El escultor y su equipo se bancaron las dificultades y lograron el interés internacional.
Elegir un artista que represente a la Argentina en un ámbito como éste no es sencillo. Y no porque en nuestro país falten artistas cuyo trabajo pudiera merecer tal distinción. Ocurre que una bienal tiene códigos muy precisos que deben ser tenidos en cuenta si se pretende que el envío tenga alguna visibilidad.
Hay un formato y una escala “bienal” que no cualquiera alcanza en nuestro país; sencillamente porque las condiciones de producción muchas veces no están dadas y los artistas deben hacerse cargo personalmente de los riesgos de la experimentación a cierta escala.
En otros países hay un coleccionismo o fundaciones públicas y privadas que por lo general apoyan estos procesos. Por suerte en la era de la globalización esto ha dejado ser un límite e para los jóvenes artistas.
Especialmente para aquellos que, como el rosarino Adrián Villar Rojas, tienen claro desde muy jóvenes que no sólo quieren expresarse a través de una obra sino también construir una carrera abriéndose paso fuera del país a partir de sus capacidades de expresión. Estas cuestiones fueron tenidas en cuentas por Rodrigo Alonso al elegirlo para esta ocasión y no se equivocó. El joven y su equipo no sólo tuvieron el temple para bancarse las dificultades prácticas y financieras que implicó llevar a cabo una obra como la que concibió, sino que además el resultado logró despertar el interés internacional que persiguió. El día jueves, la obra “El Asesino de tu herencia” o “Ahora estaré con mi hijo”, los dos títulos con que se la conoció, apareció publicada en El Corriere della Sera. Además, los días de la previa, Hans Ulrico Obrist –curador de la galería Serpentine en Londres– se se la pasó acercando curadores y staff de museos para que la vieran.
El hecho de que estuviera en el Arsenal y no en cualquier otro lugar de Venecia sin duda ayudó. Pero lo cierto es que el viernes, después que la presidenta pasara por el lugar de su presentación, el artista no pudo acompañarla en el acto de firma del comodato del pabellón porque recibía el Premio Benesse que otorga la corporación de ese nombre y el de la Fundación Museo Naoshima Fututake de Japón.
Un premio para grandes obras dirigido a crear un espacio en el que el “potencial del arte contemporáneo dialogue con la naturaleza”. Artistas como el danés Olafur Eliasson y el chino Cai-Guo-Qiang, lo obtuvieron antes. Más que auspicioso.
Fuente: clarin.com
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