quien nació en Buenos Aires el 24 de
agosto de 1899 y murió en Ginebra el 14 de junio de 1986; fotos y
ediciones de sus libros en las más variadas lenguas.
Si bien hay pocas fotos de Kodama, se percibe su huella
al escuchar que las vitrinas "están inspiradas en un anillo de titanio
que Borges regaló a María" y al ver las distintas ediciones del Atlas que reúne las fotos de todos los viajes realizados por la pareja o conocer algunos de los regalos que se intercambiaron.
Entre los objetos, está la condecoración recibida de
manos del dictador chileno Augusto Pinochet, que fundamentó el rechazo
de la Academia a galardonar a Borges con el Nobel y, en la vitrina de al
lado, la carta natal que le hizo Xul Solar. Dos cuadros de otro amigo
de Borges, Juan Carlos Liberti, presentan la ciudad de Buenos Aires
descripta en las obras borgianas. El recorrido termina frente a una obra
de Pérez Celis, dedicada a Borges, que se propone como síntesis porque,
según explican, sus colores oscuros recuerdan la ceguera del escritor;
los círculos aluden al infinito siempre presente en su obra, y las
figuras de felinos, a su afecto por ellos.
Fuente texto: lanacion.com