Terminaron las dos primeras etapas. Se recuperó la cúpula e hicieron tareas de revoque y pintura.
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INTERIOR. EL ESPACIO REDONDO CON COLUMNAS DE MÁRMOL, EN ESTILO RENACENTISTA ITALIANO. HICIERON MEJORAS ESTRUCTURALES Y AHORA VAN POR LOS DETALLES. |
Domingo Faustino Sarmiento la comparó con la basílica de San Pedro por su majestuosidad . Aunque, en rigor, se parece al Panteón de Roma, el estupendo monumento edificado en el año 170 después de Cristo por orden del emperador. En esa obra se inspiró el arquitecto Nicolás Canale a la hora de diseñarla, hace casi un siglo y medio. Y eso explica su estructura circular que la convierte en la única iglesia de la ciudad con esa característica y por eso todos la llaman La Redonda . Emblema de Belgrano, la parroquia de la Inmaculada Concepción –como tantos otros edificios de gran valor artístico de la Ciudad– pelea hoy contra el paso del tiempo, las vibraciones en la zona y la escasez de recursos .
Puede decirse, sin embargo, que va ganando la batalla.
Acaba de finalizar la segunda etapa de un proceso de restauración que se inició en 2007 , luego de que comenzaran a desprenderse trozos de mampostería. Las medidas del templo revelan la complejidad de la obra: su altura es de 43 metros, que equivale a un edificio de 12 pisos. La cúpula, que es a la vez el techo, tiene un diámetro de 20 metros. De estilo renacentista italiano, la belleza de su interior circular bordeado de 14 columnas de mármol evidencia el desafío que asumió la restauradora Teresa Gowland. Interior que se completa con la bóveda celeste, los grandes vitrales con escenas religiosas y un relieve de mármol blanco que reproduce “La Ultima Cena”.
Lo primero que hizo el entonces párroco Rafael Morán Díaz fue abocarse a conseguir los fondos. No fue fácil. Gracias al aporte de los vecinos –fue el principal flujo–, más una donación del Banco Santander y un préstamo del arzobispado de Buenos Aires, pudieron iniciarse las obras, que ya costaron $ 160.000. La primera etapa, finalizada en 2008, abarcó la restauración de la semicúpula, el ábside y el arco. La segunda incluyó la cúpula, la linterna, más tareas de revoque y pintura. “Por falta de fondos, inicialmente se sacaron los revoques que se caían, siendo la prioridad la seguridad de la gente, luego la refacción estructural y, por último, lo decorativo”, señaló en su momento Morán Díaz.
La iglesia de la Inmaculada Concepción comenzó a gestarse a comienzos de la segunda mitad del siglo XIX, cuando se vio con claridad que la antigua capilla de Belgrano, situada sobre la barranca –en lo que hoy es la esquina de Pampa y 11 de Setiembre– había quedado chica para el crecimiento de la población de la zona. Además de muy precaria, pese a haber sido restaurada. La entonces municipalidad de Belgrano dispuso en 1864 crear una comisión para que se ocupara de la construcción de un nuevo templo.
La piedra fundamental se colocó el 23 de enero de 1865 . La obra fue encargada al arquitecto Canale, pero murió antes de concluirla, por lo que en las últimas etapas intervino su colega Juan Buschiazzo.
La falta de recursos determinó que la construcción fuera lenta. Para lograr más fondos hubo que rematar los terrenos de la barranca donde se levantaba la capilla y otras instalaciones. El templo se inauguró, finalmente, en 1878 con la presencia del entonces presidente de la Nación Nicolás Avellaneda.
La Inmaculada Concepción se apresta ahora a recuperar todo su esplendor. Sólo resta la tercera etapa de la restauración: los frescos, las imágenes y detalles de la cúpula, para satisfacción de sus fieles y de todo un barrio que la considera, además de testigo de su historia, su principal patrimonio cultural y religioso.
Fuente: clarin.com