JOHN SINGER SARGENT Y DIEGO VELÁZQUEZ,
JUNTOS EN EL MUSEO DEL PRADO



El backstage: llega la obra invitada. La recibe la obra "dueña de casa".

‘Las hijas de Edward Darley Boit’, obra maestra de John Singer Sargent, se expone hasta el 30 de mayo en la galería central del Museo del Prado junto a ‘Las Meninas’ de Diego Velázquez, el cuadro en el que se inspiró. Es una ocasión irrepetible para contrastar una de las pinturas más sobresalientes del Museo de Bellas Artes de Boston con la del maestro que tanto admiraba su autor. Sargent pintó a las hijas de Edward Darley Boit en 1882. Fue un encargo del padre, coleccionista estadounidense a quien el artista conoció en París. La obra denota claramente la influencia de ‘Las Meninas’ en su composición y el tratamiento de la luz y de la atmósfera, lo que le concede un ambiente de misterioso naturalismo e intensa expresividad. Como escribió en su día un crítico de Arte norteamericano, es “como si Velázquez hubiera resucitado”. John Singer Sargent viajó en numerosas ocasiones a Madrid para copiar ‘Las Meninas’, al igual que tantos maestros de la Historia del Arte. El registro de visitas de El Prado recoge al menos tres entradas con ese motivo. El resultado de esa fascinación por lo que Sargent consideraba “la obra más sagrada de un dios” es el lienzo pintado para la familia Boit, que es propiedad del Museo de Boston desde que le fue donada por los herederos del magnate. Esta exposición conjunta de ambos cuadros es un “acontecimiento histórico” según el director del museo bostoniano, Malcom Rogers, que viajó a Madrid para asistir a la inauguración de la misma y recibir la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica de manos del Rey de España. Rogers considera que "la composición, la luz y la dinámica son referencias entre ambas pinturas” y ha subrayado las “relaciones complicadas” que parecían tener las adolescentes retratadas con las personas que las rodean, a tenor de lo que retrata John Singer Sargent. “Son figuras intrigantes que parecen saber más de lo que dicen", en palabras de Malcom Rogers. Para el director del Museo del Prado, lo que ahora puede contemplarse en la galería central de la institución es “una historia de artistas, algo que les compete a ellos, aunque el encuentro se celebre delante de todos nosotros". Miguel Zugaza destaca que en la época en que Sargent visitó Madrid, ‘Las Meninas’ no gozaba del reconocimiento que tiene ahora, y que esa pintura "fascinó antes a los artistas que a los historiadores y críticos”. ‘Las hijas de Edward Darley Boit’, a pesar de ser un reflejo de Las Meninas "es un cuadro nuevo, perteneciente a la vida moderna”, como destaca Erica E.Hirshler, conservadora del Museo de Boston. “No se parece en nada a un retrato convencional" y su atmósfera va desde "la luminosa niñez hasta la penumbra de la adolescencia". "La delicadeza y contención de los gestos, el riguroso orden compositivo, la presencia del espejo al fondo, la relación entre las luces y penumbras, la calidad argentada del cromatismo, el uso de la pincelada larga que acaricia las superficies de telas y objetos y la sensación de una instantaneidad detenida, muestran la relación de este cuadro con la obra de Velázquez", subraya a su vez el jefe del Departamento de Pintura del Siglo XIX de El Prado, Javier Barón. El traslado de ‘Las hijas de Edward Darley Boit’ a Madrid ha sido posible gracias a las gestiones de la Asociación de Amigos del Museo del Prado, que patrocina el programa ‘Obra invitada’ de la primera pinacoteca de España. El hecho de la sala de ‘Las Meninas’ se encuentre en obras ha permitido, además, que la obra maestra de Velázquez se desplace también hasta la galería central de El Prado, donde ahora se puede disfrutar de la feliz coincidencia.

Fuente: arteseleccion

John Singer Sargent,1856 -1925, Las hijas de Edward Darley Boit, óleo sobre tela, 1882, mide 221,93 x 222,57 cm. Boston, Museum of Fine Arts. Donación de Mary Louisa Boit, Julia Overing Boit, Jane Hubbard Boit y Florence D. Boit, en memoria de su padre, Edward Darley Boit, 1919.

Libro de copistas del Museo del Prado, página del 27 de octubre de 1879, donde, remarcados con gris, se ven varios asientos referidos a las múltiples visitas de John Singer Sargent a Las Meninas.

AURELIO MACCHI, MAESTRO ESCULTOR





DOLOR. Madera de caldén, 1997 Foto: GENTILEZA MUSEO QUINQUELA MARTÍN

A los 94 años, Aurelio Macchi sigue asombrando con obras en madera y bronce que reflejan su registro expresivo, tan amplio como su humanismo.

Hay justicia poética en el emplazamiento del museo donde se exhibe la muestra de Aurelio Macchi, maestro escultor y maestro de escultores. Porque el Museo Benito Quinquela Martín, en la ribera del Riachuelo, evoca inevitablemente las dos fundaciones de Buenos Aires. A partir de Pedro de Mendoza y Juan de Garay la ciudad fue, en forma incesante, refundada por los artistas.
Fue Quinquela quien dio ciudadanía al barrio. En la Escuela de Artes Gráficas, construida en un terreno donado por él, se formaron artesanos y artistas que recibieron lecciones perdurables de ética y oficio impartidas por un coetáneo, Luis Barragán, y confirmadas por Macchi en sus cátedras en los tres ciclos de las escuelas de Bellas Artes Manuel Belgrano, Prilidiano Pueyrredón y Ernesto de la Cárcova, hoy vaciadas de contenidos significativos.
Este contexto es el aura de una obra esencial que no necesita adjetivos. Aldo Galli definió con acierto la obra de Macchi como aquella en que "nada sobra ni nada está para adornar, tampoco para describir". Galli, con precisión acorde a la premisa de Baltasar Gracián, "lo bueno, si breve, dos veces bueno", resolvió en breves términos el núcleo del artista. Salda también la miope antinomia entre figurativo y abstracto, cliché inexistente.

AURELIO MACCHI

Macchi, nacido a mediados de la Primera Guerra Mundial, formado en la periferia rezagada -en términos de información- sobre los nuevos cursos del pensamiento estético, conoció por instinto y por intuición sensible el rumbo a seguir. La muestra del Quinquela da testimonio en obra temprana del precoz dominio del oficio y de la búsqueda de la imagen personal. Macchi fue asistente de José Fioravanti, creador de los monumentos a Pedro de Mendoza, en Parque Lezama, y a Manuel Belgrano y la Bandera, en Rosario. La dimensión monumental, el trabajo en equipo y la experiencia en lenguajes y técnicas enriquecieron el bagaje de Macchi. Su bajorrelieve Tango -que se exhibe por segunda vez- refleja sus desempeños hacia 1975.

La primera experiencia europea, gracias a la beca Patroneé, en París, lo puso en contacto con las obras de Rodin, Bourdelle y Mailloll, ¡tan próximos como opuestos! En la mítica Grand Chaumière, alimentado a baguette y ayuno, accedió al taller de Ossip Zadkine. Pero la sobriedad franciscana de esta estancia europea le dio acceso al arte preibérico (los Toros de Guisando , tan caros a Henry Moore ) y al románico español. El cruce entre estas obras no clásicas y los anteriores contactos con el arte de las islas Cícladas, Oceanía y África (conocidos en el Museo Guimet de París) conformaron un fermento que Macchi metabolizó en síntesis personal.
Gracias a su formación, el maestro tuvo acceso directo a todas las posibilidades, técnicas y recursos de la poética espacial. Menos conocido por la caricia morosa y sensible del modelado, la belleza de sus pátinas deslumbra el verbo encendido de sus tallas en madera. Allí opera el meollo del obrador poético de Macchi. Elige maderos indúctiles, que lo obligan a dialogar rudamente con la materia. No son amores ni idilios fáciles sino conquistas donde se funden el potencial de la materia y la pulsión creadora.
El registro expresivo de Macchi es tan amplio como su humanismo, y es en sus tallas donde se concilia la experiencia y la interioridad. Ancestral y contemporáneo, Dolor desarrolla a la manera de un tótem la pulsión lacerada de las últimas obras de Miguel Ángel Buonarroti. Concebida como un bloque, Dolor se construye con hachazos que confrontan plenos y vacuos. Sin anécdotas ni adjetivos (Galli dixit ), la obra exige reconocerla, rodearla, merodearla, demorarse en las aristas y ejes cambiantes que la hacen infinita y contundente, aunque parezca un oxímoron.

SALIENDO DEL MAR, NOGAL. 130 X 30 X 25 cm

Un gran músico, el violinista Yehudi Minujin, confirmó su amor por los instrumentos renuentes a la armonía alla prima . Macchi afirmó, desde lo propio, un concepto similar. La talla trabajosa en maderas duras resalta los logros conceptuales, estéticos y estilísticos de La silla , inspirada en la masacre del 22 de agosto de 1972 en el penal de Trelew. Macchi no narra, presenta al unísono el horror contemporáneo, por todos conocido, y la persistencia del terror aquí y en otras partes, y también en otros tiempos. Es una advertencia orientada al futuro, enunciada sin titubeos, en ejes desplazados con sutil consistencia.
Conocedor del modelado táctil de Rodin, de las efigies de Bourdelle, Macchi encontró en el arte ibérico ancestral y en el románico los componentes aptos para conjugar la inspiración del arte de las islas Cícladas y africanas. Zadkine, su maestro, se había internado en esas huellas que Aurelio Macchi hizo suyas, a su modo, en la antípoda austral con la que se identifica.
No se trata de mixturas sino de reconocimientos profundos acordes a su propia identidad de hombre y artista. Esta condición fue advertida por el crítico Albino Diéguez Videla en el prólogo que escribió para la muestra de Macchi en la década de 1980.
Debió cumplir 90 años para que el Museo Nacional de Bellas Artes le dedicara la primera muestra individual en el segundo piso y la terraza del museo.Hoy, a cuatro años de aquella ocasión, es impostergable acudir a la lección de Aurelio Macchi, maestro escultor y maestro de escultores.
Fuente: LA NACION

adnAURELIO MACCHI

Buenos Aires, 1916 Egresó de la Academia de Bellas Artes en 1938, con el título de Profesor Nacional de Dibujo. Estudió con Juan Carlos Oliva y Ossip Zadkine, fue ayudante de José Fioravanti y Líbero Badii. El gobierno francés le otorgó en 1940 la beca Patroneé. Viajó por Italia y España, donde lo deslumbró el románico. Ejerció la docencia (Escuela de Artes Gráficas, de Bellas Artes Manuel Belgrano, Prilidiano Pueyrredón y Ernesto de la Cárcova). Actualmente da clases en su taller con su esposa, Elsa Ezpeleta. Expuso sobre todo en Europa y Estados Unidos. A los 90 años hizo su primera muestra individual en el Museo Nacional de Bellas Artes. Su obra Cariátides fue emplazada en 2006 en el parque del Museo Histórico Cornelio de Saavedra.

EGIPTO: CUESTIONAN MITO SOBRE PIRÁMIDES



Un estudio arqueológico realizado en pirámides ubicadas en dos zonas de Egipto, cuestiona la idea generalizada que los monumentos fueron hechos por esclavos.

EL CAIRO - Un estudio arqueológico realizado en pirámides ubicadas en dos zonas de Egipto, cuestionan la idea generalizada que los monumentos fueron hechos por esclavos.
Las tumbas descubiertas cerca de las pirámides de Khufu (Keops) y Khafre (Kefrén) refuerzan la teoría – dice la revista Quo - de que fueron levantadas por hombres libres y no por esclavos, como se pensó hasta ahora. Las tumbas, hechas de ladrillos de barro seco hace 4.500 años, fueron construidas junto a la pirámide del rey.
Zahi Hawass, arqueólogo jefe del equipo de excavación, declaro que esto indicaría que estas personas no fueron esclavos. Los descubrimientos muestran que unos 10.000 trabajadores que construyeron las pirámides habrían comido diariamente 21 vacas y 23 ovejas enviadas desde las granjas del Delta y el Alto Egipto.
Dice Hawass, que los trabajadores eran empleados por un período de tres meses, y las tumbas, que datan de las cuarta y quinta dinastías (2649-2374 AC), se destinaron a las personas que murieron durante la construcción, señala la crónica de Quo.

ESA TIPA DE MI CUADRA













































ESA TIPA DE MI CUADRA


Aún vieja y vencida,
quebrada y con su garbo marchito,
la ruinosa belleza de esa tipa
llena con su presencia
mi cuadra toda.
Está allí desde tiempos idos.
Esa tipa de mi cuadra
sólo ha dado y da amor genuino,
las más de las veces sin serle correspondido.
a pesar de costarle mantenerse erguida,
enferma, gastada,
mal comida y mal bebida,
con todos los dolores coincidiendo
sobre su ajado cuerpo,
incomprendida
y sin sus lozanías mozas,
derrama generosa sus orgánicas curvas,
como un mascarón de proa
que horada los vientos,
sobre las severas geometrías
que la circundan y enjaulan.
Igual que en una estampa japonesa,
las tortuosidades de su cuerpo,
cruzan en diagonal.
Buscando la luz
de allende el hormigón.
Aunque no esté el monte Fuji.
Ni su sombrero de nieve.
Parece querer asir
los amores
que transitan
las dos calles
que conforman la esquina
muy cerca de la cual
tiene su parada.
Dos tipas jóvenes de la vuelta
la miran buscando aprender.
Y en un futuro no demasiado lejano,
quien quiera saber de nosotros,
y de cómo amábamos y desamábamos,
deberá estudiar a esta tipa.
Como ocurrió con Pompeya y Herculano.
Esta vez sin lava ni cenizas.
Pero entre hierros retorcidos,
cementos y cantos rodados.
Por ríos ya inexistentes.
Como la infanta de la pavana,
o la que despedía el torero,
tendrá sus dignidades intactas.
Mientras,
con sol o a la luz de un farol,
ella ejerce,
alicaída,
sabia,
despaciosamente,
su antiguo oficio
de árbol.

Pedro L. Baliña
Buenos Aires, enero de 2000



LAS LÍNEAS DE NAZCA: MISTERIO RESUELTO






















Las líneas se trazaron retirando la capa de piedras oscuras y dejando a la vista la capa inmediatamente inferior, de arena más clara

"Finalmente, alguien hizo una pregunta sobre ovnis, que es lo primero que pregunta la gente", dijo divertida Christina Conlee, arqueóloga norteamericana que desde hace 15 años estudia las misteriosas líneas de Nazca, cuya elaboración y propósito han sido erróneamente atribuidos a visitantes de otros mundos.
"Debo decir que no hay evidencias de ovnis, y sí hay claras evidencias de que los integrantes de la cultura nazca hicieron estas líneas", dijo en conferencia telefónica Conlee, una de las protagonistas del documental Las líneas de Nazca decodificadas , que mañana, a las 22, emitirá National Geographic Channel , y en el que se relatan recientes hallazgos en torno a los miles de dibujos trazados en un área de 3900 kilómetros cuadrados en el desierto del sur de Perú.
De los descubrimientos recientes, el más relevante es un cuerpo decapitado, hallado en el sitio arqueológico de La Tiza. "Ya habían sido halladas cientos de cabezas momificadas como trofeos, pertenecientes a la cultura nazca -dijo Conlee-, pero esta es la primera vez que hallamos uno de los cuerpos a los que pertenecían esas cabezas, y que nos habla de la práctica de sacrificios humanos."
Sacrificios humanos, pero no de enemigos, como alguna vez se pensó, sino sacrificios rituales. "Pensamos que formaban parte de las mismas prácticas rituales que se realizaban en las líneas, que tenían que ver con hacer ofrendas a los dioses para traer agua y fertilidad."
Además de la cercanía entre el hallazgo del cuerpo decapitado y las líneas, ¿qué otros elementos hay en favor de esa hipótesis? "Una de las líneas de Nazca muestra a una orca sosteniendo una de estas cabezas trofeo, de modo que la práctica de cortar cabezas y las imágenes de las líneas están conectadas como parte de prácticas rituales."
Hoy se piensa que las líneas, algunas de las cuales fueron creadas hace 2400 años, eran trazadas a modo de caminos que eran recorridos durante las ceremonias rituales en las que se pedía lluvia, en esa región en la que la principal amenaza era la sequía. "Allí donde están las líneas era donde se celebraban las ceremonias; eran como grandes templos al aire libre, donde se realizaban las ofrendas a los dioses", dijo Conlee.
Sebastián A. Ríos
Fuente: LA NACIÓN

MÁS OBRA SOBRE PAPEL EN MAASTRICHT



FABIÁN VELASCO (argentino contemporáneo), Victoriana I, xilografía, mide 70 x 92,5 cm.

La 23ª Feria de Maastricht hace frente a la crisis con más espacio para el grabado, el dibujo y obras económicas sobre papel.

La feria de Arte más importante del planeta aborda la crisis con más inversión, mayor espacio y una apuesta decidida por la comercialización de obras económicas. Las mejores galerías del sector han sido invitadas a participar en una nueva sección especializada en piezas de papel que se ha instalado en la primera planta del Centro de Congresos donde se celebra hasta el domingo la Feria de Maastricht. The European Fine Art Fair (TEFAF) abrió este jueves únicamente para coleccionistas VIP que de esta forma se mueven con más comodidad entre las 30.000 piezas expuestas en 263 galerías. Una veintena se encuentra en la nueva sección ‘TEFAF sobre papel’, con la que se quiere probar la aceptación que reciben unas obras consideradas tradicionalmente como de segunda categoría.