Nuevas tendencias y eclecticismo bajo la mirada crítica de un fotógrafo argentino. Photoespaña 2011 incluye desde trabajos del movimiento obrero ruso hasta fotos de paparazzis.
Por Dani Yako
No nos fotografíes, únetenos”, decía uno de los cientos de
carteles que inundaron la Puerta del Sol, donde los Indignados
protestaban contra el sistema. La consigna refleja esa contradicción
entre la acción y el testimonio, que la fotografía lleva en sus raíces.
Una luz dura, sin compasión es el título de la abrumadora muestra en el Reina Sofía sobre el movimiento fotográfico obrero entre 1926 y 1939, que rescata miles de imágenes de ese intento de construir una visión comunista sobre las transformaciones tras la revolución rusa, un proyecto que cayó en el olvido con la llegada del estalinismo. A pocos metros, en la fundación Caixaforum, la bellísima retrospectiva de Jacques Henri Lartigue te deja la sensación de que la vida es algo maravilloso, ligero y efímero, pero que vale la pena. Ambas exposiciones son de lo más interesante de Photoespaña 2011, que abrió sus puertas la semana pasada y que durará hasta el 24 de julio.
Con un nuevo comisario general, el cubano Gerardo Mosquera, el festival centra su convocatoria en algo tan amplio y ambiguo como el retrato. En ese sentido, poner bajo el rótulo de fotografía obras hechas hace 2000 años en Egipto por pintores griegos para identificar a las momias, en una especie de fotocarnet, es audaz, y colgar como arte la obra del paparazzi Ron Galella es, sin duda, también. Quizás ese eclecticismo refleja el espíritu de los tiempos, cruces de todo tipo, video, collages digitales, fotos manipuladas junto a la pura tradición de la fotografía del siglo XX, conviven, se anulan y se potencian.
Dos figuras consagradas como Cindy Sherman y Thomas Ruff comparten la Fundación Telefónica. Aquí es donde la consigna del festival se refleja en su esplendor: el alemán con esos rostros duros, con fotos casi policiales, y la norteamericana, con esa obsesiva búsqueda de la identidad, pero siempre usándose ella misma como modelo.
En la fundación Cervantes se exponen los trabajos seleccionados por la experiencia transatlántica. La muestra responde demasiado al cliché de pobreza y violencia en Latinoamérica, pero se destacan los trabajos argentinos de Diego Levy y Miryam Meloni. El primero con su serie Choques y la segunda con su ensayo sobre el paco.
Liliana Porter y Ananke Assef participan en Face Contact , popurrí de experiencias donde la mexicana Dulce Pinzón trata con fino humor la dura vida de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Y Susana de Sousa Dias utiliza las fotos policiales de la dictadura portuguesa para construir un video durísimo sobre la represión. El ámbito es el antiguo matadero de Madrid, convertido hoy en centro cultural de avanzada.
Pese a la crisis, Photoespaña mantiene un alto nivel, con presencia y oferta variada, tratando de ser cada vez más internacional y abierta a nuevas tendencias, pero manteniendo la fotografía como estandarte.
Una luz dura, sin compasión es el título de la abrumadora muestra en el Reina Sofía sobre el movimiento fotográfico obrero entre 1926 y 1939, que rescata miles de imágenes de ese intento de construir una visión comunista sobre las transformaciones tras la revolución rusa, un proyecto que cayó en el olvido con la llegada del estalinismo. A pocos metros, en la fundación Caixaforum, la bellísima retrospectiva de Jacques Henri Lartigue te deja la sensación de que la vida es algo maravilloso, ligero y efímero, pero que vale la pena. Ambas exposiciones son de lo más interesante de Photoespaña 2011, que abrió sus puertas la semana pasada y que durará hasta el 24 de julio.
Con un nuevo comisario general, el cubano Gerardo Mosquera, el festival centra su convocatoria en algo tan amplio y ambiguo como el retrato. En ese sentido, poner bajo el rótulo de fotografía obras hechas hace 2000 años en Egipto por pintores griegos para identificar a las momias, en una especie de fotocarnet, es audaz, y colgar como arte la obra del paparazzi Ron Galella es, sin duda, también. Quizás ese eclecticismo refleja el espíritu de los tiempos, cruces de todo tipo, video, collages digitales, fotos manipuladas junto a la pura tradición de la fotografía del siglo XX, conviven, se anulan y se potencian.
Dos figuras consagradas como Cindy Sherman y Thomas Ruff comparten la Fundación Telefónica. Aquí es donde la consigna del festival se refleja en su esplendor: el alemán con esos rostros duros, con fotos casi policiales, y la norteamericana, con esa obsesiva búsqueda de la identidad, pero siempre usándose ella misma como modelo.
En la fundación Cervantes se exponen los trabajos seleccionados por la experiencia transatlántica. La muestra responde demasiado al cliché de pobreza y violencia en Latinoamérica, pero se destacan los trabajos argentinos de Diego Levy y Miryam Meloni. El primero con su serie Choques y la segunda con su ensayo sobre el paco.
Liliana Porter y Ananke Assef participan en Face Contact , popurrí de experiencias donde la mexicana Dulce Pinzón trata con fino humor la dura vida de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Y Susana de Sousa Dias utiliza las fotos policiales de la dictadura portuguesa para construir un video durísimo sobre la represión. El ámbito es el antiguo matadero de Madrid, convertido hoy en centro cultural de avanzada.
Pese a la crisis, Photoespaña mantiene un alto nivel, con presencia y oferta variada, tratando de ser cada vez más internacional y abierta a nuevas tendencias, pero manteniendo la fotografía como estandarte.
Fuente: clarin.com