Las esculturas de Saint Clair Cemin, exhibidas en
parques y en una galería de Nueva York, revelan la variedad de
materiales, temas y tradiciones de todo el mundo que se combinan en su
trabajo.
De chico, el escultor Saint Clair Cemin vivió durante dos años
en la propiedad de 2.025 hectáreas que tenía su madre en el interior de
Brasil, donde su padre, ingeniero, intentó cultivar trigo y fracasó.
Esto sucedía a fines de los años 1950, cuando la zona que rodeaba la
pequeña ciudad de Cruz Alta era, dijo Cemin, "una zona todavía conocida
como tierra de gauchos, tan primitiva como el Oeste estadounidense en el
siglo XIX". No había agua corriente ni electricidad. "Fue una época muy
bella de mi vida", dijo Cemin, de 60 años. "Y siento que inspiró todo
mi trabajo".
Siete de sus esculturas, exhibidas en parques y paseos peatonales de Nueva York sobre Broadway entre las calles 57 y 157, revelan hasta qué punto esto es cierto.
Presentada por la Broadway Mall Association en colaboración con la Paul Kasmin Gallery del barrio de Chelsea que está montando una muestra concurrente de la obra de Cemin "Saint Clair Cemin on Broadway" incluye "In the Center" (2002), una figura semiabstracta de dos metros de alto con sombrero de gaucho que sostiene una varita de rabdomante, elemento de adivinación considerado útil para encontrar agua. Cemin explicó recientemente que el título de la obra se relaciona con la propiedad de su madre, donde la familia sobrevivía gracias al agua de pozo. "El arte es percepción y en el centro de la percepción está ese extraño gigante sin rostro que busca cosas que busca agua y la encuentra".
Puede decirse que su obra está más centrada en las yuxtaposiciones de mundos diferentes que en uno solo. Este artista itinerante que habla cinco idiomas, incluido el ruso, emplea una variedad deslumbrante de materiales, temas y tradiciones escultóricas de todo el mundo, combinándolas a menudo con un efecto sorprendente y, en algunos casos, humorístico.
Otra obra en la exposición de Broadway, una escultura de cobre martillado llamada "Aphrodita" (2006) hace referencia a la diosa griega del amor y también recuerda tallas zulúes en madera. En la muestra de Paul Kasmin una pieza nueva de bronce, "And Then (I Close My Eyes), presenta lo que podría ser "una persona distraída meditando" de nuestra propia cultura, dijo Cemin, o "un Buda imperfecto". (Las obras en Broadway pueden verse hasta noviembre y la exposición de Kasmin, "Saint Clair Cemin: Six", continuará hasta el 13 de octubre).
"La obra de Saint Clair se relaciona con las teorías del antropólogo francés Claude LéviStrauss", dijo el pintor Peter Halley. "Alrededor del mundo encuentra alusiones del lenguaje con las que personas de otras culturas pueden identificarse".
Nacido en 1951, Cemin se trasladó con su familia desde Cruz Alta hasta San Pablo cuando era adolescente. Encontró a un grupo de surrealistas y finalmente asistió a la École National Supérieure des Beaux-Arts en París, lo cual podría explicar por qué adopta las técnicas tradicionales y el virtuosismo de la realización manual. Inquieto, se fue a vivir a Nueva York en 1978, donde trabajó como grabador hasta que una retrospectiva de Jospeh Beuys en el Guggenheim un año más tarde le hizo descubrir una nueva gama de posibilidades. "Fue verdaderamente un punto de inflexión", dijo.
Coqueteó con un abordaje más conceptual del arte, "haciendo dibujos y garabatos", dijo, hasta el verano de 1983. Cemin se encerró en una habitación durante una semana. Sentado a una mesa con unos pocos elementos básicos papel, lápices, pinturas y yeso, enfrentó lo que él definió como "la condición esencial de todo humano", e hizo lo que quería. "Estaba abierto a todo", recordó.
Modeló alrededor de 50 objetos, "jarros con caras; objetos extraños, decorativos o eróticos; animales pequeños; todo tipo de cosas", dijo. En el proceso, se dio cuenta de que "mi marco conceptual quedó totalmente destruido porque los objetos en sí eran mucho más potentes que el concepto".
Decidido a aceptarse como escultor, hizo traer piedra a su estudio y "empecé a tallar". Cemin ya formaba parte de la movida artística en plena explosión del East Village de Nueva York en los ’80, donde había trabado amistad con artistas como Jeff Koons y Halley. Sus trabajos se vendían en exposiciones individuales en Nueva York, Los Angeles y Roma, y fue incluido en muestras montadas por Collins & Milazzo, un dinámico equipo de curadores del momento.
Muy pronto, empero, volvió a sentirse impaciente. En 1992, alquiló una casa grande en Asuán, Egipto, donde hizo acuarelas y esculturas de hierro. Dos años más tarde, incorporó talladores en Bali para que lo ayudaran a producir piezas en teca y caoba. Y en 1999, comenzó a hacer esculturas en Beijing.
Las obras exhibidas en Broadway y en Kasmin son una suerte de vuelta a casa para Cemin. En agosto, este artista díscolo firmó un contrato de alquiler por un departamento en Nueva York.
Hay montones de mármol en crudo apilados en su estudio de Brooklyn, entre otras cosas, una piedra de 1.360 kilos que "está esperando a ser tallada", según dijo. Parecía entusiasmado con su regreso. "Pasaré mucho más tiempo aquí ahora", dijo
Siete de sus esculturas, exhibidas en parques y paseos peatonales de Nueva York sobre Broadway entre las calles 57 y 157, revelan hasta qué punto esto es cierto.
Presentada por la Broadway Mall Association en colaboración con la Paul Kasmin Gallery del barrio de Chelsea que está montando una muestra concurrente de la obra de Cemin "Saint Clair Cemin on Broadway" incluye "In the Center" (2002), una figura semiabstracta de dos metros de alto con sombrero de gaucho que sostiene una varita de rabdomante, elemento de adivinación considerado útil para encontrar agua. Cemin explicó recientemente que el título de la obra se relaciona con la propiedad de su madre, donde la familia sobrevivía gracias al agua de pozo. "El arte es percepción y en el centro de la percepción está ese extraño gigante sin rostro que busca cosas que busca agua y la encuentra".
Puede decirse que su obra está más centrada en las yuxtaposiciones de mundos diferentes que en uno solo. Este artista itinerante que habla cinco idiomas, incluido el ruso, emplea una variedad deslumbrante de materiales, temas y tradiciones escultóricas de todo el mundo, combinándolas a menudo con un efecto sorprendente y, en algunos casos, humorístico.
Otra obra en la exposición de Broadway, una escultura de cobre martillado llamada "Aphrodita" (2006) hace referencia a la diosa griega del amor y también recuerda tallas zulúes en madera. En la muestra de Paul Kasmin una pieza nueva de bronce, "And Then (I Close My Eyes), presenta lo que podría ser "una persona distraída meditando" de nuestra propia cultura, dijo Cemin, o "un Buda imperfecto". (Las obras en Broadway pueden verse hasta noviembre y la exposición de Kasmin, "Saint Clair Cemin: Six", continuará hasta el 13 de octubre).
"La obra de Saint Clair se relaciona con las teorías del antropólogo francés Claude LéviStrauss", dijo el pintor Peter Halley. "Alrededor del mundo encuentra alusiones del lenguaje con las que personas de otras culturas pueden identificarse".
Nacido en 1951, Cemin se trasladó con su familia desde Cruz Alta hasta San Pablo cuando era adolescente. Encontró a un grupo de surrealistas y finalmente asistió a la École National Supérieure des Beaux-Arts en París, lo cual podría explicar por qué adopta las técnicas tradicionales y el virtuosismo de la realización manual. Inquieto, se fue a vivir a Nueva York en 1978, donde trabajó como grabador hasta que una retrospectiva de Jospeh Beuys en el Guggenheim un año más tarde le hizo descubrir una nueva gama de posibilidades. "Fue verdaderamente un punto de inflexión", dijo.
Coqueteó con un abordaje más conceptual del arte, "haciendo dibujos y garabatos", dijo, hasta el verano de 1983. Cemin se encerró en una habitación durante una semana. Sentado a una mesa con unos pocos elementos básicos papel, lápices, pinturas y yeso, enfrentó lo que él definió como "la condición esencial de todo humano", e hizo lo que quería. "Estaba abierto a todo", recordó.
Modeló alrededor de 50 objetos, "jarros con caras; objetos extraños, decorativos o eróticos; animales pequeños; todo tipo de cosas", dijo. En el proceso, se dio cuenta de que "mi marco conceptual quedó totalmente destruido porque los objetos en sí eran mucho más potentes que el concepto".
Decidido a aceptarse como escultor, hizo traer piedra a su estudio y "empecé a tallar". Cemin ya formaba parte de la movida artística en plena explosión del East Village de Nueva York en los ’80, donde había trabado amistad con artistas como Jeff Koons y Halley. Sus trabajos se vendían en exposiciones individuales en Nueva York, Los Angeles y Roma, y fue incluido en muestras montadas por Collins & Milazzo, un dinámico equipo de curadores del momento.
Muy pronto, empero, volvió a sentirse impaciente. En 1992, alquiló una casa grande en Asuán, Egipto, donde hizo acuarelas y esculturas de hierro. Dos años más tarde, incorporó talladores en Bali para que lo ayudaran a producir piezas en teca y caoba. Y en 1999, comenzó a hacer esculturas en Beijing.
Las obras exhibidas en Broadway y en Kasmin son una suerte de vuelta a casa para Cemin. En agosto, este artista díscolo firmó un contrato de alquiler por un departamento en Nueva York.
Hay montones de mármol en crudo apilados en su estudio de Brooklyn, entre otras cosas, una piedra de 1.360 kilos que "está esperando a ser tallada", según dijo. Parecía entusiasmado con su regreso. "Pasaré mucho más tiempo aquí ahora", dijo
Fuente: Revista Ñ Clarín
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