Vehículo
de estatus social o documento imprescindible para la comprensión de
diferentes momentos culturales -probablemente ambas cosas según el tipo
de consumidor-, el libro de arte condensa significados en pugna: lujo y
diversidad, belleza y conocimiento, sensualidad y lucro. El trabajo
colectivo de artistas, editores, críticos y un público educado en su
relación con las artes visuales trasciende de manera creativa las
dificultades económicas y los prejuicios sobre un objeto cultural
autónomo.
Ernesto Meccia, sociólogo y profesor en la UBA y en la
UNL, brinda un aporte desde las ciencias sociales para entender las
características de ese nicho de mercado: "La problemática sociológica de
los consumos culturales es bien compleja. Más aún si se trata de libros
de arte. La masificación del uso de las nuevas tecnologías y la
accesibilidad de imágenes que posibilita obligan a dar todas las cartas
de nuevo. A través de la Web, podemos aprovisionarnos de la obra de
cualquier artista. Internet quitó a los libros su carácter de
extraordinario". Para Meccia, esos libros siguen siendo "compendiosos",
atributo central para parte de sus consumidores.
"Desde que abrí
mi galería, primero en Buenos Aires y después en Madrid, tuve muy claro
que era imprescindible acompañar las exposiciones con un catálogo."
Quien habla es Jorge Mara, dueño de la galería porteña Jorge Mara-La
Ruche. "Las exposiciones pasan, son hechos fugaces, pero el libro
permanece y es simultáneamente un registro de que algo excepcional ha
ocurrido y también una celebración del artista, su obra y nuestro
proyecto común." Su voz no es una más; desde hace varios años, en
colaboración con la diseñadora Manuela López Anaya, ha editado catálogos
refinados de varios artistas locales y extranjeros, entre ellos, Ana
Sacerdote, Eduardo Stupía, Macaparana, Grete Stern y Sarah Grilo, con
textos de críticos como Ricardo Piglia, José Emilio Burucúa, Pablo
Gianera y Luis Príamo. "Siempre tuve pasión por los libros y soy un
comprador compulsivo. Por lo tanto, me da un placer enorme publicar
catálogos que me permitan poner en práctica mis gustos estéticos y
muchas veces literarios, ya que mi galería ha editado las reproducciones
de las obras con textos de Ungaretti, Pound, Juan L. Ortiz, Rilke o
Michaux", agrega Mara. El registro de esa pasión estética parece guiar
varios de los libros de arte por parte de galerías o museos privados e
instituciones públicas.
Pero ¿hay un auge de esas publicaciones?
Valeria Balut, editora de ARTA Ediciones, sello independiente dedicado a
la publicación y distribución de libros de arte contemporáneo, cree que
sí. "Durante los últimos años, se comenzaron a editar más libros de
arte en el país. Los motivos son varios: un interés del público hacia el
arte contemporáneo; un aumento del interés por esos artefactos
culturales y un interés de los artistas por contar microhistorias sobre
sus experiencias creativas." ARTA ya ha publicado libros cuidados sobre
las obras de Flavia Da Rin, Martín Legón y Hernán Marina. En cambio,
Sigismond de Vajay, curador, artista y editor de KBB, advierte un vacío
en materia de edición nacional de libros de arte. "No hay público aún.
El editor tiene que editar y al mismo tiempo educar a un nuevo público;
«la esponja» que pueda absorber estos productos culturales es muy
limitada. Hay mucho trabajo por hacer. Además desde que empezó una
crisis, notamos una baja del 60% en el consumo de este tipo de «lujos»."
No obstante, su sello ya lleva publicados siete libros monográficos de
Adrián Villar Rojas, Juan Becú y Víctor Florido, mientras que han
previsto otros ocho títulos hasta 2016. "Los libros de arte permiten el
acceso a la cultura a cualquier persona de poder adquisitivo medio.
Sería ideal que universidades y bibliotecas los compren, ya que es
materia prima para el conocimiento amplio", agrega. KBB participará de
arteBA en Isla de Ediciones, el espacio que la feria dedica a las
publicaciones.
El lujo del papel
Consultada
por esta forma de consumo cultural, a veces considerada elitista y de
escasa relevancia en términos comerciales, María José Herrera, directora
del Museo de Arte Tigre, comenta: "Veo dos fenómenos. Por un lado, el
de los catálogos-libros derivados de exposiciones de artistas o
movimientos artísticos. Y por otro, el crecimiento exponencial de
historias del arte, derivadas de tesis de doctorado. Esto es esencial
para hablar de una historia del arte argentino. Hasta la década de 1990,
había muy pocos libros de arte. Es a fines de los años 90 cuando
comienza a editarse más, también estimulado por los avances tecnológicos
en la impresión y la profesionalización editorial". En su joven
historia, el MAT (fundado en 2006) publicó dos libros notables: el
catálogo de su colección y uno de homenaje al centenario del edificio.
El tercero, que se lanzará en junio, será Escenas de 1900,
resultado de la exposición homónima y con ensayos diversos para abordar
el tema del comienzo del siglo, el Centenario y esa época en Tigre.
Museos públicos y privados, como el Malba y el Mamba, acompañaron
muestras exitosas (Mario Testino o Sebastián Gordín) con libros de
colección.
Editoriales como Adriana Hidalgo -que sacó volúmenes
sobre Marcelo Pombo y Diana Aisenberg, bilingües y con textos críticos- y
otras extranjeras, como Blume o Taschen, apuestan por la distribución
de materiales tan bellos como costosos. María Eugenia Mariam, gerente de
Taschen, sostiene que en la Argentina hay un gran interés por este tipo
de libros. "Después de Estados Unidos, la Argentina es el país con
mayor cantidad de visitantes en nuestra página web. El arte está
pensado, en general, para un soporte físico, y nuestra calidad de
impresión nos acerca mucho más a la obra verdadera. Ahora estamos
haciendo libros con las acuarelas de William Blake para La Divina Comedia, impreso en papel para acuarela." Y agrega con entusiasmo: "Es un lujo, sí, pero es como se debe ver. No es lo mismo verlo online. Por eso creemos que en los libros de arte está el nicho del papel, y siempre lo estará".
un mercado con páginas para mirar
3%Es la porción del mercado que representan los libros de arte
Editoriales especializadas
Blume, Taschen, Phaidon, AH, La Marca Editora; Mansalva
Espacios que editan
Asociación de amigos del MNBA, Mamba, Malba, Centro Cultural Recoleta y Fundación Proa, entre otros
Precios y tiradas
Cuestan entre $200 y $1500, y tiran de 100 a 1000 ejemplares
Isla de edición
El espacio dedicado a las ediciones de arte funcionará desde mañana y hasta el domingo en arteBA. La Fundación SM lanzará allí su Premio de Ilustración con un taller dictado por Isol.
Fuente: lanacion.com
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