Con dos muestras, uno de los grandes del pop vuelve a exponer su producción de los años del Di Tella
Foto: LA NACIÓN / Victoria Gesualdi / AFV
Por María Elena Polack
Si siempre tiene motivos para reír y hacer reír a los demás, con dos muestras en simultáneo a punto de abrir al público, la felicidad y el humor de Edgardo Giménez se potencian. Artista pop e integrante del mítico Instituto Di Tella, por estas horas ultima los detalles de Hits, una exposición de 40 trabajos, en distintos formatos, que exhibirá desde mañana como un despliegue de grandes éxitos en el Paseo de las Artes del Palacio Duhau. Y siete muebles, un mono y dos conejos, muestra con la que se convertirá en el primer Di Tella en la Di Tella -aunque ya no sea su hogar de la calle Florida al que vuelve, sino a la sede universitaria del Campus Alcorta-. "Es la Semana Giménez", bromea en diálogo con LA NACIÓN sobre la vigencia del pop y su deseo de "estar al lado de la felicidad, lo más cerquita que se pueda".
Si siempre tiene motivos para reír y hacer reír a los demás, con dos muestras en simultáneo a punto de abrir al público, la felicidad y el humor de Edgardo Giménez se potencian. Artista pop e integrante del mítico Instituto Di Tella, por estas horas ultima los detalles de Hits, una exposición de 40 trabajos, en distintos formatos, que exhibirá desde mañana como un despliegue de grandes éxitos en el Paseo de las Artes del Palacio Duhau. Y siete muebles, un mono y dos conejos, muestra con la que se convertirá en el primer Di Tella en la Di Tella -aunque ya no sea su hogar de la calle Florida al que vuelve, sino a la sede universitaria del Campus Alcorta-. "Es la Semana Giménez", bromea en diálogo con LA NACIÓN sobre la vigencia del pop y su deseo de "estar al lado de la felicidad, lo más cerquita que se pueda".
-¿Qué significa ser el primer Di Tella en la Di Tella?
-Es
un honor para mí y me parece que es un honor mutuo. Ellos están muy
contentos con la exposición, que es exclusivamente de muebles y objetos
de los años 60. Es una muestra delicada, musicalizada por Brian Eno. Hay
muebles que tienen luz y otros que no, en sentido literal, porque
tienen un artefacto que ilumina; algunos sirven para guardar cosas, sin
perder la cuestión utilitaria de mueble, pero tienen el plus de obra de
arte.
-¿Se puede comparar esta muestra con su experiencia en los días del Instituto Di Tella?
-No.
Esto es colocar en este presente un fragmento de mi obra. Lo que se
muestra es para mucha gente inédito y para mí también porque yo no puedo
ver toda mi obra, porque he producido mucho y no tengo un espacio
gigantesco para estar en contacto siempre.
-¿Es una muestra más chica que las que se hacían en el Di Tella?
-Sí,
pero me parece una muy buena iniciativa para los que seguimos vivos y
produciendo de esa generación, que produjo un quiebre a nivel cultural
muy importante, ya que podemos mostrar qué estamos haciendo ahora.
-Además
de estas exhibiciones en simultáneo, en Londres habrá una megaexpo de
arte pop en la que habrá obra suya, de Marta Minujín y de otros
artistas.
-Sí, y ahora, en el Walker Art Center de
Minneapolis, hay una muestra en la que la Argentina tiene una presencia
muy importante e itinerará por otros tres museos de Estados Unidos. El
pop sigue estando presente y la muestra se llama El mundo va hacia el pop y no "viene de".
-¿El mundo va hacia el pop?
-Los
grandes ausentes de este momento son el humor y la alegría. Son cosas
que prácticamente no se cultivan y me parece grave porque uno vive muy
poco en el planeta como para estar sufriendo desde que amanece hasta que
se acuesta. El asunto es tratar de que la vida sea grata.
-En ese sentido, ¿cree que el arte pop le da al público la cuota de alegría y de humor que otro tipo de arte no le da?
-El
arte pop no precisa de una preparación previa para captarlo. Es directo
y eso es lo que me parece que acerca a la gente. Yo estoy comprobando
acá [en el Palacio Duhau] que la gente va bajando las escaleras con el
gesto serio y se le empieza a dibujar una sonrisa cuando comienza a ver
la muestra. Eso me parece muy genial. Sospecho bastante del arte cuando
hay que explicarlo. Uno puede no entender algo, te lo explican, y sigue
sin gustarte. Me parece que el arte debe defenderse solo.
-¿La ausencia de humor y alegría es una cuestión argentina?
-No.
La hecatombe es a nivel mundial. Los medios invaden todo el tiempo con
cosas muy complicadas, es por eso que siempre fui un artista que no se
dedicó a expresar la realidad, la violencia, la falta de humor. No hace
falta que un artista señale esas cosas porque están presentes todo el
día, en todos los medios. Yo hago otro juego, porque me parece que la
obligación del artista es mostrar la salida.
-¿Y la salida de la hecatombe sería sonreír más?
-Bueno,
no. La sonrisa tiene que nacer de manera espontánea. Y sería genial que
la sonrisa permaneciera más tiempo, que no fuera efímera, cosa de un
instante.
-¿Siente que el arte pop en vez de irse sigue creciendo?
-Sí,
porque a veces la gente descubre tarde las cosas. Y bienvenido sea que
se den cuenta ahora de este tipo de maravillas. Pensar que en su
momento, el Di Tella tenía las peores críticas, decían que se hacían
cachivaches y después de 50 años tiene un prestigio in crescendo en todo el mundo como la "época de oro del arte argentino"; lo dijo Pierre Restany, no yo.
-¿Pensaba que el arte pop podía ser efímero?
-El mejor juicio y el mejor ordenador es el tiempo, porque pone las cosas en el lugar que corresponde.
-Es la "semana Giménez", falta que diga que ya encontró editor para Carne valiente, su autobiografía
-El
libro está al borde de ocurrir. Hay que cruzar los dedos de las manos y
de los pies. Quiero editarlo yo. Que sea distinto a todos. Será el
primer libro antidepresivo que salga en el mundo del arte porque
cualquiera que sea la página que abras, te salva el día.
-¿Y ahora me va a decir que recuperará la Casa Azul?
En
la Universidad Di Tella hay una confitería en la playa de
estacionamiento y voy a proponerle al rector replicar la casa de Romero
Brest de City Bell allí y que adentro sirvan los tés y los sándwiches
para que el espíritu del Di Tella esté allí. La universidad es
maravillosa, pero le hace falta ese espíritu pop que tenía el Di Tella
en la calle Florida. El Di Tella era imágenes todo el tiempo, era el
reino de la fantasía.
Fuente: lanacion.com
Fuente: lanacion.com
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