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Fuente: Revista LA NACIÓN
Por Daniel Molina
Para LA NACION - Buenos Aires, 2010
JOSEPH BEUYS. Ifigenia/Tito Andrónico - Foto
Joseph Beuys (1921-1986) fue para Alemania -tal vez, para toda Europa Occidental- lo que Andy Warhol para Estados Unidos: el artista faro, aquel que iluminó el último medio siglo de arte contemporáneo. Pero a diferencia de Warhol, Beuys no es un artista popular. En alguna medida se debe a que parte de su obra más significativa no ha sobrevivido: sus happenings, experiencias y performances fueron registradas fílmica y fotográficamente, pero muy pocos se involucraron con ellas; a sus clases en la Academia de Düsseldorf acudieron cientos de alumnos (muchos de los cuales luego fueron artistas destacados), pero fue una actividad esencialmente dirigida a un grupo pequeño de entendidos. Sin embargo, lo que más contribuyó a la escasa difusión popular de su trabajo es la fuerte impronta ideológica que lo caracteriza, acompañada de una forma tan austera -oscila entre el minimalismo del apunte y la casi irrelevancia del objeto-, y, por último, la insistencia en un conceptualismo que no pocas veces resulta demasiado críptico y místico para la sensibilidad del nuevo siglo.
KATHARINA SIEVERDING - Cámara en la cabeza
Beuys entendía que el arte era la religión de nuestra época, y así fue que insistió en una práctica ascética, aunque poderosamente escénica, que lo encumbraba en su papel de sumo sacerdote de un mundo nuevo: un mundo regido por el respeto a la naturaleza, por el amor a los demás, por la compasión y por el compromiso con los que son oprimidos y sufren. En la muestra Beuys y más allá. El enseñar como arte es visible esa militancia pedagógica e ideológica, esa impronta política, esa austeridad formal y esa búsqueda de un sentido social y místico que fuera capaz de iluminar la práctica estética.
La muestra, organizada por Fundación Deutsche Bank en asociación con el Centro Cultural Recoleta, presenta a Beuys en su rol de pedagogo, lo que hubiera emocionado al artista alemán, quien afirmó en una entrevista que le realizó Art Forum en 1969 que "ser docente es mi más importante obra de arte". La curadora Liz Christensen seleccionó de los muchos discípulos geniales de Beuys a varios de los más destacados: Lothar Baumgarten, Jörg Immendorff, Imi Knoebel, Blinky Palermo, Katharina Sieverding y Norbert Tadeusz. Esas obras entran en diálogo con un conjunto de trabajos de artistas argentinos que fueron seleccionados por Elio Kapszuk siguiendo un criterio similar al de la curaduría del conjunto alemán.
Kapszuk decidió no buscar un "Beuys argentino" (tarea condenada al fracaso, aunque el Nicolás García Uriburu de los años 70 podría ser homologado al alemán) sino que prefirió elegir un artista que tuviera una destacada intervención en el campo de la pedagogía del arte y que, además, como Beuys, sostuviera una idea innovadora en ese campo.
Tanto en la selección argentina como en la alemana hay muchos trabajos sobre papel: dibujos, acuarelas, intervenciones, fotos, grabados. Casi todos, en su enorme diversidad y diferencia, son poemas visuales, elegantes, sutiles: desde los dibujos de Bianchi y Espina hasta las acuarelas de Palermo o Tadeusz. La mayoría de las obras, en su enorme diversidad y diferencia, son manifiestos conceptuales: la escultura y las acciones "terroristas" de Lamothe, las obras de Huffmann y las intervenciones fotográficas de Sieverding o la obra "narrativa" de Baumgarten.
La muestra no presenta obras de alto impacto visual, sino decenas de pequeñas joyas sutiles. Hay antiguas acuarelas que Pablo Siquier nunca había mostrado. Hay carteles iluminados por el talento multicolor de Strada. Hay bellísimos trabajos con óxido de plomo de Knoebel. Hay grabados y acrílicos de Immendorff. Es una muestra que exige recorrerla con paciencia, deteniéndose en los detalles, gozando de los diálogos y descubriendo los contrapuntos.
Beuys surgió en una década en la que se creyó que el mundo se podía transformar rápida y profundamente. Su arte lleva la impronta de la acción, de la pedagogía como herramienta de liberación. Su propuesta supone un arte crítico. En esta muestra eso es claramente visible, pero también es visible que hay muchísimas formas de ser crítico, de trabajar para la transformación y de apuntalar el sueño de un mundo justo. En esa apuesta por la diversidad reside lo mejor de su legado.
Fuente: ADNCultura
Mientras, en la Legislatura trabajan en comisiones la ampliación del Area de Protección Histórica para proteger zonas cercanas al Casco Histórico, como es el caso de Garay y Chacabuco, según se explicó desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad.
El proyecto prevé ocupar el 40% de la manzana con 30.000 metros cuadrados de departamentos de hasta tres ambientes. Son unidades que contarán con gimnasio, oficinas, lavandería, spa y sauna, lo que eleva los precios de los departamentos hasta US$ 180 mil sin llegar a los 90 metros de superficie. La obra, comenzada en diciembre, tiene un plazo de 22 meses y está a cargo de Argencons, con proyecto del estudio Camps & Tiscornia.
Hace dos años, el Plan Urbano Ambiental porteño fue convertido en ley en la Legislatura porteña. Allí se exige “promover tipologías edilicias que no den lugar a disrupciones morfológicas”, lo que sin tecnicismos implica respetar el paisaje propio de los barrios donde se construye, lo que ha levantado protestas en varias zonas, como por ejemplo, Villa Pueyrredón.
Sin embargo, el nuevo Código Urbanístico que debe aplicar ese concepto parece lejano y lo único realizado durante los últimos años son pequeñas modificaciones a la legislación a partir de las protestas vecinales.
Se visitan 15 a lo largo de 40 cuadras y tres barrios.
Al igual que Madrid, Londres o Nueva York, la ciudad de Buenos Aires contará con su propia Milla de los Museos a partir de las próximas vacaciones de invierno. La milla porteña será una red que integrará a 15 museos públicos y privados , desde la Torre Monumental, en Retiro, hasta el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, pasando por el MALBA. Su eje serán las avenidas Del Libertador y Figueroa Alcorta, que corren a través de los barrios de Retiro, Recoleta y Palermo. El recorrido, de aproximadamente 40 cuadras , podrá hacerse a pie o en bicicleta, usando la ciclovía. Y el bus turístico incorporará un subcircuito optativo con paradas en los museos de la red.
La “Milla Museos Buenos Aires” es una propuesta de turismo cultural impulsada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad. Estará conformada por 15 de los más de 120 museos que hay en la Ciudad, incluyendo a la Torre Monumental, el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, el Ferroviario, el de Arquitectura y Diseño de la Sociedad Central de Arquitectos (MARQ), el Palais de Glace, el Centro Cultural Recoleta, el Museo Nacional de Bellas Artes, el del Automóvil Club, el de Arte Decorativo, el de Arte Popular José Hernández, el Metropolitano, el MALBA, el Evita, el Planetario y el Sívori.
El objetivo es articular todos estos museos en un corredor físico de fácil acceso, para potenciarlo como paseo cultural . “Hoy la gente que va al Bellas Artes por ahí no sabe que está cerca del Museo Hernández o del Automóvil Club. Por eso vamos a impulsar acciones para vincularlos, sin que pierdan su individualidad. Además, en la folletería también vamos a incluir las galerías de arte cercanas”, anticipa el ministro de Cultura de la Ciudad, Hernán Lombardi.
La propuesta está dirigida tanto a turistas como a residentes. La idea es incentivarlos para que armen un paseo a su gusto por los museos. Y la sugerencia es que los visiten en 48 horas o tres días, según sus preferencias. A lo largo de unas cuarenta cuadras, el visitante podrá optar por expresiones de arte, historia, personajes, ciencia, tecnología y cultura.
Cada uno de los museos de la milla estará identificado con carteles. Además, en su interior habrá pantallas digitales que irán informando acerca de las muestras temporarias en los diferentes espacios. Y se repartirán planos desplegables del circuito con una descripción de cada museo. La milla también contará con un sitio de Internet. Y las avenidas Del Libertador y Figueroa Alcorta tendrán una señalización especial.
El paseo podrá hacerse caminado o en bicicleta, utilizando la ciclovía de avenida Del Libertador, aunque para esto último falta construir más estacionamientos para los rodados. Además, el bus turístico que ya pasa por parte de la milla, incorporará un subcircuito temático de dos horas con paradas en cada uno de los museos que la integran. El recorrido se hará de martes a domingos, de 12 a 18 en un micro especial, al que se podrá subir en una de las paradas del bus común. Este subcircuito optativo estará incluido en la tarifa del Buenos Aires Bus ($ 70, $ 50 para vecinos o $ 35 para menores de 12 años y jubilados).
Estas vacaciones de invierno, los menores de 18 años tendrán acceso gratuito a todos los museos de la milla. Y se les entregará un pasaporte para que lo hagan sellar en cada uno. Los primeros mil que presenten sus pasaportes sellados por los 15 museos, recibirán de regalo entradas para los espectáculos Fuerza Bruta, en el Centro Cultural Recoleta, o El Principito, en el Planetario.
“El objetivo es hacer más competitiva la oferta de turismo de la Ciudad para los visitantes, y en el caso del público porteño, esperamos atraer a los más jóvenes –explicó Lombardi–. Las entradas a espectáculos van a ser un incentivo, pero esperamos que no se limiten a coleccionar sellos de los museos, sino que descubran que la Milla es un paseo atractivo”.
Fuente: CLARÍN
ROMA.- Gracias a la tecnología láser, los primeros y más antiguos íconos de los apóstoles Pablo, Pedro, Andrés y Juan -imágenes del siglo IV después de Cristo- volvieron a salir a la luz en una catacumba de la periferia de la Ciudad Eterna. El hallazgo tuvo lugar cerca de la famosa basílica de San Pablo Extramuros, en una transitadísima zona de clase media jamás pisada por turistas.
Los antiquísimos íconos, según anunció ayer el Vaticano, fueron descubiertos a cuatro metros de profundidad debajo de un edificio de oficinas de ocho pisos construido en los años 50, cuyos pilares lograron conservar milagrosamente la catacumba, una de las 40 que existen debajo del suelo de Roma, bautizada Santa Tecla.
En verdad la catacumba era conocida desde 1720, pero una sólida capa de material calcáreo había tapado los frescos salidos a la luz ahora. Fue el láser el que logró desvelar este impactante tesoro arqueológico, que fue presentado ayer por monseñor Gianfranco Ravasi, presidente de la Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada, junto con expertos y restauradores.
Todo comenzó hace un año, cuando en un rincón de la misma bóveda los arqueólogos descubrieron el rostro de San Pablo. Entonces, los estudiosos intuyeron que en la misma galería subterránea -que había sido la tumba de una noble romana-, podían ocultarse otros íconos.
"Después de varios intentos fallidos, el láser logró su cometido. Luego de tirar abajo la capa de material calcáreo, descubrimos en los tres ángulos de la bóveda los otros tres apóstoles (Pedro, Andrés y Juan) y, al centro, la imagen del Buen Pastor, Cristo", anunció Fabrizio Bisconti, director arqueológico de las catacumbas, que detalló que se trata de las primeras representaciones de los apóstoles como íconos.