Ocurrió ayer en el museo Kunsthal de Rotterdam. Se llevaron
siete cuadros de autores reconocidos, valuados entre 150 y 200 millones
de euros en total. Eran parte de una colección privada, que se exhibía
por primera vez.
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Buscando pistas. El museo ayer permaneció cerrado. Los ladrones habrían ingresado por una puerta lateral. /EFE
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No pasa sólo en las películas. Y aunque por el grado de
prestigio (y valor en el mercado) de los artistas involucrados pareciera
una misión imposible, no lo fue. Ocurrió y generó un estruendo en el
mundo del arte: de un museo holandés se robaron ayer siete cuadros firmados por verdaderos maestros de la pintura, entre los que están Picasso, Matisse, Monet y Freud .
Se
trata sin dudas de un robo multimillonario. Ocurrió en la madrugada de
ayer en el Centro de Arte de Rotterdam (Museo Kunsthal). Los
delincuentes aprovecharon la exposición que celebra los 20 años del
lugar y que muestra la colección particular Tritón, entre cuyas obras
contiene la de algunos de los pintores más conocidos del planeta. Para
peor, sus propietarios, el matrimonio holandés Willem y Marijke Cordia, exponía su tesoro al público por primera vez .
Los
lienzos que figuran como robados, según informó la policía holandesa,
son: “Cabeza de arlequín”, que Pablo Picasso pintó en 1971, dos años
antes de morir; “Mujer ante una ventana abierta”, de Paul Gauguin
(1888); “Autorretrato”, de Meyer de Haan (entre 1889 y 1891); “El puente
de Waterloo, Londres” y “El puente de Charing Cross, Londres”; de
Claude Monet (ambas de 1901); “La lectora en blanco y amarillo”, de
Henri Matisse (de 1919); y “Mujer con los ojos cerrados”, del alemán
Lucian Freud (2002). Y de acuerdo con estimaciones tendrían en total un
valor de entre 150 y 200 millones de euros .
La Policía
local fue alertada ayer por una empresa de seguridad privada que detectó
el aviso de las alarmas de la sala –diseñada por el reconocido
arquitecto holandés Rem Koolhaas–. Pero cuando los efectivos llegaron al
museo sólo quedaban los clavos que sostenían a los cuadros. “Fue una
operación bien planificada”, dijeron las fuentes policiales,
reconociendo, de alguna manera, la astucia, sutileza y guantes blancos
de los ladrones.
El impacto para los organizadores y los dueños de
las obras fue como una piña inesperada de Sergio Maravilla Martínez. Al
punto que la directora del Kunsthal, Emily Ansenk, calificó el robo con
una sola y definitiva palabra: “tremendo”. El presidente del consejo
del museo Kunsthal, Wim van Krimpen, señaló que la colección está “muy
bien documentada”, por lo que estimó muy poco probable que los cuadros puedan ser vendidos.
Como
es extremadamente difícil vender una obra robada de semejante calibre y
trascendencia, los investigadores creen que tal vez podría pedirse un
rescate, y apuntan a la modalidad de “secuestro”, tal como lo explica
Mario Gilardoni en su columna en esta misma página (ver “Son obras...” ).
Ayer
el Kunsthal estuvo cerrado durante todo el día, mientras se hacían
pericias referidas a la investigación, que enfocaban las claves del
ingreso de los ladrones en el tejado y en una puerta lateral, que
podrían haber sido rotos para entrar al museo.
Mientras tanto, los que no paran de lamentarse son los Cordia.
Su colección privada es una de las 200 más importantes del mundo
. Para la muestra en Rotterdam fueron sido seleccionadas de ésta, 150
pinturas de su propiedad, entre las que se destacan, además de las ya
nombradas, obras de Marcel Duchamp, Piet Mondriaan e Yves Klein.
Son cuadros imposibles de comercializar
Por Mario Gilardoni Periodista*
Este tipo de obras, de artistas de primera línea, son imposibles
de comercializar, porque se trata de cuadros conocidos que están
documentados en los museos. La fantasía de la gente es que un
coleccionista loco las manda a robar para mirarlas en solitario en su
habitación a oscuras. No conozco ningún caso, y aunque siempre puede
haber alguien medio chiflado, no es lo común. Este tipo de robos puede
estar vinculado al narcotráfico. Para esta mafia, manejarse con dinero
resulta complicado. Se han dado casos en los que la obra de arte –sobre
todo si es importante– termina siendo una moneda de pago entre ellos (o
para otras operaciones en negro). Mover 50 millones de dólares en un
cuadrito no es lo mismo que moverlo en billetes de 10 y 20. También es
posible que se trate de un robo para pedir rescate. Como estas obras
están aseguradas, puede ocurrir que aparezca un extorsionador que pida a
las aseguradoras un dinero a cambio de ahorrarse la plata que tendrían
que pagar. Sería como un secuestro.
*Especialista en mercado de arte
Fuente: clarin.com
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