Lo hacen por concurso, con un jurado de expertos o a través de donaciones; otras veces, salen de compras a las ferias para completar el guión de la historia del arte que quieren contar
LAS DOS FRIDAS . Fotografía de Yeguas del Apocalipsis, de las últimas adquisiciones del Malba, a
US$ 20.000 más impuestos. Foto: LA NACIÓN
María Paula Zacharías
Los
museos siguen dispuestos a continuar con su misión de atesorar lo que será
valioso para futuras generaciones. Por eso, salen a comprar arte contemporáneo,
porque lo más reciente es lo que siempre falta. Y muchas veces, lo hacen a
precios menores que los del mercado, para beneficio de todos. La llegada de una
nueva arteBA -que abre al público mañana en La Rural su edición 25° aniversario-, con sus
programas de ayuda y el aporte de asociaciones de amigos y donaciones de
artistas, incentiva una lenta e indispensable renovación del acervo público y
privado.
En el Día Internacional de los Museos (desde el Ministerio de Cultura convocan a celebrarlo en las redes con el hashtag #FelizDíaMuseos), vale la pena preguntarse con qué criterio éstos suman artistas a lo que son: un espacio de consagración. Por concurso, por elección de un jurado, porque un comité de notables lo sugiere, o a veces por falencias del propio guión curatorial. Puede ser también porque un museo parte de una colección sesgada y luego debe ampliar sus horizontes, como le pasa al de Tigre, que nació en el año 2000 para albergar arte argentino del siglo XIX y XX exclusivamente figurativo. "Mi intención es que el museo no haga la distinción entre figurativo o abstracto, una dicotomía obsoleta", explica su directora, María José Herrera.
Nueve personas integraban, por ejemplo, la comitiva que el año pasado recorría arteBA para elegir obras para el Mamba. Por el Programa Matching Funds -en el que un banco comparte con un museo, en partes iguales o mayores, el monto de las nuevas adquisiciones- habían recibido dinero del Banco Ciudad (única entidad financiera que participa esta vez, con $150.000) y el Supervielle, que finalmente el equipo de curaduría invirtió en tres obras de la artista Fernanda Laguna. Otra comitiva iba de stand en stand para iniciar la colección del Museo MAR, y eligió la instalación Prueba de tensión, de Luciana Lamothe, que hoy se ve en el museo marplatense.
En el Día Internacional de los Museos (desde el Ministerio de Cultura convocan a celebrarlo en las redes con el hashtag #FelizDíaMuseos), vale la pena preguntarse con qué criterio éstos suman artistas a lo que son: un espacio de consagración. Por concurso, por elección de un jurado, porque un comité de notables lo sugiere, o a veces por falencias del propio guión curatorial. Puede ser también porque un museo parte de una colección sesgada y luego debe ampliar sus horizontes, como le pasa al de Tigre, que nació en el año 2000 para albergar arte argentino del siglo XIX y XX exclusivamente figurativo. "Mi intención es que el museo no haga la distinción entre figurativo o abstracto, una dicotomía obsoleta", explica su directora, María José Herrera.
Nueve personas integraban, por ejemplo, la comitiva que el año pasado recorría arteBA para elegir obras para el Mamba. Por el Programa Matching Funds -en el que un banco comparte con un museo, en partes iguales o mayores, el monto de las nuevas adquisiciones- habían recibido dinero del Banco Ciudad (única entidad financiera que participa esta vez, con $150.000) y el Supervielle, que finalmente el equipo de curaduría invirtió en tres obras de la artista Fernanda Laguna. Otra comitiva iba de stand en stand para iniciar la colección del Museo MAR, y eligió la instalación Prueba de tensión, de Luciana Lamothe, que hoy se ve en el museo marplatense.
RETRATO DE FOGWILL. La obra de Mondongo fue cedida en préstamo a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Foto: LA NACIÓN |
También será un jurado quien determine ahora el ganador del Premio Adquisición Konex: la fundación comprará una obra de hasta $
La Asociación Amigos del MNBA tiene su propio programa de adquisiciones. Así se
sumaron al acervo del museo mayor Sin
título - Stradivarius, de
Jorge Gumier Maier, y Winco, de Marcelo Pombo, compradas al
coleccionista Gustavo Bruzzone en $ 120.000 cada una. En la feria porteña
adquirieron el óleoEquivalencias, de
Anselmo Piccoli, por $ 100.000. Esa entidad destinará a esta edición de arteBA
entre US$ 10.000 y 20.000 para seguir sumando piezas. "Es una feria
importante y está bien que el museo sea un agente activo, que compre",
opina Andrés Duprat, director del MNBA. Su plan es profesionalizar las compras:
"Queremos armar un protocolo transparente donde haya un plan estratégico
de obras deseadas, emanado del propio museo, y un comité de adquisiciones democrático
que discuta las posibilidades y evalúe las oportunidades". Mientras tanto,
lucen en la muestra "Interferencias" obras recién incorporadas a la
colección: son de Pablo Siquier y Cristina Piffer (donadas por la Fundación arteBA),
Feliciano Centurión (donación de su familia), Mónica Millán (donado por la
artista) y Retrato de Fogwill, cedido en préstamo por Mondongo, entre
otras piezas.
VENTANAS. Obra de Fernanda Laguna que, junto con otras dos de la artista, el Mamba compró en arteBA 2015 por $ 100.000. Foto: LA NACIÓN |
El Programa Nacional
de Adquisiciones de Obras de Artes Visuales Igualdad Cultural fue otro surtidor
interesante: en 2014, por ejemplo, el Estado compró 100 obras para donarlas a
10 museos públicos de provincias. Sobre su continuidad, Américo Castilla, secretario
de Patrimonio de la Nación ,
cuenta que "están trabajando con los equipos de los museos en la
elaboración de planes estratégicos para el acrecentamiento de sus colecciones,
considerando la misión y visión de cada museo, su sustentabilidad para conservar
y resguardar esos bienes en el futuro, y sus estrategias para difundirlos y
vincularlos con los visitantes".
Compras más profesionales
En el sector privado,
en los últimos dos años el Malba incorporó cerca de 70 obras, y aceitó una
compleja estructura. Las incorporaciones pasan por el filtro de dos organismos.
El Comité de Adquisiciones (CDA), creado en 2012, es algo más que una asociación
de amigos. Los miembros, coleccionistas y amantes del arte tienen derechos,
como el ingreso previo a la inauguración de las exposiciones y recorridos
especiales, y obligaciones: la contribución mínima para formar parte es de US$
5000 para adquisiciones y gastos (traslado, seguro o restauración). Hoy, el CDA
está conformado por 35 miembros y, claro, siempre son bienvenidos nuevos
integrantes. Por su parte, el Comité Científico Artístico (CCA) es un
seleccionado de asesores de lujo, creado en 2015, con siete curadores y
directores de museos globales, que evalúa propuestas de donaciones y
adquisiciones, y hace sugerencias al CDA. En general, las ganas de comprar
doblan el presupuesto, por lo que cada obra se somete a votación. Así,
ingresaron piezas de Mirtha Dermisache, Paz Errázuriz, Lotty Rosenfeld y
Graciela Gutiérrez Marx. El plan: mantener el perfil latinoamericano, con
trabajos como los de Mathias Goeritz y Carmen Herrera; sumar piezas históricas,
en especial de los años 60 y 70; incorporar obras de exposiciones temporarias,
como las de Annemarie Heinrich, Teresa Burga, Claudia Andújar, Marta Minujín y
Rogelio Polesello. Y privilegiar artistas mujeres en pos de una representación
más equitativa de género. Para dialogar con la estrella de la colección, el
autorretrato de Frida Kahlo, llegó Las
dos Fridas (1989/2014), de
los chilenos Yeguas del Apocalipsis. En arteBA se presentarán hoy, a puertas
cerradas, las dos más recientes incorporaciones: donaciones de Osvaldo Romberg
y Carlos Ginzburg.La generosidad de los
artistas es otro factor de ingreso de nuevas obras a los museos. Liliana Porter
y Marie Orensanz hicieron sus aportes después de exponer en el Museo Nacional
de Bellas Artes de Neuquén.El Museo Franklin
Rawson de San Juan ostenta un número récord: entre 2007 y 2015 sumó 266 piezas
a las 1300 de su patrimonio, mediante donaciones y programas de gobierno.
"Renovar la colección es también renovar las posibilidades de mirar y
entender el mundo desde perspectivas diferentes -explica Virginia Agote, su directora-.
Las decisiones se toman a partir del asesoramiento de historiadores, curadores
y especialistas al tanto de las necesidades y objetivos de la
institución".En Buenos Aires, el
Muntref también está en expansión. "Las adquisiciones se producen a través
de donaciones, de premios como el de Estímulo a las Artes Electrónicas, de
investigaciones y acuerdos con artistas en torno a la producción de obras
específicas", comenta Diana Weschler, subdirectora, responsable de
investigación y curaduría. Entre las últimas incorporaciones hay seis fotos de
Leila Alaui, una artista franco-marroquí que las donó en enero último, cuando
se gestionaba su devolución después de una muestra, y que falleció pocos días
después en un atentado de Al-Qaeda en Burkina Faso.Otros museos privados
crecen como lo que son: colecciones de sus dueños. El Macba tiene un consejo
asesor, pero las compras las decide el fundador, Aldo Rubino. "La
colección no se piensa en función de los faltantes, sino de la visión
contemporánea con la cual quiere establecer diálogos -dice Teresa Riccardi,
directora artística-. El desafío en un futuro será pensar qué alcances tiene la
incorporación de otros lenguajes."Y así, los museos
expanden el relato de la historia del arte que se escribe todos los días.
Primera venta, con burbujas
La
tradicional compra que Chandon hace a puertas cerradas en ?arteBA se concretó
ayer. Se trata de una obra del joven artista Agustín González Goytía (Tucumán,
1981), Batalla, adquirida a la galería Pasto, del Barrio Joven. De ahora en más
?se verá en la Maison Moët
Hennessy Argentina de Barrio Parque?
Fuente: lanacion.com