Los trabajadores del Centro Cultural General San Martín (CCGSM)
están conmovidos. Mientras ayudan a Daniel Mordzinski en el montaje de
la muestra Al otro lado del Túnel, dedicada al creador de Sobre héroes y tumbas,
uno de ellos dice: “Ernesto Sabato vuelve a casa”. Y recuerda la figura
delgada del escritor, que anteayer hubiera cumplido 101 años, llegando a
su oficina en la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas), que en 1984 estaba situada en el CCGSM, para sumergirse en el
horror de las historias de los sobrevivientes de la última dictadura
militar.
Este regreso tiene mucho de afecto por parte de
Mordzinski, un fotógrafo argentino que vive en París y que ha
inmortalizado situaciones, gestos, miradas y actitudes de escritores de
todo el mundo. A Sabato lo conoció en 1992. La muestra está compuesta
por 33 imágenes del escritor, tomadas a lo largo de 15 años.
Cuenta
Mordzinski: “Había venido a visitar a mi familia a Buenos Aires, lo
llamé y le pedí una cita: no podía soportar la idea de estar vivo al
mismo tiempo que él y no verlo ni retratarlo. Aceptó sin hacer
preguntas. Fui hasta Santos Lugares y de aquella primera vez es la
imagen que se usó para la gigantografía en el edificio Del Plata, con
la que Buenos Aires lo homenajeó el año pasado”. Desde entonces vio
muchas veces al autor de El túnel.
-¿Qué era lo que más te sorprendía de Sabato?
-Su inocencia, en el sentido de pureza, de poca afectación, su manera de sentirse igual a sus iguales. Y también la manera en que describía el horror, el dolor ajeno y el propio. Fue un hombre elegante, no solo en el sentido físico, sino en el aspecto ético. Sabato era la elegancia del derrotado, la dignidad por encima de todas las incongruencias y las adversidades, de la crueldad y la estupidez.
-Su inocencia, en el sentido de pureza, de poca afectación, su manera de sentirse igual a sus iguales. Y también la manera en que describía el horror, el dolor ajeno y el propio. Fue un hombre elegante, no solo en el sentido físico, sino en el aspecto ético. Sabato era la elegancia del derrotado, la dignidad por encima de todas las incongruencias y las adversidades, de la crueldad y la estupidez.
Mordzinski atesora
anécdotas junto al escritor fallecido el 30 de abril del año pasado. Una
entre muchas lo pinta en cuerpo y alma: “En París lo acompañé a la
inauguración de una exposición, creo que la primera en Europa. Pero
antes pasamos a comprar barniz. Llegamos a la galería y se puso a
barnizar sus cuadros. Los invitados llegaban y él seguía con su pincel
dando los últimos retoques. De golpe se detuvo, me miró y me dijo: “ Por primera vez en la vida soy feliz haciendo lo que hago. Pintando, soy feliz ”.
-Sabato arrastraba un sentimiento de melancolía. ¿Lo viste reír?
-Conmigo bromeaba mucho, me contaba chistes. Yo me partía de risa con su humor contenido, su ironía ácida e inteligente, con su poder crítico y feroz. También tenía ese sentimiento de culpa... En el texto que escribió para mi primer libro confiesa que en París intentó suicidarse tres veces. Y que mientras trabajaba en el Instituto Curie cometió la infamia de dejar que su esposa Matilde volviera a la Argentina, mientras él se quedaba con una amante en París. Pero lo más difícil para él era contar su experiencia en la Conadep.
-Conmigo bromeaba mucho, me contaba chistes. Yo me partía de risa con su humor contenido, su ironía ácida e inteligente, con su poder crítico y feroz. También tenía ese sentimiento de culpa... En el texto que escribió para mi primer libro confiesa que en París intentó suicidarse tres veces. Y que mientras trabajaba en el Instituto Curie cometió la infamia de dejar que su esposa Matilde volviera a la Argentina, mientras él se quedaba con una amante en París. Pero lo más difícil para él era contar su experiencia en la Conadep.
Mario Sabato, hijo del escritor, irá
hoy a la inauguración: “Mordzinski tiene el talento de encontrar el
momento mágico, el segundo irrepetible. Sus imágenes no están quietas,
es una ilusión óptica suponer que están congeladas en el tiempo”.
Por
correo electrónico, Elvira González Fraga, última compañera de Sabato,
dijo que asistirá a la exposición apenas regrese al país. Contó a Clarín
que “los homenajes a Ernesto han seguido. El último fue en la Feria
del Libro de Bogotá. Fue muy emocionante la multitud de jóvenes. Eran
tantos como cuando Ernesto iba a la Feria del Libro de Buenos Aires”.
Encuentro en Paris
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EN EL CAFÉ. Sabato y Mordzinski, en el Boulevard Saint Germain. > |
“No siempre fueron encuentros para fotos, pasamos muchas horas
juntos, llenas de charlas a veces, y de silencios también. Lo más
impresionante era que podíamos estar callados, sin molestarnos,
compartiendo los sobreentendidos”, cuenta Mordzinski.
Esta, la de
los dos juntos, es la única foto de la muestra que no tomó Mordzinski.
El escenario: París, el Café del Boulevard Saint Germain.
Sabato
había viajado a España a raíz de la publicación de un libro sobre su
vida y obra, apoyado por la Fundación Lara. Decidió viajar a París y
llamó a Daniel Mordzinski para obsequiarle un ejemplar firmado. Y ahí se
tomó la foto: en el café pegado al Hotel Madison donde Sabato se
alojaba en la capital francesa.
FICHA
Lugar: Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
Fecha: hasta el 10 de julio.
Horarios: todos los días, de 15 a 21.
Entrada: gratis.
Fuente: clarin.com
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