SILVINA OCAMPO, ARTISTA VISUAL

El dibujo y la pintura, con los que entró en contacto de niña, dejaron en su obra literaria huellas profundas que pueden rastrearse en algunos de sus temas y en las palabras que eligió para crear universos ficticios.

 Foto: LA NACION Foto: LA NACION

 Foto: LA NACION Foto: LA NACION

Por Luciana Olmedo-Wehitt / Para LA NACIÓN

Silvina Ocampo solía autodenominarse "el etcétera de la familia", en alusión al último lugar que ocupaba en una dinastía cuya reina se llamó Victoria. Fue, además, erróneamente catalogada como la sombra detrás de Bioy. Y aunque todo ello le permitió coquetear desde los márgenes con aquel centro importador de modernidad que fue la revista Sur , durante varios años los ecos de su obra fueron enmudecidos como pasos sobre una espesa alfombra. Sólo una minoría la leyó y valoró en su tiempo. Sus relatos aguardaron el encuentro con lectores póstumos que, imantados por sus múltiples miradas, los sacaran a pasear. El abordaje de sus dibujos y pinturas, en cambio, aún hoy está en suspenso.
El primer contacto de Silvina con las artes plásticas se produjo en 1908 en Europa, donde la familia permaneció dos años. Como relata en el poema "El caballo blanco" ( Poesía inédita y dispersa ), Silvina recogía los restos que sus hermanas desechaban durante las clases de dibujo en el Hotel Majestic. Escondida debajo de una mesa parisina, primero los calcaba y luego los expandía, haciendo uso de una imaginación sin límites. Con el pulso de sus cinco años, un día dibujó un caballo cuyas "protuberancias" escandalizaron a sus hermanas. Rápidamente ellas se encargaron de borrar "la infidelidad" del dibujo infantil. La crueldad, hincada en la mirada del otro, no la detendría. Por el contrario, Silvina la haría resonar en sus relatos por medio de un coro irreverente de ventrílocuos, conformado por las voces de la niñez. Así, la desnudez humana -el ser oculto tras el disfraz social hilvanado con puntadas de vestimentas y vestiduras- se coló entre sus renglones y, al mismo tiempo, el desnudo idealizado como manifestación artística se transformó en uno de los temas más recurrentes de sus dibujos, óleos y pasteles.
A comienzos de la década del 30, Emilio Pettoruti le ofreció a Silvina organizar una exposición de grandes óleos de desnudos femeninos. Ella declinó la invitación para no disgustar a su madre. Participó, en cambio, del "Salón de Pintores Modernos" organizado por la Asociación Amigos del Arte en Buenos Aires donde, en 1931, exhibió dibujos y acuarelas junto a Xul Solar, Horacio Butler, Norah Borges y otros integrantes del Grupo de París.
Aunque en 1950 Silvina dejó de exponer, nunca cesó de dar continuidad a una vocación pictórica que se remonta a su infancia y que profundizó, durante su adolescencia, tomando clases con Cata Martola de Bianchi, en Buenos Aires, y con Giorgio De Chirico y Fernand Léger, en París. Sólo se conocen estudios de sus desnudos en carbonilla y lápiz que, como sus croquis de la plaza y los retratos a amigos notables (Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik, Wilcock y Pepe Bianco, entre otros), ilustraron artículos periodísticos, libros y revistas. Aquellos catados por el ojo audaz de Pettoruti y otros que pertenecen a colecciones privadas siguen envueltos en un manto de misterio tan grande como el que rodea a la propia Silvina.
Podríamos aventurarnos a decir que los desnudos por el momento accesibles al público recaen en lo que el crítico de arte John Berger denominó nude. En su célebre ensayo Modos de ver , el autor establece una división dentro de este género artístico: nude/naked. El primer concepto hace referencia a la exhibición de la propia desnudez. No verse y sí, en cambio, ser visto y juzgado por un otro voyeur, que observa el cuerpo ajeno como objeto e influye en la definición de la propia subjetividad desde afuera. A esta noción Berger opone la de naked: estar desnudo, sin disfraces, siendo uno mismo.
En los cuentos de Silvina, las vestimentas que aparentan exhibir los rasgos de personalidad de los personajes esconden la llave que permite dirigir la mirada hacia el interior de los cuerpos que envuelven. Los vestidos son disfraces que, como sus textos, ocultan al impostor: es en sus puntos y puntadas finales donde solemos encontrar la punta del ovillo.
Algunos de sus relatos ilustran esto. En "El Remanso" ( Viaje olvidado ) Libia y Cándida, las hijas del nuevo casero, se convierten en las mejores amigas de las niñas de la casa. Cuando crecen y la brecha social se acrecienta, quedan en el olvido y sólo reciben migajas de afecto en forma de vestidos usados y sonrisas heladas. Esto las impulsa a entrar a escondidas en la casa grande para mirarse en los altos espejos. Al verse siendo las otras y sentir "el abrazo de las mangas vacías de los vestidos", huyen de sus propias imágenes. La piel ilusoriamente cubierta por las vestimentas se descama y muta, en la letra, como el cuerpo desnudo de un modelo vivo sobre el lienzo.
Lo contrario ocurre en "Las vestiduras peligrosas" ( Los días de la noche ). Allí Régula, la modista y narradora, nos informa que Artemia, la niña ociosa para quien confecciona vestidos, ha sido abandonada por su novio. Hay algo, sin embargo, que además de paliar el ostracismo de Artemia también se presenta como su mayor virtud: dibujar vestidos extravagantes cuyas hechuras mantienen en vela a la modista. De manera inexplicable, sus originales son copiados en Budapest, Tokio y Oklahoma, por chicas que, según informa el diario, cuando los visten son violadas y asesinadas por patotas. Artemia, decepcionada, cree que eso debería sucederle a ella. A pesar de que Régula lee en esa afirmación un exceso de bondad, detectamos en Artemia la necesidad de ser reconocida como una persona bella y, en recompensa, ser poseída por otro. Con tal fin, se ofrece como mercadería. "¿Para qué tenemos un hermoso cuerpo? ¿No es para mostrarlo, acaso?", pregunta. A su singularidad artística no le corresponde una originalidad de pensamiento. La moda era entonces tan tirana como aún hoy la desnudez. Cuando la necesidad de ser vista la lleva a acatar el consejo de Régula y vestirse con "una vestimenta sobria, que nadie podía copiarle, porque todas las jóvenes la llevaban", es violada y acuchillada "por tramposa".
De acuerdo con Berger, exhibirse sin ropa es otra forma de vestido, es estar condenado a nunca estar desnudo por completo. Es tener la superficie de la piel transformada en un disfraz que uno no puede quitarse. El hecho de que Libia y Cándida en "El Remanso" hayan operado ellas mismas como sujeto que mira / objeto mirado permite una instancia de aprendizaje en la que es posible la redención. Lo contrario sucede en "Las vestiduras peligrosas", donde la narración de Ocampo castiga la mímesis de Artemia.
El dibujo y la pintura dejaron, en la obra literaria de Silvina Ocampo, huellas profundas que pueden rastrearse en algunos de sus temas, en la fragmentación de los cuerpos -propia del cubismo y la pintura metafísica- y en la mirada de sus mundos pintados con palabras, en general reducidos a la riqueza de una casa grande. Revisitando la tumba de su infancia, Silvina logró horadar la lápida, desempolvar recuerdos y, como en un juego, hacerlos posar en la antesala de su memoria. Desde allí, en pequeñas dosis, los fue desnudando. Y mientras aguardamos el encuentro con la totalidad de su obra plástica, andando y desandando por entre las hojas espejadas de sus relatos, vamos descubriendo a Silvina, más allá de Bioy y más allá de Ocampo.


Fuente: ADN Cultura La Nación

EL ÍCONO PARISINO POR EXCELENCIA

La torre Eiffel vista desde uno de los cuatro pilares situados en los vértices de un rectágulo. EFE/Archivo

La torre Eiffel vista desde uno de los cuatro pilares situados en los vértices de un rectágulo. EFE/Archivo
Imagen del Ingeniero francés, director de la empresa constructora de la torre Eiffel. EFE/Archivo

Imagen del Ingeniero francés, director de la empresa constructora de la torre Eiffel. EFE/Archivo
En la imagen, montaje de los pilares y llegada al primer piso. EFE/Archivo

En la imagen, montaje de los pilares y llegada al primer piso. EFE/Archivo

COMPRARON UNA MOMIA DE 2.500 AÑOS DE ANTIGÜEDAD


Compraron un sarcófago sin saber que la momia estaba dentro

Unos anticuarios de Barcelona se han llevado a casa, sin saberlo, una auténtica joya. Compraron un sarcófago egipcio a un coleccionista de arte suizo y, para su sorpresa, no estaba vacío. Dentro había una momia de unos 2.500 años de antigüedad. Su antiguo dueño lo había conservado durante medio siglo sin abrirlo.

Fuente: yahoo.es

EL MÁS JOVEN DE LOS MUSEOS ESPAÑOLES


Metápodo de cabra perforado del Gravetiense (i) y un asta grabada del Magdaleniense, ambas halladas en la cueva de La Garma y que se muestran en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUP

Metápodo de cabra perforado del Gravetiense (i) y un asta grabada del Magdaleniense, ambas halladas en la cueva de La Garma y que se muestran en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC), que es el último museo de estas características que se ha inaugurado en España.

El arqueólogo y director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC), Roberto Ontañón, junto a varias estelas prerromanas que se muestran en las instalaciones de este museo que es el ú
El arqueólogo y director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC), Roberto Ontañón, junto a varias estelas prerromanas que se muestran en las instalaciones de este museo que es el último que se ha inaugurado en España. 

Fuente: EFE

DANIEL BAREMBOIM ESTUVO AL FRENTE
DE LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA
EN SU TRADICIONAL CONCIERTO DE AÑO NUEVO



Daniel Baremboim dirigió a la Orquesta Filarmónica de Viena en su tradicional concierto del 1ro. de enero.

El maestro Daniel Barenboim dirige el concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, en Viena, el 1 de enero de 2014



La Orquesta Filarmónica de Viena durante el concierto de Año Nuevo el 1 de enero de 2013 en Viena



Fotos de Dieter Nagl/AFP

VERMEER, HECHO CON PRECISIÓN A PARTIR DE SUS TRUCOS

Un documental muestra el camino de un inventor que intenta demostrar que Johannes Vermeer, el talentoso holandés del siglo XVII, había utilizado aparatos ópticos para crear pinturas de realismo fotográfico.
Vermeer, un maestro de la pintura usaba aparatos de óptica.
Vermeer, un maestro de la pintura usaba aparatos de óptica

Por DAVE ITZKOFF
The New York Times


Tim Jenison siempre se ha considerado un inventor, el tipo de persona que lleva una lista de problemas prácticos que resolver. “Cuando descubro que ya lo ha hecho otro, es un gran alivio porque puedo tacharlo de la lista de pendientes”, dijo Jenison, emprendedor de Texas. “Pero las ideas aparecen en los momentos más extraños”, agregó.
Por motivos que no puede explicar claramente, Jenison dio con un juego de prestidigitación tecnológico, utilizando aparatos ópticos que existen desde hace siglos y que, según cree, podrían haber facilitado la obra de los viejos maestros de la pintura – en particular, Johannes Vermeer, el holandés del siglo XVII con un talento asombroso para crear pinturas de realismo fotográfico. Al no encontrar bibliografía que demostrara o refutara su tesis, Jenison consideró que sólo le quedaba un camino: usar sus descubrimientos para recrear un Vermeer, pese a su falta de experiencia en la pintura.
El viaje de cuatro años de Jenison para crear su propia versión de La lección de música se relata en Tim’s Vermeer, documental que se está proyectando en los Estados Unidos y es creación del dúo de ilusionistas Penn & Teller. No hay trucos, aseguran, en Tim’s Vermeer, que siguió a Jenison mientras trabajaba en su galpón de San Antonio y viajaba a Delft, en los Países Bajos, donde pintaba Vermeer, y al Palacio de Buckingham, donde se encuentra La lección de música.
El proyecto de Jenison retoma un antiguo debate sobre la forma en que Vermeer y sus contemporáneos crearon sus pinturas, llenas de sorprendentes detalles ópticos aparentemente demasiado precisos para haber sido captados a simple vista: ¿Estos artistas conocían y usaron las lentes, los espejos y la cámara oscura, que proyecta imágenes sobre una pared o una pantalla?
Aunque a los estudiosos no les convencen del todo algunas de las ideas que propone Tim’s Vermeer, algunos expertos en arte que vieron la película dicen admirar a Jenison por la pintura que produjo. “Es impresionante que nunca hubiera pintado antes y lograra algo tan bueno como lo que obtuvo”, señaló Walter Liedtke, curador de pintura europea del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
En el filme, la obra de Jenison recibe la aprobación de David Hockney, el pintor y autor de Conocimiento secreto: Redescubriendo las técnicas perdidas de los antiguos maestros, libro que sostiene la teoría de que estos artistas usaban la óptica y las lentes para crear su obra. Pero otros historiadores del arte afirman que esa idea no se ve corroborada por los datos conocidos sobre los artistas. “Si uno revisa todas esas pruebas, se da cuenta de que Vermeer pintaba habitaciones que nunca había visto”, dijo Liedtke.
Jenison no insiste en que la pintura que creó en la película debe ser considerada una obra de arte. “Vermeer creó la obra de arte”, explicó. “Lo más que pude hacer yo fue producir algo que se veía igual. ¿Para qué queremos otra Lección de música? Lo hice sólo para ver cuánto podía acercarme”.

Fuente: Revista Ñ Clarín

¡LOS MEJORES DESEOS PARA EL AÑO NUEVO!



Cuatro personas utilizan luces de bengala para escribir '2014' en el aire en un campo cerca de Jacobsdorf, el noreste de Alemania. Foto tomada con largo tiempo de exposición.

Foto AFP - DPA - PATRICK PLEUL

EL RULERO EN DOS HISTORIAS:
DE LAS PELUQUERÍAS A UN EDIFICIO ICÓNICO

El cilindro plástico para hacer rulos inspiró el nombre popular de una torre. Fea para muchos pero que no pasa desapercibida.


Pellegrini y Libertador. La Torre Prourban (nombre real) cumple 30 años.
Por Eduardo Parise

La opinión de la gente parece inapelable: lo consideran el tercer edificio más feo de la Ciudad. El dato surgió de una encuesta que la Consultora D’Alessio Irol realizó entre 600 personas que no son ni arquitectos ni constructores. La consulta fue para el suplemento ARQ y Clarín la publicó ayer en la sección La Ciudad. El edificio tiene 100 metros de altura y 30 de diámetro, está en la esquina de Carlos Pellegrini y avenida Del Libertador, en Retiro, y su nombre es Torre Prourban. Sin embargo, por su forma cilíndrica y desde hace muchos años, esa misma gente lo denominó simplemente como “El Rulero”.
El porqué de esa definición se basa en un elemento que, hasta hace no muchos años, fue muy usado en las peluquerías de damas, para rizar el cabello. Era un cilindro de plástico con un enrejado pequeño en el cual se enrollaba el pelo y se dejaba por horas para después darle un marcado especial. Los había de distinto tamaño. El edificio de Retiro se asemeja a uno de aquellos instrumentos de “belleza” que se reemplazaron con las actuales bucleras eléctricas.
Lo cierto es que la Torre Prourban o “El Rulero” ya lleva 30 años en esa esquina porteña. Se empezó a construir en 1979 y se terminó en 1983. Las empresas encargadas de la obra fueron las constructoras Eugenio Grassetto SA y Sideco Americana SA. Se basaron en el proyecto que en 1978 la desarrolladora Creaurban (era del Grupo Socma, que lideraba el empresario Franco Macri) le había encargado al estudio de Flora Manteola, Javier Sánchez Gómez, Josefina Santos, Justo Solsona y Rafael Viñoly, quienes tuvieron como arquitecto asociado a Carlos Salaberry. Así surgió ese diseño tan particular de hacer un edificio redondo. Los especialistas dicen que en los cuerpos centrales del barrio Comandante Piedrabuena, en Villa Lugano, ya había alguna construcción con ese formato. Pero el que primero se destacó aquí fue éste.
El edificio de Retiro (su acceso se encuentra en el número 498 de avenida del Libertador) está construido en un terreno que tiene unos 4.200 metros cuadrados. Pero no se usaron en su totalidad, justamente para poder crecer en altura. La estructura está hecha en hormigón opaco y moldeado con otras estructuras metálicas. Eso permitió que quedaran las ventanas cuadradas que tienen vidrios de dos metros por lado. El pórtico de la entrada está revestido en granito. Por allí se accede a un hall (tiene 10 metros altura) desde el que se llega a dos grandes paliers donde están los ocho ascensores que llevan a los 27 pisos destinados a oficinas. El hall principal tiene los pisos cubiertos con lajas de San Luis y las paredes revestidas con mármol blanco.
Por su forma redonda, todo lo relacionado con los servicios (escalera y ascensores) queda en el centro del edificio, lo que permite que cada planta tenga mayor espacio para las oficinas. Además, tiene tres subsuelos que se usan para las cocheras y los pisos 28 y 29 se destinaron a la sala de máquinas y el tanque de agua. Lo curioso de “El Rulero” es que, en 1986, se convirtió en el edificio con el cartel de publicidad colocado a mayor altura en la Ciudad La estructura de la publicidad ocupaba una superficie de unos 600 metros cuadrados y para construirla se usaron 20 toneladas de perfiles de hierro y 10 de chapa galvanizada. Para iluminarla se colocaron unos 3.000 metros de tubos de alta tensión que funcionaban a gas de neón. El gran cartel mostraba los logotipos de las marcas Fiat y Peugeot, que por entonces fabricaba la firma Sevel Argentina, también propiedad de Franco Macri. En la actualidad, la publicidad es de la empresa de telefonía celular Claro.
Otra curiosidad: esa estructura también sostiene un monorriel con una cabina especial que puede moverse en forma horizontal o vertical. Esa cabina la usaban los operarios encargados de la limpieza exterior del edificio.
A pesar de todos esos aspectos técnicos, la Torre Prourban no gusta. Así lo demostró la encuesta publicada ayer. Sin embargo, “El Rulero” no se llevó el primer puesto entre los feos. El número 1 del podio le correspondió al Chateau Libertador, una torre de 50 pisos y mansardas francesas colocadas a gran altura. Está en Avenida del Libertador 7050, en el barrio de Núñez y ocupa casi una manzana. Lo inauguraron en 2010 y entre sus vecinos hay varios ricos y famosos. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

LOS ITALIANOS TRABAN EL ACUERDO PARA MUDAR A COLÓN
EN LA CIUDAD

Una parte de la colectividad no acepta el pacto entre los Gobiernos nacional y porteño.







Acostada. La estatua permanece así desde junio, cuando fue desmontada de su pedestal. /GUSTAVO ORTIZ
Por Romina Smith

El principio de acuerdo no duró mucho: pese a que Ciudad y Nación habían decidido avalar el traslado del monumento a Colón de la plaza que lleva su nombre, detrás de la Casa Rosada, a otro sitio de la Capital, una parte de la colectividad italiana pidió más tiempo para analizarlo, la más dura se puso en pie de guerra y, otra vez, la negociación quedó trabada. Así, con presión de todos los sectores, por ahora Colón seguirá como está: acostado y atado, como lo dejaron desde que lo bajaron para sacarlo y reemplazarlo por otra escultura de Juana Azurduy. Un pedido que surgió desde la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y que, meses después, aún no tiene solución. Solo problemas, cruces, críticas y desacuerdos.
El 16 de diciembre, hace solo una semana, Clarín anticipó lo que después confirmaron desde el Gobierno porteño y el nacional: ese día, el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta y su par en la Nación, Jorge Capitanich, confirmaron que Colón no iba a ir a Mar del Plata, como se intentó en un principio, sino que se le buscará una nueva ubicación en un espacio verde porteño. “No se va de la Ciudad, eso no está más en discusión, pero se planteó la posibilidad de trasladarla a otra parte”, dijo en su momento Rodríguez Larreta. Y Capitanich llegó a definir que fue “un acuerdo importante y apropiado” para dar luz verde a Azurduy. Sin embargo, después de una reunión con descendientes de italianos, las tres cabezas máximas de la colectividad (el Comité de los Italianos, Fediba y Feditalia) pidieron tiempo para analizar junto a sus bases. Estas tres, son, finalmente, las que están dialogando con el Gobierno. Y aún no se expidieron, según explicaron ayer. Pero por otro lado, las ONG que impulsaron la causa judicial que todavía frena la mudanza adelantaron que están en contra de este acuerdo, y dijeron que va por “afuera del reclamo que plantearon en los tribunales”.
Ante esta postura, Rodríguez Larreta reconoció que la mudanza volvió a trabarse. “Estas situaciones se resuelven dialogando, únicamente, y eso es lo que estamos haciendo”. Y remarcó: “Nuestra idea siempre fue muy clara: mudarlo sólo iba a ser posible contando con el consenso de la comunidad italiana, que fue quien donó este monumento a la Ciudad en 1921, y que este consenso se llevara a la Justicia”. Según el funcionario, hasta ahora no hubo respuestas positivas “por lo cual el monumento se queda donde está”.

Fuente: clarin.com

DIBUJOS PARA SALVARSE DEL INSOMNIO

Paz. “Descubrí ollas que estaban abolladas y que nunca había visto”, dice Roux. Cuando dibujaba, podía dormir.
Por Julia Villaro

Lloran cucharas sobre un fondo gris plateado. Unos tenedores parecen reptar en la mesada y un insecto metálico yace al borde de una copa. Durante meses Guillermo Roux tuvo una cita involuntaria con la noche y lo que comenzó siendo parte del dolor y del insomnio poco a poco se convirtió en una revelación: una serie de dibujos metálicos y melancólicos, hermosos y simples, en los que el artista confirió vida a una larga lista de objetos inertes sólo para recuperar la propia. El resultado se llama Nocturnos y puede verse en el Museo de Arte Decorativo de Buenos Aires.
–Un insomnio que fue también ensoñación…
–Cuando uno no duerme hay una zona que no es ni estar despierto ni estar dormido; pero además hay una especie de silencio donde queda un espacio para que se mezcle la realidad con los recuerdos y para que las cosas más impensables puedan pasar por la cabeza. Cosas que no tienen mucho que ver con lo que uno está mirando: puede pasar la infancia, conversaciones, olores y una cantidad de ideas (o de fantasmas) que si uno mira fijo un objeto, se ponen ahí. El secreto está en no darles un destino. Muchísimo menos uno que tenga que ver con el mundo del arte y la cultura. Porque sólo así uno puede valorar el objeto que ya es un lugar de meditación. Uno desearía vivir siempre así, en ese espacio de ausencia de lo cotidiano que es muy placentero, lo difícil es despertar.
–Un momento placentero rodeado de las molestias físicas que le impedían conciliar el sueño…
–Tengo que agradecer el dolor. Muchas veces nos hace ver un aspecto de la vida que no conocíamos y que nunca conoceríamos si no entráramos por esa puerta. Cuando uno acepta que el dolor es parte de la vida (que para los que hemos sido muy sanos es algo desconocido) se abren puertas maravillosas. Cuando no hay posibilidad, quedan dos caminos: uno es renunciar a la vida, la lástima de uno mismo y la depresión. El otro es buscar el sentido, encontrar cómo es la vida a través de esta puerta que yo no había transitado, una habitación que no conocía.
–¿Cómo ayudaron estos dibujos a transitar el insomnio?
–Empecé a refugiarme en las pequeñas cosas. Vi que lo que podía tener era lo que estaba al alcance de mi mano. Yo ya no tenía un mundo grande de acuarelas, viajes, museos y demás. Y entonces –recuerdo ese día– empecé a mirar un vaso que estaba arriba de la mesa. Y a desear que ese vaso hiciera algo por mí. Dibujé el vaso como si nunca hubiera dibujado, ni supiera que era un vaso. Y después hubo otro vaso. Y abrí el cajón de cubiertos, descubrí ollas que estaban abolladas y que yo nunca había visto, máquinas de café que nunca me habían importado, escurridores de platos quietos… todo eso se transformó en un mundo que me daba respuestas, o me calmaba. Cuando podía hacer un dibujo el dolor se suavizaba y podía dormir. El empezar a ser un observador lo más ingenuo posible me daba cierta certeza. Empecé a dibujar en un bloc porque podía dar vuelta las páginas. Feché cada día. Dar vuelta las páginas era dar vuelta el día. Veía cómo pasaban los días y cada día iba descubriendo una nueva forma de vivir. Iba avanzando y viviendo lo que antes me parecía que no iba a poder vivir. Porque cuando me sentí tan mal pensaba que no iba a vivir más. Pero iba viviendo, los objetos iban tomando un carácter y me iba sintiendo mejor. Mi única intención era salvarme.

Fuente: clarin.com

RON MUECK Y SUS CRIATURAS

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Couple under an Umbrella (Pareja debajo de una sombrilla), 2013


En 2013, Ron Mueck fue invitado a presentar sus nuevas esculturas en la Fondation Cartier pour l’art contemporain, París.
Esa muestra se exhibe ahora íntegramente en Fundación PROA, Buenos Aires, y luego se presentará en el Museu do Arte Moderna de Río de Janeiro. Es la primera vez que la obra de Ron Mueck se exhibe en Sudamérica.

El artista se inscribe en la tradición escultórica donde es representada la figura humana; aunque los temas, materiales y técnicas que utiliza lo convierten en un autor original, innovador y contemporáneo. Sus esculturas cautivan por el cambio de escala en las dimensiones y el realismo de los personajes, cuyos gestos expresan sutilmente situaciones llenas de vida y misterio.
Una madre con su hijo, parejas jóvenes o adultas que oscilan entre la tensión y la calma y un hombre desnudo en un barco a la deriva son algunas de las imágenes que forman parte de la exposición. Obras que encierran una interioridad vital y profunda y, a la vez, expresan la perfección técnica del artista y su obsesión por la verdad.
Mueck utiliza materiales como resina, fibra de vidrio, silicona y pinturas acrílicas para reproducir fielmente todos los detalles de la anatomía humana y construir esculturas que tematizan la vida y la muerte. Sus obras evocan un tipo de realismo que es, al mismo tiempo, íntimo y monumental. En diferentes escalas, el artista amplía o reduce extraordinariamente el tamaño de los cuerpos para crear situaciones que conmueven al espectador.

Biografía 

Ron Mueck nació en Melbourne, Australia, en 1958. Hijo de jugueteros, desde pequeño, entre títeres y disfraces, convivió con técnicas asociadas a dar vida a objetos inertes. Sin ninguna clase de formación artística formal, desde niño dedica su tiempo al modelado de figuras, vocación que luego desarrolla dentro la industria del cine, la televisión y la publicidad, como realizador de efectos especiales y creador de personajes.
Trabajó en diversos programas de televisión antes de ingresar en la producción de efectos especiales para cine - trabajó en los personajes de Laberinto (1986), un film fantástico de culto protagonizado por David Bowie.
A partir del año 1996, en colaboración con su suegra Paula Rego, produce una serie de pequeñas figuras como parte de una escena que ella estaba mostrando en la Galería Hayward (Londres) y comienza a abandonar progresivamente la producción de maquetas y modelos para cine y televisión.
La transición de artesano a artista se completa cuando es descubierto por Charles Saatchi, quien comienza a coleccionar sus obras y lo consagra como valor en alza. Saatchi elige Dead Dad, una escultura de pequeña escala del padre de Mueck muerto y desnudo, para la exhibición Sensation en el Royal Academy en 1997. Esa exposición incluyó también a otros “nuevos” artistas británicos como Damien Hirst y los hermanos Jake y Dinos Chapman.
Luego, en 2001, Mueck obtiene gran aceptación internacional y se destaca desde ese momento como uno de los artistas más originales del arte contemporáneo con Boy, un enorme niño agazapado de cinco metros de altura que se exhibió en el Milenium Dome y en la 49 ª Bienal de Venecia.
Ron Mueck no brinda entrevistas, incluso en el período previo a una nueva exhibición. Vive y trabaja en Londres.
Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

La muestra puede verse hasta el 23 de febrero de 2014, en Fundación PROA


Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)


Still Life (Naturaleza muerta), 2009


Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

Still Life (Naturaleza muerta), 2009

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Man in a Boat (Hombre en un bote), 2002

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

Man in a Boat (Hombre en un bote), 2002

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)


Woman with Sticks (Mujer con ramas), 2009

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

Woman with Sticks (Mujer con ramas), 2009

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

Drift (A la deriva), 2009

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

Drift (A la deriva), 2009

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Mask II (Máscara II), 2002

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

Mask II (Máscara II), 2002

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

Woman with Shopping (Mujer con las compras), 2013





Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Woman with Shopping (Mujer con las compras), 2013

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Woman with Shopping (Mujer con las compras), 2013

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Young Couple (Pareja joven), 2013

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Young Couple (Pareja joven), 2013

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Youth (Juventud), 2009


Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Youth (Juventud), 2009

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

A Girl (una nena), 2006 - Exhibida en la Royal Scottish Academy en Edimburgo, año 2006.

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

In Bed (en la cama), 2005 - Museo San Ildefonso año 2011

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Wild Man (hombre salvaje), 2005 - Exhibida en la Royal Scottish Academy en Edimburgo, año 2006.

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Big Baby (Bebé grande), 1996 - Subastada en Christie's, Londres, año 2011

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Big Baby (Bebé grande), 1996 - Subastada en Christie's, Londres, año 2011

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Big Man (Hombre grande), 2000 - Galería Albright-Knox, Buffalo, N.Y., año 2004

Ron Mueck y sus criaturas hiperrealistas (© Fundación PROA - Prensa)

 

Boy (Muchacho), 1999 - Museo de arte Aros, Aarhus, Dinamarca, año 2004

'NAKED MEN', LA EXPOSICIÓN QUE ESCANDALIZA A VIENA


Un museo de la capital austriaca se ha visto obligado a censurar los carteles publicitarios que habían instalado en las calles sobre una exposición fotográfica basada en el desnudo masculino. La más polémica: una fotografía de tres futbolistas de diferentes razas vestidos nada más que con calcetines azules, blancos y rojos y botas de fútbol.

naked men
Una de las ilustraciones que se podrán ver en la exposición. Bruce Nauman, Untitled (Five Marching Men), 1985 © Friedrich Christian Flick Collection / VBK Wien 2012
naked men
Paul Cézanne, Seated Male Nude (Self-Portrait), 1910 © Fondation Beyeler, Riehen/Basel
naked men
Egon Schiele, »Prediger« (Selbstakt mit blaugrünem Hemd), 1913 © Leopold Museum, Wien, Inv. 2365

TEMPLOS MAL RESTAURADOS EN BIRMANIA

Templos birmanos ‘Disneyficados’

Muchos templos del complejo sagrado de Bagan en Birmania han sido mal restaurados. Expertos afirman que esto podría hacer más difícil conseguir el estatus de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Templos birmanos ‘Disneyficados’


RESULTÓ QUE HABÍA COMPRADO UN MURILLO

Recuperado un "Ecce Homo" atribuido a Murillo

Joaquín Caler, un párroco granadino, ha descubierto que hace ocho años la pintura que compró es un Murillo. Así lo demuestran diversos estudios de expertos en arte y la obra del maestro barroco sevillano. Lo adquirió tras enterarse de que una familia sevillana quería deshacerse de él, y este sacerdote aficionado al arte decidió comprarlo para su colección.
El cuadro, que estaba bastante deteriorado, fue objeto de un proceso de limpieza.
Tras el hollín se descubrieron los trazos que para los expertos no dejan lugar a dudas, es obra de Bartolomé Esteban Murillo.
En principio creía que se trataba de una obra del siglo XIX, aunque posteriormente se data el lienzo de 72 centímetros de alto por unos 54 de ancho, en el siglo XVII.
Durante un año la obra estará expuesta en el museo de la Catedral de Guadix, para que todos los que lo deseen puedan contemplar esta singular pintura barroca. 

Fuente: yahoo.es