Tras permanecer cinco años cerrado al público, el edificio de la avenida San Juan abrirá sus puertas el jueves con dos exposiciones.
Una de las amplias salas de exhibición que el público podrá recorrer a partir del jueves. Foto Maxie Amena
Laura Casanovas
LA NACION
Ingresar en el remodelado y ampliado edificio del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) produce algo muy parecido a la felicidad. No sólo por la magnitud de la obra, sino también porque, como todo museo, es sinónimo de un patrimonio compartido. Y porque después de cinco años cerrado, vuelve al ruedo un protagonista clave del circuito cultural porteño y nacional.
La esperada reapertura del Mamba tendrá lugar el próximo jueves en la misma sede del anterior, en la Avenida San Juan 350. La Nacion recorrió ayer, de manera exclusiva, junto con el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, y la directora del museo, Laura Buccellato, el nuevo edificio, que se basa en un proyecto del consagrado arquitecto argentino Emilio Ambasz.
En principio, el público podrá recorrer 3800 m2 del total de 11.350 m2 -más del doble del viejo edificio- que tendrá el museo cuando finalice toda la obra, que se estima estará concluida a mediados de 2012. En esta primera etapa, se habilitarán dos grandes salas de exposición, de un total de siete.
La fachada del edificio
Creado en 1956 por iniciativa del crítico de arte Rafael Squirru, el Mamba, que depende del gobierno porteño, posee un importante patrimonio de unas 7000 obras de arte argentino e internacional de los siglos XX y XXI. Buccellato señaló que las nuevas instalaciones del museo verifican las normas sugeridas por el Consejo Internacional de Museos (ICOM, por sus siglas en inglés).
Hasta el momento, la obra demandó una inversión de 58 millones de pesos, precisó Lombardi, e insumirá unos 27 millones más. Fue ejecutada por el ministerio de Desarrollo Urbano, con la supervisación del ministerio de Cultura porteño. Además, Lombardi dijo que se ampliará el presupuesto operativo del museo.
En las dos salas que podrá visitar el público a partir del jueves, se presentarán dos muestras. En la planta baja, con el título Narrativas inciertas, se ofrecerá un interesante panorama de obras de reconocidos artistas jóvenes argentinos, como Sebastián Gordín, Leandro Herlich, Nicola Costantino, Dino Bruzzone. Con la curaduría de Buccellato y Valeria González, las obras de esta exposición fueron hechas especialmente para esta oportunidad.
Por otra parte, en la sala del primer piso se despliega El imaginario de Ignacio Pirovano, con la curaduría de Cecilia Rabossi, con obras, entre otras, de la destacada colección Pirovano que atesora el museo, de referentes de la abstracción de nuestro país y del ámbito internacional, como Paul Klee, Julio Le Parc, Henri Matisse, Juan del Prete.
A esta primera etapa de reapertura, le seguirán otras, en las que se irán habilitando los demás espacios. Hacia el final, las cinco plantas del Mamba albergarán las salas de exposición, los depósitos, la biblioteca, las oficinas, los talleres, el patio de esculturas, el auditorio para 240 personas, la confitería, la tienda, y más.
En 1998, el gobierno porteño aceptó el anteproyecto de Ambasz para rediseñar y ampliar el Mamba. En junio de 2005, la institución cerró sus puertas para comenzar las obras. Sin embargo, éstas comenzaron un año después y se aceleraron más adelante.
Ayer, la palabra en común de Buccellato y Lombardi al referirse a la reapertura del Mamba fue "alegría". Una emoción que seguramente el jueves compartirá el público cuando, a las 20, una intervención artística sobre la fachada del edificio sea la señal de esta ansiada reapertura.