CHRISTOV-BAKARGIEV. "La producción cultural de la planta de tomate es el tomate", dijo.
El sábado empieza Documenta, la exposición de arte alemana que
marca las últimas tendencias. Como para que nadie olvide la cita, la
comisaria de esta edición, Carolyn Christov-Bakargiev, tocó la campana
con unas declaraciones: los perros y las plantas deberían votar, dijo.
En la idea de que se los discrimina como alguna vez se discriminó a las
mujeres. Y de que una colmena también es una obra artística.
Documenta
se hace en la ciudad de Kassel desde 1955, cuando arrancó con una
muestra de lo que Hitler había llamado “arte degenerado”. Arnold Bode,
su fundador, quería llevar el arte a los obreros. Mostró obras de
Picasso, de Kandinsky. En 1982, Joseph Beuys plantó 7.000 robles. En
2007, Ai Weiwei llevó 1.001 chinos, como obra. No votaron los perros.
“No
hay ninguna diferencia de fondo entre mujeres y perros o entre hombres y
perros”, dijo Christov-Bakargiev al diario alemán Süddeutsche Zeitung.
“¿El mundo les pertenece menos a los perros que a las mujeres?”.
En
un esfuerzo por encarnar el espíritu de ruptura de Documenta, la
comisaria dijo que “no es si damos a los perros o a las frutillas el
permiso para votar, sino cómo una frutilla puede expresar su voluntad
política”. La curadora fue jefa del Museo de Arte Contemporáneo Castello
di Rivoli, en Turín, directora artística de la Bienal de Sydney en
2008.
Debemos ampliar nuestra idea de qué es arte, dice. Y apuesta
fuerte: “La producción cultural de la planta de tomate es el tomate”.
¿Hay entonces alguna diferencia entre el arte humano y la producción
natural de plantas o animales? Christov-Bakargiev no duda: “¡No,
absolutamente no!”.
Fuente: clarin.com
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