Universos visuales / Entre el documento y la ficción
La
brasileña Rosângela Rennó rescata viejas fotos y las utiliza para su
obra, en una forma de reinvención; exhibe en Buenos Aires y mañana dará
una charla en el Malba
Reproducción de un tatuaje presidiario como una cicatriz. |
Por María Paula Zacharías / Para La Nación
Rosângela Rennó es fotógrafa, pero sobre todo, una
rescatista: sirviéndose del pasado y sus vestigios, la artista
conceptual brasileña crea con recuerdos el presente, o pesca de allá
lejos y hace tiempo aquello que va camino al olvido. También hace fotos
imposibles: registra la huella de una imagen perdida para siempre. O
inventa recuerdos, como el video que recrea un diálogo probable ocurrido
hace 500 años. Su obra parte de la idea de que el pasado es
irrecuperable y de que todo acto de memoria supone una reinvención: "No
me veo manejando las cosas obvias de hoy, como las imágenes de
Instagram. Me interesa lo que la gente olvida y va a ser necesario en un
futuro. Esos pantanos son los que me dan ganas de trabajar y producir
algún sentido para mi país y para mí misma. Son obsesiones", dice.
Reconocida
en el mundo, su obra está presente en dos exposiciones que se pueden
ver ahora en Buenos Aires, dentro de la Colección Daros Latinamerica que
exhibe Fundación Proa, y en el Malba. En este museo, mañana, a las
18.30, dialogará con Agustín Pérez Rubio, curador de la muestra Memorias
Imborrables, invitada por la feria Buenos Aires Photo, que inicia así
un programa de acciones mensuales para difundir la fotografía
latinoamericana.
A mitad de camino entre el documento y la
ficción, Rennó inventa nuevas materialidades para la fotografía: hace
collages de fotos preexistentes, superpone diapositivas, agrega
veladuras, desenfoca, crea fantasmagorías, reproduce imágenes con
proyectores vetustos para lograr la mirada nebulosa del recuerdo, y
borra las huellas de la autoría. La propia y la ajena. Trabaja con
archivos, revitalizándolos en instalaciones, videos, esculturas,
proyecciones o libros. "Fotografiar es un pretexto para hablar de varias
cosas que son más grandes: comprender olvidos de la memoria histórica,
hablar sobre el espacio público, el mercado de arte y, sobre todo, la
humanidad", observa.
De la serie Operação, que la artista de Belo Horizonte realizó en 2014 |
En el video que se ve ahora en Malba, Vera Cruz (2000), de la
Colección Videobrasil, recrea un registro que nunca existió a partir de
una carta que cuenta el descubrimiento de Brasil, en 1500. Diálogos
subtitulados y una imagen que no está, con las dificultades técnicas de
un viejo documento, como ruidos, rayones, hongos y otros accidentes
típicos de una película vieja. "Los hechos exactos son imposibles de
recuperar, por eso prefiero trabajar con las amnesias, más que con las
memorias. Me gusta intervenir, añadir algo a los agujeros. Y me interesa
tener mucha más ficción que documento dentro del documental. La carta
que los brasileños tenemos por certificado de nacimiento es una ficción,
porque Brasil ya había sido descubierto antes. Son construcciones
manejadas institucionalmente para que comprendamos la historia a partir
de lo que el poder decide que son momentos importantes. Hay muchos
agujeros en nuestra historia, no hay un flujo continuo y hay varias
lagunas de amnesia. Busco ese punto de olvido", explica su
procedimiento.
Por eso también le quita el sueño el patrimonio que
se pierde. "Hay falta de conciencia en la construcción de nuestra
memoria. No se invierten tiempo y dinero", valora. De eso se trata la
serie de fines de los años 90 Museu penitenciário-Cicatriz, que
se ve en Proa hasta el 13 de septiembre, en el marco de la exhibición de
artistas latinoamericanos de Daros, curada por Rodrigo Alonso y Katrin
Steffen. Allí, Rennó busca la belleza en las fotografías de las pieles
tatuadas de presidiarios y en registros de sus cabezas de principio de
siglo XX, que rescató de un archivo que hoy, veinte años después, sigue
olvidado. De las cajas con 20.000 negativos en vidrio que encontró
rescató del abandono 300, las reprodujo, y aportó investigación para
organizar el material.
Por su manía coleccionista, la fotógrafa
andará recorriendo mercados de pulgas porteños en busca de lentes y
proyectores. Su pasión por los objetos ya se hizo visible en la
instalación Menos-valia [leilão], que presentó en 2010 en la
Bienal de San Pablo. En ferias de antigüedades de distintos países
encontró 73 artefactos fotográficos que se disponían para un remate al
final de la bienal, cada uno con su cartel de precio original. "Fue un
pretexto para discutir ideas del mercado de arte y de los objetos, y el
ciclo de obsolescencia", cuenta.
Rennó tiene dos libros que documentan el robo de fotografías históricas 2005-510117385-5 -nombre que toma de un registro de identificación policial-; el segundo, A01 [COD. 19.1.1.43] - A27 [S|COD.23], ganador
de los premios Libro del Año en Paris Photo 2013 y Libro Histórico en
los Encuentros de Fotografía de Arles. Tiene planeado hacer un tercer
libro sobre fotos robadas, pero no decidió aún sobre cuál caso se
tratará. Lamentablemente, encontró varios para elegir.
Una artista en contra del olvido
Rosângela Rennó
Fotógrafa
Edad: 52
Origen: Brasil
- Oriunda de Belo Horizonte, vive en Río de Janeiro. Es licenciada en artes plásticas y en arquitectura. Expuso en galerías de todo el mundo y participó de dos bienales de Venecia y de San Pablo.Imagen y (des)memoria
- Mañana, a las 18.30, dará una conferencia en el Malba, acompañada por el director artístico Agustín Pérez Rubio. Las entradas se retiran una hora antes en la recepción del museo (Figueroa Alcorta 3415). Gratis.
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Fuente: lanacion.com
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