Por Daniel Gutman
Adoquines de la calle defensa y Humberto Primero en San Telmo.
Todos están de acuerdo en que las calles y avenidas con adoquines forman parte de la historia y la identidad de la Ciudad. A la hora de hasta dónde se debe preservarlas, sin embargo, no todos piensan igual. La Legislatura porteña estudia ahora un proyecto que propone declararlas patrimonio cultural, de modo de garantizar que el asfalto no les pase por arriba y asegurar, en cambio, que se las restaure . Pero el Gobierno porteño no está de acuerdo con la iniciativa y sostiene que no sólo debe considerarse la perspectiva patrimonial sino también otras cuestiones como mantenimiento y costos que tienen que ver con las calles adoquinadas.
La ley que está en vigencia actualmente en la Ciudad es la 65, sancionada por la Legislatura en 1998. La norma protege solamente el empedrado que exista en las “vías secundarias, adyacentes y/o circundantes a monumentos y lugares históricos”.
Ahora, el proyecto presentado por el legislador kirchnerista Francisco Nenna propone llevar esa protección a toda la superficie de Buenos Aires. “Podemos embellecer la Ciudad, pero no quitando aquello que la identifica. Quitar los adoquines y destruir los cordones resulta irrecuperable”, se lee en los fundamentos.
La idea es respaldada por entidades dedicadas a la protección del patrimonio arquitectónico de la Ciudad. “La realidad es que en todas las ciudades de Europa se preserva el adoquinado. Y, más allá de su valor patrimonial, el empedrado también cumple otras funciones. Por ejemplo, es mucho más permeable que el asfalto . Y tiene mucha mayor durabilidad. Un ejemplo es el adoquinado de la avenida Triunvirato, en Villa Urquiza, que está en excelente estado a pesar de sus décadas de antigüedad”, dijo a este diario Santiago Pusso, de la organización Basta de Demoler.
El logo de la ONG liderada por Santiago Pusso.
Actualmente, según datos del Gobierno de la Ciudad, son unas 4.500 las calles de Buenos Aires que conservan el adoquinado. Representan aproximadamente el 15% del total .
En su primer año de gestión, el gobierno de Mauricio Macri lanzó un agresivo plan de pavimentación que hizo desaparecer muchos adoquines, especialmente casi todos los que estaban en las cunetas.
El ritmo de desaparición de los adoquines, sin embargo, fue disminuyendo con la menor cantidad de obras en curso.
“Nuestro objetivo es preservar los adoquines en todos los lugares de Buenos Aires donde se puedan mantener”, dijo el subsecretario de Mantenimiento del Espacio Urbano, Eduardo Villar.
“El patrimonial –agregó– es un valor fundamental que tienen los empedrados, pero no es el único que hay que atender. Por un lado, su reparación es tres veces más cara que el asfalto , porque la colocación de los adoquines debe hacerse manualmente. Por otro lado, hay cuestiones técnicas complejas. Según como estén puestos, los adoquines pueden no favorecer el escurrimiento del agua sino, por el contrario, entorpecerlo ”.
El Gobierno, dice Villar, favorecerá la sanción de una ley que regule la cuestión, pero no de la manera que se propone.
Fuente: Clarín