EXPERTOS AFIRMAN QUE EL CARAVAGGIO ENCONTRADO
EN UN GRANERO ES AUTÉNTICO

La atribución de "Judith y Holofernes" al pintor italiano cosechó el aval de dos reconocidos estudiosos de la obra del artista, aunque otros lo adjudican a un discípulo; cotizan la obra en 135 millones de dólares



El cuadro del pintor italiano Caravaggio (1571-1610) recientemente descubierto en el granero de una casa del suroeste de Francia es un obra "auténtica", afirmaron hoy varios expertos en su obra, a pesar de las dudas de otros especialistas. "Esta iluminación especial, esta energía típica de Caravaggio, sin correcciones, con mano segura, y las materias pictóricas, hacen que este cuadro sea auténtico", declaró en París el experto Eric Turquin, aunque dijo que "habrá más controversias que peritajes" sobre el cuadro. Turquin cuenta sin embargo con un apoyo importante, el de Nicola Spinoza, exdirector del museo de Nápoles y uno de los grandes especialistas mundiales de Caravaggio.
"Hay que ver en esa tela un verdadero original del maestro lombardo, identificable casi con certeza, aunque no tengamos ninguna prueba tangible e irrefutable", señala Spinoza en su informe. El óleo sobre tela de gran formato, en buen estado de conservación, fue realizado entre 1600 y 1610 y representa a Judith y a Holofernes. El cuadro fue descubierto por los propietarios de una casa en la región de Toulouse, en abril de 2014, cuando abrieron el altillo para arreglar un escape de agua.
En el mercado internacional del arte, el cuadro tiene un valor estimado en 120 millones de euros o 135 millones de dólares, según Turquin. El experto explicó que el Museo del Louvre estudió la obra durante tres semanas pero el ministerio de Cultura francés decidió rechazar el certificado de exportación a la espera de su peritaje oficial. Según el ministerio, la tela tiene que permanecer en Francia porque es "una etapa muy importante en el caravaggismo" aunque todavía debe determinarse su autor.
Eric Turquin reconoce sin embargo que otros expertos "serios" atribuyen el cuadro a Louis Finson, un pintor flamenco (1580-1617), discípulo del caravaggismo. Según la publicación francesa Le Quotidien de l'Art, Mina Gregori, una especialista de Caravaggio, cree que no se trata de un original "aunque reconoce la calidad indiscutible de la obra". "Es una obra importante, sea de Caravaggio o de otro pintor", insisten fuentes cercanas al caso.
"Caravaggio es un artista problemático para las atribuciones. No tiene firma. Hay muchas copias. La historia del arte no es una ciencia exacta. La atribución de un cuadro a un pintor se hace con un conjunto de indicios. Esto puede durar años y puede que nunca se encuentre la respuesta", según las mismas fuentes.

Fuente: lanacion.com

LA CUNA DE EL BOSCO
VISITA A DEN BOSCH, 500 AÑOS DESPUÉS


La ciudad en la que nació Hieronymus Bosch, El Bosco, es el foco de las celebraciones por el quinto centenario de la muerte del maestro holandés

El tríptico de El carro de heno Evert Elzinga
El tríptico de El carro de heno.Foto:Evert Elzinga

AMSTERDAM.- En la segunda mitad del siglo XV, un joven y talentoso pintor criado en una familia de pintores empezó a firmar usando como apellido el nombre de la ciudad en la que había nacido y donde se había criado. Paradojas de la historia, con el pintor consagrado unánimemente como uno de los grandes maestros de todos los tiempos, hoy esa ciudad a lo primero que remite es al nombre del artista.
La ciudad de 's-Hertogenbosch, popularmente conocida como Den Bosch, se ha convertido en un hito turístico cultural por ser la ciudad natal de Jeroen van Aeken, más conocido como Hieronymus Bosch, El Bosco.
Ubicada en el corazón de la Holanda católica, Den Bosch se distingue por la imponente catedral gótica de San Juan Evangelista, por sus coloridos e intensos carnavales en febrero y por la presencia ubicua de El Bosco encarnado en todas las formas imaginables.
Hay un centro de arte que lleva su nombre, que cuenta con prolijas reproducciones y un montaje muy didáctico; se realizan congresos, encuentros y actividades a la sombra de su célebre figura; en las callejuelas empedradas uno puede toparse con reproducciones a escala de alguna de las criaturas imaginarias que pueblan sus cuadros; recorriendo la plaza central uno pueda dar con el taller y con una estatua en su honor, y también hay bares y restaurantes y hasta platos que llevan su nombre, o negocios de objetos y ropa y hasta servilletas de papel que apelan o le sacan el jugo a la figura del pintor.
Lo único que no hay, pequeño detalle, son obras originales. Ni un dibujo ni un boceto. Nada. Por más que se esmeren las autoridades municipales y las del centro de arte, hay una realidad que no puede cambiar: la falta de obras (algo similar ocurre en la ciudad de Delft con las pinturas de Vermeer).
Hasta ahora. Porque con motivo de los cinco siglos de la muerte de El Bosco, por primera vez preciadas obras maestras como "El jardín de las delicias", "El carro de Heno" y los cuatro postigos de "La visión del más allá", entre otras, retornan temporalmente al sitio donde fueron concebidas. La exhibición "Visiones de un genio" es el resultado de un ambicioso proyecto de investigación y restauración.

Después de años de trabajo y análisis, un consejo de especialistas determinó que la obra certificada de El Bosco consiste en veinticuatro pinturas y veinte dibujos. Diecisiete de esas pinturas y diecinueve de esos dibujos, que forman parte de las colecciones permanentes del Prado, del Louvre y de la Accademia y del Palazzo Grimani en Venecia, de museos de Rotterdam, Berlín, Viena y Nueva York, entre otros, pueden verse en Den Bosch hasta el 8 de mayo. "Bienvenidos a casa", puede leerse en numerosos carteles en neerlandés a lo largo del pueblo anunciando la exposición. Luego la muestra irá rotando por los mencionados museos, en la que está llamada a ser una de las exposiciones de pintura clásica más importantes del año.

El pintor y su ambiente

La ciudad se convirtió en atracción para los turistas Evert Elzinga
La ciudad se convirtió en atracción para los turistas.Foto:Evert Elzinga

El aniversario incluye una nutrida programación de actividades ad hoc (otras muestras de pintores afines o influidos por él, obras de teatro, conciertos, etcétera) que se sucederán a lo largo del año, tanto en Den Bosch como en otras ciudades de Holanda, pero el plato fuerte sin duda es "Visiones de un genio". No sólo porque reagrupa las obras, y en el lugar donde fueron creadas, medio milenio atrás; no sólo porque ofrece versiones restauradas de muchas de ellas, sino también porque reúne por primera vez partes de trípticos o paneles que estuvieron separados durante siglos.
En ese sentido, apenas ingresado a la muestra, el espectador se topa con uno de los puntos más altos. "La nave de los locos" y la "Alegoría de la gula y la lujuria", dos tablas de madera separadas por la historia, una en exposición en el Louvre de París y otra en Yale, Estados Unidos, pueden ser vistas tal como fueron concebidas, como piezas de un mismo rompecabezas. Unos metros más adelante se encuentran otras dos tablas que también formaban parte de la misma obra original, "La muerte y el avaro" y "El peregrino". Un rompecabezas incompleto pero potentísimo que plantea de entrada los principales rasgos de la obra de El Bosco: el influjo de la tentación y de los pecados en el temperamento humano, escenas grupales entre bíblicas y carnavalescas, siempre algo desesperanzadas o hasta apocalípticas, pero difuminadas con cierta luz de benevolencia, de piedad por sus criaturas, incluso por las diabólicas o infernales.
El Bosco perteneció a una época de transición entre el Medioevo y el Renacimiento, años de fuertes tensiones religiosas que desembocarían en la reforma protestante y las guerras religiosas, años en que Europa comenzaba a descubrir la existencia de otras civilizaciones. Si bien la muestra pone en evidencia que el pintor se nutría de la iconografía y de ilustraciones de la Edad Media tardía, visto hoy, sobre todo por ciertos detalles, algunas pequeñas criaturas o la arquitectura cósmica de ciertas construcciones, El Bosco parece haber venido de otro planeta para retratar a la humanidad. Sus cuadros poblados de personajes sufrientes, tironeados entre la salvación y el pecado, entre la animalidad y la beatitud, conforman cada uno un microcosmos alucinado: escenas repletas de personajes comunes, figuras diabólicas, santos, ángeles, animales reales o imaginarios se revelan simultáneamente atávicas y visionarias, eminentemente medievales, pero ya modernas en su concepción.
Los organizadores contaban con que "Visiones de un genio" iba a ser uno de los eventos del año, pero nunca imaginaron el caudal descomunal de la convocatoria. Casi cuatrocientas mil entradas anticipadas vendidas agotaron las localidades; gente de toda Holanda y Europa se hace una escapada hasta Den Bosch por el día o el fin de semana. El horario de apertura del museo de Noords Brabants fue extendido dos veces consecutivas y al día de hoy cierra a las 11 de la noche.
Si bien la concurrencia es nutrida en todo momento, la escrupulosa organización holandesa, dividiendo la cantidad de visitantes en franjas horarias, permite que nunca sea insufrible moverse por las salas y que se pueda permanecer frente a cada obra el tiempo deseado.
Hasta el 8 de mayo, cuando la muestra siga el itinerario previsto, la ciudad natal de El Bosco será la meca para cientos de miles de feligreses de un pintor holandés. Una vez que los cuadros vuelvan a manos de sus propietarios, y el encantamiento se haya desvanecido, Den Bosch volverá a ser apenas una atracción turística, una parada más en el recorrido de ese parque temático histórico cultural llamado Europa.


Fuente: lanacion.com

BALDOMERO Y LOS SETENTA BALCONES


Leyenda: el edificio de Rivadavia y Puán, supuesta inspiración del poema de Fernández Moreno. (Emiliana Miguelez)
Leyenda: el edificio de Rivadavia y Puán, supuesta inspiración del poema de Fernández Moreno. (Emiliana Miguelez)


Eduardo Parise
Tiene publicados más de veinte libros de poesía. Además, otros trabajos en prosa. Pero cada vez que se habla de él, todos recuerdan sólo un poema. Es aquel que comienza afirmando Setenta balcones hay en esta casa, / setenta balcones y ninguna flor. / ¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa? ¿Odian el perfume, odian el color? Considerado un símbolo del sencillismo, ese soneto pertenece a Baldomero Eugenio Otto Fernández Moreno, un hombre que nació el 15 de noviembre de 1886, en San Telmo, y que dedicó buena parte de sus 63 años en este mundo a reflejar con palabras lo cotidiano de la vida de la gente, pero con la especial visión de un poeta que sabe mirar más allá de lo que vemos todos.
Baldomero Fernández Moreno no sólo fue poeta. Recibido en 1912, fue un médico rural que trabajó entre otros lugares en Chascomús, Catriló (
La Pampa) y en Huanguelén (partido de Coronel Suárez) cuando en esos sitios había más campo que ciudades. Y también ejerció en Buenos Aires, su lugar en el mundo. Justamente por ser ese su lugar, lo describió, casi como nadie, mostrando al ser humano inmerso dentro de la multitud. Es decir: dándole a la Ciudad una visión poética. Por eso tiene tanta fuerza aquello de los Setenta balcones.
Sin embargo, a pesar de su sencillismo, ese soneto siempre generó una duda: ¿cuál fue el edificio que inspiró al poeta para esa reflexión sobre una forma de vida sin perfumes ni color? La principal hipótesis de las leyendas urbanas lo ubica en la esquina noroeste de las avenidas Corrientes y Pueyrredón, una magnífica construcción academicista, pensada por los arquitectos Gastón Louis Mallet (francés) y Jacques Dunant (suizo). El edificio es de 1908 y su fachada, imponente, fue restaurada en 2011. En la planta baja estaba el café Paulista y dicen que Fernández Moreno era uno de sus habitués. Pero todo eso forma parte de la leyenda.
Otro de los edificios que se menciona como inspirador es el Femenil. Está en la avenida Rivadavia, sobre la vereda Sur del 5800, entre Puán y el pasaje Chirimay, en Caballito. Fue proyectado por el arquitecto Eustaquio Ballester. Lo construyó
la Compañía General de Obras Públicas (GEOPE). También es de estilo académico francés, ocupa media manzana y, además de su planta baja, tiene ocho pisos. Se lo conoce como Edificio Femenil porque allí estaba una revista que tenía ese nombre. Empezaron a construirlo en 1927 y lo terminaron un año después. Y allí está la clave para el poema de Baldomero: el soneto de los setenta balcones fue escrito y publicado en 1917 en el libro Ciudad. Entonces, ¿cómo iba a inspirarse en un edificio que no existía cuando él lo escribió?
También, alguna vez se dijo que el edificio inspirador fue el colegio que estaba en San Juan y Bolívar, en San Telmo, donde Fernández Moreno fue profesor. Es un edificio antiguo y muy grande. El dato parece el menos convincente de todos. Mucho más si uno se atiene a lo que dijo el propio autor en 1949, cuando en la sede de
la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) recibió el Gran Premio de Honor. Ese día, en su agradecimiento, el poeta habló de lo efímero de las cosas y las obras. Aludía así a que, de todos sus escritos, sólo se recordaba el soneto de los setenta balcones, cuando su trabajo era mucho más que ese poema. Y entonces, como para refrendar la poca duración de las cosas, habló del edificio inspirador, confirmando que “todo se pierde, se escabulle, se evapora”. Dijo que el edificio de los setenta balcones “ni uno más, ni uno menos” eran de una casa nueva que estaba en el Paseo de Julio (actual avenida Del Libertador) a la altura de donde se ubicaba el primitivo Parque Japonés (cerca de la avenida Callao). También afirmó que la cantidad de balcones fueron “contados en una noche esfumosa, junto con el poeta español Pedro Herreros, desde un banco de piedra”.Baldomero Fernández Moreno murió el 7 de junio de 1950. Había tenido cinco hijos (César, Dalmira, Ariel, Manrique y Clara). El gran amor de su vida fue Dalmira del Carmen López de Osornio, oriunda de Chascomús y conocida como Negrita, con quien se casó en 1919. Quizá fue a ella a quien dedicó el Soneto de tus vísceras, una obra que en sus primeros ocho versos dice: Harto ya de alabar tu piel dorada / tus externas y muchas perfecciones / canto al jardín azul de tus pulmones / y a tu tráquea elegante y anillada. / Canto a tu masa intestinal rosada / al bazo, al páncreas, a los epiplones /al doble filtro gris de tus riñones / y a tu matriz profunda y renovada.  En su momento ese texto generó una gran polémica. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com


ALBERTO GINASTERA, RECORDADO POR LA SINFÓNICA DE BASILEA


La Sinfónica de Basilea, con Russell Davies
      La Sinfónica de Basilea, con Russell Davies.Foto:Archivo/osb


Cecilia Scalisi


BASILEA.- Bajo el título Viva Ginastera fue celebrado el centenario del natalicio del compositor en Suiza, país en el que no sólo vivió la última década de su vida (Ginebra), sino también donde descansan sus restos y se conserva su legado en manuscritos, libros y documentos en compañía del mayor tesoro en colecciones de los siglos XX y XXI (entre ellas, la herencia completa de Igor Stravinsky, por ejemplo, y del tan admirado húngaro Bela Bartók), un tesoro incalculable que
la Fundación Paul Sacher alberga en una fabulosa construcción de subsuelos dotada de la más moderna tecnología en resguardo y conservación debajo del representativo Münster, la orgullosa catedral medieval que es símbolo de Basilea. Allí, esa rica ciudad del norte suizo, ubicada en la frontera con Francia y Alemania, rindió homenaje al músico argentino que un día como hoy, hace cien años, nacía en el porteño barrio de Barracas.

El programa de la celebración en dos fechas, a cargo de la orquesta sinfónica local con la dirección del estadounidense Dennis Russell Davies, incluyó la ejecución de dos de sus más difundidas obras, ambas compuestas en Buenos Aires con sus manuscritos protegidos en el "save" bajo tierra a pocos pasos de la sala de conciertos basiliense: las Danzas de Estancia (de 1941) y el Concierto para arpa y orquesta op. 25 (de 1956), interpretado por el francés Xavier de Maistre. Hubo además otro ciclo dedicado a la música de cámara bajo el lema Conciertos para descubrir: Ginastera 100, que contó con las participaciones del violinista Andrés Gabetta (cordobés radicado en Suiza, hermano de la famosa chelista Sol Gabetta), destacado como primarius del cuarteto de cuerdas formado ad hoc, y, en otra sección, del joven guitarrista rionegrino Agustín Nazetta. Se completó el festival suizo en memoria del compositor con una mesa redonda integrada por Felix Meyer (director de 
la Fundación Sacher), el mencionado Xavier de Maistre y esta cronista, con la moderación de Hans-Georg Hofmann, director artístico de la Sinfónica de Basilea, autor de la iniciativa.
Considerado un intérprete sobresaliente del concierto para arpa, merced no sólo a la intensidad, la precisión y el swing de su toque sino también a sus setenta presentaciones a lo largo del mundo (en toda Europa, Asia y América), con más de cuarenta orquestas, entre ellas
la Sinfónica de Chicago con Riccardo Muti, la Nacional de Francia, la Filarmónica de Viena (en la primera vez absoluta que el prestigioso organismo austríaco programó música del argentino), y con la London Philharmonic en la próxima temporada, Xavier de Maistre se refirió a la composición. Sobre ella dijo que es "una pieza novedosa y revolucionaria para su época, por el tratamiento percusivo de su escritura, lejos de los típicos efectos románticos y etéreos del arpa, por la fuerza y la energía inusual de su texto, por los elementos folklóricos que invitan a la danza y que hacen de su técnica avantgardiste una música accesible. Consideró que la demanda de la obra está en su fortaleza: la potencia del ritmo. "Es un concierto exigente en la exactitud que permite crear una mezcla sonora interesante, ese atractivo en las variaciones de color en el toque entre arpa y percusión; en el seductor ritmo argentino (el cambio de metro 3-2 típico del folklore), un lenguaje muy físico que a mí me motiva y que al público le permite descubrir lo mejor de la música de Alberto Ginastera."



Fuente: lanacon.com

ARTE EN ESCENA: PUNTO DE ENCUENTRO

La muestra que reúne en Fundación Proa obras del museo Maxxi de Roma es un buen ejemplo de los cruces de disciplinas que proponen las instituciones y los artistas contemporáneos
Madre (2000), registro de una performance presentada por Maurizio Cattelan en 1999 en la Bienal de Venecia. Un faquir era enterrado en la arena y sólo quedaban fuera sus manos unidas
     Madre (2000), registro de una performance presentada por Maurizio Cattelan en 1999 en la Bienal de Venecia. Un faquir era enterrado
     en la arena y sólo quedaban fuera sus manos unidas.Foto:Gentileza Fundación Proa


  Celina Chatruc

Un 
teatro que flota sobre una góndola en los canales de Venecia. Un escenario virtual en el cual nos paramos como protagonistas, bajo los flashes de las fotos tomadas por el público. Un artista que se fotografía a sí mismo mientras interpreta a personajes de la historia del arte y de la Antigüedad. Son algunas de las principales obras de Arte en escena, la muestra actual en Fundación Proa,
que reúne parte de la colección del Museo de Arte del Siglo XXI (Maxxi), con sede en Roma. Una de ellas, de los rusos Ilya y Emilia Kabakov, lleva un título que parece sintetizar toda la exposición: ¿Dónde está nuestro lugar?El museo como escenario, el rol del artista como actor y las referencias a la literatura abundan en esta exposición, curada por Anna Mattirolo, que propone múltiples cruces interdisciplinarios para repensar la función de las instituciones en un mundo abrumado por la velocidad de los cambios.
     ¿Dónde está nuestro lugar?, de Ilya y Emilia Kabakov (2003).Foto:Santiago Cichero/AFV 


Entre ellos, el que impone a Europa el flujo de la inmigración. No parece casual que Mattirolo haya elegido inspirarse en los museos creados en la Argentina por los constructores llegados desde Italia, que funcionaron como puentes simbólicos para las historias que provenían de Europa.
Ahora, un telón abierto invita a atravesar ese pasaje que permite llegar en segundos desde el puerto de La Boca hasta los canales de Venecia, escenario de la obra El teatro del mundo, de Aldo Rossi. Se trata del registro fotográfico de la instalación que el italiano presentó en la Bienal de Arquitectura de 1980: un teatro flotante, ambulante y efímero, con ventanas que vinculan el interior con el cambiante contexto.
La necesidad de abandonar el modelo de "caja blanca" para recrearse como espacios abiertos e interdisciplinarios es uno de los principales desafíos de los museos hoy, sostiene Mattirolo. Un cambio de rol que también incide sobre el público y los artistas, como bien reflejan las obras que siguen a continuación.


Estatua (figura reclinada), de Gino De Dominicis (1979) Gentileza Fundación Proa
  Estatua (figura reclinada), de Gino De Dominicis (1979).Foto:Gentileza Fundación Proa

Grazia Toderi nos ubica con su videoinstalación en el centro del escenario del Teatro Massimo, en la ciudad de Palermo. Bajo el centelleo hipnótico de los flashes de las cámaras que nos impiden ver quién toma las fotos, podemos reflexionar también sobre cuánto cambió en los últimos años el rol del público. En la era de las redes sociales, todos podemos ser a la vez actores, espectadores, críticos y curadores.
El artista, por supuesto, es parte de esa metamorfosis. En 1975, tal como haría décadas más tarde su colega rosarina Nicola Costantino, Luigi Ontani presentó Las horas en la galería romana L'Attico: son 24 fotografías en las que juega como actor y director de su propia obra, al interpretar personajes como Narciso, Dante o San Sebastián.
   Obra de Gilbert & George (1971). Foto:Gentileza Fundación Proa


Múltiples lenguajes

Así como las disciplinas se cruzan en el espacio del museo y en el taller de los artistas, las propias obras apelan cada vez más a la intertextualidad. El cine, el teatro y la TV se encuentran en El beso. ¡Juguemos a Dinastía!, videoinstalación de Francesco Vezzoli que se exhibe enmarcada como una pintura. Así se cruzan referencias a la películaGrupo de familia, de Luchino Visconti, y a la famosa serie estadounidense de los años 80. Yan Pei-Ming también se apropia de imágenes de la cultura popular para crear enormes pinturas con dramáticas pinceladas al estilo de Francis Bacon.La conciencia de Zeno, novela de Italo Svevo publicada en 1923, inspira otra videoinstalación realizada por William Kentridge ochenta años después con filmaciones documentales, dibujos en carbonilla, teatro de sombras y música de ópera. Y Estatua (figura reclinada), de Gino de Dominicis -definido por Mattirolo como un "pintor, escultor, performer e intelectual muy importante"-, invita a imaginar el cuerpo ausente de una mujer a partir de su sombrero y sus sandalias. El relato curatorial relaciona la obra con una cita del poeta portugués Fernando Pessoa: "Morir es sólo dejar de ser visto".Aún más lejos llega la relación de esta muestra con otras artes gracias al proyecto Cremaster, conjunto de cinco películas de Matthew Barney, artista que une en su trabajo cine, fotografía, dibujo y escultura. Se proyectarán en el marco del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici) los sábados 16 y 30 de abril, en el auditorio de Fundación Proa.



                                               

Obra en tiempo real

Esta muestra es también una buena oportunidad para ver valiosos registros deperformances, como la de Gilbert y George en la galería neoyorquina Sonnabend, en 1971. Junto a imponentes dibujos en carbonilla sobre papel traídos por el Maxxi, que sirvieron entonces como telón de fondo mientras la famosa pareja de artistas británicos simulaba ser una escultura metálica en medio de la sala, se exhibe un video aportado por Fundación Proa que muestra aquella acción.Casi tres décadas más tarde, en la Bienal de Venecia, Maurizio Cattelan le encargó a un faquir indio que se enterrara durante horas bajo la arena. Sólo sus manos en posición de plegaria quedaban a la vista. El registro fotográfico de esa performance se incluye en Arte en escena acompañado por la siguiente leyenda: "Como en los reality showstelevisivos de la actualidad, la obra sucedió en tiempo real. Subyacen las preguntas sobre el arte y los límites imprecisos en arte-espectáculo, y cuestiones existenciales como la madre, la tierra, la plegaria, la fragilidad y la muerte".



EL MAXXI. La arquitecta angloiraquí Zaha Hadid, fallecida días atrás, ganó el premio RIBA Stirling por su proyecto para este museo.
EL MAXXI. La arquitecta angloiraquí Zaha Hadid, fallecida días atrás, ganó el premio RIBA Stirling por su proyecto para este museo..Foto:Paul Raftery/Corbis

Quiso el destino que esta fotografía funcionara como un triste presagio. Días atrás falleció Zaha Hadid, autora del proyecto del Maxxi, que ganó el codiciado premio RIBA Stirling. La arquitecta angloiraquí convirtió un antiguo complejo militar, ubicado en el barrio romano de Flaminio, en una usina cultural multidisciplinaria de 27.000 metros cuadrados.
Desde su inauguración, en 2010, el Maxxi se centró en la innovación, la experimentación y el diálogo entre las artes visuales y la arquitectura. Tiene una colección de unas 400 obras de artistas de todo el mundo, realizadas durante las últimas cinco décadas, y un archivo con más de 5000 documentos producidos por 60 arquitectos desde el siglo XX.
Allí se exhiben en estos días obras del grupo Mondongo, una pareja de jóvenes argentinos, que ya pasaron por el Museo de Bellas Artes de Houston y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Una prueba más de que los puentes culturales, tal como demuestra Arte en escena, son cada vez más sólidos.

Fuente: lanacion.com

IMPRESIÓN 3 D IMITANDO A REMBRANDT,
CASI TAN BUENA COMO EL MAESTRO

Copia impresa en 3D de cuadro de Rembrandt

Una nueva pintura creada usando un software para imitar el estilo de un maestro, nos trae un paso más cerca al día en que los ordenadores competirán directamente con los seres humanos en las artes.La pintura, titulada "The Next Rembrandt", es el resultado de un equipo de desarrolladores que, con el apoyo técnico de Microsoft y el respaldo del banco holandés ING, trató de crear una nueva obra original "de Rembrandt" utilizandodatos de sus cuadros existentes."Cuando se quiere hacer una nueva pintura, tienes una idea de cómo se va a ver," dijo Ben Haanstra, una parte del equipo de desarrollo, en un comunicado de prensa. "Pero en nuestro caso hemos empezado de cero, tuvimos que crear una pintura entera usando sólo datos de las pinturas de Rembrandt".Con el fin de realizar la pintura más exacta imitando a Rembrandt, los desarrolladores crearon un algoritmo de reconocimiento facial que identifica los patrones más comunes utilizados por el artista.
Para organizar el banco de datos a partir de la cual se imprimió la pintura 3D, el equipo se concentró principalmente en los retratos del artista, que limitó la selección de las obras creadas a un período de tiempo entre 1632 y 1642. En total se estudiaron 346 pinturas.
Utilizando el análisis de software, el equipo encontró que los datos más ricos en términos de demografía visuales de Rembrandt involucraban a un hombre blanco, entre las edades de 30 y 40 años, mirando hacia la derecha, con pelo facial, ropa negra y sombrero.
La creación de la imagen tomó más de 500 horas y terminó generando unos 150 gigabytes de gráficos compuestos digitalmente de 148 millones de píxeles. El aspecto de impresión 3D era particularmente importante para hacer una pintura convincente.
Gracias a los datos extraídos de obras pasadas, el equipo fue capaz de crear un mapa de altura y replicar la tridimensionalidad de las capas de pintura y pinceladas típicas de las pinturas de Rembrandt.
"Nos fijamos en una serie de pinturas de Rembrandt, y exploramos la textura de la superficie, su composición elemental y qué tipo de pigmentos fueron utilizados", dijo Joris Dik, otro miembro del equipo de la Universidad Técnica de Delft. "Ese es el tipo de información que necesitas si deseas generar un cuadro de Rembrandt virtualmente".

Pintura imitando un Rembrandt

A primera vista, la imagen es muy precisa en cuanto a la duplicación de la sensación general de un Rembrandt. Y aunque es difícil discernir todos los detalles a partir de imágenes en línea, la imagen parece carecer de las imperfecciones humanas que se podría esperar en un verdadero Rembrandt.
Sin embargo, el resultado final es notable.
La pintura fue presentada oficialmente en Amsterdam el martes y estará pronto en exhibición pública en una ubicación aún por determinar.
Fuente: computerhoy.com

EL MISTERIO DE "LA RUBIA MARAVILLOSA"

Secreta Buenos Aires
  

Se la conoció como Mireya. La historia, que para algunos es una leyenda, cuenta que bailaba el tango en un boliche de Palermo.

Lo de Hansen. El lugar donde la historia ubica a Mireya, en el Parque 3 de Febrero.
     Lo de Hansen. El lugar donde la historia ubica a Mireya, en el Parque 3 de Febrero.

Eduardo Parise


¿Te acordás, hermano, la Rubia Mireya / que quité en lo de Hansen al loco Cepeda? / Casi me suicido una noche por ella / y hoy es una pobre mendiga harapienta.

La letra, contundente y triste a la vez, pertenece al tango Tiempos viejos, que escribió Manuel Romero. Con música de Francisco Canaro se estrenó en marzo de 1926 como parte de “La maravillosa revista” presentada en el teatro Ópera. Lo cantó el uruguayo José Muñiz, un barítono muy popular en su época. La obra evocaba un pasado en la Ciudad, que comprendía a las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. Siempre se plantearon dudas sobre los hechos y personajes mencionados en esa letra. ¿Existieron o sólo fueron una fantasía del autor?Lo de Hansen, como llamaban a ese café que estaba en el Parque Tres de Febrero, fue una realidad. Hace poco se encontraron restos de sus cimientos en las cercanías de donde está el Planetario, en el cruce de las avenidas Sarmiento y Figueroa Alcorta. En aquellos “tiempos viejos” Sarmiento era la Avenida de las Palmeras y Figueroa Alcorta, avenida Casares. Existió hasta 1912, cuando lo demolieron. Y dicen que su comienzo hay que ubicarlo en 1881cuando un señor llamado Juan Hansen pagaba 24 pesos por el alquiler mensual de una casa que se usaba como local de diversión. Otros dicen que el boliche se estableció en febrero de 1887 como restaurante y confitería y que el dueño era Alberto María Mayer, un señor a quien el gobierno le había cedido ese terreno.La realidad es que aquel lugar manejado por Hansen tenía una imagen durante el día, que cambiaba después de la hora 23. Allí, por las noches y en carruajes, mateos o a caballo, llegaba gente de distinto nivel social en busca de diversión. La referencia la marcaban las luces de los farolitos colgados en las glorietas de madreselvas y glicinas, desde donde se veía el entonces vecino Río de la Plata. La música (milongas, tangos, polcas, valses y pasodobles) era en vivo. Los animadores: Manuel Campoamor, Juan Carlos Bazán, Roberto Firpo y Ernesto Ponzio, entre otros próceres de la música porteña. Y cuentan que en el baile se lucían Ovidio o Benito Bianquet (El Cachafaz), El Pardo Santillán y hasta El Rengo Cotongo, un muchacho que usaba una muleta desde su niñez. Algunos historiadores afirman que hasta llegó a bailar y lucirse sin dejar la muleta a un costado.El tema del baile en el lugar está cuestionado. Algunos señalan que en Lo de Hansen (o el bar de Antonio Tarana, como lo conocían también por otro comerciante que manejó el boliche) no se bailaba. Pero, al aludir a La Rubia Mireya, Romero no sólo dice que era linda sino que se formaba rueda pa’verla bailar. Entonces, si la vieron allí, ¿significa que Mireya existió? La leyenda tanguera sostiene que se llamaba Margarita Verdier o Verdiet, que era hija de inmigrantes franceses y que había nacido en Uruguay, por lo que también la conocían como “La Oriental”. Mencionan que vivió en un conventillo de Castro Barros al 400, en Almagro. Y que frecuentaba “los bailes de los compadritos”, como definían a las milongas bailables de entonces. No era la única en Lo de Hansen: además se recuerda a Emma Bóveda y Elsa O’Connor (fueron parejas de El Cachafaz) y a La Parda Esther (pareja de Santillán).Pero la magia de Mireya (afirman que murió a los 85 años, enferma de tuberculosis, en el Hospital Muñiz) siempre atrajo más. El origen del nombre parece haber surgido tras un poema que escribió Fréderic Mistral, un francés que recibió el Nobel de Literatura en 1904. El poema se titulaba Mireio (en lengua de Provence). Al francés pasó como Mirelle y a Buenos Aires llegó convertido en Mirella. Para el arrabal fue Mireya. Los especialistas dicen que es una derivación de María y que significa “la maravillosa” o “la digna de admiración”. El nombre también apareció en 1923 en un sainete titulado “El rey de cabaret”, escrito por Manuel Romero junto con Alberto Weisbach. La diferencia es que en esa obra Mireya dejaba la noche, las burbujas y el tango y se casaba con un millonario. Otra referencia es la película “Los muchachos de antes no usaban gomina” (1937), con Mecha Ortíz en el papel de la bailarina. Y “La Rubia Mireya”, también con Ortíz, de 1948.Los historiadores comentan que en Lo de Hansen hubo algunas peleas pero ningún muerto. Y cuando se recuerda el cuchillazo que recibió un tal Juan Carlos Argerich (murió unos días después en un hospital) por parte de Cielito Traverso (un guapo que era uno de los dueños del café O’Rondeman, en el Abasto), sostienen que el enfrentamiento ocurrió entre la arboleda de un boliche bailable conocido como El Tambito, que estaba a unos 50 metros de Lo de Hansen. Pero esa es otra historia.
Fuente: clarin.com