La obsesión del artista por la figura humana se muestra en un recorrido por cuatro salas temáticas.
Una toma del estudio del artista.
Por Maria Elena Polack /LA NACIÓN
Nunca
visitó nuestro país, ni el hemisferio, pero hubo argentinos y
brasileños que lo conocieron y adquirieron su obra en los albores de su
descollante trayectoria. A 46 años de su muerte, más de un centenar de
las mejores piezas logradas por el escultor suizo Alberto Giacometti
(1901-1966) se exponen en la Fundación Proa.
En la década del 30, Elvira de Alvear le compró a
Giacometti, en París, Cabeza que mira, una figura de yeso de 1929.
Aunque la obra no se ha conservado, sí hay testimonios de la
adquisición.
De la mano del decorador Jean-Michel Frank, Giacometti
conoció a Jorge y Matilde Born, a quienes les diseñó muebles y objetos
de decoración de la residencia que el matrimonio proyectó en San Isidro a
fines del 30.
Giacometti, que nació en Borgonovo (Suiza), pero
residió casi toda su vida en París, obtuvo el Gran Premio de Escultura
de la Bienal de Venecia en 1962. En esa misma muestra, nuestro Antonio
Berni se alzó con el Gran Premio de Grabado. Tres años más tarde, el
Ministerio de Cultura de Francia le otorgó el gran Premio de las Artes. Y
el mercado del arte internacional confirmó su valor en 2010 cuando El
hombre caminando fue subastado en 104,3 millones de dólares en Sothebys
Londres.
En Proa, la muestra está compuesta por 148 obras,
incluidos sus primeras pinturas y dibujos, y cuenta con el guión
curatorial de Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Alberto y
Annette Giacometti, que atesora buena parte de las piezas.
La exposición, que podrá verse hasta el 9 de enero
próximo, es el corolario de un extenso trabajo, de más de tres años,
entre la Fundación Giacometti, la Pinacoteca del Estado de San Pablo, el
Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y la Fundación Proa, junto con
Base7 Projetos Culturais, el apoyo de la embajada de Francia en Buenos
Aires y el auspicio de Tenaris-Organización Techint.
La exhibición ocupa cuatro salas. En Los comienzos, el
descubrimiento del arte primitivo se presentan obras de su juventud,
incluida su primera pintura al óleo, efectuada a los 14 años.
En ¿Qué es una cabeza? se repasa el tema central de la
búsqueda del escultor que es la cabeza humana y que le costó hasta la
expulsión del movimiento surrealista de Andre Breton.
En Jaula y marcos se recuerdan el intercambio
intelectual con Jean-Paul Sartre y la manera de delimitar el espacio
onírico de representación. Figuras y bustos se completa con figuras
humanas y bustos pintados y esculpidos mediante los que Giacometti
trataba de captar y transmitir la vida que palpita en el cuerpo del
modelo y no su psicología. Imperdibles las figuras a escala del
monumento pedido por el Chase Manhattan Bank, para Nueva York.
La muestra podrá recorrerse hasta el 9 de enero próximo
de martes a domingos, de 11 a 19, en avenida Pedro de Mendoza 1929, de
La Boca. La entrada cuesta $12, estudiantes $ 8 y jubilados $ 4. Los
martes son gratuitos para los estudiantes.
Desde el 26 próximo, en el Centro
Cultural Recoleta, se realizará la muestra que reúne a más de 30
galerías del mundo; el trabajo del artista catalán Joan Fontcuberta, la
atracción.
El
26 de octubre arranca la octava edición de Buenos Aires Photo. Se trata
de una de las ferias de arte especializada en fotografía más importante
que se realiza en todo América latina. El encuentro se llevará a cabo
en el Centro Cultural Recoleta y reúne a más de 30 galerías del mundo,
entre ellas de la Argentina, Perú, Uruguay, Bolivia y Estados Unidos,
entre otros.
Medusa, de la serie Googlegramas de Joan Fontcuberta, artista invitado de BA Photo.
En la exposición se llevará a cabo la presentación de
la 7ma edición del Premio Petrobras Bs. As. Photo. El jurado, integrado
por la periodista Alicia de Arteaga, Victoria Verlichak, Valeria
González, Lucrecia Palacios, Eduardo Gil y Rodrigo Alonso, seleccionará
la obra ganadora entre los 15 finalistas convocados. El premio se dará a
conocer el jueves 25 de octubre, a las 20, en el espacio de Petrobras
dentro de la feria.
Serie Gastropoda, de Joan Fontcuberta.
Uno de los artistas invitados a esta nueva edición es
el catalán Joan Fontcuberta, que tendrá una sala exclusiva para mostrar
gran parte de su trabajo reflejado en las series: Orogenésis, Gastropoda
y Googlegramas. Además presentará varias de sus publicaciones el 26 de
octubre en el Auditorio oficial de la feria con una conferencia moderada
por Rodrigo Alonso
Entre los adquisidores principales está Chandon, que
comprará a puertas cerradas la primera obra de la feria. Esto se
realizará en el marco de un amplio programa de adquisiciones que se
prepara para este año en Buenos Aires Photo, a los que se suman las de
MALBA, El museo FOLI de Perú, Rabobank y la colección Arte al Día..
Más información: 26 al 29 de
octubre de 2012 Centro Cultural Recoleta - Junin 1930. Horario: de 13 a
21hs. Entrada $ 40 (2x1 con American Express, Club La Nación y Club Arte
al Día) www.buenosairesphoto.com | info@buenosairesphoto.com
Procedentes de colecciones de Italia,
Malta e Inglaterra, más de veinte pinturas del artista italiano que
provocó un quiebre en el arte del siglo XVII y sus epígonos más
encumbrados se exhibirán desde la semana próxima en Buenos Aires.
Por Ángel Navarro / Para LA NACIÓN
Siete obras de Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio, componen el núcleo
más importante de la exposición Caravaggio y sus seguidores, que se
inaugurará la semana próxima en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Realizadas entre 1597 y 1610, cubren los últimos trece años de la
producción de este artista que, en tiempo brevísimo, estableció un modo
expresivo que teñiría la pintura venidera tanto en Italia como en todo
el mundo occidental.
Consideradas cronológicamente, la primera obra es la
Cabeza de Medusa, que data de 1597 e ilustra la tapa de este número de
adncultura. Se trata de una representación de la cabeza de este terrible
ser mitológico cuya mirada paralizaba los hombres, colocada sobre un
escudo convexo y circular, tal como podría verse en el escudo de
Alejandro Magno. A esta obra también se la conoce como Medusa Murtola en
alusión al poeta Gaspare Murtola, que la menciona en dos composiciones
que escribió en 1610; sirve para distinguirla de una versión posterior
encargada por el cardenal
Francesco Maria del Monte, quien la obsequió al gran
duque Ferdinando I deToscana, hoy en la Galería de los Uffizi en
Florencia. La Cabeza de Medusa puede ser considerada como la culminación
de obras tempranas donde Caravaggio se interesa por la representación
de gestos así como por el desarrollo de elementos naturalistas.
Retrato de cardenal, realizada posiblemente en
1599-1600, es la segunda. Conservada en la Galería de los Uffizi, de
Florencia, perteneció a la colección de los Medicis a partir de 1704 y
era considerada un retrato del cardenal Cesar Baronio. En 2010, luego de
haber sido objeto de estudios y análisis por parte de diversos
especialistas, fue aceptada como obra del artista, a la vez que se
planteó la posibilidad de que el retratado fuera el cardenal Benedetto
Giustiniani (1554-1621).
Las cinco pinturas restantes están dedicadas a santos
representados en meditación, en el curso de una experiencia mística o
sufriendo un martirio. Realizada entre 1605 y 1606, San Jerónimo
escribiendo muestra claramente las características de la pintura de
Caravaggio en su mejor estilo: la figura del santo traductor de la
Biblia en su mesa de trabajo se recorta contra el fondo oscuro, bañado
por una luz que ilumina los libros y la calavera, sus instrumentos de
trabajo y meditación. En ese espacio, pequeño y poco profundo, crea un
ambiente recoleto y severo en el que reconocemos a un hombre sencillo y
basto ensimismado en sus pensamientos. El borde de la mesa, el paño
blanco que cae de ella y los libros que la rebasan son referentes que
ayudan a conformar el escaso espacio que culmina en el inmediato plano
del fondo; esta inmediatez de la representación convierte al observador
en un elemento más de la composición, integrándolo como un testigo de un
momento culminante de la vida del santo.
Magdalena desvanecida, óleo sobre tela realizado por ArtemisiaGentileschi en el siglo XVII. Foto: Gentileza MNBA
El gran contraste de luz y sombra que el artista
produce crea una atmósfera dramática, con dos puntos focales: por un
lado, la figura del santo, viejo, flaco, desnudo, envuelto apenas en un
manto rojo, sumido en su traducción y, por otro, la calavera, tétrica
naturaleza muerta que nos recuerda nuestro destino final. La
organización de los diferentes elementos de la composición -santo, mesa,
libros, calavera, paño- no es inocente, como tampoco lo es la luz usada
sabiamente para destacarlos, que acentúa formas fundamentales en el
discurso que el artista despliega. La luz especialmente distribuida es
la que califica este discurso que Caravaggio quiere que percibamos de
modo especial.
En San Juan Bautista alimentando un cordero y San
Genaro degollado (o San Agapito), ambas pintadas alrededor de 1610, así
como en las dos versiones de San Francisco meditando, encontramos
también el empleo de las características que se han constituido en la
base expresiva del artista.
Nacido en Caravaggio, una villa cercana a Milán que le
dará su nombre, Michelangelo Merisi fue formado en el taller de Simone
Peterzano a partir de 1584. No se conoce cuándo ni en qué circunstancias
llegó a Roma. Habría llegado allí en 1592; aparece mencionado en un
documento de 1594 y sabemos que trabajó en el taller de Giuseppe Cesari,
il Cavaliere d'Arpino, donde tenía como tarea la pintura de frutas y
flores. Posteriormente entró al servicio del cardenal Del Monte, quien
lo introdujo en círculos romanos. Éste es el tiempo en que el artista
pinta jóvenes efebos, solos o en grupos haciendo música, y escenas con
decidores de buenaventura o jugadores de cartas, personajes que pueblan
las calles de la ciudad que por entonces se halla en un proceso de
cambio.
Desde fines del siglo XVI y a lo largo del XVII hubo en
Roma una gran actividad arquitectónica y artística, lo que explica el
interés de los artistas que buscaban trabajo. Asimismo, la ciudad era un
centro de concurrencia obligada debido a las obras de arte que
albergaba, producidas en los últimos tiempos así como también en épocas
clásicas. Nuevos palacios, iglesias y edificios gubernamentales,
trabajos de renovación de viejas obras arquitectónicas y de decoración
de las nuevas, generaron un enorme movimiento de artistas y
competencias, envidias y rivalidades que en muchos casos era saldadas
mediante duelos.
Caravaggio no quedó fuera de esta ola de actividad. En
1599 recibió un encargo para la capilla Contarelli, en la iglesia de San
Luis de los Franceses, donde realizó tres obras dedicadas a san Mateo,
que fueron las que lo lanzaron a la fama. En ellas se despliegan
ampliamente las características señaladas en San Jerónimo escribiendo y
que, luego, se verán en toda la producción realizada hasta su muerte en
1610.
Las formas esenciales de sus pinturas, motivadas por el
abandono de toda idealización y la búsqueda de un acabado realismo, que
lo llevó a pintar cuidadosos detalles o a la elección de personajes
populares vestidos con ropas contemporáneas para representaciones de
escenas que se desarrollan en su propio tiempo, provocaron muchas veces
el rechazo de sus obras, para las que debió plantear nuevas soluciones.
Vale la pena anotar que las obras rechazadas encontraron siempre
compradores y fueron destinadas a importantes colecciones, como sucedió
con su Muerte de la Virgen -hoy en el Museo del Louvre-, que fuera
adquirida por Vincenzo Gonzaga, duque de Mantua, aconsejado por Peter
Paul Rubens, entonces al servicio de su corte.
San Jerónimo escribiendo, de 1605-1606. Foto: Gentileza MNBA
Reconocido como artista a partir de los últimos años
del siglo XVI y promovido con obras públicas como las dedicadas a la
historia de san Mateo en la iglesia de San Luis de los Franceses,
Caravaggio también fue conocido por su carácter irascible y su
naturaleza pendenciera, que lo enviaron a los tribunales en diversas
oportunidades a partir del año 1600.
El pintor Giovanni Baglione lo demandó en 1603 por
considerarlo autor de versos difamantes; estas demandas se acrecentaron
con el correr del tiempo a causa de su conducta. En 1604 motivó dos
incidentes y al año siguiente tuvo cinco, entre ellos, uno motivado por
portar puñal y espada sin autorización, y otro por una disputa por una
mujer llamada Lena, modelo en algunas de sus obras. En 1606 una reyerta
culminó con la muerte de Ranuccio Tomassoni algunos días después,
convirtiendo a Caravaggio en asesino. Juzgado in absentia, es desterrado
de Roma, tras lo cual se inicia un periplo para huir de la ley: primero
estuvo en las colinas romanas para seguir luego a Nápoles y Malta,
donde es nombrado caballero de la orden, y Sicilia. Siempre intentó
conseguir el perdón para poder retornar a Roma. Pero la muerte lo
sorprendió en Porto Ercole el 18 de julio de 1610, en circunstancias que
no están claras todavía.
Esos diez años fueron de intensa actividad. En Roma
trabajó para responder a encargos para iglesias, como Santa Maria del
Popolo, Santa Maria in Valicella, San Agustín y Santa Ana de los
Palafreneros, además de responder a comisiones privadas. Luego de su
huida en 1606, Caravaggio recibió encargos y pintó para iglesias en los
diferentes lugares donde estuvo, difundiendo así su personal estilo, que
ya había sido aclamado por sus colegas artistas y también por el
público, que se reconocía en los personajes populares que pueblan sus
escenas. Esta empatía y su original vocabulario naturalista es lo que se
admira y se acepta de este artista bohemio y pendenciero, que supo
calar hondo en el sentimiento de su época.
Copiado e imitado en su propio tiempo, Caravaggio tuvo
gran cantidad de seguidores en toda Europa, que originaron un movimiento
caracterizado por el uso de luces y sombras en contraste, fondos
oscuros y figuras populares; algunos tomaron su fórmula de figuras de
medio cuerpo, como sucedió con su amigo Orazio Gentileschi (1563-1639),
que adoptó su estilo tempranamente y lo difundió trabajando en París y
en Londres, donde murió.
Otros usaron las composiciones de grupos, como sucedió
con su rival Giovanni Baglione, con quien compartió el ambiente romano y
quien escribiría sobre él en Vite de' pittori (Roma, 1644), o con
Lionello Spada, que en su Coronación de espinas genera un grupo de gran
dinamismo enfatizado por el contraste de luces y sombras. Simon Vouet y
Valentin de Boulogne, dos franceses que estuvieron en Roma luego de la
muerte de Caravaggio, apelaron a su estilo y lo difundieron en su país.
La obra de este artista apasionado fue revolucionaria y
marcó un quiebre con las formas expresivas del último manierismo, y
fundó al mismo tiempo uno de los pilares de la pintura barroca. Algunas
obras de Caravaggio de esta exposición han sido sólo recientemente
descubiertas y aceptadas como autógrafas. El artista fue injustamente
olvidado durante mucho tiempo y sus revolucionarias innovaciones se
integraron a la pintura del siglo XVII, que siguió un camino donde su
nombre no tuvo lugar. En el siglo XX, los estudios de Roberto Longhi
renovaron el interés en Caravaggio, especialmente luego de la exposición
de Milán en 1951, que incluyó unas cuarenta obras.
A partir de entonces aparecieron nuevas pinturas, entre
las que podríamos señalar La conversión de la Magdalena, adquirida en
1974 por el Instituto de Arte de Detroit, que Indalecio Gómez había
comprado en París en 1904 y que luego de su muerte permaneció olvidada
en una estancia salteña. Hoy, el número de obras se ha duplicado, lo que
aumentó el conocimiento sobre este artista "maldito" de vida novelesca. adn caravaggio
Foto: Gentileza MNBA
Milán, 1571- Porto Ercole, 1610
Considerado un precursor del Barroco, fue promovido
con obras públicas y tuvo una gran cantidad de seguidores. Sus pinturas,
con imágenes realistas y dramáticas, provocaron muchas veces rechazo
pero siempre encontraron compradores. También se destacó por su carácter
irascible.
UNA VIDA DE NOVELA
1571
Nace en el pueblo de Caravaggio, cercano a Milán; de allí proviene su apodo. 1598-1605
Va a prisión por portar armas y es acusado de agresión al artista
Girolamo Stampa. Recibe varias denuncias en su contra. 1606
En una discusión durante un juego de pelota mata a Ranuccio Tomassoni. Es desterrado de Roma y huye de la ley. 1608
En prisión por haber herido a un compañero, pinta
Degollación de San Juan Bautista. Escapa y huye a Sicilia. Es nombrado
caballero de la Orden de Malta y luego expulsado de ella. 1610
Muere en Porto Ercole el 29 de agosto, en circunstancias que no son muy claras.
***
Para agendar
Para acompañar la muestra Caravaggio y sus seguidores,
la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes organizó el
curso Tres tardes con Caravaggio y los tenebristas, que propone develar
la sugestión del universo de Caravaggio y los artistas que lo
continuaron en su particular manejo de las formas, el color y la luz. Lo
dictará el profesor Miguel Ángel Muñoz los miércoles 21, 28 de
noviembre y 5 de diciembre, de 19.30 a 21, en el auditorio de Av.
Figueroa Alcorta 2280. También allí, el 23 de octubre a las 19 los
curadores de la exposición, Rossella Vodret y Giorgio Leone, darán una
conferencia sobre la muestra. Informes e inscripciones: 4803-4062 y
4804-9290, int. 215, o info@aamnba.org.ar
Vista de la cordillera del Atlas
(Marruecos) nevada, durante la etapa Rabat-Er Richida de la 24 edición
del Rally Arras-Dakar, en una fotografía tomada el 1 de enero del año
2002.
Por Patrick Hertzog
El
Gobierno marroquí desmintió este jueves la destrucción por salafistas
de grabados prehistóricos en las montañas del Alto Atlas, en el sur del
país, como afirmó días atrás una ONG local.
"Las afirmaciones de que estos grabados en la piedra fueron
destruidos son erróneas, como pueden comprobar", declaró el ministro de
Comunicación, Mustafá El Jalfi, en un desplazamiento con la prensa
organizado en el emplazamiento de la meseta de Yagur, en el macizo de
Tubkal.
"Uno de nuestros objetivos consiste en proteger estos monumentos
prehistóricos, que dan fe de la diversidad cultural y la larga historia"
de Marruecos, explicó Jalfi a la AFP.
En el lugar, una docena larga de grabados del sol eran visibles en
rocas de las inmediaciones, en buen estado aparente, constató el
periodista de la AFP.
Varios medios de comunicación, citando a una ONG local, evocaron la destrucción por salafistas de grabados prehistóricos.
Contactado el miércoles por la AFP, un responsable de la Liga Amazigh
de los Derechos Humanos (LADH), Abubakr Anghir, confirmó que "grabados
en piedra que representan al sol", de "más de 8.000 años de antigüedad",
"fueron destruidos hace varios días por salafistas".
Uno de esos grabados, situados en dicho macizo de Tubkal, al sur de
Marrakech, "se llama 'La placa del sol' y es anterior a la presencia de
los fenicios en Marruecos", precisó, e indicó que "mandó un correo al
Ministerio de Cultura y no recibió respuesta
Un comunicado ministerial consideró este jueves "totalmente
infundadas" esas afirmaciones tras realizar "investigaciones" en
colaboración con las "autoridades locales y regionales".
"Dicho lo cual, los emplazamientos de grabados rupestres (...) pueden
sufrir (...) las consecuencias de una degradación natural e inclusive
humana, pasando a veces por el vandalismo y el tráfico ilícito", agregó.
La representación del sol puede ser considerada por ciertos
movimientos fundamentalistas como una representación de una divinidad y
una "idolatría", contraria a la unicidad de Dios. Fuente: AFP
Visitantes admiran la colección
de vestuarios más famosos del cine en el Victoria and Albert Museum de
Londres, el 18 de octubre de 2012
Por Claudia Rahola
De
las primeras comedias mudas de Charlot a los más recientes estrenos
como "Anna Karenina", pasando por las películas de la Edad de Oro de
Hollywood, el Victoria and Albert Museum de Londres ha reunido 130 de los
trajes más emblemáticos de la historia del cine para una exposición.
"Hollywood Costumes", que abre sus puertas al público el sábado,
explora el papel fundamental que ha desempeñado el a menudo ignorado
diseño de vestuario en el cine a lo largo del último siglo.
"En cada película, la ropa es la mitad del trabajo para crear al
personaje", dice en una de las entrevistas diseminadas a lo largo del
recorrido la versátil actriz estadounidense Meryl Streep, quien ha
lucido algunos de los trajes presentados en la muestra en películas como
"Mamma Mia!" o "La dama de hierro".
Además de su función esencialmente narrativa, algunas de estas creaciones forman ya parte de la historia del cine.
Es el caso del vestido de cóctel negro diseñado por Givenchy que
llevaba Audrey Hepburn en "Desayuno con diamantes", del vaporoso vestido
blanco que inmortalizó Marilyn Monroe sobre una boca de aereación en
"La tentación vive arriba", del modelo verde de terciopelo hecho con
cortinas que Vivian Leigh llevaba en "Lo que el viento se llevó" o del
delantal azul sobre una blusa blanca de Judy Garland en "El Mago de Oz".
Todos ellos, junto con los trajes de otros inolvidables personajes
como Darth Vader, Harry Potter, Indiana Jones o Cleopatra están
incluidos en esta exposición dividida en tres "actos": "Deconstrucción",
que explica la labor del diseñador; "Diálogo", que examina
colaboraciones exitosas entre directores y diseñadores; y "Apoteosis",
una especie de plató donde se codean algunos personajes míticos.
"Detrás de cada traje, hay siempre un diseñador cuyo trabajo empezó
con una obra escrita para crear una persona real" en la pantalla,
explicó el comisario adjunto Keith Lodwick.
Una de las más famosas diseñadoras fue la estadounidense Edith Head,
ganadora de ocho premios Oscar a lo largo de 50 años de carrera en
Paramount y Universal, en los que llevó a cabo una larga colaboración
con Alfred Hitchcock.
Cuando hicieron "Los pájaros" recibió la consigna de usar sólo el
verde o el azul para el escaso vestuario del personaje interpretado por
Tippi Hedren. Optó por el primero que consideraba menos agresivo para
hacer el sencillo vestido con chaqueta a tono que la actriz lleva casi
toda la película.
"La idea era que el público se olvidara de lo que llevaba. Pero hay un arte detrás de todo esto", explicó Lodwick.
La exposición, que presenta todos los modelos con maniquíes hechos a
medida en diversas poses y con la imagen digital de la cabeza del actor,
analiza también la evolución de la profesión a través de los radicales
cambios que se han producido en el mundo del cine: del mudo al sonoro,
del blanco y negro al color y, más recientemente, del celuloide al
formato digital.
Y la conclusión es que desde el conjunto de pantalón ancho, chaqueta,
bombín y bastón elegido en 1914 para caracterizar a Charlot en "The
Tramp" (Charlot vagabundo), la labor del diseñador esencialmente no ha
cambiado.
Con las imágenes generadas por ordenador, explica Lodwick, los
diseñadores "siguen haciendo trajes para que lleven los actores, aunque
cuando uno ve la película terminada son personajes creados por un
animador".
Conseguir reunir todas las piezas de la exposición, prestadas por más
de 60 instituciones o particulares, ha sido una "caza del tesoro" que
ha durado cinco años.
Y el mayor botín son los "Zapatos Ruby" creados en 1939 por uno de
los grandes diseñadores de vestuario de la Era Dorada, Adrian, para la
protagonista de "El mago de Oz".
"Eran plateados en el libro, y el guionista los cambió porque creía
que el rojo quedaría mejor en tecnicolor sobre una carretera amarilla. Y
con ese golpe, se han convertido en parte de la mitología moderna",
dijo Lodwick.
Aunque la exposición estará abierta hasta el 27 de enero, los zapatos
sólo se quedarán cuatro semanas antes de regresar al Museo Smithsonian
de Washington, del que son "la principal atracción".
"¡Esta es la magia del diseño de vestuario, vivir más allá de la película", concluyó el comisario adjunto. Fuente: AFP
Una mujer observa la obra
escultórica "Doña María de Duchicela" de la exposición "Mujeres de los
Andes", inaugurada hoy en la sede de la ONU en Ginebra y que incluye
piezas de arte elaboradas por artistas originarios de los Andes
rememoran la historia y los problemas de esta región a través de la
figura de mujeres. EFE
Por Lourdes Abad
Ginebra, 18 - Piezas de arte elaboradas por artistas
originarios de los Andes rememoran la historia y los problemas de esta
región a través de la figura de mujeres, en una exposición que con el
título "Mujeres de los Andes" se inauguró hoy en la ONU.
Los artistas reconstruyen la historia de esta región de América con
pinturas, esculturas, tejidos y fotografías que reivindican la figura
matriarcal de las mujeres indígenas, que se perdió con la colonización y
que aún hoy día no se ha recuperado.
La comisaria y también artista expositora en "Mujeres de los Andes",
Paulina Altuna, afirmó a Efe que esta exposición surgió cuando sintió la
necesidad de que el pueblo latinoamericano, especialmente las mujeres,
reconocieran las tradiciones y folclore andinos que se han conservado
durante cinco siglos y recuperaran aquellos perdidos sin rechazar las
aportaciones de la colonización.
"Las mujeres andinas tienen que saber de donde vienen. Reconocer su
cultura milenaria sin rechazar su mestizaje, sus raíces españolas.
Siempre ha habido un problema de falta de identidad", dijo la comisaria,
de origen ecuatoriano.
Es esencial que las mujeres andinas contemporáneas entiendan "lo que
son capaces de hacer" y rechacen todo tipo de violencia o exclusión por
motivos de género al que son actualmente sometidas.
Y es que "en la época previa a la colonización eran las matriarcas,
las que tomaban las decisiones de la familia y las que creaban el calor
de hogar", argumentó la comisaria.
Altuna señaló que para recuperar esos valores precolombinos tuvo que
recurrir a la figura de mujeres de la época, "pero había muy pocas
representaciones" y por eso decidió "crear algunas basadas en mitos y
documentos que describían a las mujeres de los Andes".
Ella presenta las esculturas de dos mujeres de la dinastía Shyris
Duchicela, de la civilización precolombina Quitucara -que finalmente fue
absorbida por la Inca-, que fueron la primera y la última reinas de
Quito, "Princesa Paccha Shrys XVI" y "Reina Cori Duchicela".
Otra de las piezas de Altuna que muestra la valentía de las mujeres
andinas es la escultura de "Doña María Duchicela", ya nacida en la época
de la colonización y que fue conocida por ser una indígena guerrillera,
bella, independiente, rica y ser la primera mujer en divorciarse
legalmente en el Ecuador.
"Ella es la primera feminista de Ecuador. Ni en Europa se divorciaban
las mujeres. Ella lo hizo legalmente y fue libre aunque nunca fue
aceptada en sociedad", destacó la artista ecuatoriana.
Otras piezas de la exposición reflejan el importante papel de las
andinas para almacenar en la memoria sus propias raíces a pesar de los
numerosos peregrinajes de estas comunidades sobre los perfiles
montañosos que recorren Ecuador, Argentina, Chile y Perú.
Rita Merino, maestra de Altuna, expone documentos coloniales de la
Biblioteca Nacional de Ecuador que rescató "después de que fueran
tirados a la basura".
"Los documentos son juicios que muestran las injusticias sociales que
sufrían especialmente las mujeres andinas. Ella los ha transformado en
obras de arte extendiendo las frases incompletas en dibujos. De su obra
nace esta exposición. La solidaridad con las desigualdades y su
denuncia", relató su discípula.
En esta misma línea, el chileno René Vásquez expresa de forma
violenta, con colores oscuros en sus cuadros y esculturas de mujeres
desgarradas, el sometimiento de la mujer y el machismo que se vive en la
actualidad en Latinoamérica y que vivió en su propia casa.
"Mi madre me decía que había cosas que yo no podía hacer en la casa,
que las tareas del hogar le correspondían a ella o a mi hermana. Cuando
salí de Chile entendí que eso no era igual en todos los países y que
había que cambiarlo", confesó Vásquez.
El artista dice que no sabe si sus obras resultaban bellas, como la
escultura "Bailandina", una figura de mujer que parece que se rompe el
vestido, mira al cielo y suspira.
Su intención es reflejar que el machismo continúa, incluso con violencia extrema en la región andina.
"La mujer andina sufre en silencio incluso hoy", denunció el artista,
que añadió que esta exposición es una oportunidad para defender la
importancia y la independencia de la mujer andina.
Con gracia y con una enorme brutalidad, un artista
plantea lo que todos sabemos y tendemos a olvidar con una facilidad que
el poder seguramente agradece.
AUTORRETRATO. Un artista sin muchas vueltas.
Por Cristina Civale
Javier Abreu (Maldonado, Uruguay, 1980) ya dio que hablar como
estudiante de Bellas Artes en Montevideo, años antes de presentar su
primera muestra en Buenos Aires, Salame argentino, una
instalación que entre otras cosas cuenta con un autorretrato en el que
se cubre la cabeza con salame y que ahora puede visitarse como parte
del Fase 4, en la Sala 9 del Centro Cultural Recoleta, cuyas paredes se
encuentran, para la ocasión, tapizadas/pintadas a rayas blancas y
rojas. No es la primera vez que trabaja con comida y sus derivados.
En
los tiempos en que todavía era estudiante, Abreu participó en el
Encuentro Internacional de Performance en Montevideo. Allí realizó una
acción que consistió en comer su propio excremento. La situación
sucedió así, según él mismo relata a Ñ: “Me vestía
frente al público y luego sacaba de una bolsa el menú Mac y en un
tupperware un asistente lo ofrecía al público de cerca para que no
hubiera duda de que el excremento era real. Lo coloqué entre dos panes y
me lo comí. Fueron veinte minutos de acción, estaba sentado en el
centro con una luz puntual y la gente paradita alrededor. Al lunes
siguiente tuve que darle explicaciones al director de la escuela de
Bellas Artes y por el resto de los años de estudiante me miraron con
desconfianza”. Más allá del efecto de la acción, el mensaje era más que
obvio y es en esa híper obviedad, en ese énfasis realizado
conscientemente, en ese no dejar lugar a dudas sobre el mensaje, sobre
lo que se monta la obra de este artista uruguayo. Podría decirse que
también la misma se mueve entre la escatología y el “delito”.
Así
es, luego de esta peformance sobre la que se habló mucho tiempo en su
ciudad, empezó su proyecto mayor, a partir del cual giran y se enlazan
el resto de sus obras, incluida ésta que presenta en Recoleta. Este
proyecto maestro es El empleado del mes. A través de
él, Abreu trató de dar cuenta de la explotación que padecen los
empleados de las corporaciones, premiados con medallas de lata y
cuadritos con sus fotografías vestidos con uniforme, fotos clavadas en
las paredes de sus trabajos-celdas, por el buen desempeño de sus tareas
durante un mes de trabajo. El proyecto se inició durante la crisis de
2002. Abreu participó de un entrenamiento para formar parte en la
empresa McDonald’s, de ese ejército de chicas y chicos que en tiempo
récord deben –rotativamente– hacer hamburguesas, freír papas, armar
sánguches y atender al público. Logró ingresar a la empresa y hacerse de
lo que realmente quería: el uniforme característico del potencial
empleado del mes. Nunca se presentó a trabajar pero se quedó con la
ropa. Junto a una amiga, salió a la calle disfrazado de chico McDonalds
y se fotografío en esos días de bancos cerrados, desesperación y
default a lo largo de su ciudad.
Presentó las fotografías en el
Festival de Arlés y fue seleccionado. Viajó a Francia y con ese viaje
comenzó el tour y las acciones vinculadas a ese proyecto central.
El
proyecto se presentó en Alemania en donde realizó una instalación con
365 latas de atún como comida oficial de Uruguay; repitió lo mismo en
el Mundial de Fútbol de 2006 en Weimar, en México, en varios encuentros
de performances y en Ex Teresa, espacio icónico de México DF, donde
volverá este año.
INSTALACION. En el Centro Cultural Recoleta, en el marco del encuentro "Fase 4".
En Santiago de Chile, El Empleado se presentó
en el Centro Cultural de la Casa de la Moneda. En la Bienal de La
Habana 2009 Abreu se presentó con una barba al estilo Che y deambuló
por las calles de la ciudad vieja vestido como el Empleado. El último
día se afeitó en una típica peluquería de La Habana Vieja. En la Bienal
de Sao Paulo 2010 realizó una performance llamada “Catering para el
G20” porque en ese momento estaban reunidos los poderosos en Seúl y con
música de Michael Jackson, más concretamente con el tema We Are the World sonando se paseó con su uniforme, rodeado de las obras de Roberto Jacoby, Cildo Meirelles y Oscar Bony, entre otros.
Luego
de este recorrido estelar y de alto impacto, llega a Buenos Aires en
un momento particular de la vida política argentina, presentando su Salame argentino,
donde además de incluir sus fotografías uniformadas y de presentar el
espacio intervenido como una cárcel y hacer de su salame “el exponente
del trabajador esclavo del SXXI”, suma un regalo con la intención de
que sea una dedicatoria para la Argentina. Destaca en la muestra una
fotografía de campaña de 2011 de Cristina Fernández, una foto que luego
interviene con un dibujo de un cerebro-salame donde, más allá del
fiambre híbrido interpuesto, la imagen de Cristina destaca
poderosamente. Cuenta: “Por supuesto la metáfora cabeza-poder es
evidente. En mi país siempre he trabajado con las figuras de los últimos
presidentes, Batlle, Tabaré Vázquez, y el año pasado para el
Bicentenario realicé un video, Los miedos, con dos artistas en la propia casa de Pepe Mujica”.
A
pesar de que las razones parecen claras en esta muestra curada por
Graciela Taquini, le preguntamos a Abreu sobre lo que significa para él
la palabra “salame”. Y no puede ser más claro: “Por supuesto la
expresión ‘salame’ es sinónimo de tonto. Quiero que el espectador se
haga cómplice en el sentido de que todos nos sentimos políticamente
hablando unos salames en algún momento, esa sensación de frustración de
haber sido engañados no sólo hoy sino en las ultimas décadas. Ni hablar
de 2002 cuando de golpe los políticos dicen ‘bueno, estamos en crisis’
y se encogen de hombros y nosotros puteamos a la tele, impotentes,
salames todos”. Y esa es la clave de su éxito: en estos tiempos todos
nos sentimos un poco salames y Abreu llega aquí para contarlo con
gracia, frescura y una enorme brutalidad.
FICHA Javier Abreu. El Empleado del Mes. Salame argentino.
Lugar: Sala 9 del Centro Cultural Recoleta, Junin 1930. Fecha: hasta el 14 de octubre. Horario: mar a vie, 14 a 21. Sabados y domingos, 12 a 21. Entrada: gratis.
Según un estudio realizado durante 40 años, la gente que
trabaja en profesiones creativas padece enfermedades mentales con más
frecuencia que la población en general.
Una pluma genial. Al borde de la locura. Esa parece ser la
regla. Al menos, es lo que se desprende de un estudio realizado por
investigadores del Instituto Karolinska y publicado por el Journal of
Psychiatric Research y que sostiene que las personas que tienen
profesiones creativas son más propensas a padecer enfermedades mentales.
El año pasado, el equipo de científicos suecos había demostrado
que entre las familias donde había casos de trastorno bipolar y
esquizofrenia también había un mayor número de artistas y científicos,
en comparación con la población en general.
Ahora, los
investigadores ampliaron sus estudios e incluyeron más diagnósticos
psiquiátricos como el trastorno esquizo-afectivo, la depresión, el
síndrome de ansiedad, el abuso de alcohol, la adicción a las drogas, el
autismo, el TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad),
la anorexia nerviosa y hasta el suicidio. Y confirmaron lo que habían
prbado antes.
El estudio, realizado durante 40 años, siguió a casi
1,2 millones de pacientes y sus familiares, identificados hasta el
grado de primos segundos, y es el más extenso puesto en marcha hasta el
momento.
Los resultados confirman las conclusiones del estudio
anterior: el trastorno bipolar es más frecuente entre personas con
profesiones artísticas o científicas como bailarines, investigadores,
fotógrafos y autores.
Por otra parte, según informó el instituto
sueco, determinaron que los escritores padecen con más frecuencia otras
enfermedades psiquiátricas (incluida la esquizofrenia, la depresión, el
síndrome de ansiedad y el abuso de sustancias) y son casi un 50 por
ciento más propensos a cometer suicidio que la población general.
La
lista de casos de escritores y artistas que sufrieron trastornos
mentales es amplia. La novelista Virginia Woolf, por poner un ejemplo,
sufría una depresión crónica y acabó suicidándose lanzándose al río.
Hans Christian Andersen, autor de El patito feo y La sirenita, también
padecía depresión, o Ernest Hemingway, que decidió acabar con su vida de
un tiro con una escopeta.
Los investigadores también observaron
que las profesiones creativas fueron más frecuentes entre los familiares
de pacientes con esquizofrenia, trastorno bipolar, anorexia nerviosa y,
en cierta medida, el autismo. Según Simon Kyaga, consultor en
psiquiatría y estudiante de doctorado en el Departamento de Servicios
Médicos de Epidemiología y Bioestadística, los resultados dan pie a
reconsiderar los enfoques sobre las enfermedades mentales.
"Si se
tiene en cuenta que ciertos fenómenos asociados con la enfermedad son
beneficiosos, se abre el camino para darle un nuevo enfoque al
tratamiento", aseguró el científico, investigador principal del trabajo.
"En ese caso, el médico y el paciente deben llegar a un acuerdo sobre
lo que se va a tratar, y a qué costo. En psiquiatría y en medicina en
general, tradicionalmente se veía a la enfermedad (mental) en términos
de blanco y negro y se esforzaban en tratar al paciente eliminando todo
lo negativo". Ahora, con estas nuevas conclusiones, el futuro de los
pacientes podría llegar a nuevos horizontes.
Po otra parte, el
especialista Beth Murphy dijo que es importante no idealizar a las
personas con problemas de salud mental, que con demasiada frecuencia son
presentados como "genios creativos".
El estudio fue financiado
por diferentes entidades como el Consejo de Investigación sueco, la
Fundación de Psiquiatría Sueca, la Fundación Bror Gadelius, el Centro de
Estocolmo para Investigación Psiquiátrica y el Consejo Sueco para la
Vida Laboral e Investigación Social.
Fuente: Karolinska Institutet y La Vanguardia Fuente texto: clarin.com Imágenes: Exhibición El Greco, Los Apóstoles. Santos y "locos de Dios"
Vista general de la Feria
Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC) en el Grand Palais en París,
Francia, hoy, miércoles 17 de octobre de 2012. La FIAC se celebra del 8
al 21 de octubre. EFE
París,
17- La inauguración de la 39 Feria Internacional de Arte
Contemporáneo (FIAC), que mañana y hasta el próximo 21 de octubre
mostrará al público las propuestas de 182 galerías de 25 países, comenzó
hoy a convertir París en el centro del arte más actual.
Francia con 66 galerías, Estados Unidos con 34, Alemania con 29 y
Bélgica con 19 son los países mejor representados en este salón,
seguidos de Reino Unido (15), Italia (14) y Suiza (10).
España concurre con tres galeristas: las madrileñas Elvira González y
Guillermo de Osma y la barcelonesa Projecte SD; al igual que México,
con Gaga Contemporary, Kurimanzutto y Jan Mot, mientras que Brasil
cuenta con dos: Raquel Arnaud y Luciana Brito Galeria, de Sao Paulo.
En declaraciones a Efe, el marchante de arte latinoamericano
residente en Nueva York Charles Conkright, dijo tener la sensación de
que este año el arte moderno, en el que está especializado, era más
abundante en la FIAC que en ediciones anteriores y consideró que el arte
iberoamericano, con obras, entre otros, de Millares, Tapies, Chillida y
Dalí, estaba muy bien representado.
La efervescencia artística de la FIAC no sólo ocupa el monumental
Grand Palais, su cuartel general, sino que consolidó este año sus
espacios oficiales en las Tullerías, el Jardin des Plantes, los
Inválidos y, por primera vez, la Plaza Vendôme.
En ella, el escultor catalán Jaume Plensa reina en solitario con tres
obras monumentales, mientras que en la Explanada de los Inválidos el
británico Jeremy Deller presenta su particular recreación del templo
megalítico de Stonehenge, en versión hinchable y apta para todos los
públicos, titulada "Sacrilège".
Al mismo tiempo, en los jardines de las Tullerías, se exponen una
veintena de obras monumentales y, por segundo año consecutivo, el Jardín
de Plantes y el vecino Museo de Historia Natural se apuntaron a la
experiencia con obras de diferentes autores.
Además, el arte palpita en espacios adyacentes como la sede de
Christie's, que hoy presentó una veintena de obras maestras de arte
contemporáneo de la posguerra, de Warhol, Basquiat, Hopper, Currin,
Calder, Klein o Lichtenstein, valoradas en cerca de 130 millones de
dólares (99 millones de euros).
nstalación
óptica y mecánica titulada "Réplica" del francés Bertrand Lamarche en
la Feria Internacional de Arte Contemporáneo el 12 de octubre de 2012 en
París
Instalación óptica y mecánica
titulada "Réplica" del francés Bertrand Lamarche en la Feria
Internacional de Arte Contemporáneo el 12 de octubre de 2012 en París. AFP
Procedentes de Londres, donde se expusieron durante la feria de arte
Frieze, podrán verse juntas por última vez en Nueva York, antes de ser
subastadas el 14 de noviembre, por lo que es un "verdadero
acontecimiento" para la casa tenerlas en París, dijo a Efe Edmond
Francey, especialista de su departamento de arte contemporáneo.
Dos grandes galeristas internacionales aprovecharon igualmente el 'momento' FIAC para lanzar sus nuevos espacios de exposición.
El marchante estadounidense Larry Gagosian, que a pocos metros del
Grand Palais acaba de inaugurar una monográfica del italiano Rudolf
Stingel (1956) eligió Le Bourget, al norte de la capital, para estrenar
mañana un nuevo y monumental espacio, a dos pasos del aeropuerto del
mismo nombre, creado en un antiguo hangar por el arquitecto Jean Nouvel.
El artista inaugural es el alemán Anselm Kiefer (1945), quien con el
título "Morgenthau plan" resucita el plan no realizado de convertir a
Alemania en un Estado agrícola y preindustrial tras la Segunda Guerra
Mundial y el nazismo, propuesto en 1944 en EEUU.
El austríaco Thaddaeus Ropac eligió a Anselm Kiefer y Pantin, también
al norte de París, para inaugurar el pasado domingo una nueva sede, con
las exposiciones "Die Ungeborenen" (Los no-nacidos), del artista
alemán, e "Iphigénie", de Joseph Beuys (1921-1986).
Ambas muestras podrán verse hasta el próximo 27 de enero en una
antigua fábrica de 4.700 metros cuadrados, de ellos 2.000 de superficie
de exposición.
De paso por la ciudad, el escritor Ernesto Mallo
visitó el taller parisino del artista rosarino Alberto Bali. Una cámara
los acompañó y registró un diálogo cómplice entre amigos, plagado de
referencias: del Martín Fierro a Courbet.
CÓMPLICES. Alberto Bali recibió en su casa de París a Ernesto Mallo.
Por
ALEJANDRO DE NUÑEZ
En una tarde lluviosa no muy lejos del Canal Saint-Martin, en el
barrio once de París, se encuentra el taller de Alberto Bali. Radicado
en Francia en 1976, hijo de padre indi y de madre italiana, Bali trabaja
tanto la pintura, la escultura como el diseño gráfico y ha forjado a
través de los años una amistad con Ernesto Mallo, escritor. El autor de Los hombres te han hecho mal,
además del director del Ban! Buenos Aires negra, el festival de novela
policial que en junio pasado tuvo su exitoso debut, con auspicio de la
Revista Ñ, también ha escrito catálogos para muestras del rosarino,
revela durante el encuentro.
En la amplitud de la sala
iluminada, el artista espera la visita con su último cuadro, ya vendido:
“Me va costar separarme de él”, dice rápidamente. Mallo comenta que “se
puede percibir una singular combinación de todos esos orígenes y
pertenencias” de su amigo. “Bali parece expresar diversas nostalgias con
inquietante objetividad, como si hubiera un intento no deliberado de
vencer el olvido”.
Pero antes de llegar a la tela Sala de espera,
un curioso ballet toma forma frente a la mirada indagadora de Ernesto
Mallo: “Ser escritor es más práctico, mover un texto no lleva tanto
esfuerzo”, reflexiona frente a las pinturas que entran en movimiento de
la mano del artista.
“Estas son mis mitologías”, explica Bali
refiriéndose a una serie de cuadros a la vista. “Por supuesto, están
Adán y Eva, Abel y Caín y otro por ahí que es Escila y Caribdis, cosas
que saqué de la cabeza”, enumera, hasta que aparece Martín Fierro
desnudo. “También tengo una pequeña sorpresa, un homenaje a Courbet: El
origen del mundo...”, explica evocando las aventuras de la obra y a su
último dueño, nada menos que Jacques Lacan, quien lo mantuvo siempre
escondido detrás de una cortina. Desde 1995 el público puede admirar el
famoso cuadro en el Museo d’Orsay que aloja la colección más grande de
obras impresionistas del mundo.
Juan Doffo dialoga desde la pintura y la fotografía con
el universo poético del cineasta ruso Andrei Tarkovski. La naturaleza
da sustancia a la conexión espiritual y estética entre los dos
creadores.
ESPEJO FRENTE A ESPEJO, 1999. Acrílico sobre tela, 200 x 200 cm.
Por Marina Oybin
Cómo condensar ejes temáticos, estructuras narrativas, climas y
ritmos cinematográficos en una imagen fija? ¿Cómo lograr que esas fotos
o pinturas no obturen la potencia original de las películas que les
dieron impulso? Eso es lo que uno se cuestiona en Cuando Tarkovski plantó un árbol en mi casa,
la deslumbrante muestra de Juan Doffo en la galería Rubbers, que reúne
pinturas de gran formato y fotografías que van desde 1989 hasta hoy,
todas inspiradas en filmes de Andrei Tarkovski.
En sala, una
proyección nos sumerge en fragmentos de películas de Tarkovski: al
recorrer la muestra es posible viajar de la gélida Infancia de Iván
(1962) a la Mechita desértica. O del fuego y el agua de cristal de las
performances de Doffo hasta las llamas que queman cuerpos y casas en El espejo (1975) y en la belleza trágica, conmovedora, de Nostalgia (1983) y El sacrificio (1986).
¿Quién
se anima a ir más allá de ese espacio que es puro enigma y acaso
belleza? Quién se atreve a quebrar esa confortable quietud, nos
preguntamos en esa bacanal visual hecha a golpe de detalles que es Stalker
(1979). Un submundo con poco artificio donde sólo un chico conserva la
huella de su paso por ese espacio enigmático que es “La Zona”. “En el
amor y en el arte –dice el artista– siempre jugás con fuego: terminás en
la locura o en la maravilla”. “La Zona” de Doffo nos lleva a un cruce
infinito de vías del ferrocarril en Mechita, su pueblo natal que creció
a la par del tren y con el menemismo quedó detenido en el tiempo.
Avanza en pantalla el globo aerostático de cuero y trapos, casi una mortaja, de Andrei Rublev
(1966), filme épico amputado y censurado por las autoridades
soviéticas, basado en el mítico pintor ruso de íconos de principios del
siglo XV. Aquí Tarkovski indaga en la posibilidad de relaciones
armónicas entre hombres, entre arte y vida, tiempo e historia. Consumido
por la tristeza, el monje duda: cómo pintar una iglesia entre tanto
dolor.
¿Cómo plantar un ícono entre masacre, violaciones y
humillación? No importa: el maestro finalmente va a pintar: el pueblo
quiere su ícono. Y ahí nomás, como conjura a la barbarie, estampa su
tacho de pintura Jackson Pollock en las impecables paredes. Desconfía
del sentido del arte en esa sociedad: se sumerge en el mutismo y no
vuelve a pintar. Deambula. Descubre el deseo, la sexualidad y la bajeza
del hombre hasta el punto de asesinar. Descubre también la belleza del
agua que inunda y estalla, conoce al hijo del que fue el gran
constructor de campanas, y a los adoradores del fuego.
EL SENTIDO DEL ARTE, 2012. Acrílico sobre tela, 150 x 250 cm
A unos pasos las
imponentes, fabulosas, pinturas de Doffo “El sentido del arte” y
“Forjando en el tiempo” nos trasladan al mundo de Mechita en mix con el
de Andrei Rublev. “Me pregunté muchas veces por qué
me conmovían tanto las ideas de Tarkovski, sus imágenes y el clima
poético resultante. Tal vez lo asocié con la condición rusa de habitar
esos enormes espacios, semejantes a las grandes extensiones silenciosas
de mi llanura pampeana, o a lo mejor, por esa sensación metafísica que
me despertaron sus paisajes y sus personajes que intentan ir más allá
de los límites humanos. Personajes muchas veces de espaldas al
espectador interrogando el universo, semejante a la pintura del
romántico alemán Friedrich. Todo ello se asemeja a mi percepción del
vivir. Del micro y macrocosmos que nos atraviesa”, escribe Doffo en el
catálogo de la muestra.
Hay contrapuntos elocuentes: al blanco y
negro y al color imperceptible y esporádico de los filmes de
Tarkovski, Doffo contrapone los tonos más fascinantes y sutiles que las
pupilas puedan captar. Es que Doffo no se mete con la forma, sino que
captura la potencia conceptual del director de cine ruso. Y llega a
esos caminos laterales que en Tarkovski devienen fundamentales. A veces
el director de cine pone el foco en un perro tomando leche densa y
luminosa o en un caballo recostado que rueda una y otra vez sobre sí
mismo en cámara lenta: extasiado de placer, se acaricia el lomo contra
la tierra seca.
Acorralado por los lineamientos del Partido
Comunista de la Unión Soviética, Tarkovski tuvo que seguir filmando
fuera de su país. Y vino Nostalgia (rodada en Italia)
donde la belleza de Florencia deviene angustia, bruma. Y el espanto se
hace carne en ese hombre que interpreta Erland Josephson, el gran actor
fetiche de Ingmar Bergman, ahora redentor suicida que se prende fuego
ante la mirada pasiva de todos. Otro hombre, en ritual, tratará de que
su pequeña vela no se apague. Es una escena que modela el tiempo hasta
petrificarlo en la retina como si fuera una pintura y que evidencia el
deseo de Tarkovski: para él, el oficio de hacer cine era esculpir en el
tiempo. A unos pasos, conmueve “El intento”, una serie de fotografías
potentes, bellas y despojadas. En “Nada es simétrico” el fuego de una
impresionante performance en Mechita invade la escena para pasar a otra
fotografía, casi una miniatura, en la que la mano de Doffo protege la
llama de una vela. “Este es el fuego que logramos frágilmente
preservar: nada es simétrico a nuestros sueños”, dice el artista.
ESCULPIR EN EL TIEMPO, 2012. Acrílico sobre tela, 150 x 250 cm.
Y
están esos paisajes imposibles que Tarkovski plantó dentro de
catedrales, resignificados ahora en las bellísimas pinturas
“Nostalgia”, “Catedral”, “Suspensa eternidad que cae”, con luz barroca,
teatral, y “Dualidad”, con maravillosas catedrales donde habitan
pampas desoladas con el sello Doffo de espirales de fuego. Esas
espirales ardientes de inolvidables performances en las que el artista
se metió mientras los vecinos controlaban contrarreloj las llamaradas
que se desbocaban. Hubo riesgo y miedo.
El entrañable Iván
irrumpe en la galería. Se lee en pantalla uno de los pocos textos que
Doffo dejó en los fragmentos de películas seleccionadas: “Se puede ver
una estrella en el día menos soleado”, dice la madre de Iván. El ríe, y
hasta puede rozar las estrellas en el fondo del pozo de agua. Acto
seguido, los nazis asesinan a su madre. Los abedules de ese bosque de La infancia de Iván
que la cámara recorre zigzagueante se meten en “Lo espiritual vive en
lo material” en Mechita: el humo negro, como salido de árboles
quemados, invade ahora el parque de nísperos y cerezos de la casa de
Juan con el mismo movimiento vertiginoso de la cámara.
Sin respiro, nos topamos con el abrazo intenso entre padre e hijo que es al tiempo casi una imploración en Solaris (1972), respuesta soviética a la emblemática 2001: Odisea del espacio,
de Kubrick. La cámara se aleja hasta hacer foco en el hogar devenido
una especie de átomo. “La memoria” de Doffo nos lleva a otro hogar,
acaso el suyo, envuelto en magma: afuera, todo es incierto.
Cautiva en El sacrificio
el hombre sufriente y la virgen sexuada abrazados, que levitan
intentando amarse. Y está ese árbol que Doffo plantó en su Mechita, ese
sitio simbólico y al tiempo real que condensa el vínculo entre
naturaleza y cultura, entre lo infinito y lo terreno. En esas pampas,
Doffo se trepó a avionetas para tomar fotografías que luego usó en sus
obras. En “Esculpir en el tiempo”, un desfile inagotable de imágenes de
las películas de Tarkovski conviven en el pueblo de Doffo. Una nueva
ficción las ubica sobre un paisaje pampeano verdoso. “Uno va tallando
paso a paso su vida, su cuerpo, sus pensamientos”, dice el artista, y
agrega: “Es lo que Tarkovski va esculpiendo en su historia, pero también
lo puedo reemplazar por mis vivencias”.
En la cosmogonía con
sello singular que Doffo esculpe con maestría hace tiempo, el fuego, el
agua, los paisajes infinitos son símbolos centrales. En esas
deslumbrantes pinturas y fotografías, donde habita mucho del cine de
Tarkovski, Doffo condensa experiencias intensas de su vida, de esas que
el director de cine ruso definió como intransferibles.
FICHA Juan Doffo. Cuando Tarkovski plantó un árbol en mi casa Lugar: Galería Rubbers, Av. Alvear 1595. Fecha: hasta el 31 de octubre. Horario: lunes a viernes, 11 a 20; sabados. 11 a 13. Entrada: gratis. Fuente: Revista Ñ Clarín
Del aniversario del nacimiento del genial Le Corbusier a las
reflexiones acerca de una profesión sobre la que muchos creen saber.
Le Corbusier. En el Borges lo homenajean con una muestra sobre su obra.
Por Miguel Jurado*
La semana pasada cumplió ciento veinte años Le Corbusier (bueno,
“cumplió” es una forma de decir porque el famoso arquitecto
suizo-francés murió en 1965). El asunto es que, el 6 de octubre, Le
Corbusier hubiera cumplido años y en el Centro Cultural Borges se
organizó una muestra homenaje que todavía sigue. Allí, entre vino y
vino, Raquel (una señora de cincuenta y pico), me dijo sin sacar los
ojos de una foto de la Casa Curutchet de La Plata: “¡Qué maravilla!
¡Cuánta creatividad! ¡Cómo me hubiera gustado ser arquitecta! Ahí caí en
la cuenta que a mucha gente le pasa lo que a Raquel: tienen a la
arquitectura como su vocación frustrada, fueron profesionales del diseño
y la construcción en una vida pasada o quieren serlo en una vida
futura. El asunto es que, quién más, quién menos, todos tienen en su
corazón un pequeño arquitecto esperando la oportunidad para salir del
closet.
La principal causa de la popularidad de la arquitectura es
que, vista de afuera, parece una profesión divertida, pura creación del
espíritu. Creo que la culpa de eso la tenemos los arquitectos que
mostramos cierta suficiencia frente a nuestras propias obras. Lo cierto
es que detrás de esa imagen de suficiencia implacable y optimismo todo
terreno que mostramos los arquitectos, muchos sufrimos algunas cosas de
la profesión.
Para empezar, frente a las opiniones de médicos y
abogados, lo que diga un arquitecto siempre es discutible, sobre todo
porque no hay ningún riesgo. A ningún paciente se le ocurriría pelearse
con su doctor en medio de la operación, y menos que menos, con su
abogado. Además, los fracasos de los arquitectos quedan a la vista de
todo el mundo. El famoso estadounidense Frank Lloyd Wright decía: “Un
médico puede enterrar sus errores, un arquitecto sólo puede aconsejar a
sus clientes que planten una enredadera”.
En arquitectura, la
relación cliente-profesional puede describirse como la de una pareja. El
primer momento es el noviazgo, los clientes ven al arquitecto como si
fuera un mago, todo lo que hace y dice es creativo, divino,
sorprendente, genial. Después (casi siempre durante la obra) es la etapa
del matrimonio. Los trucos del arquitecto se acaban, o lo que es peor,
se repiten. El cliente ya le sacó la ficha y aunque todavía le parece un
mago, sabe que la magia la hace con su plata. Así, la buena onda se
termina rápido. Después viene el divorcio: la obra se termina y los dos
están aliviados de que así sea. De vez en cuando se produce el
reencuentro, y hasta hay reconciliaciones, siempre y cuando el
arquitecto siga en su papel de simpático de tiempo completo. Otro
estadounidense, Philips Johnson decía: “Los arquitectos somos como
prostitutas de clase alta. Nosotros podemos rechazar algunos proyectos
de la manera en que ellas pueden rechazar algunos clientes, pero los dos
tenemos que decir que sí a alguien de vez en cuando si queremos
permanecer en el negocio”. Sin embargo, yo no estoy de acuerdo, las
prostitutas cobran por adelantado y a los arquitectos, muchas veces, nos
cuesta demasiado cobrar por nuestros servicios. No por nada, el
fallecido Mario Roberto Alvarez solía alentar a sus colegas diciendo:
”¿Usted quiere ganar plata con la arquitectura? ¡Olvídese!
Otro
tema peliagudo de la profesión es que, como todos los clientes tienen un
arquitecto en algún lugar del corazón, tienden a pensar que lo que
hacés es fácil. “Haceme un dibujito de esos que hacen ustedes”, te
dicen, y dan la primera señal de que el trabajo va a terminar mal. Por
la misma razón, el cliente tiene tendencia a pensar que todo lo que sale
bien se le ocurrió a él y los errores son del arquitecto.
En
realidad, el problema de la arquitectura es que es una profesión
hermosa, llena de posibilidades. Eso alienta a que la idealice mucha
gente. Para empezar, estudiar arquitectura es como jugar a ser
arquitectos, y con los mejores proyectos del mundo: en primer año
proyectás casas y pequeños conjuntos de viviendas; en segundo,
edificios; en tercero, centros culturales o grandes teatros; en cuarto,
centros deportivos, y en quinto, pedazos enteros de ciudad. Pocas
carreras suelen ser tan divertidas. El tema es que cuando salís de la facu
hecho un titán hay pocos clientes para hacer un centro cultural.
Resulta que los primeros trabajos son el garaje de una prima o la cocina
de tu tía. Y claro, vos lo podés hacer pero te sentís como un cirujano
al que le piden que corte un bifecito. Todo bien, el famoso alemán Mies
van der Rohe decía: “No importa el qué, sino el cómo”. Es decir, no
importa si es un garaje o una palacio, el tema es que lo hagas bien.
Bueno, en eso estamos.
Ocurrió ayer en el museo Kunsthal de Rotterdam. Se llevaron
siete cuadros de autores reconocidos, valuados entre 150 y 200 millones
de euros en total. Eran parte de una colección privada, que se exhibía
por primera vez.
Buscando pistas. El museo ayer permaneció cerrado. Los ladrones habrían ingresado por una puerta lateral. /EFE
Por Fernando Soriano
No pasa sólo en las películas. Y aunque por el grado de
prestigio (y valor en el mercado) de los artistas involucrados pareciera
una misión imposible, no lo fue. Ocurrió y generó un estruendo en el
mundo del arte: de un museo holandés se robaron ayer siete cuadros firmados por verdaderos maestros de la pintura, entre los que están Picasso, Matisse, Monet y Freud .
Se
trata sin dudas de un robo multimillonario. Ocurrió en la madrugada de
ayer en el Centro de Arte de Rotterdam (Museo Kunsthal). Los
delincuentes aprovecharon la exposición que celebra los 20 años del
lugar y que muestra la colección particular Tritón, entre cuyas obras
contiene la de algunos de los pintores más conocidos del planeta. Para
peor, sus propietarios, el matrimonio holandés Willem y Marijke Cordia, exponía su tesoro al público por primera vez .
Los
lienzos que figuran como robados, según informó la policía holandesa,
son: “Cabeza de arlequín”, que Pablo Picasso pintó en 1971, dos años
antes de morir; “Mujer ante una ventana abierta”, de Paul Gauguin
(1888); “Autorretrato”, de Meyer de Haan (entre 1889 y 1891); “El puente
de Waterloo, Londres” y “El puente de Charing Cross, Londres”; de
Claude Monet (ambas de 1901); “La lectora en blanco y amarillo”, de
Henri Matisse (de 1919); y “Mujer con los ojos cerrados”, del alemán
Lucian Freud (2002). Y de acuerdo con estimaciones tendrían en total un
valor de entre 150 y 200 millones de euros .
La Policía
local fue alertada ayer por una empresa de seguridad privada que detectó
el aviso de las alarmas de la sala –diseñada por el reconocido
arquitecto holandés Rem Koolhaas–. Pero cuando los efectivos llegaron al
museo sólo quedaban los clavos que sostenían a los cuadros. “Fue una
operación bien planificada”, dijeron las fuentes policiales,
reconociendo, de alguna manera, la astucia, sutileza y guantes blancos
de los ladrones.
El impacto para los organizadores y los dueños de
las obras fue como una piña inesperada de Sergio Maravilla Martínez. Al
punto que la directora del Kunsthal, Emily Ansenk, calificó el robo con
una sola y definitiva palabra: “tremendo”. El presidente del consejo
del museo Kunsthal, Wim van Krimpen, señaló que la colección está “muy
bien documentada”, por lo que estimó muy poco probable que los cuadros puedan ser vendidos.
Como
es extremadamente difícil vender una obra robada de semejante calibre y
trascendencia, los investigadores creen que tal vez podría pedirse un
rescate, y apuntan a la modalidad de “secuestro”, tal como lo explica
Mario Gilardoni en su columna en esta misma página (ver “Son obras...” ).
Ayer
el Kunsthal estuvo cerrado durante todo el día, mientras se hacían
pericias referidas a la investigación, que enfocaban las claves del
ingreso de los ladrones en el tejado y en una puerta lateral, que
podrían haber sido rotos para entrar al museo.
Mientras tanto, los que no paran de lamentarse son los Cordia.
Su colección privada es una de las 200 más importantes del mundo
. Para la muestra en Rotterdam fueron sido seleccionadas de ésta, 150
pinturas de su propiedad, entre las que se destacan, además de las ya
nombradas, obras de Marcel Duchamp, Piet Mondriaan e Yves Klein.
Son cuadros imposibles de comercializar
Por Mario Gilardoni Periodista*
Este tipo de obras, de artistas de primera línea, son imposibles
de comercializar, porque se trata de cuadros conocidos que están
documentados en los museos. La fantasía de la gente es que un
coleccionista loco las manda a robar para mirarlas en solitario en su
habitación a oscuras. No conozco ningún caso, y aunque siempre puede
haber alguien medio chiflado, no es lo común. Este tipo de robos puede
estar vinculado al narcotráfico. Para esta mafia, manejarse con dinero
resulta complicado. Se han dado casos en los que la obra de arte –sobre
todo si es importante– termina siendo una moneda de pago entre ellos (o
para otras operaciones en negro). Mover 50 millones de dólares en un
cuadrito no es lo mismo que moverlo en billetes de 10 y 20. También es
posible que se trate de un robo para pedir rescate. Como estas obras
están aseguradas, puede ocurrir que aparezca un extorsionador que pida a
las aseguradoras un dinero a cambio de ahorrarse la plata que tendrían
que pagar. Sería como un secuestro.