Con más de 80 imágenes tomadas por Coppola en los 30
y otras de su hermano mayor, Armando, la galería Mara - La Ruche rinde
homenaje al gran fotógrafo argentino.
Un banco en una plaza, de noche. Por encima, como si lo
cobijaran, las ramas de un árbol. La imagen, simple, casual, nos retiene
frente a ella con su fuerza poética y extrañamiento. Y permanece en la
memoria. La experiencia se renueva frente a cada toma de Horacio Coppola
(1926-2012), frente a más de 80 imágenes de Río de Janeiro, San
Salvador de Bahía, Buenos Aires, Londres, París y Berlín, de la década
del 30, que pueblan la galería Mara-La Ruche.
Pionero de la
fotografía argentina, Coppola recorrió, como un flâneur, esa hija
dilecta de la modernidad: la ciudad. En algunas imágenes es posible
identificar el lugar por las palabras de un cartel, algún monumento o
edificio emblemático. En otras es imposible, lo cual resulta congruente
con el ojo vanguardista de Coppola, que privilegiaba las formas, la
composición y los motivos simples: dos mujeres de espalda caminando por
la calle con prisa, la vidriera de un comercio, un hombre leyendo el
diario en medio de la vereda, una esquina, una pared medianera.
Las
tomas en picado o contrapicado extremo son una de sus marcas formales
que, en algunos casos, otorga cierto carácter abstracto a la
representación al producir un punto de vista novedoso, que enfatiza
líneas y planos. La figura humana es un motivo recurrente y, en varias
imágenes, está acompañada por su sombra. El manejo de la luz y los
contrastes que genera son centrales en su obra. De la ciudad muestra no
sólo sus progresos, sino también la marginalidad y pobreza.
En
1930, Coppola visitó por primera vez Europa, donde compró su cámara
Leica con la cual tomó imágenes de Río de Janeiro y de Salvador de Bahía
en su viaje de regreso a la Argentina, en 1931. Al año siguiente,
volvió a Europa y estudió en la Escuela de la Bauhaus de Berlín, que
poco después fue clausurada por los nazis.
“Mira con ojo de
documentalista y de artista, y en cada fotografía parece que pone el
objetivo en el lugar exacto. La fotografía se compone en el ojo antes de
disparar la cámara, como decía su maestro de la Bauhaus, Walter
Peterhans”, señaló en diálogo con Ñ el galerista Jorge Mara, quien hizo
esta exposición como homenaje al fotógrafo muerto el 18 de junio
pasado, a los 105 años.
La muestra se complementa con una más
pequeña de Armando Coppola, hermano de Horacio. Veinte años mayor,
Armando introdujo a su hermano en la fotografía. Si bien no era
fotógrafo profesional sino odontólogo, tenía su faceta artística como
miembro de una familia que privilegiaba el arte, la literatura y la
ciencia. Sus imágenes también son modernas, aunque menos audaces. Y, en
algunas, se emparentan las miradas de ambos, ya sea en la elección de un
encuadre, el tratamiento de la luz o el asunto fotografiado.
No
faltan en la muestra las imágenes de Buenos Aires realizadas por Horacio
en 1936, a pedido de la Municipalidad, que son parte de la memoria
histórica porteña. Como aquella imponente de Diagonal Norte, cuya
perspectiva nos precipita desde lo alto hacia su interior, con ese toque
de magia que encierra el talento artístico.
Fuente: lanacion.com
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