Inesperado hallazgo de tumbas colectivas en medio de una remodelación Son 316 esqueletos, ubicados en filas.
Los arqueólogos creen que fueron enterrados tras una mortal epidemia.
En plena tarea. Los científicos encontraron ocho tumbas colectivas en una superficie aproximada de 93 metros cuadrados y hasta cinco cuerpos de profundidad. NEW YORK TIMES |
Detrás de las
góndolas de accesorios para el cabello de la planta baja del
supermercado Monoprix, situado en la esquina de Rue Réaumur y el
Boulevard de Sébastopol, en el segundo distrito de París, hay una puerta
que dice “Solo el personal”. Al introducirse por ese pasadizo, doblar a
la izquierda y bajar una escalera de caracol metálica se llega hasta el
subsuelo. Más allá de unos pallets con botellas de jugo y gaseosas,
habrá que bajar otras gradas más y uno se encontrará con un lúgubre
recuerdo de la historia de París: una tumba multitudinaria, con filas y
filas de esqueletos medievales; son 316 en total.
Los arqueólogos
piensan que este descubrimiento es parte del cementerio de un hospital
medieval llamado Hôpital de la Trinité, que estaba en las cercanías. La
tumba multitudinaria, mucho tiempo bajo tierra, es un recordatorio de
que París, pese a todo su esplendor de la superficie, está aún repleta
de tesoros arqueológicos ocultos, algunos grandiosos y otros
extremadamente horribles.
Sin embargo, para los arqueólogos lo
horrible puede ser bueno. “Cada excavación es un acontecimiento, pero un
cementerio es todavía mejor, porque es tener toda una población a
mano”, dijo Boris Bove, historiador y profesor de la Universidad de
Paris, Paris 8.
Los esqueletos fueron excavados por un equipo del
Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas, o
INRAP, liderado por la antropóloga y arqueóloga Isabelle Abadie.
“Allí
hay bebés, niños, adolescentes, adultos, hombres, mujeres, personas
ancianas”, dijo Abadie en una de las bodegas del INRAP en La Courneuve,
que es un suburbio de las afueras del norte de París, donde están ahora
guardados los restos óseos.
“Fue
una crisis que produjo una mortandad, eso está claro”, agregó mostrando
con un gesto las pilas de cajones que contenían cientos de bolsas de
plástico numeradas, cada una llena de huesos marrones por el paso de los
siglos. Cerca, otros restos óseos cuidadosamente lavados con agua y
cepillo de diente están secándose sobre bandejas de metal.
Abadie y
su equipo desenterraron huesos de ocho tumbas que cubrían una
superficie aproximada de 93 metros cuadrados, a veces de hasta cinco
cuerpos de profundidad. En la fosa principal, había 175 esqueletos
cuidadosamente alineados de la cabeza a los pies. Los que se encontraron
en las otras tumbas, más pequeñas, estaban todos amontonados: señal,
tal vez, del apuro por enterrarlos durante un recrudecimiento epidémico.
Las
pruebas de los ADN patológicos y la datación por carbono podrían tomar
meses, de modo que es demasiado pronto para que Abadie sepa con
seguridad cuándo y cómo los cuerpos fueron enterrados debajo de lo que
hoy es un supermercado. “Puede haber sido la plaga, o la hambruna, o una
cantidad de cosas a estas alturas, pero no hay huellas de trauma, de
manera que no son muertes vinculadas con la guerra o actos de
violencia”, expresó.
Bove, el historiador, dijo que París sufrió
el azote de la plaga, como gran parte del resto de Europa, durante la
gran epidemia de la década de 1340. “No podemos dar un número absoluto,
pero es probable que la ciudad haya perdido un tercio de su población”,
dijo.
Pierre Vallat, vicedirector regional del INRAP, contó que el
Hôpital de la Trinité se construyó fuera de los límites de la ciudad en
los comienzos del siglo XIII y sirvió en diferentes momentos como
refugio para los pobres y los peregrinos, como un lugar de enseñanza
religiosa que montaba obras bíblicas, un centro de enfermedades
infecciosas e incluso una escuela vocacional para niños.
Vallat y
Abadie dijeron que este descubrimiento se trataba del primer hospital
medieval que se excavaba en París. Al poder estudiar los restos de
quienes vivieron en la capital, no en las provincias distantes, se podrá
contar con una información sustancial acerca de la decisiones adoptadas
por el poder y de cómo afectaban a la población.
“La historia de
este hospital, en realidad, es un testigo de toda la historia de
Francia”, expresó Vallat. “Esta es una historia abarcadora, no solo la
historia de los ricos y famosos. Esto no es Versalles”.
El
contenido de muchos cementerios medievales fue trasladado a las
catacumbas de París a fines del siglo XVIII. Si bien algunos restos de
esta necrópolis, en particular, debieron pasarse por alto cuando el
hospital cerró sus puertas en la Revolución Francesa y, en 1812, cuando
finalmente lo desmantelaron y el sitio quedó debajo de las nuevas
construcciones.
A raíz de que París siempre estuvo ocupado desde
la Edad Media, hay pocos lugares que se pueden fácilmente excavar. Las
excavaciones arqueológicas son poco comunes y se inician solamente
cuando los obreros de la construcción se topan accidentalmente con
ruinas o restos, o cuando el INRAP se presenta en el terreno antes de
que empiecen las obras para prevenir posibles daños.
The New York Times y Clarín
Traducción: Cecilia Benitez
Fuente: clarin.com
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